En riesgo 110 municipios de Veracruz, Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí. Miles de comunidades serían afectadas. Previsibles daños al agua, subsuelo, medio ambiente y población. Schlumberger y Haliburton ya operan varios pozos. Grandes extensiones de terrenos para perforar miles de pozos serán concesionados por el gobierno federal a transnacionales. La opción sigue siendo la misma: organizarnos a nivel nacional y movilizarnos hasta lograr la nacionalización energética.
No es una amenaza cualquiera, es una triste realidad. No
afectará solo a comunidades indígenas y campesinas sino a toda la
nación viviente. Por lo mismo, no es solo una lucha indígena o
campesina, es una lucha nacional. Además, esto no empezó ahora,
son ya varios años de insistencia de los gobiernos en turno. En 2013-14,
Peña Nieto concretó la mayor traición en la historia de
México al desnacionalizar a las industrias petrolera,
petroquímica, eléctrica y de telecomunicaciones, con el apoyo de
los partidos políticos.
Nada de esto ocurrió solo ni de la nada. Lo grave es que el atraco se hizo en el casi absoluto silencio de la nación viviente. Indígenas y campesinos no dijeron nada. Ahora, allí están las consecuencias. No obstante, nunca es tarde para empezar. La denuncia internacional es una opción pero limitada. Los organismos internacionales están al servicio del imperialismo y, no tienen facultades, solo emiten recomendaciones que el gobierno mexicano nunca atiende. La alternativa es la lucha social organizada. Se trata de una lucha de clases en defensa del territorio y sus recursos naturales, tanto en el subsuelo como en el espacio, en las plataformas terrestre y marina. El fracturamiento hidráulico (fracking) ya fue aprobado por el gobierno federal y legisladores del PRI, PAN, PVEM y Panal. El objetivo de Peña y del imperio es aumentar la plataforma de producción de petróleo crudo y su exportación, en este caso, a partir de los llamados recursos no convencionales, tales como los de lutitas, mediante la técnica del fracking. De acuerdo a los planes oficiales están comprometidas las cuencas Norte, Picacho-Sabinas, Burgos, Tampico-Mizantla y Veracruz. La Huasteca en la mira En Huayacocotla, Ver., se reunieron pobladores
de las serranías del norte y las tierras bajas de la Huasteca, en la que
informó:
“En Veracruz son 49 los municipios en riesgo inminente. En Puebla, 22, en Hidalgo, 21 y, en San Luis Potosí, 18. Comunidades y campos agrícolas de los pueblos nahua, tenek, otomí, tepehua y totonaca. El representante del municipio poblano de Francisco Z. Mena, uno de los primeros afectados por las dos rondas, describe la arrogante presencia actual de vehículos, maquinaria y personal de las empresas Schlumberger y Halliburton. Ya operan varios pozos. Llegaron ofreciendo las estrellas y no han dejado nada. Exigimos que nos arreglaran la carretera que dejaron inservible; al protestar nos echaron a la fuerza pública y nos encarceló el gobierno de Puebla” (Bellinhausen H., en La Jornada, p.8, 1 marzo 2015). Calamidades del fracking Esteban Mayorga, de Los Parajes dijo:
“Si no hay paz no hay nada. Pero sobre todo, la idea que yo traigo es de
ser autónomo, sin eso van a acabar con nosotros y los bosques que
todavía cuidamos, el agua, la vida”.
Tiene razón, con el fracking no quedará nada. Pero hay que superar los conceptos. Contrariamente a lo que dicen algunos antropólogos, la “autonomía” propagandística de la que hablan no es alternativa. Las corporaciones y el gobierno no saben, ni quieren saber, de eso. El capital no se guía por consideraciones antropológicas, nunca lo ha hecho. Mejor fue la explicación de Francisco Cravioto, de la organización Fundar y miembro de la Alianza Mexicana contra el Fracking. “La perforación, emplea grandes cantidades de agua, la cual llega a contener hasta 600 sustancias tóxicas, además de liberar del subsuelo metales pesados y sustancias ácidas. Aunque las empresas extractoras aseguran contar con procedimientos para evitar que esa agua echada a perder no contamine los aguajes de las comunidades, es muy probable que haya filtraciones al cabo de los meses; seis años es el tiempo que dura en promedio la extracción en un sitio. Algo frecuente donde ya se hace fracking a gran escala es que el agua suba a la superficie e inunde campos. No existe tecnología aún para tratar esa agua”. “Cravioto refiere que la entrega de territorios y recursos a las trasnacionales data cuando menos de 2010, antes de las últimas reformas. Pero el paleocanal de Chicontepec, como se conoce un área codiciada y sobrevalorada que este año debía estar en esplendor petrolero, va en picada. Debía arrojar 22 por ciento de la producción nacional, según previeron en 2009 el gobierno federal y las cinco empresas a las que se asignaron los contratos: Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes, Weatherford y Tecpetrol. “De acuerdo con Mauricio González, también de la Alianza Mexicana contra el Fracking, dichos contratos de obra pública, además de ilegales, son un fiasco, pues resulta que las reservas probables no fueron probadas: apenas 5.4 por ciento de las iniciales cuentas alegres del calderonismo. Hasta 2012 se habían perforado cerca de 3 mil pozos, y operaban 2 mil 347”. “En Veracruz se prevé una asignación de 900 mil hectáreas, y en Puebla unas 90 mil”, según el Centro de Investigación y Capacitación Rural (Cedicar). Hace tiempo se ha dicho que, “los tenek, nahuas y totonacas verán ocupadas 320 mil hectáreas de sus territorios”. Necesaria lucha nacional Óscar Espino, de Papantla, refirió
que, “Halliburton y Schlumberger “llegaron a Tihuatlán y
Papantla desde hace 13 años”. Luego, señaló que,
“los pueblos se encuentran en indefensión jurídica, y
sólo resta el recurso de los instrumentos internacionales firmados por el
Estado”.
La solidaridad internacional es necesaria y hay que practicarla pero, para que sea efectiva, se necesita una organización nacional en lucha suficientemente fuerte y capaz. De otra manera, todo queda en denuncia. Pero, de lo que se trata es de impedir el atraco en marcha. Un naranjero de Álamo resumió todo “en la necesidad de crear un frente de los pueblos en defensa del territorio”. Sí, ese sería bueno en principio, en la perspectiva de una organización nacional. La lucha necesita de una fuerte resistencia local pero no existe salida local. Necesitamos ubicar nuestra lucha con alcance nacional, con independencia de clase y en el terreno de la lucha de clases, así como, abanderarnos con un programa que incluya la nacionalización energética y otras demandas sociales de la mayoría de la nación. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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