Volumen 16, Número 334, abril 30 de 2016
 


Shakespeare, 400 años



William Shakespeare gloria de las letras inglesas y universales, nació en 1564, murió en 1616. Dramaturgo, poeta, actor y empresario teatral. Su obra genial incluye tragedias, comedias y obras históricas. Hamlet es la más shakespeariana de sus obras. "Ser o no ser" implica una interpretación compleja. La tempestad fue su última obra, la única con referencias míticas a América.
William Shakespeare


Vida

William Shakespeare, dramaturgo, poeta, actor y empresario teatral. Gloria de las letras inglesas, nació el 26 de abril de 1564, en Stratford upon Avon, condado de Warwickshire, Inglaterra. Murió el 23 de abril de 1616. Pero como escribió Ben Johnson: "Shakespeare no perteneció a una sola época sino a la eternidad".

En 1582 se casó con Anne Hathaway. En 1587 partió hacia Londres. En 1590 estrenó la primera de tres partes de Enrique VI. En 1592, Ricardo III, y Tito Andrónico. En 1594, La comedia de las equivocaciones, y La Fierecilla domada. En 1594 se formó la compañía Lord Chamberlain que, en 1598, construyó el teatro El Globo, a orillas del río Támesis en las afueras de Londres. En 1601, primeras representaciones de Hamlet; en 1606, El rey Lear, Macbeth, Antonio y Cleopatra. En 1613, el teatro El Globo fue destruido por un incendio.

En 1571, se estableció en México el tribunal de la Inquisición, que tantos horrores causó. En 1605, se publicó la primera parte de El Quijote, de Cervantes; y, en 1615, la segunda parte. En 1609, Kepler publicó La astronomía nova, dando cuenta de cálculos sobre las órbitas planetarias elípticas y en 1610, Galileo utilizó por primera vez el telescopio para observar al cielo. Con ello se confirmó el modelo heliocéntrico de Copérnico (1543). En 1615, Harvey descubrió la circulación de la sangre.

En Europa renacía la cultura tras el oscurantismo medieval. Al teatro de esa época pertenece Shakespeare.

En Mesoamérica, los mexicas habían sido sanguinariamente conquistados y padecían el colonialismo español, iba casi un siglo de dominio esclavo.

El 22 de abril murió Cervantes, el 23 de abril Shakespeare.

Obra

La obra dramática y poética de Shakespeare es extensa e incluye tragedias, comedias y obras históricas, así como poemas y sonetos.

Tragedias: Tito Andrónico (1594), Romeo y Julieta (1595-96), Julio César (1599), Hamlet (1598-1601), Troilo y Crésida (1602), Otelo (1604), El rey Lear (1605-06), Macbeth (1606), Antonio y Cleopatra (1606), Coriolamo (1608), Timón de Atenas (1608).

Comedias: La comedia de las equivocaciones (1594), Los dos hidalgos de Verona (1594-95), Penas por amor perdidas (1598), El sueño de una noche de verano (1594-95), El mercader de Venecia (1596), Mucho ruido y pocas nueces (1598), A vuestro gusto (1599-00), Las alegres comadres de Windsor (1699-00), Noche de reyes (1601), A buen fin no hay mal tiempo (1602), Medida por medida (1604), Pericles (1607), Cimbelino (1610), Cuento de invierno (1610), La Tempestad (1611), La fierecilla domada (1593-94).

Obras históricas: Ricardo II (1594), Enrique VI (1a, 2a, 3a parte, 1592-94), Ricardo III (1592), Enrique IV (1a 1596, 2a parte 1597), Enrique V (1599), El rey Juan (1597), Enrique VIII (1613).

Poesía: Venus y Adonis (1593), La violación de Lucrecia (1594), Sonetos (1595).

La obra ha sido representada en las grandes capitales culturales, como Praga y Varsovia; en México, por la Compañía Nacional de Teatro, en su momento fundada y dirigida por el maestro Héctor Azar. También, en el cine y la televisión del mundo.

Hamlet

De Hamlet se ha escrito que es la obra más "interesante", la más sugestiva para la sensibilidad, la más shakesperiana. Es la que plantea más agudamente los problemas, las ambigüedades y los misterios, al tiempo que logra las más sugestivas profundidades de la palabra poética.

Muchas interpretaciones se han hecho respecto a Hamlet, desde el punto de vista estético, filosófico y sicoanalítico. Pero el juicio sobre Hamlet es extraordinariamente complicado

Ser o no ser

Entre las escenas famosas, figuran la del monólogo de Hamlet (acto III, esc. IV) que empieza con el célebre verso "Ser o no ser, he aquí el problema" ("To be or not to be: that is the question").

