Los trabajadores del mundo,
hombres y mujeres, manuales e intelectuales, del
campo y de la ciudad, en América y Europa, Africa y
Oceanía, Asia y Medio Oriente, también el Lejano
Oriente, enfrentamos una ofensiva capitalista
demoledora de las conquistas de nuestra clase. El
derecho al pan, trabajo y libertad tienden con fuerza
a suprimirse. El empresariado mundial quisiera que
también fuera suprimida la organización de los
trabajadores, su pensamiento y proyecto de clase, y
aún los trabajadores mismos.
En varios tonos se ha dicho que
la historia terminó y triunfó el liberalismo. En
amplios foros, los filósofos del posmodernismo le han
dicho adiós al proletariado. En los hechos, se
desconoce su presencia y sus propuestas.
Terribles golpes han llevado al
repliegue a los trabajadores del mundo. En muchas
partes se han abandonado los principios, el programa
y las banderas. En otras partes, la desproporción de
fuerzas nos afecta adversamente. A pesar de todo, en
muchos lugares más, la clase obrera está en lucha por
sus legítimos intereses inmediatos e históricos. Es
el caso de Latinoamérica y el Caribe,
particularmente, Costa Rica, Uruguay, Paraguay,
México, Puerto Rico y Cuba. Pero también, Grecia,
India, Irak, Japón y Vietnam.
En nuestro país, los
trabajadores formamos parte de la lucha de la lucha
del pueblo mexicano en defensa de la industria
eléctrica nacionalizada y, en general, de los
recursos naturales energéticos.
Defendemos el patrimonio en tanto
propiedad social y la soberanía nacional en tanto
capacidad de autodeterminación democrática.
Defendemos a la Patria por la forma que adopta
nuestra lucha de resistencia frente al imperialismo,
reivindicando los sentimientos y cultura de nuestro
pueblo y Nación independiente. Pero nuestros
objetivos superan la coyuntura, están basados en un
programa de largo plazo para desarrollarlo en el
contexto de la lucha internacional de los
trabajadores.
¿Qué democracia queremos y cuál
es el papel de la clase obrera?
En la lucha contra el
neoliberalismo es pertinente, ante todo, la acción de
los trabajadores. La clase obrera está vigente pero
no está presente. Hay sindicatos y sindicalistas,
pero no hay movimiento obrero ni dinámica proletaria.
Hay militantes pero desorganizados en luchas
parciales. ¡Necesitamos organizar una sola lucha!
Es hora de rescatar el proyecto
de clase y la bandera obrera. Las razones son
evidentes. La clase obrera ha sido hecha a un lado
por el imperialismo pero no se ha ido. La presencia
de la fuerza natural (el trabajo) y la fuerza social
(el capital) están aquí. Entre ambas se siguen
librando contradicciones irreconciliables: es la
lucha de clases.
Los trabajadores necesitamos de
la acción conciente para rescatar a nuestras
organizaciones sindicales y reorganizar
democráticamente al movimiento obrero con base en
grandes sindicatos nacionales de industria. La
democracia por la que luchamos no se reduce al voto,
la democracia es sólo un medio para llevar adelante
un programa obrero y popular de reivindicaciones
comunes.
El Frente de Trabajadores de la
Energía (FTE) de México es un proyecto de lucha
obrera dispuesto a construir un movimiento que nos
permita enfrentar con éxito al neoliberalismo,
recuperar las conquistas perdidas y abrir nuevos
espacios para la transformación social.
Este 1º. de Mayo de 2001, desde
todos los rincones de la tierra de Zapata y Flores
Magón, electricistas, petroleros y nucleares
mexicanos saludamos a los trabajadores del mundo y
levantamos nuestras banderas con nuestra misma
consigna:
¡Proletarios de Todos los Países,
Uníos!