Por 367 votos a favor y 137 en contra, Dilma Rousseff será destituida por decisión de los diputados brasileños que la traicionaron. El PT es minoría. Dilma fue electa por 54 millones 500 mil votantes, pero menos de un milésimo por ciento acordó lo contrario. Esa es la democracia burguesa basura. Muchos diputados están involucrados en procesos de corrupción. Dilma no es investigada ni acusada de ningún delito. En el futbol carioca ya no hay "jogo bonito" pero, en política, la situación es grotesca.

Pomposamente, muy agringados, le llaman impeachment pero NO hay NINGUNA acusación. A Dilma Rousseff, presidenta brasileña, NO se ha imputado NINGÚN delito, tampoco hay ninguna investigación. Es decir, no hay impeachment. Sin embargo, los diputados brasileiros ya aprobaron dicho impeachment.

¿Es que han perdido la razón y el sentido común? ¿Eso es parte del folklor bananero latinoamericano? En realidad, es algo más simple. Se trata de evidentes actos de corrupción, a cargo de legisladores corruptos al servicio del capital y del imperio, en plan de abierta burla a su propia "democracia" basura.

"Han sido 367 votos favorables y 137 en contra de la destitución de Dilma Rousseff, quien llegó al poder al amparo de 54 millones de sufragios. Nueve ausencias y abstenciones podrían haber ayudado a la mandataria a permanecer en su puesto, pero no fue así. La Cámara de Diputados, presidida por Eduardo Cunha, reo en el Supremo Tribunal Federal por crímenes diversos, que van de la lisa y llana corrupción a mantener cuentas ocultas en Suiza, decidió poner fin al gobierno de quien ni siquiera es investigada (Nepomuceno E., en La Jornada, 18 abril 2016, p.2).

"En las justificaciones de los votos de quienes defenestraron a la mandataria, apenas se mencionaron los delitos de que es acusada. Fueron sufragios en nombre de Dios, de la patria, de la familia; es decir, puras diversificaciones en un momento tan decisivo para el futuro del país.

"El resultado superó las peores expectativas de sus defensores, inclusive en la opinión pública. Es una derrota que rebasó la anunciado.

"Si se recuerda que Brasil vive una de las peores recesiones económicas de los pasados 100 años, que viene de un periodo de año y medio en el que el gobierno de Rousseff apenas logró gobernar, lo que se espera de Temer y sus aliados es un escenario nebuloso, de dudas y crisis. Más: tendrá que enfrentarse con la anunciada oposición durísima de los movimientos sociales, de las principales agrupaciones sindicales y con todos los que no se resignan al golpe institucional que victimó a una presidenta inhábil pero que no cometió ningún crimen que justificara su destitución.

"Teóricamente, el futuro inmediato de la presidenta está en manos del Senado, que el 11 de mayo emitirá –a menos que se decida anticipar o postergar la fecha anunciada– su veredicto. Los diputados autorizaron el juicio contra Rousseff y toca al Senado llevar o no adelante la medida.

"Nadie apuesta un centavo porque el Senado cambie la decisión de los diputados. El juego está definido. Una presidenta que ni siquiera está investigada ha sido condenada por un bando de legisladores acusados o denunciados por corrupción, comandados por un colega, Eduardo Cunha, presidente de la cámara".

Las únicas acusaciones contra la presidenta se refieren a los decretos de créditos suplementarios realizados por el gobierno –reasignaciones de recursos presupuestales para hacer frente a la crisis económica– y a un retraso en una transferencia de las arcas públicas al Banco de Brasil para el pago de un programa de crédito agrícola, y ninguna de esas medidas viola el marco legal.

Esto es, faltas administrativas si acaso. Eso en lo formal, pero políticamente, si hubo serios errores. Dilma no supo gobernar a pesar de llevar varios años en la presidencia. Lo peor es la política aplicada, orientada a complacer al FMI y al imperio.

Lula y Dilma dejaron las Cámaras en manos de traidores y corruptos, los medios en manos de las mafias empresariales y el petróleo lo entregaron a las transnacionales. En vez de expropiar a los medios los dejó hacer lo que quisieron. Se dedicó a administrar la crisis del capital, el mismo que ahora le dio un Golpe de aparato.

Al final se trató de resolver la crisis con medidas burocráticas. Hasta eso era tarde. Lula no pudo ni podía. La corrupción en Petrobras los colapsó.

El PT tiene una enorme responsabilidad y representa una clara minoría. Entre los diputados no pudo obtener ni siquiera un tercio de la votación. Estando supuestamente en el poder lo entregó a las mafias más corruptas. La corrupción lo corroyó.

¿Con qué autoridad política podría el PT organizar la protesta social?


Ref.: 2016, elektron 16 (108) 1-2, 18 abril 2016, FTE de México.

No, al golpe, dijo la CUT. Bien, pero es realmente poco; el Golpe es un hecho

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