Hamlet se pregunta (en la versión 23, ed. Porrúa, 2007): "¿Cuál es la más digna acción del ánimo: sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia?". La dicotomía es profunda y rebasa al drama del príncipe Hamlet para convertirlo en drama del hombre, de la humanidad.

Pero, ¿qué es ser y qué es no ser? Son dos rasgos fundamentales y opuestos de la naturaleza humana. Ser no es solo existir sino saber ser, sabiendo el objetivo de ser, es decir, teniendo conciencia del ser.

El espacio y el tiempo son formas de existencia de la materia en movimiento y, para que haya movimiento, debe haber acción. El no ser también ocurre en el tiempo y el espacio, pero no hay acción.

¿El ser y el no ser son una dicotomía, antítesis o dualidad inherente al hombre, individual y/o colectivo? En la dualidad se puede ser o no ser, pero no ambos al mismo tiempo. Los elementos de la dualidad luchan constantemente entre sí.

En Hamlet está presente la lucha de contrarios. El ser es de fase activa y el no ser de fase pasiva. La duda lleva a la negación, sea temporal o definitiva. Es la disyuntiva previa a la toma de grandes decisiones, mismas que deben ser convenientemente valoradas. La sola voluntad o las decisiones improvisadas no conducen al ser sino al no ser. Esos contrarios forman una dualidad, sea a nivel personal o colectivo. En nuestra época es un asunto de relación de fuerzas y acciones concientes, esto es, de la conciencia.

Esta no existe si está enajenada, se necesita liberarla lo cual implica una gran decisión para asaltar el cielo. Con una conciencia enajenada, ajena, que no nos es propia, la mayoría prefiere el no ser, desdeña la resistencia y asume la opresión. Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser. Para saberlo se necesita de la conciencia organizada, en plan de ruptura y construcción, con una conciencia propia para adoptar la digna acción.

En Hamlet la discusión no está en vengar al padre sino en qué momento, dejando este en la incertidumbre. El rey Claudio, tío que usurpa el reino, niega la acción del príncipe. Este se finge loco y la que enloquece es Ofelia, maltratada siendo amada. Claudio, quien es el rey, busca la negación de la negación en Laertes, quien desafía a Hamlet para un encuentro sucio de esgrima, urdido por Claudio. La traición está a cada paso. Al final, todos mueren. Esa negación de la negación hoy en día es típica de un ambiente socialmente infectado.

Los sueños

Hamlet reflexiona y exclama: "Morir es dormir y tal vez soñar" y luego agrega, "¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza?" (Acto III, esc. IV).

Las grandes decisiones son parte de un sueño. Pero con ello no se es. Hace falta saber para qué se es, cuál es el objetivo de ser. Esto lo ilumina la conciencia, pero también las condiciones sociales y la concurrencia de circunstancias. Hamlet se desarrolla en el feudalismo, entre una fase que se iba y el capitalismo que venía. La monarquía estaba en retirada, pero había duda en eliminarla. Hoy la dicotomía no es terminar con una clase social, que es bastante, sino con todas. El ser social determina la conciencia, pero esta idea no existía en el medioevo, surgió hasta el siglo XIX.

Una idea central es la frase: "La natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia"(Acto III, esc. IV). Esta debe tener una expresión concreta no abstracta y practicarla apropiadamente sin que lime a la voluntad ni palidezca ante las circunstancias. En Hamlet la debilidad de la voluntad lo lleva al fracaso, lo que contrasta con Laertes y Fortimbrás, ambos hombres de acción y de masas.

De manera que, Hamlet rebasa la consideración de un juicio sobre el personaje, que vive su vida externa al drama. Este, el ambiente social de la época, es el que determina la conciencia del príncipe y lo hace dudar.

La Tempestad

Esta es la última obra que escribió Shakespeare y se trata de una fantasía poética, que ha interpretado a América con base en los mitos de dos de sus personajes, Ariel y Calibán. La tempestad es la historia de unos hombres que, exiliados de su país, se encuentran en una tierra desconocida, mágica y misteriosa. Se ha escrito que es una historia de prodigios y redenciones, magia y perdón. Su grandeza no está sólo en la elegancia de su escritura, sino también en la fuerza de la historia y del mensaje que transmite.

