Volumen 15, Número 308, mayo 1 de 2015 |
2. Programa obrero de México
2.1 Consideraciones iniciales
a) Vigencia del programa
“Mexicano esto te interesa, entérate
¿Por qué luchamos?” decía el inicio de nuestro programa
enarbolado en las Jornadas Nacionales del Sindicato de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana (STERM) en 1971-72. Repartido casa
por casa, en las marchas y mítines, en ese primer programa se
presentó una visión de los electricistas que superaba el marco
gremial para ubicarse en un contexto mayor. El conflicto inmediato del STERM era
laboral pero, en el fondo, se trataba de un problema político que fue
resuelto con un Pacto de Unidad mediante el cual fundamos, en 1972, al Sindicato
Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana
(SUTERM).
La formación del SUTERM, como sindicato nacional de
industria, representó un éxito político para los
electricistas democráticos. La decisión estuvo enmarcada en lo
expresado por nuestro programa, es decir, la reorganización del
movimiento obrero en grandes sindicatos nacionales por rama industrial. En el
curso de la lucha sindical se obtuvieron importantes logros para los
trabajadores e industria eléctrica expresados en la Contratación
Colectiva de Trabajo (CCT). En materia industrial, fue enarbolada la bandera de
la integración de la industria eléctrica. Primero la
unificación de frecuencia y, luego, la interconexión del Sistema
Eléctrico Nacional, significaron un importante avance hacia la
culminación de la nacionalización de la cual los electricistas
hemos sido precursores, promotores, autores y defensores.
La lucha del
STERM conmovió a la población mexicana que solidaria
compartió la experiencia expresada en la organización social a
través de los Comités de Acción Popular en varias partes
del país. El propósito de estos Comités era organizar la
lucha por demandas amplias.
A partir de la ruptura en el SUTERM, ocurrida
en 1974 como resultado de la agresión del charrismo contra los
electricistas democráticos, constituimos a la Tendencia
Democrática del SUTERM. En respuesta a la agresión desarrollamos
una intensa movilización en grandes Jornadas Nacionales por la Democracia
Sindical. El 5 de abril de 1975, en la Plaza de Armas tapatía, en el
mitin con que culminó una gran marcha nacional de electricistas, todos
los presentes incluyendo a los aliados, entre ellos los petroleros
democráticos de las Secciones 1, 34 y 35, aprobamos el programa
denominado Declaración de Guadalajara. En ese programa, los
electricistas en lucha explicamos al pueblo de México el sentido profundo
de nuestro movimiento proponiendo un conjunto de propuestas que rebasaban el
ámbito electricista. “Programa para llevar adelante la
Revolución Mexicana”, fue el subtítulo indicado.
Este
programa se propuso en un contexto dominado por el charrismo sindical,
después de la represión de 1958-59 a los ferrocarrileros y luego
de la masacre al movimiento estudiantil de 1968. A ese momento, el charrismo
sindical encabezado por la Confederación de Trabajadores de México
(CTM) desde hacía ya varias décadas, se había convertido en
el pilar del Estado y gobierno en turno, en el valladar que no permite a los
trabajadores expresar su potencial político, en la usurpación de
la lucha obrera ahogada violentamente, en la opresión de la Nación
mexicana.
Precisamente, por ello, es que la lucha por la democracia
sindical ocupa el primer plano en la lucha electricista. Es el charrismo, nada
más y nada menos, la superestructura que impide el accionar de los
trabajadores, el desarrollo del sindicalismo y de la Nación.
A ese
momento, el movimiento obrero ya mostraba una vergonzosa postración,
atomizado en multitud de sindicatos y sindicatitos, vegetando en medio de la
corrupción y la violencia. Eso, fue lo que determinó la lucha por
la reorganización del movimiento obrero con nuevas bases acordes con el
desarrollo industrial alcanzado en México.
Nuestro programa
contenía, además, un conjunto de reivindicaciones y propuestas
relacionadas con las condiciones de vida y de trabajo y el desarrollo del sector
estatal de la economía. En este rubro, se expresaba la ideología
del nacionalismo revolucionario y, en tal sentido, se proponían diversas
nacionalizaciones y expropiaciones. Esta vertiente, sin embargo, era muy
diferente del tradicional nacionalismo oficialmente proclamado por el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) en el poder durante 70 años. Para los
electricistas democráticos, el “nacionalismo” implica, en
primerísimo lugar, el derecho a la propiedad social de los principales
medios de producción y la distribución social de la riqueza
producida. Por ello las nacionalizaciones.
Con el nivel de fuerzas y
comprensión adquirido, mantuvimos intensas discusiones con otros sectores
y varios de ellos se sumaron entusiastas. La idea central para apoyar el
programa estuvo basada en su necesaria pertinencia. Ese programa, con algunas
variantes, constituyó el programa que enarbolamos con el Frente Nacional
de Acción Popular (FNAP) y los correspondientes Frentes Locales de
Acción y Solidaridad (FLAS).
Entretanto fuera posible
reestructurar al movimiento obrero, se planteó la lucha integrados en un
Movimiento Sindical Revolucionario (MSR). Las ideas fundamentales tuvieron eco,
principalmente, entre el sindicalismo universitario y
minero-metalúrgico.
