2005 es el 400 aniversario de la
publicación de Don Quijote de la Mancha, libro escrito por Miguel de
Cervantes Saavedra. Cumbre de las letras españolas, El Quijote ha pasado
a ser patrimonio de la humanidad. Academias, gobiernos, universidades,
intelectuales y artistas celebrarán el acontecimiento en múltiples
formas. Los trabajadores de la energía de México realizaremos el
evento “El Quijote y los Trabajadores”. Para el conocimiento de
todos los compañeros estudiaremos las letras, la plástica y la
poesía quijotescas. El siguiente es un texto escrito por el maestro
cubano Lisandro Otero, publicado en Rebelión y tomado de La Jiribilla
(www.lajiribilla.cu).
Don Quijote en América
Lisandro Otero •
Rebelión
El pasado
domingo 16 de enero se cumplieron exactamente 400 años de la primera
edición de la primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha. Es una fecha sobresaliente que marca el inicio de la novela moderna y la
entrada en lozanía de un idioma que se había estructurado
lentamente a lo largo de los tiempos anteriores. Era el alba de la
formación de un imperio.La llegada
del libro a nuestro continente se conoce con exactitud gracias al Archivo de
Indias. En el galeón "Espíritu Santo" se enviaron en 1605 a
México, a Clemente de Valdés vía San Juan de Ulúa,
262 ejemplares de un libro impreso en Madrid por Juan de la Cuesta, de un tal
Miguel de Cervantes. Se remitieron tres ejemplares a Cartagena de Indias a Juan
de Zaragoza y un segundo embarque, también a Cartagena, de cien
ejemplares para Antonio de Toro. Pero esos no fueron los únicos
ejemplares que llegaron porque muchos de los viajeros que venían en esa
flota leían el libro en sus camarotes, tal como atestiguaron los
revisores de la aduana de Veracruz que subieron a bordo tan pronto anclaron los
buques.Era usual que los inquisidores
subieran a bordo de los barcos a investigar la existencia de literatura
prohibida y se solía interrogar a los viajeros al respecto. Por ello ha
llegado a saberse que en el galeón "Nuestra Señora de los
Remedios" el sevillano Juan Ruiz de Gallardo, de 26 años de edad,
admitió que se había distraído a bordo leyendo el Quijote.
Y en el "San Cristóbal", otro sevillano, Alonso López de Arze, de
25 años, admitió que traía en su equipaje un ejemplar de la
novela de Cervantes.Los galeones que
cruzaban el Atlántico solían estacionarse en Cartagena y de
ahí surcaban hacia Portobelo, donde descargaban su mercancía que
en recuas de mulos atravesaba el istmo y la entregaban en Panamá. Por
flota de cabotaje eran llevadas entonces a Lima. En marzo de 1605 un librero de
Alcalá de Henares, Juan de Sarriá, condujo a Sevilla, a lomo de
burros, sesenta y un bultos de mercancías en las cuales venían
cuarenta ejemplares de El Quijote. Esa carga venía destinada a Miguel
Méndez, en el Virreinato del Perú. En el tramo entre Portobelo y
Panamá la lluvia caló la carga y fue necesario deshacer el
empaquetado y desechar noventa libros destruidos por efectos del agua, pero
solamente uno era del Quijote así que 39 copias llegaron exitosamente,
más tarde, a Lima. Pero, según las Tradiciones Peruanas de Ricardo
Palma el primer ejemplar del Quijote que llegó a Lima fue el del conde de
Monterrey, Virrey del Perú, y procedía de Acapulco. O sea, que
había atravesado sin obstáculos el Virreinato de la Nueva
España, del Golfo al Pacífico. Todo ello ha venido a saberse
gracias a los esfuerzos investigativos de Irving Leonard, quien en su obra "Los
libros del conquistador" realizó un cuidadoso rastreo de los primeros
libros que iluminaron a
América.Recordemos que en aquellos
tiempos estaba de moda la literatura caballeresca con libros que tenían
nombres tan sonoros como Sergas de Esplandián, Philesbian de Candaria,
Clarián de Landanis, Cirongilio de Tracia o Florisel de Niquea. El
Quijote venía a quebrar aquél mundo ideal de honores ultrajados y
reparación de dignidades, de aventuras ingenuas y pundonor acrisolado con
un toque de realismo, con un aterrizaje crudo que alteraba los arquetipos de
nobleza convencionales. Cervantes nos
habló de gente de aldea, de sabiduría popular y de un pobre loco
consumido por su obsesión, Don Quijote, un delirante enajenado que no
logra situarse dentro del contexto social en que reside, desafía su
entorno y es derrotado. Pretende alcanzar un inexistente orbe armónico y
se frustra en su empeño. Es un idealista abrumado por su nobleza de
espíritu. Rechaza el absurdo de una sociedad donde los cuerdos pasan por
orates. Espíritu similar es el que animó a los libertadores
americanos de Bolívar a Hidalgo y Louverture, de Martí a Artigas y
San Martín y O´Higgins,A casi
cuatro siglos de la desaparición del escritor se le reconoce haber
profundizado en el conocimiento de la idiosincrasia humana y habernos legado un
testimonio artísticamente esplendente de la época en que
vivió. Fuente: www.lajiribilla.cu
El Quijote y
Sancho Panza, de Pablo Picasso
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