Volumen 5, Número 61, abril 25 de 2005

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Exorbitante aumento en el precio del gas natural en Monterrey


Sener defiende a gaseras
transnacionales



El secretario de energía de Fox, Fernando Elizondo, dice que “la Compañía Gas Natural está actuando en los términos de la concesión... la causa de raíz es que tenemos gas caro porque no tenemos gas producido en México”. El Estado “carece de facultades” para regular a los concesionarios. Autoridades estatales y representantes de partidos políticos, rebasados, "prometen" demandar la aplicación de tarifas más bajas, la cancelación de la concesión otorgada a la empresa española y "que regrese al patrimonio de la nación el manejo de ese energético".


La CRE NO sabe explicarse

También Dionisio Pérez Jácome, Presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), entidad responsable de otorgar las inconstitucionales concesiones en materia de generación eléctrica y gas natural, al intentar explicar el reciente estallido en los precios del energético, terminó enredándose en un lenguaje cantinflesco para eludir su responsabilidad.

Dionisio “explicó” que el precio sí depende del mercado, pero también de la infraestructura de la red, pero que no depende de la zona geográfica, pero sí de los planes de cada distribuidora y que éstas, a su vez, consideran factores como el tamaño de la red, los programas de inversión, operación y mantenimiento de esta y hasta de la composición de los títulos usuarios; pero no son discriminatorias, “porque son revisadas minuciosamente por la CRE antes de aprobar cualquier cambio”.

Esto por supuesto, no es cierto. Las gaseras hacen simplemente lo que se les da la gana, con la complacencia de la CRE, la secretaría de Energía (Sener) y la secretaría de Hacienda (SHCP). Lo bueno, para ellos, es que la mayoría de los usuarios ni siquiera saben quién es el responsable del desorden energético que vive el país.

El Calvario de los consumidores regiomontanos

En plena Semana Santa, las calles de Monterrey, las oficinas de Gas Natural y hasta la Cámara de Diputados de la ciudad de México fueron escenario de las protestas en rechazo a las alzas desmedidas (hasta de un 160%) en el gas doméstico que unilateralmente aplicó la empresa española Gas Natural de México en la Ciudad de Monterrey, Nuevo León.

"Trabajamos para nuestros hijos, para nuestras familias, nos negamos a trabajar para Gas Natural de México y para la secretaría de hacienda" expresaron los voceros del movimiento. Por su parte, el gobernador de la entidad, Natividad González Parás, trató tibiamente de negociar con la empresa española y el secretario de energía, encontrándose con que nada puede hacer por ser materia no regulada por ninguna autoridad.

Ante el abuso, entre los usuarios se planteó claramente la propuesta de llevar a cabo una huelga de pagos.

Las oficialistas centrales obreras CROC y CTM iniciaron, por su cuenta, el reparto gratuito de miles de tanques de gas licuado de petróleo (LP) a sus afiliados y a la población en general para que abandonen el gas natural y empleen gas LP, cuyo abasto es suficiente y oportuno, y en nuestro país tiene un menor precio. Al mismo tiempo, encabezaron una campaña de “revisión de tarifas”, para lo cual entregaron miles de recibos a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Esta última tuvo que reconocerse impotente para resolver el problema, ya que sus facultades en este caso sólo le permiten emitir recomendaciones, por tratarse de concesiones no reguladas desde su ámbito.

El problema no solamente afecta a miles de consumidores domésticos sino, además, a cientos de pequeñas empresas que convirtieron su proceso productivo a gas natural, ante la promesa de obtener un suministro suficiente, oportuno y más barato. El hecho es que miles de consumidores regiomontanos emplearon sus días feriados para movilizarse y exigir la revisión de tarifas, amenazando incluso con radicalizar la protesta.

