Nos falta organización social y política para ser libres
La Nación traicionada
El Foxismo violenta la legalidad y promueve el crimen organizado.
Fox entrega funciones constitucionales y territorio a transnacionales.
Los mexicanos nos negamos a ser sometidos por el capital.
Caída de Tenochtitlán
Nuestro pueblo ha sido agraviado por siglos
pero nos seguimos negando a ser sometidos. En 1521, perdimos una batalla al ser
sorprendidos por la tecnología de guerra de los invasores
españoles. Pero, los antiguos aztecas dieron pelea. Los invasores
lloraron en la oficialmente llamada “Noche Triste” cuando fueron
perseguidos por los guerreros “tigres” y
“águilas”. Se dice que los tlaxcaltecas nos traicionaron
aliándose con los españoles y, luego, fuimos derrotados. Con la
espada y con la cruz, los invasores impusieron en México al esclavismo
con una visión feudal ahistórica, ajena a nuestra
historia.
Independencia
Pasaron 300 años de dominio colonial español. El capitalismo ya
había surgido en Europa y en América aún éramos
esclavos. Diversas protestas se sucedieron, una de ellas encabezada en
Yucatán por Jacinto Canek. La más importante insurrección
de masas fue la de los insurgentes mexicanos encabezados por Hidalgo, Morelos y
Guerrero. Los mexicanos de entonces hicieron una Revolución de
Independencia. Hubo combates y, al final, perdimos. La llamada
consumación de la Independencia de 1821 representó el
encumbramiento de Agustín de Iturbide, mismo que traicionó al Plan
de Iguala firmado con Guerrero y pretendió autonombrarse Emperador de
México y, para ello, procedió a suprimir al Congreso. Fue un
Emperador muy efímero, la resistencia se impuso y México
surgió a la vida independiente.
Pero otros usurparon a la
política y al gobierno. Siendo segundo presidente de México,
Vicente Guerrero fue traicionado y asesinado. Las invasiones de ejércitos
extranjeros se sucedieron en los siguientes años. En 1847, Antonio
López de Santana convino la entrega de más de la mitad del
territorio nacional a los Estados Unidos. Los ahora estados de California, Nuevo
México, Texas, dejaron de ser nuestros. En desiguales condiciones, Benito
Juárez instauró la República luego de andar errante por el
país. A invitación de traidores, Maximiliano de Habsburgo
pretendió ser Emperador de México. Le duró poco el gusto al
ser fusilado junto con sus secuaces en el Cerro de las Campanas. No
nadamás, en memorable batalla vencimos también a la
intervención francesa.
Otra vez se impondría la
usurpación. 30 años padecimos la dictadura de Porfirio
Díaz. El esclavismo, ahora en forma de “peonaje” en las
haciendas porfiristas, no había sido extirpado aún. Mientras, el
capitalismo había alcanzado ya importantes desarrollos en el mundo. Al
mismo tiempo se produjeron grandes luchas obreras, la más importante: la
Comuna de Paris. Pero en México dominaba la manufactura, no había
gran industria y el proletariado era socialmente muy débil.
Revolución
Al llegar el siglo XX, los mexicanos de la época decidieron hacer una
Revolución. No hubo una sino varias, la más importante fue la
encabezada por los ejércitos campesinos de Villa y Zapata. Los mexicanos
se levantaron en armas en la irrupción de masas más relevante de
la época contemporánea. Su autor intelectual: Ricardo Flores
Magón, obligado por el gobierno a exiliarse desde 1904 en los Estados
Unidos y quien permaneció luchando todo el tiempo en las cárceles
norteamericanas y canadienses hasta el final en 1923. Con el asesinato de Zapata
en 1919, se interrumpió la Revolución y se impuso la tendencia de
derecha que usurpó la representación nacional. El Carrancismo,
sucesor del maderismo, traicionó a México. Lo mismo hicieron
quienes le siguieron.
En los 30s se produjo una nueva irrupción de
las masas mexicanas. A ese momento, la presencia obrera fue su
característica distintiva. El proletariado mexicano había
incrementado su fuerza social y política. Se formaron las grandes
organizaciones obreras en una movilización conducida por los
trabajadores, a través del Comité Nacional de Defensa Proletaria.
La fuerza de las masas obreras y populares movilizadas, y la sensibilidad
política de Cárdenas, hicieron posible la expropiación
petrolera y otras medidas que rescataron el carácter social de la
Revolución sin profundizarlas. Al mismo tiempo, empezó una larga
oscuridad para México.
Pronto fue desecha la CTM, usurpada por Fidel
Velázquez, en medio de uno de los grandes errores históricos de
los comunistas mexicanos de esa época quienes se autoexpulsaron del
movimiento obrero. La Oficina de Asuntos Sindicales del imperialismo, luego
transformada en Central de Inteligencia Americana, proyectó un plan que
mantiene hasta la fecha: intervenir al movimiento sindical y desnaturalizarlo
hasta su destrucción. Ese plan, en México, se conoce como
“charrismo sindical”. A través, precisamente, de individuos
criminales y corruptos, el movimiento obrero mexicano se volvió
corporativo, al servicio del capital y de los gobiernos en turno. El objetivo de
la CIA y del charrismo, durante más de 50 años, ha sido limarle el
filo revolucionario al proletariado. Con el apoyo de los charros sindicales, el
imperialismo y sus gobiernos han logrado su objetivo en gran medida.
