La sucia maniobra de patrones y gobierno les dio amplios resultados. Sus socios, los charros sindicales, se posesionaron de los contratos colectivos de trabajo y legalizaron sus atracos. La huelga de los jornaleros de San Quintín no solo fue quebrada, ahora los despidos están a la orden del día. Ni sindicato, ni empleo, ni mejora en las condiciones laborales semi esclavas. Nada cumplen patrones ni gobierno.
Cuando el FTE señaló lo que
estaba pasando, y lo que vendría, sonó muy fuerte. Pero la
política se comprueba en la práctica. A unas semanas,
después de los supuestos "acuerdos" laborales, con el gobierno y SIN los
patrones, todo quedó en una sucia maniobra y los despidos son la
característica y consecuencia.
Todo lo dicho por el FTE se ha cumplido y no nos da gusto, porque no fuimos escuchados y se vuelve a repetir otra derrota. ¿Por qué? Uno, lo que advirtió el FTE es el resultado de nuestra conciencia, conocimiento, experiencia y práctica política consecuente. Dos, también es el resultado de la carencia de política por parte de los jornaleros, imposibilitados para ejercer acciones mínimas. Tercero, por la injerencia de personeros solo interesados en la manipulación y control, nunca en una genuina asesoría. Cuarto, porque el corporativismo sindical no se puede vencer solo con buenos deseos y voluntarismo. Cinco, por una penosa falta de solidaridad proletaria. Para "concluir" el conflicto, el gobierno ofreció a los jornaleros un incremento salarial de 150 a 180 pesos diarios. Ese "acuerdo" NUNCA lo firmaron los patrones, ni menos quedó plasmado en documento legal alguno, fue solo una promesa que gobierno y patrones no cumplieron. Ahora no lo dice el FTE sino los medios. La prensa nacional y extranjera estuvo cubriendo los hechos. Una vez que se fueron del valle de San Quintín, vino la revancha: los patrones despidieron a miles de jornaleros con sus 150 pesos pero de finiquito total, una verdadera burla. Comes y te vas Laura Sánchez, en el Universal, publicó una nota
que muestra la indignante situación laboral de los jornaleros de San
Quintín, Baja California.
"Al terminar de piscarse la última fresa del Valle de San Quintín, los patrones de los campos agrícolas acostumbran recompensar a sus jornaleros con una comida de agradecimiento: una torta de frijoles, un refresco de cola, y si la temporada de cosecha fue muy buena, también se sirve carne (Sánchez L., en El Universal, 28 julio 2015). "Casi todos los ranchos se han sumado a ésta tradición, incluidas empresas internacionales asentadas en la región como las estadounidenses Driscoll’s y Berrymex, que mantienen, desde México, el control mundial de la exportación de fresas y frutos rojos. "Un sábado de junio, entre los más de tres mil jornaleros que trabajaban en Berrymex, estaba Daniela. Ese día comió tranquila y sabía que aunque la temporada de recolección terminaba, había que deshierbar y preparar la tierra para la nueva cosecha. "Frente a ella los ingenieros agrónomos— encargados del rancho de frutos rojos— no levantaron la cabeza ni sonrieron durante la comida. Pero no era raro: un patrón nunca se mezcla con un jornalero; en el campo hay más jerarquías que en la realeza. Al dar las cinco de la tarde, las cuadrillas de campesinos se levantaron apresurados de sus lugares. Era la hora de la salida y muchos tenían que caminar kilométricas veredas para llegar a sus comunidades. “En la puerta se nos pagó el día en 150 pesos junto con una hoja que nos pidieron que la firmáramos. Nos estaban echando, así nada más el mayordomo nos dijo: ‘se acabó el trabajo, hasta aquí’”, asegura Daniela, quien es originaria de Sinaloa y llegó hace dos décadas a piscar con su familia". Venganza patronal "Ese día fueron despedidas más de 300
personas de las cuadrillas de la pisca de fresa, posteriormente 200 y así
hasta que el rancho echó a unas 800 personas, según datos
proporcionados por el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales y
los propios involucrados.
