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MEXICO
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PERIODICO DEL FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA DE MEXICO
 Vol. 2, No.31         Octubre 13 de 2002
¡Vuelve a Mentir!

Amplia capacidad destructiva del foxismo: se deforma el concepto de servicio público de energía eléctrica, se amplía la intervención privada en la generación, se facilita la apropiación privada de la red eléctrica nacional. A CFE se le reduce sensiblemente, peor es el caso de LFC. El CENACE se quita a CFE para ponerlo al servicio de las transnacionales privadas. Para Fox, esto no es privatización sino todo lo contrario.

 

Otra vez la realidad falseada

  1. No se fortalece el servicio público de energía eléctrica, se le sigue destruyendo mediante deformaciones y ocurrencias.
  2. La CFE es reducida y desintegrada, el Cenace dejaría de pertenecer a CFE. El despacho eléctrico lo reduce el foxismo a una simple operación de control de flujos.
  3. No es cierto que se multiplica el empleo y la capacitación; se fortalece la corrupción de los charros, cómplices de la privatización eléctrica.
  4. Ampliar la capacidad privada de generación eléctrica, facilitar la apropiación privada de la red eléctrica y poner el control operativo del sistema eléctrico al servicio privado. Eso es desnacionalizar a la industria.
  5. No hay ninguna modernización sino una regresión; las propuestas de Fox están históricamente superadas. El sector privado es incapaz de garantizar un adecuado servicio. Por ello, se nacionalizó la industria eléctrica.

¿Regulación y precios competitivos?

“El Programa del Sector Energía 2001-2006 establece que el sector energético debe contar con una regulación moderna y transparente que garantice la calidad en el servicio, así como precios competitivos; asegurar recursos para que las empresas públicas del sector puedan cumplir sus objetivos; facilitar la competencia e inversión y promover la participación de empresas mexicanas en los proyectos de infraestructura energética, y que uno de los objetivos para el 2006 es contar con empresas energéticas de alto nivel con capacidad de abasto suficiente, estándares de calidad y precios competitivos”.

Con esa base, la de un programa unilateral impuesto burocráticamente al país, el Fox cree que puede destruir impunemente el patrimonio energético nacional.

La regulación “moderna y transparente” ni es moderna y menos transparente; se trata de la privatización, furtiva y corrupta, que lleva a cabo Fox al margen de la ley. Es completamente falso que eso “garantice la calidad del servicio” y menos “precios competitivos”.

La nacionalización eléctrica se llevó a cabo, precisamente porque la industria privada fue incapaz de ofrecer un servicio decente, ya no digamos de calidad. Los precios competitivos no son tales, de entrada, serían precios más altos respecto de los actuales. Eso es evidente en la medida en que los inversionistas privados venderán la energía que generen a precios mayores a los costos de producción, para incluir un porcentaje adicional por concepto de la ganancia capitalista.

Sí es cierto que la política foxista está orientada a “facilitar” la competencia e inversión privadas en los proyectos de infraestructura energética. Pero, eso, es contrario a lo dispuesto por la Constitución. De manera que, el Programa Sectorial es anticonstitucional. Consecuentemente, lo son todas las acciones que del mismo se derivan.

El objetivo que se propone en dicho programa no se logrará con la privatización. Ninguna empresa podría tener una mayor capacidad de abasto que la industria nacionalizada, ni los estándares de calidad y menos los precios competitivos; ni siquiera desnacionalizando a toda la industria y volviéndola a integrar, siendo privada. Las corporaciones tienen otros objetivos que son el lucro y la obtención máxima de ganancia. Para lograrlo no dudan en hacer uso de la especulación, los fraudes, la manipulación del mercado y el mal servicio. Fox pretende dilapidar el patrimonio nacional adornando el discurso con terminología inapropiada.

“Lo que se propone es modernizar las formas de financiamiento y las estructuras orgánicas y funcionales de la industria eléctrica, así como actualizar su marco jurídico, todo ello para racionalizar la utilización de los recursos públicos”, argumenta Fox.

