Peña Nieto había jurado y perjurado que bajarían si se aprobaba su reforma energética para desnacionalizar y privatizar a la industria eléctrica. En costosísima campaña publicitaria repitió la especie hasta el hastío. También dijo que bajarían los precios de las gasolinas y del gas natural. Esos serían los beneficios para los mexicanos. Dos años después, se ha perdido el patrimonio eléctrico de la nación, entregado a las transnacionales y socios menores, y los precios y tarifas no han bajado sino aumentado.
A cada patraña de Peña Nieto, el FTE dio
puntual y oportuna respuesta. Todo lo que decía Peña Nieto era
mentira y lo demostramos. No fuimos oídos. Hoy, la realidad comprueba lo
antes dicho. Todos los adjetivos más deleznables y expresiones poco
usuales pueden aplicarse para el hombrecillo de Los Pinos. Aún así
nos quedaríamos cortos. Mejor vamos a referirnos a la
política.
En la publicidad pagada, Peña aseguraba que los precios de las gasolinas y del gas natural, así como, las tarifas eléctricas bajarían con su reforma energética. Todos sus funcionarios, partidos políticos, legisladores y ministros lo apoyaron repitiendo la misma especie. Pronto se echó hacia atrás y dijo que las gasolinas no bajarían, pero el gas y la electricidad sí. Hoy ha sucedido lo contrario. Las gasolinas, el gas (natural y LP) y la electricidad han aumentado. Lo dicho por Peña Nieto era una patraña, una vulgar mentira. El FTE señaló que, con la desnacionalización eléctrica y privatización, los precios y tarifas NO bajarían, al contrario, aumentarían. ¿Qué se ha visto en apenas dos años? Que ha habido aumentos y no son los últimos, la situación cada vez se pondrá peor. Esto es, y será, así porque la desnacionalización eléctrica significó el cambio, a nivel constitucional, del régimen de propiedad, el cual, de ser nacional pasó a ser privado. La privatización, que venía desde 1992, vino a representar la entrega del patrimonio eléctrico nacional a las transnacionales y sus socios menores privados. Al 31 de diciembre de 2015, ya estaba privatizada el 66.3% de la generación eléctrica total y en marcha la privatización de las redes de transmisión, subtransmisión y distribución eléctricas. Este inefable proceso que hemos seguido desde el principio, incluso antes, desde que la nacionalización fue interrumpida violentamente por el Estado mediante la represión política y militar a la Tendencia Democrática del SUTERM (1976), hoy confirma las apreciaciones previas. Privatizada la industria eléctrica, ¿quién bajaría las tarifas? ¿Las transnacionales y sus socios menores? Privatizada la industria de hidrocarburos, ¿quién bajaría los precios de los combustibles? ¿Las corporaciones? Eso es una simple ilusión y mentira. El sector privado tiene como objetivo principal y único la obtención de la máxima tasa y masa de ganancia y lo hace mediante la explotación desmedida de la fuerza de trabajo, recursos naturales, funciones estratégicas e infraestructura industrial que son de su propiedad privada. En ninguna parte del mundo se ha visto que las privatizaciones contribuyan al crecimiento económico o al desarrollo social y menos al bienestar de la población. Con la reforma de Peña Nieto, se impuso la desintegración industrial y la fragmentación de los procesos de trabajo, precisamente, para privatizarlos. En este contexto, se decidió que Pemex y CFE, que antes representaban a las industrias nacionalizadas, pasaran a ser simples empresas, con funciones reducidas. Acto seguido, Peña Nieto y secuaces siguieron una política tendiente a quebrar, financiera y operativamente, a esas empresas. En dos años ha logrado tan aviesos propósitos. ¿Pueden Pemex y CFE bajar los precios y tarifas? ¡No! Lo dice el mismo gobierno contradiciendo su propio discurso mentiroso. ¿Cómo bajar el precio de las gasolinas, de suyo muy caras, cuando Pemex importaba el 54% de las mismas? ¿Cómo bajar los precios del gas si Pemex no produce el suficiente para abastecer la demanda nacional y se tienen que importar cuantiosos volúmenes? ¿Cómo bajar las tarifas eléctricas si los costos de explotación (léase el pago a las transnacionales que generan para la CFE) cada vez es mayor, aparte de proporcionarles gas natural seguro y muy barato? Simplemente, no es posible y menos en una situación de quiebra que amenaza con la destrucción de ambas empresas. Pemex obtiene altísimos ingresos, pero opera SIN utilidades, sus pérdidas cada vez son mayores. Lo mismo pasa en CFE. En ambos casos, la propuesta del gobierno consiste en ofertar todo (hasta los activos) al capital más depredador, con una visión entreguista fetichista. En estas condiciones, el cinismo de Peña Nieto, Coldwell, González, Ochoa y demás personeros del ITAM es mayúsculo. Sus disculpas son pueriles. De todo culpan a factores externos, nada tiene que ver nunca la nefasta política energética oficial. ¿Cómo explican el fracaso de la reforma? No la explican, simplemente dicen "no se pudo" bajar precios y tarifas y decretan los aumentos. Las tarifas eléctricas no bajan, suben "La Comisión Federal de
Electricidad (CFE) anunció que durante julio subirán las tarifas
para el sector industrial, comercial y doméstico de alto consumo, debido
a que el precio del combustóleo y el gas natural subieron 8.4 y 18 por
ciento, respectivamente, lo que hizo insostenibles las bajas tarifas que
prometía la reforma energética (Posada M., en La Jornada, 4 julio
2016, p.20).
