El país debe seguir las líneas trazadas por el Banco Mundial, ha dicho el Fox. Pero, los trabajadores decimos lo contrario. Para Fox, sus objetivos son dar paso "a la inversión privada en todo lo que tiene que ver con la generación de energía". Abrir el sector eléctrico a la inversión privada "es el camino", alardea Fox. No nada más, también hay que abrir PEMEX a los inversionistas privados, ha insistido con énfasis en diversos foros internacionales.
¿Qué compromisos se han adquirido en materia energética con los Estados Unidos? Oficialmente nadie sabe, salvo Fox y sus allegados. Sin embargo, hay una enorme coincidencia entre los dictados del Banco Mundial (BM) y las acciones que sigue el gobierno para la privatización del petróleo, electricidad y gas.
En el estudio del BM titulado Una agenda integral de desarrollo para la nueva era, el Banco propone para México entre otras cuestiones, liberar el sector de la energía. Destaca la necesidad de reorganizar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en tres áreas: generación, transmisión y distribución, un esquema parecido al seguido actualmente por Pemex "reorganizado" en organismos subsidiarios. Se propone la participación privada para duplicar la capacidad eléctrica instalada, además, señala que PEMEX debe dejar de realizar las actividades (monopólicas, dice el Banco) que ahora tiene encomendadas constitucionalmente para abrirse en las actividades que llama secundarias, incluida la refinación.
También son coincidentes con el foxismo las acciones que sigue el gobierno norteamericano al respecto. En el Programa Nacional de Política Energética, anunciado recientemente por Bush, presidente norteamericano, las reservas mexicanas de petróleo y gas están consideradas con gran atingencia. El Plan Cheney anunció ya grandes inversiones en el sector energético. En esencia el Plan se refiere a aumentar la producción de energía en las próximas dos décadas a partir de la argumentación de Bush, quién preve, "altos precios de gasolina y electricidad, precios descontrolados para el gas natural, grandes apagones desde California hasta Nueva York"
De inmediato se están dando pasos en la dirección de la política energética imperialista. Tal es el anuncio de que El Paso Energy Corporation, la empresa más grande del mundo en la industria del gas natural, ha decidido invertir en una gran planta de regasificación en Ensenada para abastecer a las plantas termoeléctricas instaladas en Baja California que abastezcan, a su vez, a California. También se pretende instalar otra planta de gas natural en Altamira y la instalación de gasoductos en Monterrey para surtir a Texas. Estas propuestas se harían completamente al margen de Pemex. Como ya ocurre con la industria eléctrica, las acciones del foxismo están orientadas a la creación, también, de una industria petrolera paralela en un plan de privatización simulada, al margen y en contra de la propia Constitución política del país.
El plan energético de Bush es muy claro al señalar que se propone mayor producción y cooperación con México en la materia, a fin de mejorar la "seguridad energética" de los Estados Unidos. Para ello, anunció Bush que su gobierno "animará" las inversiones privadas en el sector energético mexicano.
Ese plan, preparado por un grupo que encabeza Cheney, indica que "México es una de las fuentes principales y confiables del petróleo importado, y su base de reservas relativamente grande, aproximadamente 25% más grande que nuestras propias reservas comprobadas, lo hace una fuente probable de producción petrolera incrementada durante la próxima década"
En frecuencia con lo anterior, la actual dirección privatizadora de Pemex prepara las condiciones para incrementar la plataforma de producción. Esa elevación, que rebasa las necesidades internas, será seguramente para aumentar los volúmenes de exportación de petróleo crudo hacia los Estados Unidos. Esas pretensiones están basadas, seguramente, en las recomendaciones de los empresarios que unilateralmente designó Fox para formar parte del reciente Consejo Consultivo integrado al Consejo de Administración de la paraestatal.
"Inversiones con base en el mercado", así le llaman los yankis al atraco. Siguiendo el mismo discurso de Fox, explican que "debido a que México busca atraer inversiones extranjeras adicionales congruentes con su Constitución, la cual retiene los derechos de exploración y producción para el gobierno mexicano, Estados Unidos debería fomentar que el sector privado estadounidense considere inversiones con base en el mercado"
La argumentación norteamericana, que Fox repite constantemente sugiriendo que no habrá privatización de Pemex ni de CFE, sino únicamente apertura total a la inversión privada, constituye un discurso falso. La Constitución del país es muy clara, pero Fox y Bush fingen que ignoran lo allí establecido manipulando el texto constitucional.
La Carta Magna del país indica, tanto en el caso de los hidrocarburos como de la electricidad, que corresponde a la Nación el dominio sobre éstas áreas, mismas que constituyen áreas estratégicas reservadas al Estado de manera exclusiva. Además, se indica que, en la materia, "No se otorgarán concesiones ni contratos". ¡Los derechos no son del gobierno sino del Estado mexicano. Las inversiones que promueven Bush y Fox son "incongruentes" con la Constitución. Por otra parte, el derecho de la Nación corresponde al pueblo no al gobierno en turno. La propia constitución señala que la soberanía de la Nación reside precisamente en el pueblo y en nadie más, mismo que tiene el derecho a cambiar de gobierno.
La soberanía nacional no es asunto de negocios, los recursos naturales energéticos de México no son una simple mercancía. Lo ha dicho el Frente de Trabajadores de la Energía (FTE): ¡México es una Nación no es un pozo de petróleo!
El programa energético norteamericano, que tiende imponerse en México como el programa oficial en la materia, preconiza la alianza energética hemisférica mediante una supuesta mayor armonización entre Estados Unidos, México y Canadá e incluye a otros productores latinoamericanos como Venezuela y Ecuador. Ese plan propone, en pocas palabras, apoderarse de las reservas energéticas de México y de América Latina. No son únicamente cuestiones de "mercado", se trata de una inaceptable política anexionista.
El FTE rechaza la subordinación del gobierno mexicano a la política energética norteamericana. Proponemos que se suspendan esos "acuerdos" de Fox con el imperialismo, mismos que reiteradamente niega tanto Fox como su canciller Castañeda. Esos compromisos se han venido impulsando al Margen del Congreso de la Unión. Exigimos de los legisladores mexicanos que intervengan, haciendo uso de las facultades que ostentan, e impidan que sigan adelante tales planes.
Los trabajadores de la energía de México hemos elaborado propuestas alternativas en materia de hidrocarburos y de electricidad, preservando la soberanía e independencia nacional.
Lo que México requiere es una Política Energética Independiente, expresada en un Programa de Energía que incluya el Plan Nacional de Hidrocarburos y el Plan Eléctrico Nacional elaborados y concretados precisamente por quienes hacemos posible el funcionamiento de las industria energéticas nacionalizadas: los trabajadores, técnicos, ingenieros e investigadores petroleros, electricistas y nucleares.