Volumen4, Número 52, Julio 31 de 2004 |
¡Seguro social al pueblo en general!: FTE Privatización de la salud y de la seguridad social 45 millones de mexicanos y mexicanas... carecen de seguridad social”. Vicente Fox, Tercer Informe de Gobierno. ¡Bueno fuera! Esas son las cifras de hace 10 años, en el primer año de su gobierno, ya solamente 14 millones 695 mil 31 trabajadores permanentes y eventuales tenían seguridad social, es decir, menos del 15% de mexicanos. Ahora, lo poco que hay lo quieren eliminar para privatizar totalmente la seguridad social. Los conceptos de salud y seguridad social refieren no nada más al conjunto de prestaciones ligadas al salario, como la atención en caso enfermedad y protección por invalidez, vejez o muerte, llegado el caso, sino que tiene que ver con el derecho a mejores condiciones de vida y de salud, ligadas directamente a la calidad del empleo y con un salario suficiente para garantizar una vida digna, solidaria e integral. La Seguridad Social: conquista de los trabajadoresEl deterioro en los procesos de trabajo —y del trabajo mismo— plasmados en la relación laboral (obrero-patronal) es cada vez mayor, siempre en perjuicio de los trabajadores. Ya no se trata de simples contradicciones entre lo que dice la ley y lo que vivimos. Se trata del despojo de la seguridad social, mediante reformas patronal a las leyes, en contra de la Constitución que establece: “Es de utilidad pública la Ley del Seguro Social, y ella comprenderá seguros de invalidez, de vejez, de vida, de cesación involuntaria del trabajo, de enfermedades y accidentes, de servicios de guardería y de cualquier otro encaminado a la protección y bienestar de los trabajadores, campesinos no asalariados y otros sectores sociales y sus familiares." Art. 123, frac. XXIX. LFT. Los trabajadores no fuimos a la Revolución por "asistencia social", sino por un sistema salud y seguridad social integral y solidario. El resultado fue un esquema mixto, parte financiado por el estado y parte sufragado por los propios trabajadores, mediante cotizaciones descontadas de nuestro salario —que tendenciosamente se contabilizan como “aportación de los patrones”—. Seguridad social, no estrategia asistencialCon el tiempo, algún régimen decidió incorporar a sectores marginados (por su bajo salario o por la falta de un empleo estable). De esta forma el Estado comenzó a manejar su participación como subsidios con cargo al erario, circunstancia que abrió la puerta al manejo discrecional de los recursos del Seguro Social. En 1985, por ejemplo, Miguel de la Madrid utilizó el fondo de pensiones para reconstruir la infraestructura hospitalaria dañada por los temblores. Desde entonces, fieles a los designios de los organismos financieros internacionales, sus sucesores siguieron pervertiendo los preceptos jurídicos e institucionales para reducir el concepto de seguridad social (obligatorio y exigible) a su aspecto meramente asistencialista (también gratuito, pero voluntario), muy al estilo de los que impulsa la Lotería Nacional con el aval de la “pareja presidencial”. Mientras, desde que Ernesto Zedillo privatizó los fondos de pensiones, los banqueros lucran con el ahorro para el retiro convertido en botín mediante las AFORES y el SAR. Por años las instituciones de salud del estado (IMSS, ISSSTE, principalmente) tuvieron un avance importante, que permitió elevar el nivel de la medicina nacional en beneficio de los trabajadores y sus familias. Sin embargo la contra-reforma de la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de 1991, al separar el manejo de los recursos financieros de la prestación del servicio (la pensión de retiro), se permitió la privatización de importantes fondos (Sistema de Ahorro para el Retiro, SAR) que en su momento ayudaban a financiar el desarrollo del instituto. Ya desde 1997, un estudio de la OCDE proponía criterios para establecer un mercado de ¿seguridad social?: "Bajo el nuevo modelo, la seguridad social debe concentrar sus esfuerzos en las funciones de regulación y normativas... Debería haber muchos proveedores (tanto públicos como privados) compitiendo para proporcionar los servicios" (OCDE, Reforma del Sistema de Salud, México). Se trataba de impulsar medidas que llevaran a la individualización de la seguridad social (en curso) e incluso de la salud (próximamente). Como en el caso de las AFORES, para garantizar el servicio médico, cada trabajador tendría que “comprar” una especie de seguro “médico mínimo” que, en función de su salario, tendría o no acceso a especialistas o tratamientos y cirugías especializadas. Una atención diferenciada, por allí va la idea foxiana del Seguro Popular. Por eso, hoy muchos “despistados” alegan que las pensiones de los trabajadores están sufragadas con fondos públicos que, según ellos, comprometen la salud financiera de las instituciones de seguridad del estado y de las pocas instituciones que aún conservan servicio médico propio (Pemex, e incluso la Sedena). Los propios gobernadores en su pasada convención trataron el tema, “convencidos” de que no queda más que reformar las pensiones. Es