"La CFE señaló que después de 18 meses de tarifas a la baja, el incremento para el sector industrial será de entre 2 y 5 por ciento; para el comercial suben de 5 a 7 por ciento, y la tarifa de uso doméstico de alto consumo tendrá un incremento de 6.8 por ciento respecto a la establecida para julio de 2015. "La tarifa para el sector doméstico de bajo consumo no mostrará movimiento en lo que resta de 2016. La Comisión explicó que entre 2006 y 2014 la tarifa para este segmento subía cada año 4 por ciento, pero en enero de 2015 mostró una reducción de 2 por ciento respecto al mismo mes de 2014, y en enero de 2016 bajó 2 por ciento en comparación con la tarifa de diciembre de 2015. "Aseguró que 98 por ciento de los usuarios de energía eléctrica están dentro del segmento doméstico de bajo consumo, quienes no serán afectados por el alza". Ochoa miente El director general de la CFE, Enrique Ochoa Reza,
aseguró que más de 35 millones de usuarios de la empresa
productiva de Estado no verán cambios en sus recibos de luz
(Rodríguez I., Urrutia A., en La Jornada, 5 julio 2016,
p.23).
"Detalló que del universo de usuarios de la CFE, 440 mil son domésticos de alto consumo, mientras los hogares de bajo consumo continuarán con una tarifa 2 por ciento más baja y no serán afectados por los cambios. "Gracias a la reforma energética la brecha tarifaria entre México y Estados Unidos se ha ido cerrando. Con datos a abril, provenientes de Estados Unidos, la tarifa industrial promedio mexicana es sólo 8 por ciento más alta que la de Estados Unidos, indicó". Inocultable fracaso por mentiras El acuerdo del gobierno para que la CFE
incremente las tarifas eléctricas está lleno de mentiras y, en
ningún caso, aborda las cuestiones de fondo.
La disminución previa de las tarifas ha sido, principalmente, para los industriales, el sector que mayor consumo tiene, lo que ha favorecido la ganancia empresarial. Esas disminuciones obedecen a tres razones, una, como forma propagandística para mostrar falsamente que la reforma energética "ha funcionado", dos, para ocultar los estragos de la privatización energética, tres, para "desalentar" ilusoriamente que los industriales dejen de ser clientes de la CFE, como viene ocurriendo desde hace años. Los usuarios domésticos SÍ serán afectados y en diversas formas. Primero, las tarifas de alto consumo (DAC) aumentarán. Esa tarifa para consumidores arriba de 250 kW/mes es una verdadera trampa, el que cae en esta difícilmente sale tan solo por la forma mañosa de realizar el cálculo. Pero aún, a quienes se considera, en general, como consumidores domésticos (Tarifa 1) también serán afectados. Esa afectación la harán los propios empresarios sean consumidores o no de la CFE. Simplemente, aumentarán sus "costos de producción" y para resarcirse trasladarán esos costos a TODOS los consumidores. Es lo mismo que ocurre con el incremento en los precios de las gasolinas y del gas. No solamente aumentan los precios de esos combustibles sino muchas otras actividades, como el transporte y los alimentos. Siempre ha ocurrido así. De manera que, en todos los casos, los aumentos son dobles, el directo y el indirecto. Al final, ambos los paga la población. Ochoa omite las razones de fondo, que corresponden a la política eléctrica oficial antinacional. Debido a la privatización, los costos de explotación de la CFE cada vez son mayores, precisamente, por el cuantioso pago a las transnacionales que generan para la CFE, mismas a las que, además, la propia CFE les suministra gas natural barato que importa muy caro a través de transnacionales, como Repsol. Con la privatización, muchas empresas han abandonado a la CFE y ahora le compran a las transnacionales de las que son socios y/o clientes. Eso ha significado fuertes pérdidas económicas para la CFE. En tal virtud, la burocracia itamita busca recuperar algo mediante el aumento tarifario que, reiteramos afectará, principalmente, a los consumidores domésticos. El siguiente paso será eliminar los subsidios al consumo