Nacionalización Sí
Desintegrar a la industria eléctrica nacionalizada, fraccionarla en cientos de empresas privadas y destruir a las estatales, es la propuesta legislativa de Fox. Culminar la nacionalización mediante la cabal integración industrial es la propuesta del FTE, son las banderas históricas de los electricistas en lucha.
Aquel 1960 el Zócalo de la Ciudad de México fue
colmado de electricistas. Los tres grandes sindicatos existentes a la fecha
estuvieron presentes. El Sindicato de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana (STERM), el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)
y el Sindicato Nacional de Electricistas, Similares y Conexos de la
República Mexicana (SNESCRM) realizaron un acto en la capital del
país, con motivo del decreto presidencial de nacionalización
eléctrica expedido con fecha 27 de septiembre. Desde abril anterior se
había anunciado la propuesta nacionalizadora del gobierno. A muchos no
les gustó, la intelectualidad de la época no supo valorarla, los
empresarios encabezados por Aníbal de Iturbide no estuvieron de
acuerdo. Los trabajadores salieron a la calle a apoyar la medida porque, la
nacionalización sería concretada por el gobierno pero, esa
propuesta, había sido de los trabajadores electricistas en lucha desde
muchos años antes. Tan es así que, sacando las conclusiones
correctas, los 35 sindicatos que formaban a la Federación Nacional de
Trabajadores de la Industria y Comunicaciones Eléctricas (FNTICE) de
inmediato se unificaron (8 de octubre de 1960) en el STERM. En abril de ese
año se habían discutido en el auditorio del SME las implicaciones
de la nacionalización y se avanzaba hacia la unidad de todos los
electricistas. Hoy, ese pendiente continúa. No faltaron malinchistas,
como los burócratas de Nacional Financiera, que propusieron traer a
técnicos extranjeros para que hicieran funcionar a la industria pues
preveían que los mexicanos no podríamos. Como una enorme ofensa
fue considerada esa propuesta por los universitarios y politécnicos
mexicanos. Los propios electricistas del interior del país se dieron
a la tarea de reorganizar el trabajo y sacaron adelante a la industria. No nada
más, con base en las propuestas de los trabajadores se procedió a
unificación de frecuencia y la interconexión del sistema
eléctrico nacional, en el contexto de la lucha por la integración
de la industria eléctrica nacionalizada, habiendo avanzado
considerablemente aún cuando miles de trabajadores perdimos el trabajo.
Hoy, esa tarea está interrumpida. En el sector se han producido las
luchas más importantes de la clase obrera mexicana. Bajo las banderas del
SME hemos marchado los proletarios mexicanos. De enorme transcendencia para el
movimiento obrero fueron las aportaciones programáticas del STERM y de la
Tendencia Democrática del SUTERM. Miles fuimos reprimidos política
y militarmente en todo el país. No obstante, se avanzó mucho hacia
la unidad sindical. Hoy, el proceso está interrumpido. Se
terminó el período para la liquidación de las empresas
extranjeras pero no ha concluido la integración industrial. A partir de
1992, existe un proceso de desnacionalización eléctrica que se ha
acelerado en los últimos años. La privatización
propuesta, primero por Zedillo (PRI) y, ahora por Fox (PAN), se caracteriza por
desintegrar a la industria eléctrica nacionalizada, fraccionarla en
cientos de empresas y destruir a las empresas estatales. Para el foxismo, la
industria eléctrica nacionalizada es un concepto de empresa no de
industria. Para Fox, la industria nacionalizada es solamente CFE y LFC,
lo demás no, por eso lo privatiza. A eso se ha dado margen, en la medida
en que se mantiene interrumpida la cabal integración industrial. Eso
significa, sencillamente, que ¡La nacionalización no ha
culminado! Con la privatización furtiva en marcha, el sindicalismo en
el sector está en degeneración. El SUTERM ha preferido firmar los
nuevos contratos con las empresas privadas que avanzar hacia la
conclusión de la contratación colectiva de trabajo única.
El charrismo genuflexo sigue boicoteando la integración y apoya la
privatización. En el SME tradicionalmente se elude, absurdamente, la
discusión de estos temas. Se está de acuerdo en todo pero, para
después. Ese después es tan general que podría ser
nunca. Ahora en el 2002, y desde 1999, el SME encabeza la movilización
contra la privatización eléctrica en México. El sindicato
hace honor a su gloria y estamos a su lado. Mejor sería si se abriera la
discusión, colectiva y organizada, sobre los asuntos de fondo de nuestro
movimiento. La integración industrial es necesaria, incluso
vital, para la Nación y los trabajadores. Este 27 de septiembre
ocurre en medio de la ofensiva más severa contra la industria
eléctrica nacionalizada. Otra vez se llenó el Zócalo de
electricistas, ésta vez principalmente del SME, y se reafirmó la
lucha contra la privatización.
¡La Reforma foxista No
pasará!
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