Volumen 14, Número 297, diciembre 16 de 2014 |
¡Viva Villa! ¡Viva Zapata!
Aquel 6 de diciembre de 1914, los
ejércitos campesinos de Villa y Zapata ocuparon la ciudad de
México, en el punto culminante de la Revolución Mexicana desde el
punto de vista político. Previamente, en la batalla de Zacatecas, la
División del Norte derrotó al ejército de la dictadura. La
Revolución fue agraria y anticapitalista pero fue interrumpida
violentamente. La burguesía, representada por Carranza y Obregón,
se apoderó del movimiento asesinando a Zapata y, después, a Villa.
ENTRADA TRIUNFAL DE LAS FUERZAS
REVOLUCIONARIAS A LA CAPITAL DE MÉXICO
EL 6 DE DICIEMBRE DE 1914
(Hoja volante, 1914, Imprenta Antonio Vanegas Arroyo).
Autor: Anónimo.
Les voy a cantar amigos, lo último que sucedió. Que
el día 4 de diciembre Villa a Zapata abrazó, y tanto se
emocionó que lágrimas le rodaron como que significaron
el bien para la Nación; y desde aquella ocasión los
balazos se acabaron.
En Xochimilco pasó esto, de lo que les estoy tratando y si
no lo quieren creer que lo vayan preguntando; lo fueron
cablegrafiando, a los Estados Unidos, ya que de todos fue sabido,
Wilson también lo conoce y dicen que ha prometido que al
gobierno reconoce.
Ejército ya tenemos que nos viene asegurar, que
garantías ha de dar que mucho ya apetecemos Ahora sí ya
bien podremos de dulce quietud gozar, pues Villa nos ha de dar el
valioso contingente de disciplinada gente que él bien supo
organizar.
Son valientes fronterizos al peligro ya avezados, campesinos
esforzados, cuyos músculos macizos, cuyos semblantes cobrizos
desde luego indican ser, de gente que hasta vencer sabe
indómita luchar, pues encuentra en el bregar un insólito
placer.
La ciudad alegre está con los villistas famosos, zapatistas
valerosos gente que bien nos traerá. Con razón la gente
va con el semblante contento, ansiando con el aliento bien poderlos
contemplar, para poder afirmar que su entrada no es un cuento.
Antes la gente sentía tristeza muy pronunciada, pena en el
alma infiltrada, profunda melancolía. Hoy se le nota
alegría, y a fe que tiene razón, que obedece su
emoción a un motivo muy fundado: un ejército ha llegado
que causa satisfacción.
Hay en los soldados éstos un contingente marcial, serio el
semblante y formal, que no promete denuestos. No son augurios funestos
los que vierte su presencia, pues no es la injusta violencia lo que
viene a traer, sino paz a establecer como lo ansía la conciencia.
Las campanas repicaron y la nueva difundieron, de que villistas
vinieron y zapatistas llegaron. Muchas gentes contemplaron el
ejército llegar, y pueden testificar su orden y su compostura,
y el aspecto de bravura que en ellos se hace notar.
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En correcta formación, alineada, estricta, justa que a la
ordenanza se ajusta y a militar prescripción, cada tupido
escuadrón desfiló bizarramente y pudo mirar la gente que
la entrada presenciaba, cómo el soldado marchaba alta llevando la
frente.
¡Salid villistas valientes y felipistas bizarros, que sois
magníficos charros y soldados imponentes! Levantad las fieras
frentes, que un laurel habrá que ornar, que la fama os ha de
dar por vuestros hechos de guerra esta mexicana tierra, que así
os ha de premiar.
Mexicanos tan sufridos; que la guerra fratricida sea para siempre
concluida, que estemos todos unidos; y que sean bienvenidos, la calma
para afianzar, estos soldados que a dar vienen orden, garantías,
con las grandes valentías que han sabido demostrar.
Este día seis memorable impreso se quedará como que
fue cuando entraron las fuerzas a la ciudad; de gente una inmensidad
en las calles se formaron, confetis y flores regaron en prueba de
admiración, las campanas repicaron para rubricar la unión.
Palacio se engalanó con cortinas y banderas, esas que son
mensajeras de unión y fraternidad, y que tienen igualdad
donde el escudo aparece y que a todos ennoblece ondeando como el
mejor en la ciudad o en la guerra el pabellón tricolor.
El presidente Gutiérrez en un balcón se asomó
y con mano cariñosa desde ahí los saludó; esto
nos significó que política no tienen y que si a la ciudad
vienen vienen a garantizar la vida y los intereses que otros
pretendían quitar.
Como somos mexicanos, ayuda hemos de prestar a todos nuestros
hermanos que bien supieron luchar, vayamos a trabajar que ya se hace
necesario, porque ganando el salario todos nos hemos de honrar; la
patria ha de prosperar con nuestro trabajo diario.
Vivan, pues, los generales que vienen a rescatar las libertades
queridas que nos quisieron quitar, a México hemos de honrar
como buenos ciudadanos, rencillas hay que olvidar que no tenemos
tiranos, alegres, contentos y ufanos debemos por siempre
estar.
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Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Primera edición 2000. México, p. 93-96.
Tomado de: Catalina H. de Jiménez. Así cantaban la Revolución. México, CONACULTA –
Grijalbo, Colección Los Noventa, Primera edición 1990, México, núm. 7, p. 340-344.
Ref: 2014, elektron 14 (296) 1-4, 6 diciembre 2014, FTE de México.
Ejércitos campesinos de Zapata y Villa dirigiéndose a la ciudad de México,
6 de diciembre de 1914. FOTO: INAH
Ejércitos de Zapata y Villa en la ciudad de México, el 6 de diciembre de 1914.
FOTO: INAH
Villa y Zapata sentados en la Silla presidencial, Palacio Nacional, 6 de diciembre de 1914.
FOTO: INAH
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