En 1976, en el contexto de la Huelga
Eléctrica Nacional, propuesta para estallar en todo el país el 16
de julio a las 18:00 hs., el gobierno federal intervino todos los centros
eléctricos y nucleares en el país. 400 mil esquiroles,
“contratados” por los charros, apoyados por 20 mil soldados del
Ejército federal ocuparon todas las instalaciones de la industria
eléctrica nacionalizada en el país. Resultado de la
represión, decenas de miles de trabajadores fuimos despedidos. El
enfrentamiento con el Estado se produjo en la desigualdad de fuerzas, antes de
haber acumulado las suficientes, no obstante que el movimiento se había
extendido a casi todo el territorio nacional y en varias partes estaba bastante
consolidado. Al final, en términos de decisiones de inmediato plazo el
movimiento fue intervenido por serias provocaciones internas, el peso del
gremialismo se impuso y no fue posible sostenerse. La Tendencia
Democrática tuvo que disolverse y, con ella, el FNAP. “La huelga
para mejor ocasión” se dijo.
Luego de la represión,
la economía nacional se deshizo con la primera devaluación del
peso y la entrada del país en una seria crisis económica que
persiste hasta el día de hoy. Las luchas obreras posteriores se
desarrollaron con muchas vicisitudes habiendo retrocesos. La
nacionalización eléctrica se interrumpió, la
interconexión eléctrica nacional se detuvo, el proceso de unidad
sindical se estancó y así hasta la fecha.
El programa
también fue detenido y por muchos olvidado. Sin embargo, los
electricistas de la Tendencia Democrática habíamos hecho ya una
importante aportación al movimiento obrero. Nuestro programa pasó
a ser patrimonio colectivo de los trabajadores mexicanos. Durante años,
electricistas y petroleros, organizados en el Frente de Trabajadores de la
Energía (FTE) de México hemos mantenido ondeando las banderas,
defendiendo las propuestas que estimamos siguen vigentes y contribuyendo a su
desarrollo.
La Declaración de Guadalajara es un programa
vigente porque las causas que lo originaron siguen presentes tal vez, incluso,
con mayor crudeza. En el neoliberalismo, el charrismo sindical es el apoyo
fundamental para la expropiación y privatización de los recursos
naturales e infraestructura industrial de la Nación.
El charrismo
es el grupo de choque para las reformas antiobreras en materia de derechos
fundamentales. La lucha por la democracia sindical y la reorganización
del movimiento obrero, por tanto, representan el punto número uno en la
agenda nacional de los trabajadores y pueblo de México. Sin democracia
obrera y sin dinámica social no es posible ningún cambio de fondo
favorable a los mexicanos.
Más aún, sin la debida
organización social y política en todo el país y por todos
los sectores, especialmente los trabajadores, no será posible rescatar a
México de las garras del imperialismo, ni expulsar a las transnacionales
que invaden al país, ni recuperar la propiedad social, la
autodeterminación, soberanía e independencia. Por tanto, estimamos
vigentes las propuestas de la Declaración de Guadalajara y
proponemos la lucha por esas banderas en su expresión actual, adicionada
por las nuevas propuestas.
2.2 Desarrollo del programa
Los trabajadores de la Energía de
México, como otrora los electricistas de la Tendencia Democrática,
estamos en lucha frontal contra el imperialismo, el Estado y su política
antiobrera. Con la experiencia y conocimiento acumulados en gloriosas jornadas
de lucha, levantamos con honor nuestras banderas y llamamos al conjunto de
trabajadores mexicanos a hacerlas suyas con alto entusiasmo hasta lograr la
victoria. Fieles a nuestra bandera roja llamamos a luchar por:
1 Democracia obrera
Los sindicatos requieren de la democracia como
oxígeno para la vida. Realización de asambleas generales, voto
secreto y universal para la elección de representantes y
revocación de los mismos, rendición periódica de cuentas,
respeto a los derechos obreros, son demandas fundamentales. Pero la democracia
obrera no se reduce a sus aspectos formales ni significa solamente el derecho al
voto. La democracia es un medio para ejercer acciones de interés
colectivo social enmarcadas en nuestro programa.
La democracia obrera es
necesaria para el desarrollo de un sindicalismo solidario opuesto al
sindicalismo corporativo. La lucha por los derechos laborales es elemental pero,
los sindicatos clasistas tienen tareas adicionales más importantes que
cumplir. El sindicalismo solidario no se reduce a la simple circulación
de mercancías ni a la gestión administrativa. Ese sindicalismo de
negocios debe ser superado extirpando los vicios del ámbito sindical. La
alternativa es la práctica sindical basada en la dinámica
concreta para llevar adelante el Programa Obrero de México en sus
distintas vertientes y rescatar a los sindicatos como primeros instrumentos de
lucha obrera.
La democracia obrera es el ejercicio de la voluntad colectiva
de los trabajadores y, exige la independencia de clase respecto del
patrón, el Estado, el gobierno y el imperialismo. Pero, los sindicatos
son organismos de interés social, son un patrimonio colectivo de los
trabajadores, no son propiedad privada de nadie ni entidades que, escudadas en
falsa autonomía, se abstraigan del conjunto de la clase ni de la
sociedad. La independencia de clase obrera radica en la lucha de los
trabajadores en torno a su propio programa.