"La Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social ha contabilizado al menos 3 mil despidos luego de que pasaran las protestas y las huelgas de mayo, que evidenciaron las pobres condiciones de trabajo a los que son sometidos los campesinos del valle agrícola. "Después de las manifestaciones, el que protestó la está pagando: “Es la venganza; los patrones se la están cobrando”, dice Daniela con los labios apretados, como queriendo controlar el llanto. "La jornalera se hunde en el silencio, ese mismo que ha quedado después de las protestas, porque tras el fervor por exigir sus derechos y una vez que se fue la prensa internacional y las organizaciones extranjeras, las penas y las desdichas se volvieron peores en San Quintín". Firmaron en blanco “Nos dieron a firmar unos papeles supuestamente por
haber faltado. Bien tonta los firmé y yo creo que por eso pudieron
corrernos así como así. Hasta el mayordomo dijo: ‘yo pienso
que esos papeles no se deberían de ir porque quien sabe para que la van a
utilizar, ya con eso no vamos a poder pelear nada’”, recuerda
Daniela.
"Cuando terminó el día, una ráfaga de miradas poco amables cayó sobre los jornaleros. Los ingenieros de la empresa Berrymex les reclamaron que durante sus manifestaciones se echó a perder la fresa, luego les explicaron que en los 150 pesos diarios venían incluidas sus prestaciones. Por las pérdidas sólo les dieron 180 pesos de utilidades". Sin trabajo y sin derechos "En la colonia San Juan Copala viven miles
de jornaleros en precarias casas de cemento y otras de madera, recubiertas con
lona, cajas de cartón y rodeadas por infinitas estrías de aguas
negras. En ese sitio vive una de las comunidades triquis más grandes al
norte de México y se registró uno de los enfrentamientos
más sangrientos entre jornaleros y autoridades policiales durante las
protestas.
"Una delegación fue quemada, un vehículo blindado destrozado y más de 500 personas detenidas. "Más de 100 jornaleros están reunidos. Se les ve serios, muy serios. Y comienza a hablar don Dionisio Martínez: “Durante las protestas se firmó un papel para que cuando terminara la huelga, no hubiera represalias contra los trabajadores y regresaran a sus trabajos. Entonces cada quien se regresó a sus ranchos, pero entonces nos dijeron ‘trabajo para ustedes no hay, porque ustedes son unos escandalosos’”, recuerda que le dijo su entonces patrona a don Dionisio, quien se quedó sin trabajo tras 20 años de cultivar fresa, tomates, espárragos y uvas en ese lugar. "Los oaxaqueños le exigieron a la patrona que reconociera todos los años que habían trabajado en el campo; ella respondió que no. Fueron 143 jornaleros los despedidos del rancho San Vicente Camalú, propiedad de Salvador García. "Isaías Cruz, un joven oaxaqueño de mirada rabiosa y hablar fuerte, asegura que después de la huelga se acabó el trabajo para su comunidad, “fuimos fichados por los patrones”, explica. “Esto ha sido más que una represalia para nosotros, todos los ranchos nos están sacando, nos sacaron con Berrymex, San Vicente Camalú y otros tres ranchos; es más que una venganza”. "Después de las protestas, el rumor de que los huelguistas fueron los oaxaqueños se ha corrido como pólvora". No ha pasado nada "Los acuerdos que se habían alcanzado durante las
reuniones entre el gobierno federal, estatal y los campos agrícolas
estipulaban que se incrementaría de 120 a 150, 165 y 180 pesos.
Además de otorgar las prestaciones como el Seguro
Social.
“No ha pasado, es una mentira” dice Esteban, un joven que fue despedido. "El método que han encontrado los patrones para librar los incrementos ha sido pagarles por tareas: llenar tantas canastas de fresas, tantos botes de tomate. Ahora nadie quiere pagar por día". Tibios reclamos de la UNT "A los jornaleros del Valle de San Quintín, en Baja
California, no les han cumplido con el incremento salarial, que se pactó
en reuniones con las secretarías de Gobernación y del Trabajo, y
tampoco se ha avanzado en muchos otros compromisos que se acordaron con estos
trabajadores, como el que todos estén registrados en esquemas de
seguridad social (Muñoz P., en La Jornada, p.15, 29 julio
2015).
