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Territorio de Cuba ocupado por Estados Unidos
Derechos humanos y terror en Guantánamo
Emir Sader
ALAI-AMLATINA 15/04/2004, Río de Janeiro.- La
situación es insostenible, de hecho la comunidad internacional tiene que
tomar una actitud drástica e inmediata para terminar con la
violación de los derechos humanos más elementales que se hace
diariamente en Cuba. (Nota de energía:
Se trata de la base naval de
Guantánamo, territorio de Cuba, ocupado alevosamente por los Estados
Unidos).
Mil
cien presos están sometidos en la Isla a la peor situación a la
que pueden ser sometidos seres humanos. Presos sin acusación,
están encarcelados en verdaderas jaulas, amarrados todo el tiempo. Fueron
llevados hasta el lugar de detención encapuchados y con las manos
amarradas en la espalda en vuelos militares. Las esposas con las que iban
amarrados estaban tan apretadas que rápidamente varios de ellos
comenzaron a sangrar, algunos de ellos lloraban y gritaban durante todo el
vuelo, según declaraciones que algunos de ellos consiguieron hacer llegar
hacia el exterior del infierno al que están
relegados.
Ellos están recluidos en
una estructura carcelaria llamada originalmente X-ray, después Campo
Delta y ahora Campo Five, conforme a un modelo arquitectónico de las
prisiones de máxima seguridad, en un área de dos mil doscientos
metros cuadrados. En la puerta del campo, una inscripción
paradójica: "Honor en la defensa de la libertad" (sic).
Todo lo que sucede allí contradice
las más elementales nociones de la Tercera Convención de Ginebra,
porque los que están allí no son siquiera considerados
"prisioneros de guerra", sino "combatiente enemigos", sobre los cuales recae la
expiación sin condena, sin ningún plazo, fuera de cualquier
convención de tratamiento de prisioneros, como quieren ellos ser
considerados por sus carceleros. Son muertos vivos en las manos de un
régimen totalitario.
Las celdas, las
camas, el espacio irrisorio en el que están encerrados, el tiempo
mínimo de exposición al sol y de movimiento (en una semana, apenas
noventa minutos), amarrados con cadenas, totalmente aislados unos de otros,
todas las condiciones de ese infierno son descritas por el periodista italiano
Carlo Bonini en un libro recientemente publicado por la Editorial Einaudi.
Enviado especial de su periódico "La Repubblica", Bonini, después
de trabajar para "Il Manifesto" y "Corriere della Sera", viajó dos veces
entre noviembre de 2001 y 2003 a la Isla caribeña y pudo constatar, con
horror, cómo seres humanos eran tratados de esa manera, peor
todavía por quienes pretenden hacerlo en nombre de la libertad. De
ahí el subtítulo de su libro: "Viaje a la prisión del
terror".
Los militares responsables de la
prisión dicen conocer la Tercera Convención de Ginebra, sin
embargo no la respetan en absoluto, porque ella prevé, entre otras cosas:
que el aislamiento del preso solo debe existir si fuera necesario para
garantizar su vida y su salud; el preso tiene el derecho de tener sus objetos
personales, fumar y si es posible hacer su comida; deber ser estimulados para el
estudio, el deporte y las actividades de socialización, siendo prohibido
interrogarlos. Más allá de las pésimas condiciones, los
presos en ese infierno no tienen procesos, ni tribunales para ser juzgados, ni
siquiera son identificados por el nombre, solo por un número para cada
uno.
No por casualidad hubo treinta y dos
tentativas de suicidios, hechas por veinte y siete detenidos, algunos más
de una vez. En pocos meses el equipo de siquiatras tuvo que pasar de tres a
treinta y los presos bajo observación llegan a noventa. Son tratados con
fuertes dosis de calmantes, que los dejan aniquilados por varias
semanas.
Los presos son divididos en dos
grupos: unos, con uniforme naranja, son los que "no colaboran", en tanto que los
de uniforme blanco "colaboran". La promesa es que ellos serán un
día juzgados por "comisiones militares", pero las últimas
decisiones están en manos del presidente de la república, que
decide cuando y si el detenido debe ser sometido a juicio, pudiendo incluso
hasta alterar la condena, que puede ser la pena de muerte.
Una concentración de poder desconocida en
regímenes democráticos.
Para
quien se interesa por los derechos humanos, el libro se llama
"Guantánamo: USA, viaje a las prisiones del terror". En efecto, el libro
relata el sufrimiento, el terror y los atentados más brutales a los
derechos humanos realizados en territorio cubano bajo ocupación
norteamericana por más de un siglo. Son presos de la guerra de
Afganistán, de 42 nacionalidades, que hablan 19 idiomas diferentes, sin
nadie que los defienda, abandonados, en lo que Bonini llama, el
"sarcófago de acero de
Guantánamo".
Y, entre tanto,
paradójicamente, en esta semana una moción de censura a Cuba, al
régimen del otro lado de la Isla, por violación de derechos
humanos fue presentada(*) por el gobierno de Honduras -redactada en
inglés directamente por el gobierno de Estados Unidos, conforme un
documento interceptado por el gobierno cubano y denunciado a la prensa mundial-
en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, como una maniobra
norteamericana más para mantener el bloqueo a Cuba, donde, ni de lejos,
nada de lo denunciado en el libro de Bonini
acontece.
(*) Nota de la
Redacción: Por 22 votos a favor, 21 en contra y 10 abstenciones, el 15 de
abril la Comisión de Derechos Humanos aprobó una resolución
en la que se "insta a Cuba a garantizar la libertad de expresión y
religión y a iniciar diálogos" con los grupos opositores. El
canciller cubano, Felipe Pérez Roque, dijo que este "ridículo
resultado no podrá ser jamás presentado como una condena a Cuba",
al tiempo que el gobierno cubano anunció que presentaría una
resolución en la misma Comisión sobre la situación de los
presos detenidos en Guantánamo.
¿Qué dice Fox sobre las atrocidades yankis en Guantánamo
¿Qué dicen los intelectuales útiles, “preocupadísimos” por los derechos humanos de los “disidentes”?
¿Porqué no escriben contra el fascismo y la crueldad del imperialismo? |
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