2 Sindicalismo industrial
La forma moderna de organización del
proletariado es en grandes sindicatos nacionales de rama industrial que integren
áreas completas de la actividad productiva en todos los procesos de
trabajo. Es preciso superar al viejo sindicalismo de empresa, y de oficios
varios, por obsoletos e históricamente superados.
A nivel del
país, es preciso definir las ramas económicas actualmente
vigentes. Las nuevas ramas deben incluir las diversas actividades productivas en
la industria, agricultura, comercio y servicios, teniendo presentes las
actividades de las manufacturas, la gran industria y las generadas por el
desarrollo tecnológico. Estas ramas son 20; deben existir, por tanto,
solo 20 sindicatos.
La imagen actual del sindicalismo mexicano es
deplorable. Hay más de 12 mil sindicatos y sindicatitos, más de
cinco docenas de centrales y centralitas, y el dominio del charrismo en
prácticamente todas las organizaciones sindicales. Salvo momentos
excepcionales, en México se practica el sindicalismo corporativo,
limitado al economicismo, a la simple relación laboral, al pacto
cotidiano con el patrón, al egoísmo gremial y la visión
inmediatista. La expresión más degradada de este tipo de
sindicalismo es el charrismo sindical sustentado en la corrupción y la
violencia.
A partir del concepto de sindicalismo solidario, es preciso
integrar a los diversos sindicatos nacionales de industria con un solo sindicato
por cada rama de actividad productiva. El sindicato nacional de industria
estará integrado por secciones organizadas de acuerdo al criterio de los
centros de trabajo existentes y su cercanía geográfica. Por cada
sindicato habrá un solo Contrato Colectivo de Trabajo, y unos solos
Estatutos con unos solos principios y programa.
El sindicato nacional de
industria es necesario para reorganizar los diversos procesos de trabajo y
orientarlos debidamente. De acuerdo a la naturaleza de estos procesos, los
sindicatos nacionales de industria organizarán a los trabajadores
pertenecientes a la rama en cuestión, favoreciendo la identidad de clase,
unificando las condiciones de trabajo y fomentando la necesaria solidaridad
obrera. En su caso, en el capítulo de particularidades de los CCTs se
definirían las cuestiones específicas en cada subsector.
En
las secciones reside la acción sindical y, en su dinámica
concreta, se expresa la voluntad de los trabajadores en el marco de la unidad
del sindicato nacional de industria. A su vez, cada sindicato expresa la
identidad internacionalista, integrándose a las correspondientes
instancias organizativas por rama industrial, formando Uniones Internacionales
de Sindicatos por rama industrial unificados en una sola Central Internacional.
En nuestros días, la lucha nacional está rebasada y es preciso el
batallar proletario unificado a escala mundial.
3 Reorganización del movimiento obrero
La Constitución política de
México, en materia de trabajo, está superada
históricamente. Es necesario un nuevo Artículo 123 Constitucional
y nueva legislación secundaria reglamentaria. En especial, es preciso
redefinir la fracción XXXI del Artículo 123 Constitucional. En
dicha fracción, se definen algunas de las ramas industriales asumiendo la
desintegración de los procesos de trabajo en ramas idénticas de
actividad económica y, varias, no están consideradas. Se propone
una nueva fracción XXXI del mencionado artículo para considerar
las ramas industriales correspondientes a las actividades económicas
vigentes en la actualidad.
Estas reformas se complementan con las tareas
para reorganizar el movimiento obrero de México en los respectivos
sindicatos nacionales por rama industrial que serían:
1. Sindicato de la Energía.
Integrado por los
trabajadores de la industria petrolera, del gas, industria eléctrica,
industria nuclear, industria del agua, industria electrónica,
manufacturas eléctricas y electrónicas.
2. Sindicato de las Telecomunicaciones.
Integrado por los
trabajadores de la industria telefónica, de telecomunicaciones espaciales
y vía satélite, correos y telégrafos, radio y TV.
3. Sindicato de la Minería y la Metalurgia.
Integrado
por los trabajadores de la industria minera, metalúrgica,
siderúrgica, metal-mecánica, automotriz, naviera y
aeronáutica, incluyendo la fabricación de equipos, partes y
componentes.
4. Sindicato de la Química.
Integrado por los
trabajadores de las industrias química, carboquímica,
petroquímica y demás procesos de transformación.
5. Sindicato del Transporte. Integrado por los trabajadores
del transporte aéreo, marítimo y terrestre, incluyendo los
ferrocarriles, el transporte de carga, de pasajeros foráneo y urbano, y
las maniobras del servicio de carga.
6. Sindicato de la Construcción.
Integrado por los
trabajadores de la industria de la construcción civil, cemento, vidrio,
cal, construcción industrial y montaje electro-mecánico.
7. Sindicato de la Madera.
Integrado por los trabajadores de
la industria de la madera, muebles y decoración.