Epoca reciente
No obstante, innumerables luchas de obreros, campesinos, estudiantes y pueblo en
general, han marcado también al México de los últimos 50
años. El movimiento estudiantil de 1968 representó un punto de
inflexión política. La violenta represión del Estado e
imperialismo no se olvidará hasta saldar las cuentas. La lucha de la
Tendencia Democrática de los Electricistas fue el punto más alto
de la insurgencia obrera y popular, precedida por décadas de
movilización nacional paralelas al charrismo. La represión
político-militar a la Tendencia significó otro punto de
inflexión. Esta vez, nos venció la alianza de todos contra
nosotros. Charros, gobierno, PRI, Congreso del Trabajo, embajada gringa, CIA, en
suma el imperialismo nos enfrentó y, en desigualdad de fuerzas y con
provocaciones (internas y externas) se dio lugar al escenario que ahora
padecemos.
La política neoliberal, antiobrera y antinacional,
empezó aquel 16 de julio de 1976. Hoy vivimos una crisis persistente
resultado de una onda larga y depresiva en la economía. Baste
señalar que el salario REAL de los trabajadores está al nivel de
antes de la Revolución. Lo peor es la regresión social y
política. No obstante los relativos “avances” de la llamada
“reforma política”, reivindicados por la socialdemocracia,
hay dos (2) grandes problemas nacionales que constituyen los aspectos centrales
de un verdadero proyecto de Nación independiente.
- El afianzamiento del charrismo sindical. A pesar de estudios
intelectualosos, los charros sindicales siguen siendo el pilar
número 1 de los gobiernos en turno. Son los charros sindicales los que
permiten la concreción de los planes del gobierno y corporaciones
transnacionales.
- La pérdida del derecho a la propiedad
social de los medios de producción. México es un
país invadido por las transnacionales. Más de 300 se han
posesionado de las funciones constitucionales y del territorio nacional. En la
industria eléctrica nacionalizada, 33% corresponde a la generación
privada cuya PROPIEDAD es de las transnacionales, en la industria petrolera no
menos del 30% está en poder de tales corporaciones tratándose del
gas natural, cuya distribución, transporte y almacenamiento se les ha
entregado ya, así como al exploración y explotación de gas
seco, la perforación de pozos petroleros en la plataforma terrestre y,
próximamente, en aguas profundas del Golfo de México. No son los
únicos casos.
En breve descripción las propuestas implican 1)
La lucha contra el charrismo sindical hasta derrotarlo y extirparlo del
movimiento obrero y 2) La lucha para recuperar el derecho de propiedad social
sobre todas las actividades económicas y sociales de carácter
estratégico.
Hoy
En la historia de México hemos vivido momentos negros que avergüenzan
a los mexicanos. Hay muchos ejemplos deleznables: Agustín Iturbide,
Victoriano Huerta, Carlos Salinas, etc. Pero, desde López de Santana,
quien entregó el territorio mexicano a los Estados Unidos, ninguno peor
que Vicente Fox. No es que se trate de un individuo analfabeto, es un
instrumento “conciente” del imperialismo. Como otros en el mundo fue
preparado para interpretar su papel. En los sótanos de la Coca-Cola, de
la que fue ejecutivo, se cocinaron los planes. Fox, es un simple sirviente del
capital, sobretodo extranjero y, con su apoyo, gobierna al margen de la ley como
Emperadorcito. Para la entrega del patrimonio y territorio nacional, el
foxismo ha contado con la ayuda de traidores debidamente “comprados”
y “pagados”. La lista es grande, va desde los charros sindicales
pasando por “prestanombres” de las transnacionales,
“socios” de las mismas, funcionarios gubernamentales y
políticos de TODOS los partidos oficiales. También, gobierno y
transnacionales se han impuesto porque (casi) no tienen enemigo al frente, la
excepción ha sido el Sindicato Mexicano de Electricistas. Pero NO hemos
sido capaces de vertebrar la necesaria organización social y
política de los mexicanos. Ni siquiera nos hemos decidido a construirla
ni abanderarla con un programa propio.
Perspectiva próxima
En más de 500 años de historia, los
verdaderos mexicanos siempre hemos sido mayoría pero, siempre, hemos
perdido porque siempre hemos sido traicionados. Nosotros hemos puesto la sangre
y la vida, pero otros se han aprovechado en diversas formas. No hemos sido
capaces de cristalizar los anhelos, no obstante innegables avances. Hoy, el
gobierno está entregando la Patria al imperialismo. Para muchos, esos
conceptos carecen de contenido, han sido convencidos del nuevo “discurso
débil” que tanto gusta a cierta intelectualidad por ser
cómodo y fácilmente retribuible. Pero, para nosotros, no se trata
de conceptos sino de realidades. No pensamos en ninguna Nación
idílica o nostálgica sino en las acciones de política
concreta. El gobierno foxista está llevando al país por un camino
ahistórico y, de seguir así, la situación se volverá
peor. Pero, para derrotar al foxismo e imperialismo necesitamos lo
fundamental: Organización obrera, social y política PROPIAS, las
banderas expresadas en nuestro programa obrero y, una clara definición
política para dirigir el movimiento.
¡Salud y Revolución Social!
¡Venceremos!
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