Shakespeare utiliza lo sobrenatural, recurriendo al mundo de los duendes y las hadas, fundiendo sus acciones con aventuras humanas. La atmósfera de La tempestad es la de una isla de la fantasía, con la acción en la orilla de una isla solitaria en medio del mar, por todas partes se difunde una luz armoniosa, el aire resuena con voces sobrenaturales.

Somos de la misma materia que los sueños

Sobre La Tempestad también se han realizado amplias interpretaciones. Algunos consideran que, en las poesías de Ariel y las palabras de Próspero, el poeta Shakespeare se dirige al mundo para expresar su concepto de la vida.

"Somos de la misma sustancia de que están hechos los sueños, y nuestra breve vida está rodeada de un sueño" (Acto IV, esc. 1, Porrúa, 18 ed., 2006).

La frase tiene una connotación profunda. ¿Cuál es la sustancia de esos sueños? La materia de que está hecho el ser, la materia en movimiento de una estructura altamente organizada (el cerebro, la mente, la conciencia). En la materia humana viva se producen los sueños.

A la manera calderoniana, la vida es un sueño, un suspiro fugaz en la Tierra.

Visión europea de América

Se han hecho diversas interpretaciones sobre la identidad del continente y su significado en la conquista de América.

Estando Próspero contándole a su hija Miranda cómo es que habían llegado a la isla en que se encuentran, Ariel le informa de la tempestad que provocó por órdenes de Próspero. Y dice que el buque del rey, que había sobrevivido a la tempestad, está anclado en la bahía de las "siempre tempestuosas Bermudas" (Acto I, esc. II).

En ese lugar es donde se desarrolla la acción. El tiempo en que ocurre es posterior a la conquista española de América.

Próspero es un antiguo duque de Milán que tiene a su servicio a Ariel, genio, y Calibán, esclavo salvaje y deforme. Tanto uno como otro reclaman reiteradamente a Próspero su libertad.

Próspero le dice a Calibán: "Yo di a ti las palabras". "Me tomé el trabajo de enseñarte a hablar". Y Calibán responde: "Me has enseñado el uso de la palabra, y lo que aproveché de ella es que puedo maldecirte" (Acto I., esc. II).

Es el dominio mediante la lengua impuesta. Esto ha ocurrido no solo en una forma idílica y poética sino en la realidad concreta.

Calibán se encuentra a un bufón del rey y a un repostero borrachín, quienes le ofrecen vino y decide postrarse ante ellos. Cree que lo liberarán de su opresor. Puesto de rodillas les cuenta que está sometido a un tirano, quien le robó la isla. La venganza a través del bufón y el repostero fracasa. "¡Qué triple asno era en tomar a este borracho como un dios y adorar a este bufón imbécil!" (Acto I, esc. II), dice Calibán cuando es reprendido por Próspero y vuelto a someter por éste.

Ariel, quien ejecuta los deseos sobrenaturales y controla los fenómenos naturales, también aspira a la libertad. No lo logra sino hasta el final, cuando se va a volar.

Se trata de la visión europea de la época respecto a América. Shakespeare sabía de las sucesivas oleadas de invasores europeos en el continente para ellos nuevo.

Una visión muy acertada es el anhelo de libertad de los nativos esclavos, que se extiende a los genios europeos.

Los nativos eran considerados como salvajes y deformes, los europeos bellos y refinados, con derecho a oprimir a los demás. La lucha de contrarios se expresa en el dominio de unos sobre los deseos de libertad de los otros, en este caso, Calibán y Ariel. El primero no vacila en postrarse a la peor ralea para traicionar a su opresor cambiándolo por otros opresores.

Eso se parece mucho a lo ocurrido en Mesoamérica con los totonacas. Estos, oprimidos por los mexicas se aliaron con los españoles que, a su vez, los traicionaron para oprimirlos, imponiendo con violencia su lengua (también para maldecirlos), su religión, su ignorancia y peores vicios.

Por otra parte, en Europa se creía en brujas, genios y encantamientos. Ya existían las primeras universidades, pero se ignoraba el esplendor maya, no conocía el cero (0). Europa apenas empezaba a salir del oscurantismo dominado por el feudalismo y la iglesia. El final feliz es muy grato para los reyes en La tempestad, pero la monarquía ya no podía sobrevivir, estaba en franco declive.

Este 2016, Shakespeare será honrado con un amplio programa cultural mundial. El FTE se congratula de estar presente. (db, phd).


Ref.: 2016, elektron 16 (113) 1-4, 23 abril 2016, FTE de México.
El Globo (reconstruido), teatro de Shakespeare, Londres






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