Volumen 5, Número 58, Enero 31 de 2005

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EL SECUESTRO DE RODRIGO GRANDA:
IMPEDIR LA DESTRUCCIóN DE
LA INTEGRACIóN LATINOAMERICANA




Estimados coleg@s y compañer@s participantes en el Encuentro Mundial de Intelectuales y el Segundo Congreso Bolivariano de los Pueblos, Caracas, diciembre del 2004, el grupo de las personas abajo firmantes expresamos nuestra preocupación por el secuestro de Rodrigo Granda y los invitamos a expresarse públicamente contra los autores del crimen y su objetivo estratégico: la destrucción del proceso bolivariano de integración latinoamericana.



El secuestro de Rodrigo Granda:
Impedir la destrucción de la integración latinoamericana



El secuestro del dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Granda, el 13 de diciembre, en Caracas, coloca nuevamente sobre el tapete de la opinión pública internacional un conjunto de problemas que surgen del conflicto interno que por más de cuarenta años ha desgarrado a la República de Colombia. Con frecuencia ese conflicto se enlaza con la situación internacional donde concurren intereses geopolíticos que se entrecruzan con los roles de las oligarquías nacionales tuteladas por las políticas imperialistas.

Este es un caso concreto. Se trata de una operación planificada y dirigida por los organismos de seguridad colombianos, cuyo antecedente más inmediato ha sido la captura y entrega de Simón Trinidad en Quito, Ecuador, para su posterior deportación a las autoridades estadounidenses. Igualmente, la incursión de agentes de seguridad colombianos en territorio venezolano, so pretexto de realizar “una operación antidrogas”, en evidente violación de la soberanía venezolana. Estos agentes fueron capturados recientemente en la ciudad de Maracay en compañía de tres oficiales venezolanos. Estos últimos se encuentran sometidos a un proceso militar en Venezuela. En cuanto a la violación de la soberanía venezolana, el presidente Hugo Chávez ha sido categórico: “Si la policía de Colombia violó una vez más la soberanía nacional, por supuesto que eso va a tener repercusión en las relaciones bilaterales.”

Como ya ha sido establecido por el gobierno venezolano, Rodrigo Granda fue secuestrado el día 13 de diciembre en Caracas, conducido a la ciudad fronteriza de Cúcuta y entregado a la policía de Colombia. Distintas personalidades colombianas se han hecho eco de una versión según la cual, Granda habría sido capturado en la mencionada ciudad de Cúcuta. Sin embargo, los hechos ya establecidos en las investigaciones venezolanas, desmienten tal afirmación. Pero, además, Granda se desplazaba con un pasaporte expedido por las autoridades colombianas, con múltiples sellos de entrada y salida de Colombia y de otros países, incluido Venezuela, lo cual hace presumir que, pudiendo detenerlo en Colombia, se preparó todo para hacerlo en Venezuela.

Con toda la gravedad que encarnan estos hechos, lo más importante para nuestros pueblos, es iluminar el oscuro trasfondo en el cual se engendran estas acciones criminales. Del lado de la oligarquía colombiana y sus aparatos ejecutivos, alineados con los sectores monroeistas de EE.UU., hay un manifiesto interés en atizar conflictos entre Venezuela y Colombia, arrastrando a ambos países hacia un enfrentamiento que destruiría toda posibilidad de avanzar en el proceso de integración que con grandes esfuerzos vienen realizando las fuerzas bolivarianas del continente.

¿Cuál sería el objetivo final de estas políticas? Habiendo sido derrotados en todos los intentos golpistas para derrocar al gobierno democrático y revolucionario del presidente Hugo Chávez, tanto a través de golpes militares como del sabotaje económico, al igual que en el terreno electoral, ahora buscan frenar este proceso mediante acciones emprendidas desde el exterior que, de no ser detenidas, podrían provocar crecientes conflictos entre Venezuela y el vecino país. El medio utilizado es inocultable: arrastrar y mezclar a Venezuela en el conflicto interno colombiano. Los objetivos políticos perseguidos son: impedir la única solución posible al conflicto colombiano que es la negociación entre las partes enfrentadas y, al mismo tiempo, frenar e impedir el éxito que vienen alcanzando las políticas de integración que están avanzando en América Latina después de muchos años de fracasos.

Ante este preocupante panorama se hace imperativo que quienes participaron en el “Encuentro Mundial de Intelectuales” y el “Segundo Congreso Bolivariano de los Pueblos”, en Caracas, en diciembre del 2004, así como las mujeres y hombres de buena voluntad del mundo se pronuncien en contra de estas maniobras, cuyas consecuencias finales nadie puede prever pero que, con toda seguridad, de tener éxito, solo significarían mayores penalidades para nuestros pueblos.

Firman:

Heinz Dieterich, Unión Latinoamericana por la Democracia Participativa (ULDP), México.
Lisandro Otero, Premio Nacional de Literatura de Cuba, director de la Academia Cubana de la Lengua.
Belén Gopegui, escritora, España.
Pablo Guayasamín, presidente de la Fundación Guayasamín, Ecuador.
James D. Cockcroft, científico social, Estados Unidos.
Liliana López Foresi, Consejo de Presidencia de la APDH de Buenos Aires; periodista, Argentina.
Vicente Feliú Miranda, Canto de Todos, Cuba.
Milagros Rivera, dirigente del Frente Socialista y del Comité de Solidaridad con Cuba, Puerto Rico.
Edgar Ponce, secretario ejecutivo de los Trabajadores Eléctricos de Enlace, Ecuador.
Raimundo Franco, Dr. en Ciencias Físico-Matemáticas, Cuba.
Juan Ramón Guzmán, poeta, Venezuela.
Julio Díaz Díaz, secretario de Organización, Partido Comunista de los Pueblos de España.

y muchas firmas más

Fuente: www.lajiribilla.cu
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