¡No es cierto!. No hay ninguna “modernización” de las formas de financiamiento, es simplemente la apropiación privada de la industria nacionalizada. Tampoco se trata de ninguna “modernización” de las estructuras orgánicas y funcionales de la industria. Si así fuera, no habría ninguna necesidad de desnacionalizar. Pero, se trata de un discurso deliberadamente borrosos para imponerle a la nación la privatización eléctrica.

Es indudable que el foxismo pretende engañar a todos los que pueda. Dice que “la presente iniciativa es parte un paquete de reformas a las entidades que conforman el sector eléctrico, que tiene como finalidad fortalecer el servicio público de energía eléctrica que se proporciona a todos los mexicanos”.

Se habla de un “fortalecimiento” inexistente a un “servicio público” casi inexistente. Previamente, en sus anteriores iniciativas, el centro de las propuestas está en la total deformación del concepto de servicio público de energía eléctrica. A lo que ahora se refiere Fox es a un supuesto “servicio público”, de entrada recortado al máximo y limitado al servicio doméstico, agrícola y alumbrado público.

Evidentemente Fox no es ningún empresario, es un simple vendedor de lo que no es suyo y es, además corrupto. Quiere dar gato por liebre. Pretende convencer a los legisladores ofreciendo fortalecer un servicio que no es tal.

Nuevo Organismo: simple control de flujos

Con bases tan endebles y llenas de mentiras, Fox propone la creación de un nuevo organismo, mediante la correspondiente ley orgánica, para el control operativo del sistema eléctrico nacional. A tal propósito argumenta de la siguiente manera:

“A diferencia de otros bienes, la energía eléctrica como tal, no puede ser almacenada; de manera que el sistema eléctrico debe estar perfectamente balanceado en todo momento para evitar interrupciones en el servicio. Esta tarea se cumple a través del despacho eléctrico, que consiste en determinar la ubicación, tipo y capacidad de las centrales generadoras que deberán operar en cada momento, con el fin de optimizar la capacidad instalada y minimizar el costo global del suministro eléctrico, tomando en cuenta en todo momento la seguridad y confiabilidad de la red eléctrica”.

Fox propone suplantar el despacho económico de carga con el llamado despacho de generación. Este se concibe como la acción de despachar la capacidad comprometida por los generadores privados y ajustar el pago pactado por CFE con cada productor.

Lo que se pretende entonces, es poner el control operativo del sistema eléctrico nacional al servicio de los generadores privados. Que la energía eléctrica pueda almacenarse o no, o que la capacidad de la Red pueda saturarse al manejar eficientemente la energía propia de CFE, más la comprometida y encima los excedentes, como si las redes pudieran superponerse según su uso, son cuestiones que el Fox ni entiende. Que el sistema eléctrico esté “perfectamente” balanceado en “todo momento” no es algo que se logre con simple buena voluntad, por muy privada que sea. La apertura indiscriminada de la red a los generadores privados, tan diversos como lo único que podría ocasionar es precisamente el desbalance del sistema.

Decir que con ese despacho se puede “minimizar” el costo global del suministro eléctrico es vil mentira y demagogia para justificar la nueva iniciativa de ley.

Los generadores privados, literalmente “colgados” de la red eléctrica nacional, serán un verdadero peligro que pondría en riesgo, precisamente, la “seguridad y confiabilidad” de dicha red.

Claro que utilizar la red eléctrica nacional es muy cómodo para las corporaciones transnacionales, porque no les ha costado nada esa infraestructura. El sistema interconectado nacional está ya hecho, funciona bien; ahora lo que buscan es aprovecharse de toda la red nacional para transportar su energía desde cualquier central a cualquier punto del territorio nacional. “Por ello, el despacho constituye una parte medular en la industria eléctrica, pues permite que el servicio se preste de manera confiable y segura”, dicen los empleados del Banco Mundial.

“Además, la reforma que se plantea para este sector, mantiene a cargo del Estado el Sistema Eléctrico Nacional, previendo para este último su fortalecimiento”. No hay tal, se habla de un Estado que no se respeta. El gobierno neoliberal ha renunciado a cumplir el mandato constitucional y hace exactamente lo contrario. Eso, no implica ningún fortalecimiento para el SEN.