8. Sindicato Editorial. Integrado por los trabajadores de la
industria del papel, celulosa, editorial y artes gráficas.
9. Sindicato Textil. Integrado por los trabajadores de la
industria textil en todas sus ramas de la confección, vestido,
curtiduría, sombrerería y calzado.
10. Sindicato de la Alimentaria. Integrado por los
trabajadores de la industria alimentaria, pan, aceite, grasas vegetales,
actividades pecuarias, agua y bebidas naturales.
11. Sindicato de la Salud. Integrado por los trabajadores de
la salud, de la seguridad social y la industria
químico-farmacéutica.
12. Sindicato de la Educación. Integrado por los
maestros de todos los niveles, desde preescolar hasta universitarios,
investigadores científicos y trabajadores de la cultura.
13. Sindicato de la Informática y Medios. Integrado
por los trabajadores de la informática, computación, prensa
escrita y electrónica.
14. Sindicato del Arte y el Espectáculo. Integrado por
los trabajadores y artistas de las bellas artes, teatro, radio, TV, cine, del
espectáculo, la música y el deporte.
15. Sindicato del Turismo, Hotelería y
Gastronomía. Integrado por trabajadores de los hoteles,
restaurantes, bares y servicios turísticos.
16. Sindicato de la Cervecería y
Licorería. Integrado por los trabajadores de la industria
azucarera, refresquera, cervecera, alcoholera y vitivinícola.
17. Sindicato de la Silvoagropecuaria y el Mar. Integrado por
trabajadores de las actividades agrícolas, silvícolas, forestales,
cafetaleras, tabacaleras, copreras, cañeras, ganaderas y
pesqueras.
18. Sindicato de la Banca y las Finanzas. Integrado por los
trabajadores de la banca, finanzas y aseguradoras.
19. Sindicato
del Comercio y los Servicios. Integrado por los trabajadores
dedicados a actividades comerciales y servicios de diverso tipo,
artesanías, cerámica y venta de mercaderías.
20. Sindicato de la Administración Pública. Integrado
por los trabajadores pertenecientes a la administración pública,
servicios federales, estatales y municipales.
En la transición
puede haber otros sindicatos en la perspectiva de formar sindicatos
únicos por rama de actividad económica.
Los 20 sindicatos
nacionales de industria serán la base de la Central Única de
Trabajadores de México (CTMX). La CTMX de México es la
organización obrera que agrupa a los trabajadores mexicanos, hombres y
mujeres, del campo y de la ciudad, manuales e intelectuales. La máxima
representación obrera de los mexicanos es la CTMX cuyos objetivos son la
práctica de la dinámica concreta por la defensa de los intereses
inmediatos e históricos de la clase obrera y la lucha, basada en el
pensamiento revolucionario clásico, para la transformación del
mundo.
La CTMX es una organización única que tendrá
sus respectivas instancias representativas en cada estado y municipio del
país. En cada lugar, estará integrada por los sindicatos
industriales presentes en tal región los que ejercerán el accionar
dinámico.
4 Derechos obreros
Las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores
constituyen un conjunto de derechos, necesarios e irrenunciables durante la vida
laboral y posteriormente, tanto en el trabajo como fuera de éste,
tendientes a preservar la dinámica vital de los trabajadores. Estos
derechos se expresan en la Ley Mexicana del Trabajo (LMXT) que es reglamentaria
del Artículo 123 Constitucional. Esto quiere decir que, necesitamos de
una nueva ley laboral que supere a la existente e incluya el conjunto de
derechos y obligaciones de los trabajadores, los que deben observarse
obligatoriamente en todo el territorio nacional incluyendo las convenciones
internacionales aplicables.
4.1 Derecho al trabajo
Todos los mexicanos, en edad
económica activa, tenemos derecho al trabajo, sin discriminación
de ningún tipo, previo entrenamiento, capacitación y/o
especialización. El trabajo de cada quien será acorde con sus
facultades, preparación, interés y necesidad social. Los salarios
serán determinados por la cantidad de trabajo socialmente útil y
las necesidades honorables de vida. Las fuentes de trabajo serán
desarrolladas en las diversas ramas de actividad productiva, fomentando el
desarrollo de la infraestructura física, el aprovechamiento racional de
los recursos naturales, la protección del ambiente, y el desarrollo del
conocimiento humano.
Los aspectos de la Ley Mexicana del Trabajo
(LMXT) que proponemos establecerán que:
- Esta ley es de observancia obligatoria en el país y sin distinción alguna para todos los trabajadores. No habrá apartados ni categorías discriminatorias. Los derechos obreros son irrenunciables.
- La jornada normal de trabajo será de 6 horas diarias, y 30 semanales con dos días de descanso y pago de 56 horas semanales.
- El trabajo infantil queda prohibido.
- El salario mínimo será general y único en todo el país fijado y revisado de acuerdo a la dinámica económica.
- Toda empresa agrícola, industrial, minera o de cualquier índole estará obligada a proporcionar a sus trabajadores habitaciones a través del organismo único de vivienda.
- Las empresas proporcionarán a los trabajadores, a través del sistema único de salud, los medios necesarios para la preservación del estado de salud y serán responsables de los accidentes de trabajo, riesgos y patologías profesionales de los trabajadores, así como de sus pensiones y jubilaciones.
