Volumen4, Número 56, Noviembre 22 de 2004 |
En sencillo homenaje solidario con la lucha del pueblo palestino el FTE de México publica la siguiente semblanza del Comandante Yaseer Arafat, tomada de Granma Internacional. YASEER
ARAFAT: El fedayín del fusil y la rama de olivoPOR JUAN DUFFLAR AMEL
—especial para Granma Internacional— La infausta noticia del grave deterioro de la
salud del entrañable líder palestino, el combativo presidente de
la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, ha consternado a su pueblo
y conmovido a la comunidad internacional, que lo consideran uno de los
más firmes, prestigiosos e inclaudicables luchadores por la causa
árabe y símbolo de la resistencia contra el opresivo
régimen del Estado sionista de Israel. Su heroica y abnegada existencia ha estado
vinculada siempre a la lucha por la liberación de su patria del invasor
israelí, a la defensa de los inalienables derechos de su pueblo y a
la constitución de un Estado palestino soberano e
independiente. Nacido en la ciudad santa de
Jerusalén, el 4 de agosto de 1929, en el seno de una acaudalada familia
palestina, Muhammad “Abd ar-Raouf” Arafat Al-Qudwa al Husseine, el
histórico e indiscutible dirigente político de su pueblo,
adoptaría tempranamente los nombres de guerra de Yasser Arafat y Abou
Ammar, con los que sería conocido mundialmente. Arafat pasó su infancia en el Cairo,
Jerusalén y Gaza, donde se educó en los preceptos coránicos
y tomó parte en los movimientos nacionalistas árabes y de la
resistencia palestina contra la colonización judía, y los ataques
de las organizaciones terroristas sionistas. En las filas del ejército egipcio,
participó en la primera guerra árabe-israelí
(1948-1949). En 1952, año de la revolución
nasserista que derrocó la monarquía pro imperialista de Faruk en
Egipto, Arafat se afilió a la Federación de Estudiantes Palestinos
(FEP), en la Universidad del Cairo, de la que llegó a ser su presidente
hasta su expulsión en 1953, tras la cual fundó su propia
organización, la Unión General de Estudiantes Palestinos
(UGEP). Un año después de graduarse
como ingeniero civil en Egipto en 1957, junto con sus colaboradores Jalil al
Wazir y Salah Jalaf, creó en Jordania, donde ejercía su
profesión, el movimiento Al Fatah —la Victoria o la
Conquista— cuyo primer objetivo era la liberación de
Palestina. Incorporado de lleno al trabajo de Al Fatah,
encabeza, el 1º de enero de 1965, la acción armada de los
guerrilleros palestinos, considerada el inicio de la lucha armada de la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP), fundada el
año anterior. En 1967, Arafat dirigió los comandos
de Al Fatah en el frente sirio, un año después participó en
la batalla de Karameh contra el invasor y agresor israelí, y en 1968
pasó a ser el vocero de la organización. En 1969 es elegido
presidente del Comité Ejecutivo de la OLP. En agosto de 1970 tomó parte en la
batalla de Ammán, y en 1971 fue designado jefe supremo de las fuerzas
armadas de la Resistencia. En la cuarta guerra
árabe-israelí de 1973, dirigió a más de 20 mil
combatientes palestinos en el frente de batalla. Durante la agresión e invasión
del Líbano, denominada operación Paz para Galilea, desatada por
Israel con el objetivo de liquidar a las huestes patrióticas de la OLP y
a su líder, radicadas en ese país desde finales de 1970, Arafat
libró al frente de heroicos fedayines una de las más gloriosas
batallas contra el ejército sionista. Aquella extraordinaria hazaña les
valió la admiración mundial, aunque asediados por un enemigo
técnica y numéricamente superior se vieron obligados a replegarse
hacia Túnez. En carta dirigida entonces por el presidente
Fidel Castro a Arafat, el primer secretario del Partido Comunista de Cuba
señalaba: “...El mundo entero ha visto con
asombro y admiración el ejemplo de coraje que ha brindado el pueblo
palestino en defensa de sus derechos inalienables, bajo la certera
conducción de la OLP, su único y legítimo representante, y
el inapreciable estímulo de la presencia suya en la primera línea
de combate...” Más de medio siglo de irrenunciable
lucha caracterizan la abnegada entrega de Arafat a la justa causa de su pueblo,
desde sus primeros días como soldado de fila hasta el cargo que hoy
ostenta de Presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Abou Ammar no sólo ha sido un hombre
de acción, ha sido también un hombre de paz, que ha respaldado
todas las iniciativas encaminadas para solucionar por la vía
pacífica el cruento conflicto israelo-palestino, sin lo cual no se
logrará una paz, justa, honorable, global y definitiva en el Oriente
Medio. La Conferencia de Madrid, los Acuerdos de
Oslo, de Camp David, de Wye Plantation, Sharm el Sheik Sharm y el Mapa de Ruta,
entre otros intentos, contaron siempre con su aprobación y respaldo,
actitud que le ganó, el 14 de octubre de 1994, el Premio Nobel de la
Paz. Memorable fue su histórica
intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el 13 de
noviembre de 1974, cuando aseveró: “...Vengo con el fusil de combatiente
de la libertad en una mano y la rama de olivo en la otra. No dejen que la rama
de olivo caiga de mi mano...” Líder legítimo de su pueblo y
su causa, en las primeras elecciones palestinas celebradas en enero de 1996, fue
reelegido democráticamente presidente de la ANP. La premeditada provocación perpetrada
por Ariel Sharon, el carnicero de Sabra y Chatila, en la Mezquita de Al Aqsa en
Jerusalén, el 28 de septiembre del 2000, como parte del proyecto
sionista-norteamericano para la región, liquidó todas las
posibilidades de paz y dio origen a una nueva Intifada palestina. La liquidación física de Yaser
Arafat volvió a ser un objetivo primario en los planes sionistas;
mientras el Gobierno de Estados Unidos conspiraba para eliminarlo del escenario
político árabe, acusándolo, falsamente, de proteger a los
terroristas. El genocidio que comete Israel contra la población civil en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, y el asesinato selectivo de sus dirigentes, confinaron a Arafat en su cuartel general de la Mukata, en la ciudad de Ramallah. Rodeado por las tropas del ejército sionista y carente de toda atención médica adecuada, se agravó su estado de salud, que lo mantiene entre la vida y la muerte. Amigo entrañable de la Revolución cubana, de su pueblo y sus dirigentes, Cuba, a la que visitó en tres ocasiones, siente por él una gran admiración y respeto, y le recuerda siempre como el aguerrido combatiente que, enfundado en su traje kaki y luciendo su tradicional kufieh, muestra en su rostro la sonrisa por la victoria segura de su causa. "Podrán reocupar
toda Cisjordania y Gaza, podrán arrestarnos por centenares,
podrán matar a muchos y matarme a mí, pero una cosa es segura: un día Palestina independiente existirá" - Yasser Arafat. | ||||
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