Volumen 14, Número 298, diciembre 28 de 2014
 


Las casitas del poder



Videgaray le pidió al contratista favorito Hinojosa Cantú un préstamo “no bancario” pagadero a 18 años. Pero el ministró en funciones se adelantó 17 años y ya lo pagó “por razones financieras”, dijo. En su declaración de bienes había dicho que la compró al contado. No era servidor público, agregó Videgaray, solo jefe de la oficina de transición del gobierno federal, antes fue secretario de finanzas del mismo Peña. Como Angélica, Videgaray cree que no tiene obligación de nada pero sí derecho a todo. ¡Vaya cinismo! (FTE).



México SA

Las casitas del poder.
El “ministro” estrena.
¡Al abordaje!, el lema.

Por Carlos Fernández-Vega.
Artículo tomado de La Jornada, 13 diciembre 2014.


Todo indica que lo único en lo que cabalmente ha cumplido el equipo bucanero peñanietista es con la añeja práctica tricolor, la cual, dicho sea de paso, también forma parte del acervo ético de los demás partidos políticos. Ya con la constancia de “mayoría” en el bolsillo, la consigna fue “¡al abordaje!”, y en este sentido nadie puede criticarle por ausencia de resultados.

Enrique y Angélica están en paz, porque el “ministro del año” y, por si fuera poco, “pensador global”, también conoció, oportunamente y como “conozco a muchos” (La Gaviota dixit) al empresario Juan Armando Hinojosa a quien, como la pareja de Los Pinos, le pidió un préstamo “no bancario” por 7.5 millones de pesos a pagar en 18 años, más intereses; se lo aprobaron de inmediato y sin “ningún conflicto, pues se hizo cuando yo no era funcionario” (por esas fechas sólo fungía como “coordinador general del equipo de transición del presidente electo”), con él se compró su casita justo antes de arrancar el sexenio que prometió “mover a México” (de hecho lo ha logrado, aunque no precisamente como lo planeó) y colorín colorado aquí no hay conflicto de intereses, porque lo dice él.

Luís Videgaray resultó tan práctico como su jefe, aunque menos frívolo que la primera esposa de la nación, la cual, por si no lo saben, tampoco es servidor público. Lo mejor del caso es que, como La Gaviota en Miami, bastaron unos cuantos meses en el hueso para que el “ministro” saldara el citado crédito con 17 años de antelación, lo que resulta llamativo porque su sueldo como secretario de Hacienda no le alcanza para hacer tal maniobra, por muchas “razones financieras” que el susodicho invoque.

El crédito, como le llama, se lo otorgó Hinojosa en octubre de 2012 y lo liquidó en enero de 2014, es decir, 14 meses después del “acuerdo”. Videgaray comenzó a cobrar como “ministro del año” a partir del primero de diciembre de 2012 y hasta enero de 2014 su salario sumó alrededor de 2 millones 800 mil pesos, cuando mucho. Aún en el supuesto de que todo lo hubiera destinado al pago de los abonos, faltarían por justificar alrededor de 5 millones adicionales, sin considerar el pago de intereses y de que por tal práctica condena a su familia a la inanición.

En su declaración patrimonial, ya como titular de Hacienda, Videgaray reconoce la propiedad de un bien inmueble: un jacalito de apenas 856 metros cuadrados de construcción en un terreno de mil 500. Prácticamente de interés social. Pero en esa declaración asegura que esta casa la pagó de contado el 15 de octubre de 2012 (justo cuando Hinojosa generosamente le concedió el crédito), aunque sostiene que el registro público que le acredita la propiedad está “en trámite”.

¿Por fin? ¿Contado o crédito? Pero si se trata de la casa en Malinalco, única propiedad por él reconocida, entonces ¿dónde vivía el “pensador global”, junto con su esposa y sus tres hijos, antes de que el empresario Hinojosa le abriera la chequera marca Infonavit? ¿Arrimado con algún familiar panista? ¿En el domicilio de los Gómez del Campo? ¿En hoteles de una estrella, en vías de que cobrara su primera quincena como “ministro del año”? ¿En la Casa Blanca con sus amigos Enrique y Angélica?