El problema se extenderá por las principales ciudades del país

a poco se generalizan los problemas con los concesionarios de gas natural. La Ciudad de México tuvo durante el año pasado graves problemas por fugas en las redes privadas de dicho energético, a tal punto que obligaron a solicitar la revisión de tales concesiones ante la CRE. Dicho organismo aplicó ridículas multas, ante su incapacidad para demostrar que los concesionarios habían cumplido con todos los requisitos necesarios para construir una red segura de distribución del gas en la ciudad.

En Guadalajara, la empresa belga Tractebel ha sido acusada de lo mismo, impidiéndosele incluso el tendido de redes subterráneas, en tanto no entregue los planos y documentación respectivos. Sin embargo, el problema central es, como en el caso de la Ciudad de México, el exceso de atribuciones de la CRE y la falta de supervisión de ésta para constatar que dichas empresas tramitaron ante los órganos de gobierno locales todas las autorizaciones correspondientes. Éstos, a su vez, carecen del personal y la experiencia para supervisar un servicio que a todas luces no puede estar en manos de particulares.

Queda aún por verse en qué momento las demás concesionarias, unas 21 instaladas en el país, intentarán aplicar alzas equivalentes a las que realizó Gas Natural en Monterrey, con lo cual estaríamos ante un conflicto de mayor alcance.

Cabe recordar, que la estrategia de la Sener para privatizar el transporte y distribución de gas natural comenzó con el asunto de la generación eléctrica, y de allí se pasó a la comercialización de “excedentes” de gas natural para el consumo doméstico. Se trataba de hacer negocios aprovechando la misma infraestructura de distribución requerida para las plantas generadoras privadas.

El asunto es que las variaciones constantes en las tarifas de gas natural, que afectan actualmente a alrededor de 1.5 millones en usuarios, impacta también las tarifas eléctricas de más de 25 millones de usuarios, por tratarse de un mismo combustible primario.

Un negocio redondo para las trasnacionales

Para abrir la generación eléctrica a los Productores Independientes de Electricidad (figura de inversión privada en generación), la sener toleró que la expansión se realizara solamente mediante plantas de ciclo combinado, que funcionan a base de gas natural y que tienen los costos más bajos de inversión y de recuperación de ésta.

Sin embargo el precio del gas natural, además de variar constantemente, se ha triplicado los últimos tres años. Tanto, que la propia Comisión Federal de Electricidad (CFE) se ha embarcado, a instancias de las trasnacionales, en la instalación en territorio nacional de terminales regasificadoras de gas natural licuado (GNL) que sería traído por buque desde el extranjero.

Es decir, lejos de aprovechar las posibilidades del uso de combustibles nacionales más económicos (como el carbón y el combustóleo), la CFE prefiere depender del capital privado. CFE promueve actualmente la instalación de tres terminales de GNL: Altamira en Tamaulipas; Ensenada, Baja California (en la Costa Azul) y una tercera, que probablemente será instalada en Manzanillo, Colima.

Estas concesiones contemplan la posibilidad de "revender" el gas en el mercado norteamericano. Por esta razón, altos funcionarios de Australia y Rusia visitaron el pasado mes nuestro país para promover la venta, mediante contratos de largo plazo, de grandes volúmenes de gas natural licuado (GNL) que sería regasificado en esas terminales, tanto para el suministro de las plantas de CFE como para revenderlo a Estados Unidos.

Estamos ante hechos que desmienten argumentos oficiales empleados para justificar la inversión privada en el sector energético. En materia eléctrica hay en este momento excedentes de generación: más del 40% de la capacidad está en reserva, considerando la reducción de la demanda registrada en los últimos años. Sin embargo se siguen licitando nuevas plantas de gas natural, e incluso se convierten otras existentes (de CFE) también a gas natural, a sabiendas de que ello profundizará la crisis.

