Desde 1974 México no importaba petróleo crudo. Ahora, siendo exportador, Pemex importará 100 mil barriles diarios de crudo ligero. El gobierno dice que con eso las actuales refinerías en obsolescencia se volverán más eficientes. Hace poco repitió con insistencia que producir gasolinas no era negocio, ahora con el petróleo importado se volverán más competitivas. Esa es vulgar demagogia. La mezcla mexicana de exportación ya está en 37.36 dólares por barril y el crudo norteamericano que se importará en 45.89 dólares. México también exporta crudo ligero a Estados Unidos, el mismo que importará pero más caro. (FTE). México SA México retorna a 1974. Otra vez importa crudo. Estados Unidos vende. Por Carlos Fernández-Vega. Artículo tomado de La Jornada, 8 enero 2015. El reloj de la historia echa reversa por decisión gubernamental, y el “moderno” equipo peñanietista decidió llevar a México cuatro décadas atrás, cuando en 1974 el gobierno de Luis Echeverría importó (como lo hizo en 1972 y 1973) petróleo crudo ante la insuficiente producción interna (aunque tal situación fue corregida en el segundo semestre de ese mismo año). Resulta que el embajador mexicano en Washington, Eduardo Medina Mora, tuvo a bien informar que “va por buen camino” la aprobación del Departamento estadunidense de Comercio para que México importe 100 mil barriles de petróleo ligero por día, y detalló que “los trámites para esta operación se iniciaron desde 2014”. Estados Unidos, que de la noche a la mañana, prácticamente, pasó de ser importador neto de hidrocarburos a potencial exportador de los mismos, atendió la solicitud de sus “modernizadores” vecinos del sur, para abastecerlo de crudo ligero, toda vez que se canceló la prohibición impuesta en 1973, tras la crisis energética de ese año durante el gobierno de Richard Nixon, de exportar petróleo. México, oficialmente un país exportador neto de crudo, ahora importará el hidrocarburo debido a que, según Medina Mora, “las refinerías mexicanas (seis en total; la más joven de ellas data de 1979) trabajan mejor con petróleo ligero”, lo que a su juicio “beneficia nuestra producción, las hace más competitivas y optimiza la operación de nuestras refinerías y las hace más competitivas”. Así es. Un puñado de refinerías obsoletas (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto se negaron a construir nuevas instalaciones, porque “no son negocio”), con parches por aquí y allá, ahora trabajarán con crudo estadunidense que se cotiza a un precio mayor que el vapuleado barril mexicano. En los últimos 33 años (cinco sexenios más el que corre) la machacona justificación oficial para no construir nuevas plantas procesadoras ha sido “no tenemos por qué malgastar los recursos públicos en ese tipo de instalaciones, porque hay otras prioridades, no es negocio y resulta más barato importar productos refinados”, y a estas alturas más de 50 por ciento de las gasolinas viene de afuera. Pero, ¡oh, sorpresa!, algún rayo celestial los tocó y resulta que ahora se importará crudo de Estados Unidos a un precio 20 por ciento mayor al de la mezcla mexicana de exportación, pues así se “beneficia nuestra producción”, se “optimiza la operación de nuestras refinerías” y “las hace más competitivas”, es decir, las mismas que (versión oficial) no eran negocio, amén de que “hay otras prioridades”. Una oda a la congruencia. Ya en 2010 el gobierno calderonista consideró la posibilidad de importar crudo del vecino del norte, aunque en una proporción menor a la que anuncia el gobierno de Peña Nieto. En septiembre de ese año, la en ese entonces eficientísima secretaria de Energía, Georgina Kessel, dijo que “se está en análisis de importar 40 mil barriles diarios, y sería únicamente para cubrir necesidades de crudo ligero en el país. A partir de eso (vamos a) tener mejores resultados en nuestro sistema nacional de refinación, que es donde se concentra la mayor cantidad de pérdidas, desde el punto de vista financiero de Pemex. Tenemos un programa para reducir esas pérdidas en el futuro”, el cual, a todas luces, no funcionó si es que en realidad lo pusieron en marcha. Pues bien, Enrique Peña Nieto y su resultón equipo desentierran “soluciones” calderonistas y echan en reversa el reloj de la historia, algo por demás llamativo, porque todos sus integrantes (de Alfonso Navarrete Prida al líder de plastilina César Camacho, sin olvidar al comisionado Alfredo Castillo y los demás) son apasionados amantes de los relojes carísimos, tanto que ahorran durante muchos años (Camacho dixit) para poder comprarlos. En la nota publicada por La Jornada (Roberto González Amador, Ciro Pérez Silva y Susana González) se detalla que “el interés del gobierno de México a través de Pemex por el petróleo ligero estadunidense se planteó formalmente a mediados del año pasado, tras el debate para reformar el sector energético nacional. Una de las propuestas es intercambiarlo por petróleo pesado, que las refinerías estadunidenses pueden procesar”. Las potenciales exportaciones del hidrocarburo desde Estados Unidos, donde la producción está aumentando gracias a los yacimientos de esquisto, “representarían un cambio dramático en el comercio petrolero entre ambos países. México es el tercer proveedor de petróleo a Estados Unidos, sólo detrás de Canadá y Arabia Saudita, pero durante décadas ha mantenido una política de autosuficiencia petrolera”. Entonces, las manecillas del reloj peñanietista van en sentido contrario y regresan cuatro décadas al país. Oficialmente, la última importación de petróleo crudo se concretó en el primer semestre de 1974, durante el gobierno de Luis Echeverría (17 mil barriles diarios como promedio, a un precio cercano a 6 dólares por unidad). El ex inquilino de Los Pinos presumía en su cuarto Informe de gobierno que “se ha iniciado un ambicioso plan de explotación, investigación y expansión industrial. El descubrimiento de nuevos yacimientos en Chiapas y Tabasco hace posible que desde junio se disponga de una producción de crudo que ha permitido suspender totalmente su importación y contar, para su exportación, con 35 mil barriles diarios de crudo, 10 mil barriles de diesel y 15 mil barriles de combustóleo”. En 1972 la importación de petróleo crudo representó una erogación anual de casi 28 millones de dólares; en 1973 se incrementó a 80 millones y en 1974 se redujo a 37 millones. Echeverría justificó: “la expansión industrial en México ha provocado grandes aumentos en la demanda de energéticos, que nos ha obligado a efectuar diversas adquisiciones en el exterior, (pero) con los nuevos yacimientos petrolíferos del sureste calculamos reducir importaciones a partir del próximo año”. Y en efecto, en 1975 anunciaba que “el aprovechamiento de las reservas nacionales ha permitido la autosuficiencia y disponer de los volúmenes necesarios para suprimir la importación de petróleo crudo. En este importante aspecto México ha pasado a la condición de país exportador”. Cuarenta años después, México vuelve a importar petróleo crudo. Y todavía dicen que EPN no logró nada en su reunión con Obama. Las rebanadas del pastel Pero no todo está perdido: ayer el barril mexicano “ganó”... 13 centavos de dólar con respecto al cierre de la víspera, y se vendió a 40.07 dólares. Y el barril que se importará (el de los gringos) se vende a 48.65 dólares. Por cierto, el billete verde se vendió a 15.03 bilimbiques. Twitter: @cafevega D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com Ref: 2015, elektron 15 (14) 1-2, 14 enero 2015, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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