Quién sabe. En esos tiempos no era funcionario y no tenía chamba, pero sí tuvo acceso a recursos públicos, pues como coordinador general del equipo de transición del presidente electo (el posterior inquilino de Los Pinos) negoció el monto presupuestal que se le asignaría a Peña Nieto y su equipo, el cual sumó 150 millones de pesos a ejercer en tres meses: del 4 de septiembre al 30 de noviembre de 2012.

No era funcionario (desde luego que Hinojosa desconocía que Videgaray despacharía como secretario de Hacienda, la institución pagadora de los contratos públicos), pero sí gozó de todo el aparato y las prebendas destinadas y autorizadas a los autodenominados “servidores públicos” de primerísimo nivel, es decir, lo mismo que Angélica Rivera, quien dice no tener obligación de nada, pero sí derecho a todo.

Guardada toda proporción, el empresario Juan Armando Hinojosa ha resultado ser el Carlos Ahumada del sexenio peñanietista, con la salvedad de que el segundo se dedicó a cooptar funcionarios del Distrito Federal y uno que otro municipio, a cambio de jugosos contratos y una buena dosis de impunidad, mientras que el primero se fue a lo grande: el gobierno federal y la República completita, y lo que ello implica en número y valor de los contratos. Tal vez Hinojosa comparte el vicio político de Ahumada de videograbar a propios y extraños.

Después de las casitas de Enrique, Angélica y Luís, ¿quién engrosará el inventario de mansiones regaladas... perdón financiadas por Juan Armando Hinojosa? ¿Cuál será el siguiente funcionario que saldrá a decir que en este sexenio de ¡al abordaje! “no hay conflicto de intereses”?, porque fue una “casualidad” que el citado empresario les prestara un dinerito para completar y que lo conociera en el café y no en la firma de contratos públicos.

En el colmo del cinismo, en este gobierno nadie dice tener conflicto de intereses: unos no eran funcionarios, otros hacían telenovelas y algunos más todavía no entraban en funciones, otorgaban contratos ni firmaban papeles. ¿Y el estercolero que dejaron en el estado de México? Bueno, pues eso tampoco les corresponde, porque ya no gobiernan la entidad, aunque Eruviel los desmienta todos los días.

Divulgada la notica por parte del Wall Street Journal (la meca periodística de los neoliberales, entre ellos el “ministro del año”), con la cara más dura que una piedra Luís Videgaray armó su show mediático con los amigos y socios del régimen, y micrófono en mano salió a decir que “me queda muy claro que la actuación de este gobierno ha afectado intereses. Naturalmente esto está generando resistencias, lo entendemos muy bien y lo asumimos con la misma convicción de cambiar a México”.

Después se quejan por la falta de credibilidad, la crisis de confianza y el zarandeo social, pero el hecho es que no sólo resultaron plenamente ineficientes sino desvergonzados a más no poder. Y junto con el supuesto titular de la Auditoria Superior de la Federación, Juan Manuel Portal, todos los involucrados pueden presumir que todo el mugrerío se trata de “un asunto entre particulares” y “sin conflicto de intereses”. “¡Al abordaje!”, pues.

Las rebanadas del pastel

¡Animo!, mexicanos crédulos, que mientras los piratas políticos siguen en el saqueo, tardará un poco más el “futuro promisorio” ofrecido por Videgaray: ayer, el barril petrolero mexicano cayó a 51.62 dólares, y el tipo de cambio peso-dólar cerró semana en 15.05 bilimbiques por billete verde.


Twitter: @cafevega
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Ref: 2014, elektron 14 (310) 1-2, 20 diciembre 2014, FTE de México.





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