"En cambio, patrones de la región han tomado acciones como despedir trabajadores, sobre todo los que han estado más activos en las movilizaciones, para conseguir el incremento y mejores condiciones laborales. "Así lo plantearon representantes de diversos sindicatos (de la UNT) al titular de la Secretaría del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, en una reunión que sostuvieron para tratar conflictos pendientes de solución en el sector obrero. "Ante ello, el secretario instruyó a la subsecretaría del Trabajo y a la oficialía mayor de la dependencia a formar un grupo de trabajo, que atienda los comentarios y analice soluciones a los conflictos planteados por los dirigentes. Incluso les dijo que incrementará su diálogo, pero con avances concretos sobre los temas planteados y siempre dentro de la legalidad. "Navarrete Prida comentó: Lo que esté en mi mano hacer, lo voy a hacer, y que tienda al beneficio de México". No es despido es descanso "Héctor Luján, director de la empresa
Berrymex, aseguró que es totalmente falso que se hayan hecho despidos
como represalia por las protestas que se suscitaron en meses pasados
(Sánchez L., en el Universal, 28 junio 2015).
"En entrevista desde su filial en Oxnard, California, destacó que el hecho de que al menos 50% de la plantilla que generalmente labora en época de invierno no esté trabajando, se debe a que durante el verano no hay cosecha de frutos rojos". Burla tras burla La situación es indignante. Pareciera que la huelga
no sirvió de nada, al contrario fue más perjudicial a los
jornaleros. Sin embargo, no es así y los efectos adversos tienen
explicación.
La razón sigue existiendo para los jornaleros, los criminales son la Troika: patrones, gobierno y charros sindicales. Lo malo es que no se tiene política de clase. Sí, hubo decisión, movilización, enfrentamientos con la policía, incluso. Pero faltó la política. El movimiento cedió muy pronto la iniciativa a la Troika y está los traicionó. Los jornaleros ni siquiera se constituyeron en sindicato y menos disputaron ningún contrato colectivo de trabajo. Los charros de la UNT, que disponen de abogados a sueldo, no supieron (ni quisieron) asesorar jurídicamente a los jornaleros. Todo quedó en declaraciones a los medios y promesas incumplidas. Todavía ahora, la UNT se reunió (a puertas cerradas) con Navarrete Prida para "dialogar" sin llegar a nada. Navarrete contesto que habrá "más diálogo", sabedor que no se llegará a ningún acuerdo solo a un falso e inútil "diálogo". "Lo que esté en mi mano lo haré", dijo, y lo hará. ¿Qué quiso decir? Que seguirá apoyando a patrones y charros sindicales, de cuyo corporativismo forma parte el Estado y gobierno en turno, son la misma familia fascista. En la conciliación con el capital, a Hernández Juárez le preocupa más la "caja de ahorros" de los telefonistas que la solidaridad con los jornaleros. Lo mismo ocurre con la AFL-CIO norteamericana, siniestro aparato del imperio interesado en seguir subyugando, desviando y traicionando al sindicalismo mexicano, como hace más de 100 años. ¿Qué hacer ahora? Lo que es lógico y es necesario: Comenzar de
nuevo, que no significa comenzar de cero. Hay que definir bien los objetivos, no
se deben improvisar.
¿Qué se necesita? Primero, la fuerza de la energía. ¿Qué es eso? La fuerza de la voluntad conciente, expresada orgánicamente y dirigida políticamente. Esto es, la voluntad de lucha, la intensidad y persistencia de la misma. Esto no puede hacerse sin organización social y sin dirección política. No estamos hablando del Partido sino de cuestiones mínimas y elementales. Hay que constituir al sindicato y disputarle la titularidad contractual, una por una, a los charros sindicales. Esto significa retomar la iniciativa política. En Baja California hay abogados y luchadores sociales solidarios; los procedimientos legales son conocidos. En cuanto a la política, hay que aprenderla, estudiándola comprensivamente, en un proceso gradual y sistemático. El sindicato no es todo, es solo una parte, pero es necesario, es el centro que se necesita para practicar la democracia obrera, educarse políticamente y formular colectivamente la política. El contrario es poderoso por mafioso y no hay líneas de decisión rápidas. Pero se puede. Lo que no se debe es dejarse embaucar por otros charros, que aparentan apoyo solo para subyugarlos más, y menos andar coqueteando con las nefastas AFL-CIO y CSI (antes CIOSL). Ref.: 2015, elektron 15 (213) 1-4, 3 agosto 2015, FTE de México.
Canasta de fresas cultivadas por los jornaleros del valle de San Quintín.
FOTO: E. Garrido Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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