Tú eres un Alebrije, ¿por qué me
dices así? Fue lo que le contesté en una fiesta celebrada
allá por los rumbos de la colonia Roma. Porque eres un monstruo, un
burlón, un duende maloso, un diablillo que sólo anda haciendo
maldades en las grillas, fue la respuesta. Los alebrijes se hacen
fundamentalmente en Oaxaca: flaco, negro, pelos lacios, brazos largos y con
venas más que sobresalientes, sin duda; Humberto Plata sabe, tiene la
chispa de calificar, de poner apodos en el momento oportuno y al personaje
adecuado, fue lo que pensé y más tarde, en donde vivo, me
miré al espejo para corroborar el bautizo. La sonrisa llegó
espontáneamente y exclamé: ¡indígena, diablillo y
burlón!, bonita combinación supo encontrar el que hoy nos
deja.
Quiero decir que varios días,
no, varias semanas, estuve pensando, ideando un apodo que devolviera el cumplido
y confieso que no lo logré, pues no todos tenemos la gracia de ciertos
compañeros. En este sentido Plata era singular, irónico y creativo
para acuñar frases, calificativos, apodos y contar chistes en su larga
trayectoria de luchador proletario.
Esta
singular forma de ser - además de sus intervenciones, análisis,
escritos sobre la situación de los trabajadores, de los sindicatos y
diversos problemas de este mundo tan vituperado por los que no tienen el humor
espontáneo por las cosas simples y comunes de la vida de los que somos la
mayoría- fue creando escuela entre muchos compañeros del sindicato
de electricistas del centro del
país.
Los
que "caminan por los pasillos del poder", "como chivos en
cristalería", "como pingüinos en el desierto", "los que
parecen conejos lampareados", " los que se pasan el
chicle", " los que tienen plan con maña", " les pasan la
pluma mount blanc" son unos " patas planas" y " les echan los
polvos mágicos", eran algunas de las frases que Humberto
solía utilizar en los mítines, intervenciones en asambleas, foros
o en cualquier espacio de discusión y debate, ironizando y
riéndose de los personeros del poder, de los burócratas
sindicales, de los miembros de la clase política o de cualquier otro que
se quería pasar de vivo. Recordemos a Plata o imaginémoslo junto
con otros compañeros haciendo campaña en los centros de trabajo de
la Compañía de Luz y Fuerza o en las asambleas en el auditorio del
SME en Antonio Caso, con discursos frescos y novedosos que concitaba los
aplausos de los trabajadores y una que otra sonrisa nerviosa de los que se
sentían aludidos.
" Vamos
niños al sagrario”
Los
que formamos el círculo de los sindicalistas y del que Tú eres
parte, solemos reunirnos en cafés y después continuar en lugares
apropiados donde se ronronea o tequilea según el gusto de cada quien;
también hay que anotar que de vez en cuando organizamos reuniones de
convivencia en donde asisten otros amigos y compañeros y se agrega comida
y baile. En las primeras es escasa la participación del elemento
femenino, no porque seamos "machines", sino porque nuestro poder de convocatoria
ha menguado un poco. Pero en las fiestas, nuestro círculo se amplia con
la presencia del sexo opuesto, no en exceso pero sí lo suficiente para
echarnos un "rantan-tan", que a buen entendedor es el baile; dos que tres
compañeras son suficientes para más de veinte consumados
bailarines, no lo pongo entre comillas porque es cierto aunque no se
crea.
En la extensión de nuestras
reuniones, el "no falla cachetes" se hace presente, no sólo por la
observancia de ciertas parejas donde uno desentona y siempre es el
acompañante, sino también por uno que otro "patas planas"
que se asoma por allí, o una metamorfoseada de alguno de nosotros. Estos
encuentros son acompañados de expresiones alegres y de gran contenido
filosófico: "va mamá, arriba de papá", "va que va",
"sí que sí", "hilito, hilito", "que pasó cachetes", y
en los instantes más álgidos de estos momentos de convivencia
aparece el "chíngale, chíngale" de un gringo atolondrado
que quiere hacer bailar a un pollo que le compró a un campesino ladino y
que es contado con gran placer por Plata, en las mejores tradiciones mexicanas
de los cuentos en donde los paisanos siempre les ganan a personajes extranjeros.
Cuando se alargan las reuniones de convivencia y se escucha la tonada de vamos
"niños al sagrario ", es que ya se llegó al extremo
etílico de cierto camarada y para bien de todos hay que iniciar la
retirada.
Volantes, periódicos,
discursos, intervenciones, marchas, acciones de solidaridad, huelgas, asambleas,
viajes, encuentros, búsqueda de proyectos para combatir a los
dueños de lo robado; momentos tristes y alegres, ironías y unas
que otras groserías y maldiciones; convivencias, tertulias, encuentros y
desencuentros. Esta es y seguirá siendo la vida que hemos escogido un
gran número de trabajadores, en donde Humberto es parte
consustancial.
"Va que
va"
Sigo buscando y pensando como
devolverte el cumplido y creo que ya lo encontré. Resulta que he llegado
a la sabia conclusión de que no soy el único Alebrije que anda por
estos lugares; y pensándolo bien, Tú también eres un
burlón y no está mal y todos los que nos frecuentamos tenemos esa
personalidad. Todo es cuestión de que se miren en el espejo
¿Qué te parece que al que usa tres lentes para mirar y leer, le
crecieran las manos, se le alargara el pescuezo, los pelos blancos se
convirtieran en púas y otras transformaciones "ad hoc"; que al que suele
decir "qué cosa" y se le pierde el caballo de vez en cuando, le
creciera aún más la panza, las barbas ralas y canosas le llegaran
a la mitad de su cuerpo, sin que le creciera la nariz pero sí la cara en
forma circular y sufriera las demás transformaciones adecuadas a los
burlones hechos de madera; que al que mueve la cabeza cuando hace uso de la
palabra también se le alargara el pescuezo quedando intacta la panza y
que al que se considera "sexi" para bailar y hasta paga a ciertas damas para
hacer uso de sus movimientos al ritmo de una cumbia o salsa, sufriera las mismas
transformaciones ; que al que le dicen conejo y que termina en tlacuache cada
fin de semana, los chinos que le empiezan a la mitad del cráneo, se
convirtieran en antenas, las patas se le acortaran y la nariz le creciera un
poquito; que a los chaparros, los altos, los flacos, los gordos, los negros,
prietos, güeros y semigüeros, hombres y mujeres, un día,
cualquier día de estos, nos transformáramos en Alebrijes? Nuestra
contribución sería fantástica: una banda de burlones y de
múltiples coloridos recorrería el país y el mundo,
realizando todas las maldades que requieren los de abajo.
Los dueños del dinero, la clase
política, los burócratas sindicales y los que se quieren pasar de
vivos, se verían como "pingüinos en el desierto",
"como chivos en cristalería", como verdaderos "patas
planas", cuando los Alebrijes al grito de "va que va" se lancen a
perseguirlos hasta echarlos al precipicio.
Ha
surgido una nueva raza que poblará el mundo y otras galaxias. Tú
ya te nos adelantaste y desde otros mundos estarás haciendo tus maldades,
tus ironías; nosotros lo propio y en el recuerdo estarás presente,
pues nadie desaparece por completo mientras se esté en la memoria de los
familiares y compañeros...¡Va por ti
Plata!.