Elías Ayub, privatizador
“laureado”
A principios de junio, la Academia de
Ingeniería (AI) de México aceptó como académico
“de honor” al actual director de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE), Alfredo Elías Ayub, servil entreguista de la
Industria Eléctrica nacional. Elías no es más que un
burócrata al servicio de las transnacionales energéticas, a las
cuales ha otorgado millonarias concesiones no solo en generación, sino
también para contratar adquisiciones y servicios que la CFE
debería realizar por administración directa, es decir con recursos
propios. Solo en este mes, la CFE por conducto de Elías entregó al
oligopolio español diversos contratos a través de las empresas
Iberdrola, Fenosa y Abengoa).
Indudablemente que la AI, elitista como
es, jamás reconocería el esfuerzo de cientos, tal vez miles de
técnicos mexicanos que día a día luchan en defensa, no solo
de la ingeniería mexicana (como dijera en su discurso el Ing. Javier
Jiménez Espriú, al aceptar la misma distinción de la AI),
sino para asegurar la soberanía tecnológica del
país.
No teniendo nada mejor qué decir, Elías
presentó como discurso de ingreso una ponencia titulada “Potencial
de la red eléctrica como instrumento de conectividad social”, en
donde plantea la posible explotación de la red eléctrica nacional
como medio de transmisión de información, considerando que cubre
casi la totalidad del país (96% a nivel nacional, en comparación
con el 17.1% que cubre apenas la red telefónica), hecho que, según
él, justificaría buscar su aprovechamiento “para incrementar
la conectividad social del país e impulsar el desarrollo
económico, social y cultural, en especial de regiones y estratos sociales
actualmente no atendidos” (pero eso sí, redituable).
Vale
precisar que apenas en febrero pasado, Fox fue invitado por Elías como
“testigo de honor” a una prueba piloto de la tecnología de
transmisión de voz y datos de Banda Ancha sobre instalaciones
eléctricas, conocida como BPL, por sus siglas en inglés. Fox
llamó vía Internet a sus oficinas Los Pinos desde el poblado de
Jocotitlán, en el Estado de México; utilizando un dispositivo de
telefonía convencional conectado a un dispositivo BPL (módem) que
inyecta la señal -sobre una onda portadora-- al circuito de
alimentación eléctrica (técnica conocida como PLC, por sus
siglas en inglés), que a su vez se enlazó a la red general de
telefonía mediante un canal de banda ancha vía microondas y enlace
satelital.
Como hemos advertido, los “especialistas” de la
privatización (de cualquier área) de la Industria Eléctrica
ya vieron la posibilidad de lucrar con ese medio de transmisión de
información (aún sin regular), considerando que en el esquema de
telecomunicación propuesto por la CFE de Elías, el uso del PLC
aporta apenas un medio de salida a la Banda Ancha a través del cableado
eléctrico y de allí a las redes de distribución y
transmisión de energía eléctrica existentes, por lo que
sería necesario (para ofrecer un servicio comercializable, con un enlace
equivalente a la TV por cable por ejemplo) enlazarse mediante otros servicios
que se encargarían de proporcionar un enlace de Banda Ancha con la red
general de comunicaciones. Por esta razón la mayoría de las
transnacionales que dominan ese ramo (fibra óptica, microondas o incluso
satélite) están pendientes de lo que potencialmente podría
representar un nuevo “nicho de mercado”.
Por supuesto que
Elías Ayub conoce la situación real de la BPL-PLC y por ello
está dispuesto a concesionar parte de la infraestructura de
transmisión y distribución eléctrica, de propiedad nacional
y bajo el control de CFE y Luz y Fuerza del Centro. Por otro lado, las
“regiones y estratos marginales” que sería beneficiarias
“morales” del proyecto, están marginadas en todos sentidos,
es decir carecen también de los recursos para adquirir computadoras y
contratar el servicio de Internet con un proveedor, y en última instancia
hasta para adquirir los equipos necesarios para adaptar la red eléctrica
como canal de comunicación, recursos todos indispensables para tener
acceso a los servicios mencionados de voz y datos. Es decir, no basta con
“poner a su alcance la tecnología”, sino que para ser
realidad, el propio estado tendría que proporcionar gratuitamente dichos
servicios.
Por otro lado, Elías carece de toda ética, ya
que no mencionó ante la Academia que las pruebas reales efectuadas por la
CFE no tienen nada que ver con la visión romántica y
altruista que le imprimió a su discurso, sino que tienen objetivos
vilmente comerciales. Para CFE no nadamás se trata de probar BPL-PLC
interconectando rancherías alejadas, además realiza --con la
“asesoría” de la española Endesa-- al menos otras dos
pruebas piloto en las ciudades de Monterrey y Morelia, con el objetivo de
comprobar sus posibilidades comerciales (vendiéndolo como un servicio
agregado de CFE --cosa que parece imposible dada la enorme inversión que
se requiere--, o bien “asociándose” a las transnacionales de
las telecomunicaciones --concesionándoles la red--).
Lo peor del
asunto es que hasta en el reciente congreso sobre el tema, organizado por el
Comité de Estudios D2 (Sistemas de Información y
Telecomunicaciones) del Cigré (Consejo Internacional de Grandes Sistemas
Eléctricos), efectuado en la ciudad de Cuernavaca, México, con el
patrocinio (entre otros) de la CFE para promocionar el uso BPL-PLC, se
presentaron al menos tres experiencias fallidas, a nivel internacional:
Brasil (la Red Electronet de Fibra Óptica, concesionada a la
transnacional AES y a la energética brasileña Electrobrás);
Sudáfrica (una proyecto comercializado por ESCOM y copatrocinado
por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, ITU, el mercado
común de África del sureste, COMESA; y la Nueva Alianza para el
Desarrollo de África NEPAD); y Japón (en dónde las
empresas TEPCO y KEPCO descartaron el uso de BPL-PLC y optaron por la
instalación de una enorme red de Fibra Óptica).
No cabe
duda que la AI perdió hace rato el rumbo, con varios de sus más
eminentes miembros vergonzosamente asociados al zedillismo (y desde antes al
salinismo), como el recientemente fallecido exdirector de CFE, Fernando Hiriart
Balderrama, quién promovió nadamenos que las reformas a la ley de
servicio público de electricidad, o Alberto Escofet Artigas, privatizador
confeso quien también dirigió dicho organismo, y Rogelio Gasca
Neri quien, luego de su abrupta salida por “oponerse” tibiamente a
la privatización de CFE, terminó firmando desplegados en favor de
la iniciativa foxista.