Volumen 15, Número 308, mayo 1 de 2015
 


Proletariado sin pies ni cabeza



José Revueltas, duranguense, escritor mexicano y militante comunista, nació hace 100 años. En 1962 publicó el Ensayo para un proletariado sin cabeza. Señaló que en México, durante un largo período de 50 años, que ahora se prolonga a 100, ha habido luchas obreras pero no de la clase obrera. Estudió el problema de la enajenación humana y concluyó que, como resultado de la enajenación burguesa, el proletariado asume una ideología que no es la suya. En consecuencia, planteó la necesidad de conquistar la independencia de clase mediante la organización obrera en su propio partido de clase, el cual, significara la conciencia colectiva organizada.


José Revueltas, 1914-1976


Proletariado sin cabeza

José Revueltas terminó de escribir el Ensayo sobre un proletariado sin cabeza en 1961. Al año siguiente se publicó en versión original por la Liga Leninista Espartaco. Luego, en 1980, fue publicado en primera edición por Ediciones ERA con prólogo de Andrea Revueltas, Rodrigo Martínez y Phillippe Cheron.

La tesis principal del Ensayo es la enajenación histórica del proletariado mexicano y su falta de independencia de clase. El libro fue conocido por la izquierda de la época pero se ha olvidado, la propia izquierda es políticamente inexistente. En el medio obrero el Ensayo, simplemente, no se conoce debido al sometimiento obrero. No obstante, medio siglo después, el Ensayo sigue esencialmente vigente en sus aspectos centrales.

En los siguientes 50 años, el FTE de México estima que las conclusiones no son mejores. Hoy no existe campo socialista, en México no hay partido político de clase, el movimiento obrero es inexistente por desestructurado e inactivo, la enajenación es inaudita, en suma, hay un proletariado sin pies ni cabeza. La inexistencia histórica del partido político pesa más que antes, incluso, se desprecia. Pero sigue vigente la necesidad de conquistar la independencia de clase. Para ello, es crucial, desde el interior del movimiento, construir la conciencia de clase.

En el período de ya 100 años, ha habido muchas luchas obreras pero no lucha de la clase obrera. Generalmente, las luchas han sido por demandas inmediatas derivadas de los efectos de la explotación burguesa directa. Los objetivos históricos de clase siempre se han dejado de lado.

La mayoría de las luchas se han perdido, muy pocas han sido triunfantes. La falta de independencia de clase ha sido fuente de errores y derrotas.

Manipulación burguesa

¿Cómo ha sido posible que la burguesía haya mediatizado a la clase obrera a lo largo de un siglo? Para Revueltas la independencia de clase es el punto clave de las relaciones entre las clase sociales. Desde la Revolución Mexicana, a la que calificó de democrático-burguesa, la burguesía se apoderó del gobierno, impuso la conciliación de clases, manipuló el discurso y controló a los obreros otorgándoles concesiones económicas, siempre desde arriba, o bien reprimiéndolos.

El FTE adicionaría que, en esa época, la clase obrera carecía de partido de clase. Empezaron a formarse los primeros sindicatos gremiales, las demandas económicas eran iniciales expresando la conciencia espontánea de los trabajadores. Su atraso político era muy fuerte. La Casa del Obrero, surgida sin estatutos, ni principios ni programa, fue tan laxa que facilitó la infiltración de la policía del gobierno.

También fue propicia para la influencia de la American Federation Labor (AFL), presidida por Samuel Gompers, la que postulaba la lucha frontal contra el comunismo y reducía la lucha obrera solamente al terreno economicista.

Ese atraso político y dependencia del gobierno llevó a la Casa a firmar un pacto con Carranza, a instancias de Obregón, para formar los “Batallones Rojos” y combatir armados a Villa y a Zapata. El carrancismo-obregonismo no solamente manipuló a los obreros, lo más grave fue haberlos enfrentado entre sí, para después, reprimir violentamente a ambos.

Ricardo Flores Magón fue el ideólogo de la Revolución Mexicana. Cuando está estalló, llamó a los obreros a participar en el movimiento salvaguardando su independencia como clase. Antes, durante y después, Flores Magón insistió pero no fue escuchado. Revueltas considera a Flores Magón como auténtico representante del proletariado, reconocimiento que extendió al anarco-sindicalismo de la época.

Hoy el anarco-sindicalismo está históricamente superado. Durante 100 años, la posición marxista al interior del movimiento ha sido excepcional, sostenida por trabajadores fuera de los partidos políticos electoreros, los que han devenido en apéndices de la burguesía y del Estado.

La emancipación obrera

En los estatutos de la Asociación Internacional de los Trabajadores (Primera Internacional), Marx señaló que “la emancipación de la clase obrera solo puede ser obra de la propia clase obrera”. Para el FTE esto significa que la clase obrera debe participar y no se puede, ni se debe, sustituirla. Pero eso dista de ser mecanicista. La participación obrera debe estar organizada debidamente, es decir, en su propio partido y movimiento. ¿Que partido? El propuesto por la teoría leninista y desarrollos posteriores.