- Todos los trabajadores mexicanos estarán organizados sindicalmente en su correspondiente rama industrial.
- Los trabajadores tendrán derecho a la Contratación Colectiva de Trabajo Única.
- Los trabajadores, organizados en Consejos obreros, tienen derecho aplanear, desarrollar y orientar el proceso de trabajo de las diversas ramas.
- Los trabajadores tienen derecho a la huelga. Las huelgas siempre serán lícitas y tendrán por objeto mejorar las condiciones laborales y sociales, preservar el interés general de los trabajadores y otorgar solidaridad.
- Es de competencia federal la aplicación de las leyes de trabajo en los asuntos relativos a las siguientes ramas de actividad económica e industrial:
- Energía.
- Telecomunicaciones.
- Química.
- Minería y metalurgia.
- Transporte.
- Construcción.
- Madera.
- Papel.
- Textil.
- Alimentaria.
- Salud.
- Educación.
- Informática y medios.
- Arte y espectáculo.
- Turismo, hotelería y gastronomía.
- Cervecería y licorería.
- Silvoagropecuaria y mar.
- Banca y finanzas.
- Comercio y servicios.
- Administración pública.
- Los paros patronales quedan prohibidos.
- Los conflictos laborales serán resueltos por acuerdo entre las Partes.
- Serán nulas las condiciones de trabajo que contravengan lo dispuesto por la Constitución y la Ley.
El derecho laboral mexicano es aplicable a hombres y mujeres, obreros, campesinos, grupos
étnicos, profesionistas, investigadores, artistas, y demás
mexicanos que reciban una retribución por su fuerza de trabajo, todos
considerados en la categoría de trabajadores.
4.2 Derecho al salario
El salario de los trabajadores debe ser acorde con la
naturaleza del trabajo desarrollado, su complejidad e importancia social. Los
niveles salariales serán determinados de acuerdo con la capacidad de los
trabajadores, su especialización, características del puesto,
importancia para el proceso de trabajo e impacto social.
El salario
nominal debe ser suficiente para satisfacer las necesidades
básicas de una familia e incluirá las prestaciones sociales; el
salario real será compensado mediante la escala móvil de
salarios; y, el salario relativo incluirá el derecho a la
distribución general de la ganancia expresada en inversión para el
desarrollo social.
Los actuales salarios deben ser regularizados mediante
un aumento general de salarios ahora mismo. Desde 1976, el salario real de los
trabajadores mexicanos está en caída, la baja es tan grande que
hace años alcanzó los niveles de 1952 e incluso de 1904. El actual
salario de los mexicanos no es representativo en ningún sentido y debe
ser resarcido.
4.3 Derecho a la alimentación
Todos los mexicanos tenemos derecho
constitucional a la alimentación. Los niños, mujeres y personas de
la tercera edad tendrán preferencia. En los centros de trabajo, de
educación a todos los niveles, y de salud, del campo y de la ciudad,
habrá servicios para la alimentación obligatoria. El objetivo es
la preservación de la dinámica vital de los mexicanos cualesquiera
que sea su actividad.
4.4 Derecho a la salud y seguridad social
El derecho a la salud
constituye un conjunto de obligaciones y derechos, durante la vida laboral y
posteriormente a ésta que incluye la medicina preventiva, el
diagnóstico, terapia y reestablecimiento del estado de salud, el trabajo
social y la medicina del trabajo.
El derecho a la seguridad social incluye
la seguridad e higiene en el trabajo, la cobertura por riesgos y
patologías laborales, las pensiones y jubilaciones, y el seguro de
desempleo.
Estos derechos serán ejercidos a través de un
organismo único a nivel nacional, el Sistema Mexicano de Salud y
Seguridad Social (SIMS) con cobertura universal para todos los
mexicanos.
4.5. Derecho a la educación
La educación de los mexicanos
será obligatoria, laica y gratuita a todos los niveles, orientada al
desarrollo del conocimiento humano, el entendimiento de los fenómenos, y
la transformación de la naturaleza y de la sociedad. El carácter
de la educación en México incluirá los ámbitos
filosófico, social, científico, humanista y estético.
La investigación científica, tecnológica y aplicada
está orientada a la solución de los grandes problemas nacionales
para coadyuvar al desarrollo científico, educativo y cultural del
país.
El desarrollo cultural de los mexicanos tenderá al
conocimiento y comprensión de la historia de México y del mundo,
el ejercicio de las artes y el desarrollo de un pensamiento propio.
Todas las
escuelas, universidades, centros e institutos serán públicos.
Todos los mexicanos aprenderán a leer, escribir, hablar y cantar,
comprensivamente.
4.6 Derecho a la vivienda
Los mexicanos tenemos derecho a disfrutar de
espacios propios con viviendas adecuadas, jardines, instalaciones deportivas,
recreativas y culturales para la convivencia comunitaria, el desarrollo
físico y mental y el disfrute del tiempo libre.