Argumentos falaces, desmentidos por los propios privatizadores

México compra en el exterior al menos la cuarta parte del gas natural que consume. Ante esto, en entrevistas sucesivas con los periódicos Milenio y El Universal, el propio subsecretario de electricidad José Acevedo reconoció que "cuando se tomó la decisión de que se utilizaran centrales eléctricas con la tecnología de ciclo combinado, dada su alta eficiencia y bajo costo de generación, no se tomaron en cuenta otros factores que no fuera el económico, ahora la decisión de seguir o no con este tipo de proyectos tendrá que tomar en cuenta otras consideraciones, no sólo las económicas... el gobierno federal va a tener que redefinir su política de energéticos porque en México no hay suficiente gas natural y aunque se pudiera aprovechar el potencial de la Cuenca de Burgos, se continuará importando el energético".

Eduardo Andrade, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eléctrica, reconoció que incluso el bloque económico creado con el Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCAN) es deficitario en gas y que su viabilidad dependerá de las decisiones que se adopten, una de ellas, dijo, sería "reducir la dependencia creciente al gas natural para las plantas de ciclo combinado y comenzar a pensar más en la utilización de otras fuentes como es el carbón o las hidroeléctricas".

Esto obviamente, en su lenguaje empresarial, implicaría que se les debería obsequiar más concesiones para paliar una crisis que ellos mismos han provocando.

Se pretende redefinir conceptos como soberanía y seguridad nacional

La perversión de esta "política energética" es más clara en boca de Carlos A. Atallah, presidente de Chevron Texaco de México, quien en entrevista para el periódico El Financiero aseguró que para aliviar la dependencia de México, es necesario favorecer la instalación de más terminales de procesamiento de GNL, "no debe perderse de vista el momento histórico que vive el país, que le permitiría, de una vez, divorciase de la dependencia de Estados Unidos para el abastecimiento de un recurso crítico para el desarrollo sustentable. En ese contexto, poder abastecerse directamente de un país productor, en vez de hacerlo de un importador, trae beneficios incalculables para la seguridad nacional y la soberanía de México".

Indudablemente este individuo pretende ignorar los impactos del autoatentado del 11 de septiembre (por el que Bush justificaría la guerra por petróleo). La integración energética de Norteamérica (Canadá-EU/México) implica que EU sea quien maneje, desde lo que considera su "patio trasero", los recursos energéticos del bloque. Esas terminales, que terminarán de ser instaladas en el norte del país entre 2007 y 2008, serán efectivamente un asunto de seguridad nacional... pero de Estados Unidos.

Las negociaciones realizadas con Australia y Rusia por el procónsul de EU en México, Vicente Fox, o más recientemente las que éste fue a realizar en Argelia, así lo demuestran. En todos los casos la compra de gas natural que se procesaría en las terminales instaladas en México abastecería a plantas generadoras privadas (también instaladas en México) para su venta en Estados Unidos y los “excedentes” (tanto electricidad como gas) serían destinados a aquél país.

Un punto donde todas las luchas confluyen

La problemática de los usuarios de gas natural está evidentemente relacionada con la de los usuarios de electricidad, lo cual es evidente por tratarse de servicios energéticos complementarios. Sin embargo el foxismo pretende desligar ambos problemas; trata, en ambos casos, de convencer a los usuarios de que se trata de “mercados independientes”, cuyos precios se determinan según la oferta y la demanda (aunque existe evidencia de que se manipulan por las grandes empresas transnacionales).

Visto con mayor detalle, la lucha de los usuarios corresponde puntualmente con la que sostienen los trabajadores no solo por mantener su fuente de trabajo, sino por impedir que se entreguen al capital extranjero recursos y servicios estratégicos para el desarrollo de los mexicanos.

La cuestión de la soberanía está también implícita. No hay razón, entonces, para mantener diversos movimientos sociales y menos aún para librar aisladamente la lucha. Es la hora de integrar un solo movimiento bajo un mismo programa.


¡Por un esquema tarifario equitativo
en gas natural para uso doméstico
y electricidad!

¡Cancelación de todas las concesiones
en materia de gas natural y
generación eléctrica!

¡Desaparición de la CRE!

La credibilidad del gobierno está por los suelos pero sigue desnacionalizando
impunemente con apoyo del charrismo sindical.

¡Abajo Fox y su gobierno proyanki!
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