Para emanciparse, el proletariado requiere de una conciencia de clase, aportada por el pensamiento revolucionario clásico que es el marxismo-leninismo. En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels expresaron que lo que distingue a la burguesía y al proletariado es su posición respecto a la propiedad de los medios de producción. La burguesía posee esa propiedad, el proletariado no pues cuenta solo con su fuerza de trabajo. Por ello, a la clase obrera la distingue la negación de la propiedad privada y, por lo mismo, la negación de la sociedad burguesa o capitalista. La clase obrera, al negarse a sí misma tiene como meta la sociedad sin clases sociales.

Eso significa para el proletariado, recuperar su humanidad, deshaciéndose de una sociedad inhumana, señaló Revueltas. Para lograrlo, debe acceder a través de la teoría marxista para descubrir “el secreto de su ser”. Pero el proletariado no puede lograr estos fines solo y viceversa, dice el FTE. La teoría sola no es suficiente, se necesita del movimiento obrero y, más aún, la fusión de ambas cuestiones.

Según Revueltas, la tarea de dar esa conciencia corresponde a los ideólogos que piensen por la clase, para la clase y con la clase, en la conciencia organizada que es el partido de clase.

En este punto al asunto no es trivial. Pensar por la clase y para la clase no es algo simple, pero pensar con la clase es muy importante.

Sindicalerismo y charrismo

Gramsci, en Acerca de los sindicatos, retomó lo señalado por Marx cuando dijo en el Manifiesto que, la clase obrera tiene en el número el primer elemento para el triunfo, pero el número es nada si no está unido por la organización y guiado por el saber. Hace 50 años y hoy mismo, la clase obrera mexicana es muy fuerte socialmente pero su fuerza política es nula. Para que el número cuente, el FTE considera que, es necesaria la unidad proletaria organizada. Guiada por el saber implica una dirección conciente, con un programa y una estrategia de clase.

Si la clase no está dirigida por tal dirección se incurre fácilmente en la espontaneidad que privilegia los intereses inmediatos y desdeña los históricos. Eso lleva al sindicalerismo. Al respecto, Gramsci señaló que los líderes sindicales se caracterizan por demagogos, leguleyos y porque no conocen su materia de trabajo. En México, la degeneración extrema está representada por el charrismo sindical, súper estructura económica y política corporativizada con el Estado, que mantiene secuestrados a los trabajadores en sus propias organizaciones sindicales.

El charrismo sindical impide toda acción obrera. Esa estrategia del imperialismo se ha impuesto en México mediante la corrupción y la violencia. Parte esencial de esta política es mantener disgregados a los trabajadores, en miles de sindicatos y sindicatitos, así como, multitud de centrales y centralitas. El sindicalismo está completamente desestructurado y no cumple con sus deberes elementales de clase, ni siquiera en materia laboral o salarial.

Revueltas no se refiere a las cuestiones prácticas, su énfasis está en la teoría. Para el FTE los aspectos organizativos y prácticos son esenciales. La conciencia no ha existido siempre y debe desarrollarse, sistemáticamente y en la lucha concreta. Pero la teoría no basta, tampoco se puede dirigir sin conocimiento y sin convicciones revolucionarias. Es necesario desarrollar al movimiento superando al empirismo que conduce a muchos errores.

Desenajenación de la conciencia

En el prólogo al Ensayo, Revueltas consideraba a la desenajenación de la conciencia humana como “la idea más elevada, ambiciosa e intrépida” del pensamiento teórico de Marx. Para la burguesía la enajenación es su propio poder que le da la apariencia de una existencia humana, mientras que, para el proletariado no es sino la realidad tangible de su propia inhumanidad. Por ello la contradicción entre su naturaleza humana y su inhumanidad real empuja a la clase obrera a la sublevación contra la propiedad privada, a la negación de la misma y a su propia negación.

En la Sagrada Familia, Marx planteó que el proletariado debe liberarse a sí mismo. Pero esto no puede hacerlo sin abolir sus propias condiciones de vida y, a su vez, sin abolir las inhumanas condiciones de vida de la sociedad. Y no se trata de lo que el proletariado pueda representarse de vez en cuando como meta, sino lo que el proletariado es y está obligado históricamente a hacer.

Señala Revueltas que hay una separación metodológica de la acción revolucionaria, que es la expresión práctica de la necesidad, y del pensamiento teórico o conciencia de tal necesidad.

La necesidad de la conciencia teórica implica la organización de la conciencia, esto es, el partido político de clase.

En este momento, Revueltas consideraba a la teoría leninista del partido como la representación del proceso práctico de la deshumanización que se supera a sí misma, o sea, el proceso de humanización del ser humano.

En 1962 Revueltas desbordaba optimismo. “El imperialismo se desplomará de golpe”, escribió. “México y su pueblo están llamados a desempeñar un papel de excepcional importancia, agregó.

También dijo que la clase obrera no ha sido decapitada, aunque por lo pronto se trate de un proletariado sin cabeza, es decir, sin su partido.