La adquisición
de viviendas será a través de un organismo único de
vivienda a nivel nacional encargado de la planeación habitacional, la
construcción y asignación de viviendas, el desarrollo urbano y el
cuidado del medio ambiente. El derecho al espacio urbano se complementa con la
municipalización del transporte público, la expropiación de
terrenos por causa de utilidad pública y con programas de servicios
municipales para todos los habitantes.
4.7 Derecho a la cultura
Nuestra historia, la visión de los mexicanos
en el mundo, la adquisición de conocimientos, el ejercicio físico
y mental, y el desarrollo de la capacidad transformadora implica desarrollar una
cultura propia, basada en la interpretación del mundo y su
transformación, superando el fanatismo, dogmatismo, religiosidad,
nacionalismo y linealidad conceptual del pensamiento. La cultura está
orientada a la formación de hombres y mujeres “nuevos”,
sujetos de la historia y hacedores de la misma.
La cultura obrera es la
cultura del movimiento obrero derivada del reconocimiento de una identidad de
intereses comunes, propios de una clase, definida en términos de
relaciones y de contenido. La cultura obrera constituye un saber colectivo, la
adopción de una identidad propia surgida al calor de la lucha de clases,
que lleva a tomar un punto de vista ligado a la acción, a la praxis
social y a una visión propia del mundo.
5 Derecho a la propiedad colectiva
Aspecto crucial de nuestro programa es el derecho de la
Nación a la propiedad colectiva. El dominio de la tierra, las aguas, los
bosques, el viento, el mar y todos los recursos naturales y biodiversidad, en
las plataformas, terrestre y marina, así como, el espacio aéreo y
marino, y el espectro radioeléctrico corresponden a la Nación.
Son actividades estratégicas, a cargo exclusivo del Estado, las que
integran los procesos de trabajo relacionados con los hidrocarburos, minerales
radiativos, energía eléctrica, agua, energía nuclear,
telecomunicaciones, espectro radioeléctrico, radio y televisión,
ferrocarriles, correos y telégrafos, banca y finanzas,
químico-farmacéutica, y la explotación racional de los
diversos recursos naturales.
Asimismo, la educación, salud,
alimentación, vivienda, investigación científica y cultura.
La Nación tendrá el dominio sobre su espacio aéreo,
espectro radioeléctrico y mar patrimonial, superficial y submarino.
En estas materias no se otorgarán concesiones ni contratos ni
subsistirán los existentes. En todos los casos, será reestablecida
a plenitud la legalidad constitucional.
6 Re-nacionalizaciones
La privatización de las industrias
básicas implica, la pérdida de territorio, funciones
estratégicas, recursos naturales, soberanía y seguridad
nacional.
Todos los sectores estratégicos sometidos a procesos de
privatización serán re-nacionalizados, de acuerdo a cinco
banderas: la propiedad colectiva, el uso racional de los recursos naturales, una
política de desarrollo independiente, la integración de los
procesos de trabajo bajo control obrero de la producción, y la vigilancia
social.
La tierra, el agua y demás recursos naturales serán
re-nacionalizados. Los derechos comunitarios serán respetados.
La
minería será prohibida y solo podrá realizarse por el
sector nacionalizado en aquellos casos de necesidad nacional y con pleno respeto
al medio ambiente, las poblaciones y la vida.
Las zonas
arqueológicas y, en general, el patrimonio cultural de la nación
serán re-nacionalizadas prohibiéndose todo tipo de concesiones a
los particulares.
Toda la legislación privatizadora será
derogada, las concesiones y contratos a los particulares se eliminarán.
Si las corporaciones transnacionales y sus filiales oponen resistencia
serán expropiadas sin indemnización.
7 Desarrollo planificado de la economía
Las actividades
estratégicas serán realizadas con arreglo al Plan
Estratégico de Desarrollo de la Nación que considere a los
sectores industrial, agropecuario, comercial y de servicios.
Las
áreas estratégicas estarán a cargo de organismos e
instituciones estatales. Las instituciones estatales serán preservadas,
las demás serán nacionalizadas o expropiadas en interés de
la Nación la que será responsable de su
operación.
En cada sector se formulará por los
trabajadores, técnicos, profesionales e investigadores respectivos, el
correspondiente programa nacional y los diversos planes sectoriales. Así,
en materia energética las actividades se llevarán a cabo de
acuerdo al Programa Nacional de Energía y los correspondientes Plan
Eléctrico Nacional y Plan Nacional de Hidrocarburos.
Dichos planes
integran, a su vez, a diferentes programas específicos sobre
investigación y desarrollo, financiamiento e inversiones, gestión
de la calidad y otros, de acuerdo a la correspondiente Política de
Desarrollo Independiente específica en cada rama. En el sector
energético será la Política Energética
Independiente.
La planificación de las actividades agropecuarias para
apoyar la producción de alimentos básicos es fundamental. Los
campesinos y trabajadores agrícolas tienen derecho a la
explotación colectiva de la tierra. Las modificaciones constitucionales
regresivas en la materia serán derogadas. Los campos productivos privados
deben expropiarse y convertirse en complejos estatales apoyados con
crédito, fertilizantes, semillas, insumos, maquinaria y
tecnología. El trabajo precario e infantil de los jornaleros
agrícolas será prohibido.