Lo dicen los asesores del foxismo en el documento que enviaron al Senado de la República: “el marco jurídico debe adecuarse para ampliar la participación privada en la nueva capacidad de generación, eliminando las incertidumbres jurídicas y restricciones que actualmente existen”. Ese marco jurídico está constituido por las iniciativas privatizadoras de Fox.

¿Cuál multiplicación del empleo y capacitación?

La política económica del foxismo se ha caracterizado por 0 (cero) avance en el combate a la pobreza. La creación de empleos ha sido inexistente, lo que ha aumentado es el déficit. Ningún problema social está siendo atendido, y menos resuelto con el neoliberalismo.

Aún así, dice Fox en su iniciativa: “No hay duda que al aumentar las inversiones en el sector eléctrico se multiplicarán las oportunidades de empleo y capacitación para los trabajadores electricistas mexicanos y, en consecuencia, se ampliará la base social de las organizaciones sindicales”.

¡Eso no es cierto!. Las empresas transnacionales generan un empleo muy relativo. Durante la construcción de las centrales contratan a trabajadores temporales sujetos a infames condiciones laborales. Gradualmente son despedidos, en la medida en que avanza la construcción de las unidades. Al final, son muy pocos los trabajadores que se encargan de la operación y mantenimiento.

¿Qué se ampliará la “base social” de las organizaciones sindicales?. Ese es rollo para el consumo de los charros, es parte de la corrupción privatizadora orientada a esquilmar más a los trabajadores.

Durante al construcción de las actuales 17 centrales eléctricas privadas, la “contratación” ha sido a cargo de los charros del SUTERM quienes se han dedicado a “administrar” Contratos Colectivos de Trabajo “secretos”. Se trata de “contratos de protección” que, en el mejor de los casos, se han pactado en condiciones desventajosas y al margen de los trabajadores.

Esa “ampliación” de beneficios representa cuantiosas sumas derivadas del contratismo. La anuencia de los charros para el otorgamiento de permisos privados de generación les representa el pago (nunca comprobable) de fuertes sumas entregadas a los charros sindicales. ¡Son expertos en estos mecanismos corruptos!. Mientras tanto, los trabajadores carecen de toda vida sindical, ni siquiera están organizados en secciones, no tienen absolutamente ninguna vida sindical, todo está en manos de los charros.

¡Eso, no es ningún fortalecimiento de las organizaciones sindicales, sino del charrismo!.

El control operativo del SEN al servicio privado

Fox señala que “el Estado seguirá participando en la generación de electricidad mediante las centrales que posee actualmente”. Eso será por el momento, pronto tendrán que parar centrales, con la CFE reducida en funciones no habría necesidad de mantener en operación toda la capacidad efectiva.

Se reitera que, “Al abrir más opciones para comercialización y venta de energía eléctrica, la actividad de generación se convertiría en una actividad completamente competitiva”.

Todo lo anterior son pretextos para otro atraco. “Para dar transparencia a la operación del control del Sistema Eléctrico Nacional y al despacho de generación, el Centro Nacional de Control de Energía dependiente de la Comisión Federal de Electricidad se transforma en un organismo público descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propio, mediante el cual el Estado garantiza pleno control sobre las actividades estratégicas que se desarrollan en este sector. Dicho organismo gozará de autonomía de gestión, técnica, funcional y operativa”.

Al efecto, se propone la “Ley Orgánica del Centro Nacional de Control de Energía” Así, el CENACE dejaría de pertenecer a CFE para ser puesto por Fox al servicio de los generadores privados.

Si esa iniciativa se aprobara, seguramente los nuevos monopolios privados pronto pedirían “totalmente” para sí a este estratégico centro de control del sistema eléctrico nacional.

Esto ocurriría más pronto en la medida en que siga creciendo la participación privada en la generación, mediante la privatización furtiva en marcha, y la apropiación gradual de la red eléctrica nacional, de transmisión y distribución.

¡Abajo la reforma privatizadora de Fox!

¡La Patria No Se Vende!


 C O N T A C T O 

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