A LA CLASE OBRERA
AL PUEBLO DE MÉXICO
COMPAÑEROS:
A lo largo de los últimos 70 años
los trabajadores de la energía: petroleros,
electricistas y nucleares, hemos contribuido con
nuestro esfuerzo en la construcción de un México
independiente y soberano.
La expropiación petrolera, la
nacionalización de la industria eléctrica y el
nacimiento de la industria nuclear fueron posibles
gracias a la existencia de grandes sindicatos
nacionales que dieron la batalla en contra de las
grandes empresas trasnacionales que, en su momento,
con la colaboración entreguista de la dictadura
Porfirista arrancaron a los mexicanos el usufructuó
de sus recursos naturales, infraestructura y fuentes
de energía.
Ahora, el fruto histórico de las
ejemplares jornadas de lucha del pueblo mexicano
pretende ser devuelto a manos extranjeras, por la vía
de la privatización de las empresas públicas
nacionalizadas, esta vez con la complicidad de los
lideres sindicales charros, como la "güera" Leonardo
Rodríguez Alcaine y Carlos Romero Deschams.
Sin embargo, la resistencia a la
entrega del patrimonio nacional crece día con día. El
movimiento democrático de los trabajadores de la
energía avanza en medio de la convulsionada realidad
mexicana.
Poco más de 100 días de gobierno
foxista nos dan una idea clara del tipo de gobierno
que por desgracia aún tenemos. La política foxista
viene a ampliar y profundizar la obra de los
gobiernos neoliberales priístas. Salinas proclamó
nuestro ingreso al primer mundo, Fox la mediocre
prosperidad del vochito, tele y changarro, unos y
otros quieren vendernos la idea de que fuera del
neoliberalismo no existe futuro para los mexicanos.
En los próximos meses los
trabajadores enfrentaremos una feroz ofensiva del
gobierno foxista. En las Cámaras de Diputados y
Senadores se discute la reforma fiscal de Fox que
pretende quitarle al que menos tiene para dar
protección y más beneficios a los grandes
inversionistas nacionales y extranjeros.
Está en puerta la apertura del
sistema eléctrico, que no es otra cosa que la
privatización de la industria eléctrica
nacionalizada, y ya se prepara la reforma a la Ley
Federal del Trabajo que busca desmantelar las
conquistas obreras.
Pese a todo, como la historia
consigna, el destino de la Patria no está escrito en
la deshonrosa acta de capitulación que los traidores,
de ayer y ahora, ofertan al capital extranjero, menos
aún puede estar en las líneas oscuras de un Tratado
Comercial de Libre Comercio que subordinan al país a
los intereses estratégicos del imperialismo
norteamericano.
Hace APENAS UNOS DIAS, en la
ciudad de Québec Canadá, la delegación foxista a la
Tercera Cumbre de las Américas, al margen de la
Constitución y sin consulta al Senado, avanzó en la
formulación de un Tratado Energético de Norteamérica
comprometiendo el futuro del petróleo y la
electricidad de los mexicanos.
En este 1º. de Mayo debemos
elevar la más enérgica de las protestas en contra de
esta nueva claudicación del foxismo. En nuestras
manos está la defensa de la propiedad pública, la
Soberanía Nacional y los Derechos Laborales que con
la lucha hemos conquistado, nadie mas podrá hacerlo.
Ahí están los charros
inconsolables velando el cadáver de la temible
cláusula de exclusión; por allá, los intelectuales de
derecha y sus manipuladas encuestas frotándose las
manos a la espera de que los sindicatos desaparezcan
por sí solos en medio de la dispersión, la fractura y
la postración a la patronal. De aquel lado, el
Secretario del Trabajo, Carlos Maria Abascal Carranza
bendiciendo en secreto místico el cierre de fuentes
de trabajo y la pérdida de miles de empleos.
Más cerca y más fuerte se escucha
la voz autoritaria de las corporaciones empresariales
(Coparmex, Concamin, Concanaco, Canacintra)
ALECCIONANDO al Gobierno para que DE UNA VEZ POR
TODAS, sin consulta de por medio, acabe con la
Constitución Mexicana, mientras en el primer plano de
la escena nacional el presidente Fox interpreta el
mediocre papel del simpático agente de ventas que en
el tianguis del capital internacional ofrece como una
oferta, como una propaganda, el petróleo, la
electricidad, el territorio y patrimonio cultural,
que históricamente han pertenecido y pertenecerán a
los mexicanos.
Ahí están ellos pero ¿dónde
estamos nosotros? Los trabajadores tenemos que actuar
cuanto antes. La tarea inmediata es alcanzar la
democratización de nuestros sindicatos ¿De qué otra
manera podremos hacer frente al gobierno? ¿De que
otra manera podremos detener la aplicación del IVA a
los alimentos, libros, colegiaturas y medicinas? ¿De
qué otra manera podremos detener la reforma
neoliberal a la Ley Federal del Trabajo que busca
aniquilar la contratación colectiva, la estabilidad
en el empleo y el derecho de huelga? ¿De que otra
manera podemos demandar y obtener un justo aumento
salarial que eleve nuestras condiciones de vida? Es
impostergable la recuperación de nuestros sindicatos
como instrumentos de lucha de los trabajadores.
Para los trabajadores mexicanos
es tiempo de proclamar la libertad de acción y
conciencia política propia, es tiempo de desempolvar,
remendar y mejor aún, reinventar nuestras viejas y
nuevas banderas de lucha, es tiempo de sumarnos a esa
ola, juguete gigante, que de un lugar a otro del
mundo: de Seattle a Québec arrincona a los
embajadores del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial y desnuda sin piedad la siniestra
sombra de la globalización capitalista. Con nubes de
gas lacrimógeno no se puede ocultar el azul del cielo
ni la luz de nuestra esperanza. A corto plazo, se
vislumbra la rearticulación histórica de la lucha
internacional de los trabajadores. No habrá mejor
homenaje a los Mártires de Chicago que el de lograr
la unidad de los trabajadores de todo el mundo.
Compañeros:
No desmayemos en el empeño de
transformar nuestra condición de explotados, no
capitulemos ante la adversidad, es hora de que todos
los trabajadores unamos nuestra fuerza en una sola.
¡Viva el día Internacional de los
trabajadores!
¡Por un mundo donde quepan muchos
mundos!
¡Proletarios de Todos los Países,
Uníos!