50 años después, la situación política y económica de México y del mundo se ha agravado, sin campo socialista el imperialismo se considera absoluto. El partido proletario no existe. La clase obrera mexicana está más enajenada que antes, sometida a rígidos esquemas de control y en la apatía y parálisis total.

La conciencia está completamente obnubilada, las conquistas obtenidas se han perdido, la deshumanización burguesa se ha ampliado en todas las esferas de la vida económica, política y social. El proletariado navega sin rumbo, apenas con mínimas, acciones espontáneas y muy pocos triunfos. Muchos errores y provocaciones se han cometido en 100 años y las derrotas se siguen sucediendo.

Independencia de clase

¿En qué consiste la independencia de la clase obrera? Para responder Revueltas va a la raíz del asunto y se basa en lo escrito por Marx en el prefacio a la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, respecto al significado histórico de la clase obrera.

Revueltas destaca el carácter activo, actuante, con que Marx considera la existencia del proletariado. La conciencia de clase representa la fusión de la clase obrera con el pensamiento teórico, la unidad de ciencia y conciencia, de teoría y práctica. La forma de ser de la conciencia proletaria es la conciencia organizada. Lo anterior plantea la necesidad del partido proletario de clase, dice Revueltas.

De acuerdo a las consideraciones del FTE, la materia en movimiento, y viceversa, solo pueden ocurrir en una entidad organizada y estructurada. Lo que se mueve es la materia organizada y la conciencia viene a ser la materia altamente organizada en movimiento.

Además de la teoría marxista es igualmente importante la organización obrera y su dinámica. Para el FTE la independencia de clase significa la independencia política del movimiento obrero, respecto de la burguesía, el Estado y el imperialismo. Tal independencia se expresa en la organización de la clase en su propio partido y movimiento, con su propio programa y estrategia, el desarrollo de la conciencia de clase y el accionar estratégico.

Pero durante 100 años la clase obrera mexicana ha estado mediatizada en absoluto. El marxismo no se estudia y el movimiento no existe.

Crítica a los partidos políticos

Revueltas hizo una severa crítica al Partido Comunista Mexicano (PCM) al que consideraba en una seria crisis debido a la “conciencia deformada” del mismo. El PCM fue disuelto en 1981, hoy no existe más. La crisis se extendió a nivel internacional. Cayó el socialismo en Europa oriental, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) desapareció y también muchos partidos comunistas en el mundo.

En sus últimos años Revueltas dijo que “había que barrer con todos los partidos” pues estaba demostrado históricamente (sic) que eran “caducos y obsoletos”. Incluso, afirmó que la teoría leninista del partido y la teoría del Estado podían ser superadas y debían revisarse (sic), incluso después del 68 propuso un partido autogestionario de estudiantes (sic). En medio de las contradicciones, fue que Revueltas no escribió un nuevo prólogo para el Ensayo.

El caso es que ambos problemas, la teoría del partido proletario y el problema del Estado siguen pendientes de una nueva y mejor formulación pero, esencialmente, están vigentes. Para el FTE el socialismo es la fusión del movimiento obrero y el marxismo-leninismo. ¿Cómo lograr tal fusión? Ese es uno de los grandes retos que persisten.

Tareas políticas

Desde el interior del movimiento, el FTE considera como un deber de clase luchar por los intereses inmediatos e históricos de la clase obrera, en el marco de las tareas políticas de nuestra época, las cuales estimamos que, sucintamente, son:
  1. Formular el programa obrero. Este es un programa para la situación de ahora, no es para siempre ni para todos los tiempos. El programa debe revisarse y actualizarse periódicamente. El programa debe expresar un conjunto de propuestas que unifiquen al movimiento, no es una lista interminable de ocurrencias. Las demandas deben ser las más sentidas por la clase obrera y por la población en su conjunto. El programa expresa las banderas, el con junto de ideas y propuestas que indiquen ¿Por qué luchamos? El programa, por tanto, debe basarse en principios de clase.
  2. Construir organización. Esto debe hacerse en todos los lugares y a todos los niveles, en sus expresiones política, obrera y social. En el primer caso, la prioridad es orientar los esfuerzos hacia la construcción del partido político de clase, esto es, un partido orientado por el marxismo-leninismo. En el segundo caso, es necesario reorganizar al sindicalismo para potenciar la existencia del movimiento obrero. El FTE propone la formación de 20 sindicatos nacionales de industria, en otras tantas ramas de la producción y los servicios, base de la central Única de Trabajadores. En el tercer caso, necesitamos de un solo frente nacional, único, que aglutine a la clase obrera y demás sectores sociales.
  3. Desarrollar la conciencia de clase. Esto significa estudiar sistemáticamente al marxismo-leninismo, con los esfuerzos necesarios para desarrollarlo y aplicarlo a la realidad concreta de México.
  4. Fomentar la dinámica social. Esto es, el accionar del movimiento para avanzar de acuerdo a la dinámica concreta y con una estrategia política coherente.
  5. Practicar la solidaridad proletaria. Es decir, apoyar políticamente al movimiento y luchas sociales en México y en el mundo.

¡Proletarios del mundo, Uníos!

Frente de Trabajadores de la Energía,
de México





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