doméstico. Cada año es mayor el déficit porque el gobierno NO le entrega a la CFE los recursos correspondientes, de manera que, tal subsidio va a cargo cada vez más de la CFE, sometida a seria quiebra económica y financiera . Por lo demás, no hay ninguna competitividad. El capital quiere a ésta, pero sin la CFE. Por ello es que declaran su disgusto, pero tomarán la medida como pretexto para seguir sustrayéndose a la CFE e irse con las transnacionales que prometen, solo prometen, menores precios y tarifas. Por lo pronto ya anunciaron que ellos no perderán, el pueblo pagará para que ganancias continúen. Trasladarán aumento a consumidores "Organismos industriales advirtieron que
las empresas del sector difícilmente podrán absorber el incremento
a las tarifas eléctricas anunciado este domingo, pues se da en un
contexto en el que los costos de los productores que importan componentes se han
elevado debido a la depreciación del tipo de cambio y al reciente aumento
a las gasolinas, por lo que muy probablemente se tendrán que trasladar a
los consumidores (Miranda J. C., en La Jornada, 5 julio 2016, p.21).
"El Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic), centro de análisis del sector privado del cual forman parte industrias que utilizan energía eléctrica de manera intensiva, como el sector acerero, dijo que el anuncio tomó por sorpresa a los empresarios, pues el discurso gubernamental para impulsar la reforma energética aseguraba que habría un descenso en los costos de la energía. "A su vez, la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) criticó que parte del aumento anunciado es resultado del cambio en la metodología de cálculo del precio del gas natural, que la confederación cuestionó a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) desde marzo pasado, y del que, dijo, no han recibido respuesta. "De corregirse el doble cobro de transporte en el gas natural, las tarifas eléctricas bajarían 10 por ciento, señaló la Concamin mediante un comunicado". Política eléctrica antinacional La estructura tarifaria
eléctrica jamás se ha definido correctamente. Pero hoy está
peor que nunca. Si el gobierno cree que aumentando las tarifas sacará a
la CFE de la espantosa crisis en que la ha puesto, será en vano. Para
empezar, tendrá que decretar aumentos con mucha frecuencia. Los
consumidores domésticos no podrán resistir esa situación
que será uno de los factores que motiven la necesidad social para
volver a re-nacionalizar a la industria energética.
Además, debe tomarse en cuenta el pésimo servicio que proporciona la CFE, especialmente, desde la privatización, esto es, de 1992 a la fecha. El gobierno puso la facturación en manos de contratistas españoles que ni siquiera conocen el sistema decimal. Lo más grave es la desnacionalización. Al 31 de diciembre de 2015, estaba privatizada el 66.3% de la generación eléctrica a nivel nacional. Las transnacionales y sus socios menores se han posesionado del patrimonio eléctrico de la nación. Se está construyendo la nueva industria eléctrica privada, ha dicho cínicamente Coldwell, secretario de energía de Peña, cuando ambos habían dicho lo contrario: No hay privatización. Al mismo tiempo, se está destruyendo a la CFE (y a Pemex). Esos son los resultados de la reforma energética de Peña Nieto y socios, a todas luces fracasada. No podía ser de otra manera. El cambio en el régimen de propiedad, para volver a ser privado, significa plusvalía para el capital e incluye a las funciones estratégicas, recursos naturales y renta energética, antes a cargo del Estado y ahora, nuevamente, de las compañías extranjeras. He allí lo verdaderamente grave del problema. Finalmente, el aumento en las tarifas eléctricas es la consecuencia del fenómeno que no será superado en el marco de la privatización. Por eso hay que impedirla y revertirla. 2016, elektron 16 (186) 1-4, 6 julio 2016, FTE de México.
Publicidad pagada de Peña Nieto para imponer la privatización energética
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