8 Defensa de los recursos naturales
La defensa de los recursos naturales es una
tarea de los trabajadores y los pueblos.
Los recursos naturales, de la
plataforma terrestre, marina y espacio aéreo, son de la Nación.
Consecuentemente, todos serán re-nacionalizados.
Se incluye a los
energéticos, minerales, agua, viento, mantos geotérmicos,
océanos, mares, bosques, ecosistemas y biodiversidad.
La
protección de la naturaleza es vital para un ambiente saludable. Su
protección y la de todas las especies vivas es una necesidad. Esto
incluye la lucha contra la contaminación de la tierra, las aguas, los
mares y la atmósfera.
De especial atención es la
re-nacionalización de la tierra para orientarla a la producción de
alimentos, y del agua para la satisfacción de las necesidades de los
seres vivos.
Asimismo, se regulará el crecimiento urbano
eliminando las diferencias entre el campo y la ciudad. No habrá
asentamientos en sitios de alto riesgo natural.
La utilización del
espectro radioeléctrico, y de la radiación solar con
propósitos industriales solo podrá ser de carácter colectivo social.
9 Integración de los procesos de trabajo
Los diversos
procesos de trabajo serán integrados vertical y horizontalmente. La
reorganización de los procesos de trabajo tiene el objetivo de satisfacer
las necesidades sociales de la Nación y de los mexicanos sin
discriminación de ninguna especie. Esto significa que los organismos
estatales tendrán fines sociales y no de lucro, y servirán para
favorecer el desarrollo nacional.
Las actividades productivas serán
realizadas a través de organismos únicos en los diversos sectores
de actividad económica o social. Todas las actividades inherentes a los
procesos de trabajo serán realizadas por administración
directa.
Los organismos públicos son entidades de interés
social. Estos organismos son propiedad de la Nación, no del Estado ni de
ningún gobierno en turno. La operación coherente de las diversas
entidades no es autónoma ni los recursos generados son de propiedad
particular sino que pertenecen a la colectividad y deben orientarse al
financiamiento propio y del desarrollo nacional.
10 Control obrero de la producción e investigación
La garantía del desarrollo social se basa en la intervención
conciente y organizada de los trabajadores en los diversos procesos de trabajo.
En éstos, los trabajadores tienen el derecho a participar en la
planeación, desarrollo, realización, concreción y
evaluación de los planes y programas.
Será la participación de los trabajadores en el nivel de
productores tendiente, mediante la lucha en el espacio del saber, a la
recuperación de la personalidad e iniciativa en la concreción de
los procesos de trabajo.
Organizados en Consejos Obreros, en todos los sectores y a todos los
niveles, los trabajadores serán los responsables de la orientación
de los planes y su concreción exitosa en todos los ámbitos de la
producción nacional.
Las formas de lucha y organización de los trabajadores se
orientarán en la perspectiva de recuperar para sí los espacios
fabriles, disputando el poder al capital dentro del espacio donde se genera la
explotación.
11 Organización sindical, social y política
La Nación, organizada en todo el territorio, vigilará el correcto
desarrollo de los planes y programas nacionales y sectoriales. Derecho a la
información, fiscalización, proposición y crítica se
ejercerán a través de la participación comunitaria en cada
una de las ramas de actividad productiva. Será reconocida la
organización social de los mexicanos.
La organización requiere
estructura en los niveles nacional, regional, estatal y municipal. Su
carácter no puede ser sino antiimperialista, en defensa de la
autodeterminación nacional, la independencia y la soberanía. El
Frente de Soberanía Nacional, estructurado en Consejos obreros y
populares en todo el territorio nacional, ha de agrupar a los mexicanos por
adscripción geográfica en el país integrando a los diversos
sectores sociales. La organización se extenderá a todo el
territorio, en una red única, con facultades de poder político en
los diversos niveles.
En este contexto, una tarea prioritaria es la
sindicalización de todos los asalariados de México, en nuestro
país y allende las fronteras. La población económicamente
activa en el país es de más de 43 millones de mexicanos pero,
quienes tienen trabajo son menos de 15 millones, apenas una tercera parte. De
estos trabajadores, menos del 10% están sindicalizados, es decir, la
minoría. Necesitamos, por tanto, proceder a la sindicalización de
todos los demás. La tarea no es sencilla pero es viable con el apoyo
solidario del pueblo en todas las regiones y ciudades del país.
La
confusión ideológica de los trabajadores ha llevado a su
postración organizativa. Por supuesto, esto no ha ocurrido
espontáneamente. Además de la influencia nefasta del charrismo, ha
contado, y mucho, la carencia de una conciencia e independencia de clase y la
inexistencia de una organización política propia. Tales factores
no pueden ser sustituidos con simple voluntarismo ni con formulaciones
expresadas en declaraciones de principios y programas de acción.
A
la construcción de la conciencia colectiva organizada
políticamente habrá que orientar todos los esfuerzos. La clase
obrera y el pueblo de México tenemos derecho a la organización
política, el Partido Obrero, integrado por los mexicanos más
concientes, comprometidos y decididos, capaz de vertebrar al movimiento,
representarlo y dirigirlo correctamente.