decir, el golpe va contra todos. Explotación capitalista descarnadaNo son las pensiones de los trabajadores lo que descapitaliza al IMSS e ISSSTE sino el modelo de explotación capitalista. Son los grandes evasores de impuestos, generalmente las grandes trasnacionales imperialistas y los propios banqueros, beneficiados con la deuda pública y el FOBAPROA (hoy IPAB), quienes provocan la ruina de la economía nacional y, con ella, la de las instituciones de seguridad social. Es el estado que, tratando de encubrir el apropiamiento voraz del producto de nuestro trabajo (la inequitativa “distribución del ingreso” dicen ellos, siempre a favor del capital) modifica la política social a pesar de la evidente inconformidad popular. Porque la crisis del IMSS es fiel reflejo de la crisis del modelo económico neoliberal: el creciente desempleo y la reducción del salario de los trabajadores precariza en la misma proporción el sistema de seguridad social. A menor salario, el volumen de aportaciones disminuye; además de los miles de patrones que de plano escamoteando la prestación, y otros tantos que declaran un salario menor del trabajador, para "ahorrarse" la aportación. Fox miente: menos de la mitad de trabajadores (la población económicamente activa PEA) tienen hoy acceso a seguridad social. Acceso a la seguridad social
Descapitalización oficial del IMSSEl resultado de todo lo anterior es que el IMSS “vive al día”, prácticamente sostenido con las aportaciones de los trabajadores en activo, acosadaos ideológicamente para romper el exiguo esquema de solidaridad intergeneracional plasmado en el sistema de pensiones anterior. Pero es el propio Estado neoliberal quien ha reducido su participación en materia de seguridad social: en el caso del IMSS, a principios de sexenio delamadrista, las aportaciones representaban un 11% del total, mientras que a principios del régimen zedillista ya no llegaban al 5%. El déficit pretende transferirse trabajadores y sus patrones, aunque éstos dicen que cómo no, pero con cargo a los trabajadores. A esto se suman diversos fraudes a las instituciones de salud mediante licitaciones amañadas, que incluso impiden fomentar la autosuficiencia nacional —cuando menos en las medicinas y vacunas incluidas en los programas básicos de prevención—; y las pésimas administraciones que padecen, cuyos funcionarios-ejecutivos perciben altísimos salarios y pensiones que, esos sí, representan una pesada carga. Ahí está el caso del actual director del IMSS, Santiago Levy, quien recién desempacadito en el puesto, ya ganaba doce veces más que un médico familiar con 25 años de antigüedad (considerando el salario de este último a la primera quincena de abril del 2004). 65 años y una mísera pensiónY para los jóvenes trabajadores las perspectivas son peores, puesto que deberán mantener un empleo estable (con prestaciones) al menos 30 años y cumplir 65 de edad, para hacerse acreedores a una miserable pensión. El argumento es que ahora la esperanza de vida es más, sin tomar en cuenta la calidad. México, según las últimas cifras de la OCDE es último lugar de la lista de 29 países, con sólo un doctor por cada mil habitantes y en penúltimo lugar en cuanto a gasto en salud por habitante, que en 2002 fue de 553 USD. La brecha es enorme, si consideramos que Estados Unidos, el primer lugar, gastó en ese período 5,267 USD por cada ciudadano gringo. En estas circunstancias, la lucha de los trabajadores para evitar mayor deterioro de la seguridad social es obligada, pero no es suficiente. Impedir la reforma del ISSSTE (similar a la del IMSS) y evitar afectaciones al Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) de nuestros compañeros del IMSS es apenas el primer paso. Lo que se necesita es enfrentar la política neoliberal del gobierno: la pretendida reforma laboral. que secuestra los avances establecidos en la Ley Federal del Trabajo (LFT) y en el Art. 123 constitucional. Lucha organizada y conscienteLo anterior solo puede lograse con la movilización organizada de los trabajadores y los diversos sectores sociales involucrados, o sea TODOS, puesto que nosotros, o nuestras familias, somos empleados y/o desempleados, maestros y/o estudiantes, vecinos/colonos, amas de casa, etc. y todos requerimos seguridad social. Hasta ahora, la resistencia a la privatización de otros sectores ha sido directa y eficiente, allí están la huelga de los estudiantes de 1999 que detuvo la privatización de la UNAM, allí está la lucha de los compas del SME en contra de la privatización de la industria eléctrica. Allí está en este momento la lucha de los trabajadores del IMSS por defender su RJP. Falta concretar la unidad y la organización para dar el siguiente paso, para ejercer la verdadera fuerza de los trabajadores mediante paros y huelgas que convoquen a la lucha nacional en defensa de los recursos energéticos, la educación, la seguridad social, la reforma de la LFT y el salario.
¡Salud y Revolución Social!
Generación y déficit de empleo en México
Electricistas mexicanos contra las privatizaciones
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