Pemex perdió en 2015 la cifra más alta de su historia: 521 mil 607 millones de pesos, casi duplicando las pérdidas de 2014. Pero, por concepto de impuestos, derechos y aprovechamientos entregó al fisco el 400.7% de su rendimiento operativo. Así informó Pemex a la Bolsa Mexicana de Valores. El gobierno ya quebró a Pemex y hay evidencias explícitas derivadas de una política petrolera oficial criminal. Es el resultado de la desnacionalización y privatización petrolera de Peña Nieto.
Ku-Maloob-Zaap, activo de Pemex en declive
Lo hemos venido diciendo por décadas: la
política petrolera oficial es antinacional, pro imperialista y criminal.
Desde 1976, cuando los electricistas de la Tendencia Democrática del
SUTERM fuimos reprimidos militar y políticamente por el Estado y gobierno
en turno, señalamos que se había entrado en una onda larga de la
crisis capitalista que terminaría por destruir a las industrias
energéticas nacionalizadas.
El imperialismo tenía prisa por deshacerse del patrimonio energético de la nación. Por ello nos reprimió eliminando al último bastión de la insurgencia obrera. La nacionalización eléctrica fue interrumpida, pronto revertida con Salinas, Zedillo, Fox y Calderón hasta ser eliminada por Peña Nieto. Nadie autorizó a Peña ni a los partidos políticos, legisladores y ministros para llevar a cabo este grandísimo atropello. Fue el entreguismo oficial al imperio de un gobierno a su servicio, el que dio por concluida la expropiación petrolera de 1937 y la nacionalización eléctrica de 1960. Con flagrantes mentiras Peña Nieto, Videgaray, Beltrones, Lozoya, Coldwell y otros legalizaron a su contra revolución burguesa mediante reformas regresivas constitucionales que cambiaron el régimen de propiedad, el cual, de ser nacional pasó nuevamente a ser privado y, precisamente, del capital extranjero. Mediante descomunal campaña publicitaria pagada con recursos públicos, Peña y su gobierno repitieron mentiras hasta el hastío. Aseguraban que "no hay privatización" ni de Pemex ni de CFE. Estas empresas conservaron el nombre, pero no sus funciones, las cuales fueron drásticamente reducidas para que todas las fases del proceso de trabajo petrolero y eléctrico se sujetaran a la privatización. Hoy se vive una entrega acelerada de las industrias petrolera, petroquímica, eléctrica y de telecomunicaciones. Ni siquiera las "empresas" (antes industrias) representadas por Pemex y CFE están en posibilidades de sobrevivir. Para terminar de deshacerse de esa infraestructura disfuncional Peña Nieto y socios han procedido a la quiebra financiera, técnica y operativa de ambas empresas. Privatización y quiebra El mismo gobierno de Peña afirma lo que niega. En
el reporte que Pemex envío a los capitalistas especuladores de la Bolsa
Mexicana de Valores les informa los resultados de sus
fechorías.
En 2015, Pemex perdió 521 mil 670 millones de pesos, la cifra más alta de su historia. ¿Por qué pierde Pemex? Según la burocracia en turno, por la carga fiscal y la devaluación del peso. Esos factores cuentan pero, con ser gravosos, no son los principales. De la desastrosa política petrolera oficial no dicen nada, si bien, la ponen en evidencia con los datos que proporcionan. En 2015, Pemex entregó a la secretaría de hacienda, por concepto de impuestos, derechos y aprovechamientos, el 400.7% de su rendimiento operativo. Esa cifra no solo es absurda sino estúpida por criminal. Pemex pagó al erario 4 veces más de lo que ganó en el año, algo verdaderamente aberrante. Ninguna petrolera (pública o privada) del mundo trabaja de esa manera. En 2014, había sido el 121.4% lo que el gobierno decomisó a Pemex. De un año a otro se disparó el saqueo depredador. No es solo por la baja en los petroprecios. Eso cuenta porque representa menos ingresos de Pemex por concepto de exportaciones de petróleo crudo. Pero hay algo peor, la voracidad depredadora del gobierno en turno, que no solamente recorta el presupuesto a Pemex, sino que le sustrae más de lo que gana. Más endeudamiento y privatización La deuda financiera total registró un
aumento de 30.6 por ciento, principalmente por mayores actividades de
financiamiento, y se ubicó en un billón 493 mil 400 millones de
pesos, equivalente a 86 mil 800 millones de dólares (Rodríguez I.,
en La Jornada, 1 marzo 2016, p.21).
El director de Pemex, dijo en rueda de prensa que el ajuste presupuestal de 100 mil millones menos para Pemex permitirá buscar "nuevos esquemas para una posible capitalización". ¿Qué quiere decir? Uno, que Pemex ha sido descapitalizada por el gobierno y, dos, que para "capitalizarla" acudirán al sector privado. ¿Cómo sería? De la única manera que conocen los neoliberales: entregando a Pemex a los empresarios privados. Y todavía se atreven Peña y socios a afirmar que "no hay privatización". Con el reciente "ajuste" presupuestal drástico, José Antonio González dijo que se mantendrán vigentes los proyectos más rentables. A continuación, informó lo contrario, al señalar que los más afectados serían, precisamente, los proyectos de las áreas más rentables relacionadas con la transformación industrial. También dijo que proyectan un precio promedio de 25 dólares para la mezcla mexicana del crudo de exportación. Aún así, la rentabilidad de Pemex es muy alta, la más alta del mundo. El precio de extracción de crudo es de 8.22 dólares por barril, la ganancia está asegurada. Pero no para Pemex sino para las transnacionales, a las que se han entregado contratos para la extracción de reservas probadas y posibles, certificadas por Pemex en las aguas superficiales y someras del Golfo de México. En suma, el gobierno ya quebró a Pemex. Si no han hecho la declaratoria respectiva es para asegurarle al capital privado que les entregará la actual infraestructura en el momento en que ellos dispongan, las funciones ya son suyas. Además, Pemex está tan endeudada que debe más de lo que valen sus activos. Por ese camino Pemex no tiene remedio. La alternativa propuesta por el FTE es la única propuesta coherente: nacionalizar a la industria petrolera, integrar el proceso de trabajo industrial, aprovechar racionalmente los recursos naturales energéticos y hacerlo bajo el control obrero de la producción e investigación. La condición está en la organización social y la lucha consecuente con independencia de clase. Ref.: 2016, elektron 16 (61) 1-2, 1 marzo 2016, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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