12 Solidaridad proletaria
Construir una sociedad solidaria, socialista, es
el objetivo de nuestro programa obrero. La práctica de la solidaridad
forma parte del proceso de ruptura con los vicios, defectos atávicos y
políticas ahistóricas. Nuestra lucha es de fase activa y
constructiva y, en tal sentido, la solidaridad tiene carácter
político y está basada en principios de clase y objetivos
colectivos.
La solidaridad se expresa no solamente entre los
trabajadores sino en sentido amplio hacia todos los sectores de la
población.
De especial interés es la lucha contra la
discriminación de género, edad, etnia, religión u otras
características.
Los migrantes también son trabajadores,
expulsados de sus tierras por el capital. En consecuencia, tienen derechos
laborales y sociales, sea en nuestro territorio o allende las fronteras. Sus
reivindicaciones son parte de nuestra propia lucha.
Los trabajadores
sujetos al contratismo y subcontratismo (outsourcing) tienen igualmente
derechos. El contratismo y subcontratismo serán prohibidos y los
trabajadores sujetos a estos regímenes serán incorporados a la
rama industrial correspondiente.
13 Internacionalismo proletario
Los trabajadores asumimos
solidariamente las luchas, aspiraciones, sufrimientos y victorias de otros
pueblos del mundo. La solidaridad de los trabajadores mexicanos no se debe
limitar a la solidaridad gremial, debe incluir los aspectos políticos, en
el contexto de la lucha internacional de los trabajadores y pueblos del mundo
por su liberación económica y social.
El movimiento obrero
mexicano debe ser parte del accionar de los trabajadores del mundo,
integrándose a los esfuerzos para la construcción de instancias
continentales como la Federación Sindical de América (FSA) y, en
otro nivel, con la organización internacional de los trabajadores,
actualmente representada por la Federación Sindical Mundial (FSM), sus
Uniones Internacionales de Sindicatos (UIS) por rama industrial, y la
Universidad Internacional de los Trabajadores (UNIT).
2.3 Consideraciones adicionales
Dinámica concreta
La dinámica concreta del movimiento obrero es
el accionar, los hechos, el ejemplo, en su expresión de totalidad
concreta. Esto quiere decir que, teniendo presentes la totalidad del proyecto
obrero, los grandes objetivos, las ideas que preceden a la acción, la
política definida, los análisis que la fundamentan y las acciones
planeadas, es preciso proceder a su materialización en su nivel concreto
y específico. La dinámica concreta es la acción organizada
y conciente, orientada a materializar el programa obrero, construyendo la
organización y desarrollando la política. Se trata del accionar
dinámico basado en la capacidad de hacer historia, en la
construcción de especificidades, en el discurso crítico hecho
realidad en la concreción de la construcción.
En previas
experiencias, los electricistas del país, dada la estructura nacional del
sindicato (STERM, SUTERM), vertebramos al movimiento y concitamos la solidaridad
del pueblo de México. En estos momentos, hay sindicatos nacionales que
podrían desempeñar exitosamente ese papel. Sin embargo, no existen
las condiciones políticas al interior de esas organizaciones. Pero,
quienes estén dispuestos podrían hacerlo. Desde luego, la tarea no
puede circunscribirse a una sola organización sindical, es preciso el
concurso de varias fuerzas y, en su momento, de todos los sectores
sociales.
En 1975-76 discutimos intensamente la idea de estructurar un
movimiento que permitiera avanzar hacia la reorganización
democrática del movimiento obrero. Propusimos construir un Movimiento
Sindical Revolucionario (MSR). Algunos sectores se dieron a la tarea de
arraigarlo. Con la represión a la Tendencia Democrática se
interrumpieron, también, esos esfuerzos. En estos momentos podría
continuarse la tarea, para reorganizar el movimiento obrero de México,
con todos los mexicanos dispuestos que, enarbolando el Programa Obrero, orienten
sus esfuerzos sistemática y permanentemente a la organización de
los trabajadores y pueblo de México en todas partes del país, a la
construcción de las organizaciones sindicales, sociales y
políticas que México necesita para ser una Nación libre,
democrática, independiente, soberana y solidaria. En este movimiento
conviene integrar la acción de los trabajadores a través de
Frentes únicos en cada sindicato o sector.
Los primeros llamados a
la realización de las tareas son los trabajadores más concientes
dedicando tiempo, esfuerzo y recursos al estudio y la lucha concreta, utilizando
las armas clásicas del proletariado en lucha: marchas, mítines,
asambleas, reuniones, círculos de estudio, escuelas de cuadros,
conferencias, foros y escritos.
En esta dirección, la prensa
obrera tiene un papel fundamental, complementado con la palabra hablada y el uso
de los sistemas avanzados de comunicación social. De igual forma, es
esencial la formación y educación política de los
trabajadores en su propia Universidad.
Esta lucha debemos llevarla a
cabo a todos los niveles, abierta o discretamente, a nivel nacional, en cada
sector y todos los días.
¡Proletarios del mundo, Uníos!
Marcha de la Tendencia Democrática, 5 de abril de 1975, en Guadalajara
FOTO: tigre
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