Lo peor del asunto es que tal “deformación contable”
sobre los costos reales de producción de energía eléctrica
se traduce en un injusto esquema tarifario, en el cual los consumidores
industriales, comerciales y domésticos pagan según su consumo
(mientras los usuarios calificados como “mayores” o “clientes
de alto consumo” pagan cada vez menos, los consumidores... ¿menores?
absorben todos los ajustes a la alza).
Nada menos a partir del 22 de enero pasado entraron en vigor las nuevas
tarifas que según Fox representan la disminución de un 4% a los
usuarios “mayores” conforme a la reducción en el
combustóleo que Pemex vende a CFE. En cambio, a los usuarios
domésticos solamente nos toca “coadyuvar al control de la
inflación”.
El pasado martes 1º de febrero,
desde la escuela primaria Coronel Filiberto Gómez ubicada en el poblado
de Jocotitlán, Estado de México, Vicente Fox Quesada
realizó “la primera llamada telefónica pública en la
historia de México a través de la tecnología PLC”
(Power Line Communications), la cual permite la transmisión de voz, datos
y video a través de los cables de las redes eléctricas de media y
baja tensión.
El hecho, que causó gran alboroto entre los
apologistas del gobierno (como se hizo en aquel otro fallido caso del proyecto
e-méxico, según el cuál, a estas alturas, ya todos
deberíamos tener “interné” en casa) reveló, sin
embargo, el grado de dependencia sobre tecnología chatarra en que ha
caído nuestro país.
CFE hasta anunció su
intención de “arrendar su infraestructura” a empresas
proveedoras de telefonía e Internet pensando en “vender su cartera
de clientes” compuesta por al menos 20 millones de hogares a los que
suministra electricidad.
Sin embargo, la tecnología PLC no ofrece
una conexión de banda ancha por sí misma, solamente proporciona un
medio (el cableado eléctrico doméstico) para interconectar (entre
sí y para “salir” a la red pública) algunos aparatos
dentro del hogar, mediante un módem que simplemente se
“enchufa” a cualquier tomacorriente o contacto eléctrico
(como de por sí requiere cualquier aparato eléctrico).
Luego, a partir de una red (esa sí de banda ancha: fibra
óptica, microondas, etc.) que se instalaría aparte (con otro
proveedor que no sería CFE), se obtendría el acceso a la red de
comunicaciones o datos.
No hay pues una infraestructura real, propiedad
de CFE que pueda utilizarse en dicho esquema de comunicación, como no sea
el propio alambrado eléctrico (al interior del domicilio de los
particulares) y la postería de las líneas de distribución,
sobre los cuales habrían de instalarse los módems y una nueva red
de banda ancha, cuyo costo tendrían que absorber los potenciales usuarios
del servicio (no estaría incluido en el servicio que ofrece CFE,
pues).
Se habla de empresas interesadas en el proyecto (como IUSA, y
detrás de ésta MCI y AT&T), sin embargo, para éstas PLC
es solo una oportunidad más para ampliar su guerra comercial contra el
emporio telefónico de Carlos Slim (presionar para obtener concesiones de
la secretaría de comunicaciones, en frecuencias que aún no
están asignadas).
PLC no es, por otra parte, ninguna novedad. En
Europa y Asia se ha experimentado bastante, sin poder subsanar las serias
dificultades técnicas que aún presenta (interferencias con equipos
de radio y baja calidad del servicio). Quien está detrás del
engaño es la transnacional
Endesa que comercializa en
España (Barcelona, Sevilla y Zaragoza) un servicio similar a
través de su filial
Endesa Net Factory, con pobres resultados. Sin
embargo, CFE firmó en 2004 un convenio con
Endesa para la
explotación comercial en México del PLC, a pesar de no existir
normas aplicables en nuestro país. Se trata pues de un nuevo golpe de
mano de los españoles. Para entender los intereses económicos
detrás de esta maniobra, basta que recordar que la empresa
Telefónica (basada también en España) es la
principal enemiga comercial de Telmex en América Latina.
En su
imaginación Fox creyó ser el descubridor de un nuevo uso social de
las “líneas de la luz”, con servicio de telefonía e
Internet para las comunidades marginadas, cumpliendo así alguna clase de
objetivo social. Nada de eso, cuando madure PLC será una
tecnología más al servicio del capital o no será. Para
desarrollar tecnología nacional, con objetivo social, se
requeriría de un gobierno con vocación social, pero ese no es ni
será jamás el de Vicente Fox.
Controversia sobre permisos de generación eléctrica privada
J.L. Apodaca
Por
mínima diferencia de un voto, la Suprema Corte de Justicia (SCJN)
resolvió en favor del Presidente Vicente Fox la controversia sobre
permisos de generación de energía eléctrica, para empresas
privadas extranjeras. Determinó que la Auditoría Superior de la
Federación (ASF) no tiene facultades para pronunciarse sobre la
constitucionalidad de los procedimientos que ha seguido el Gobierno Federal para
otorgar estos permisos.
Pero es importante señalar que cinco
ministros defendieron las facultades de la ASF, ya que en sus oficios solamente
hicieron meras recomendaciones, no órdenes, por lo que no causaron
perjuicio al ejecutivo. También cabría puntualizar que los
ministros en ningún momento analizaron si el esquema de otorgar permisos
a productores privados de energía viola el Artículo 27 de la
Constitución, pues ése no era el tema.
La terca realidad
se ha encargado de dar la razón a la ASF, porque la política de
otorgar permisos de generación privada sin estar fundados ni motivados,
ha derivado en varias situaciones críticas:
Se descuidó la
política de diversificar energéticos primarios, y se ha creado un
crecimiento explosivo de la demanda de gas natural, y también de su
precio, porque para abastecer las plantas privadas se importa una quinta parte
del consumo nacional de este energético primario.
Actualmente la
capacidad de reserva de generación supera el 45%, lo que ha encarecido
los costos de inversión, y además se están llevando al paro
forzoso unidades generadoras de CFE -que ante un precio tan alto del gas
natural, y estar completamente amortizadas- compiten en sus costos con los
ciclos combinados de los productores extranjeros.
La CFE cuenta con
capacidad de inversión para financiar sus proyectos de ampliación
de generación, puesto que como lo afirmó la ASF, durante el
período 1992 - 2002 la inversión efectuada por la entidad
fiscalizada por 134.7 miles de millones de pesos (MMP) pudo haber sido cubierta
con la suma de la utilidad neta (31.4 MMP) y la depreciación (112.4
MMP).
Monterrey N.L. 13 de abril de 2005.