La mezcla mexicana de petróleo crudo de exportación se cotizó a la baja en 59.73 dólares por barril. La devaluación monetaria aumentó, el peso se cotizó en 14.44 pesos por dólar. El pronóstico del crecimiento económico se recorta día a día. “No hay porque preocuparse”, ha dicho Videgaray cuya credibilidad, tal cual Peña Nieto, está por los suelos. El crecimiento es magro y es de los más bajos en Latinoamérica (FTE). México SA. Petróleo a 59.73 dólares. El “ministro” fabuloso. México en el escalón 13. Por C. Fernández-Vega. Artículo tomado de La Jornada, 5 diciembre 2014. El precio del petróleo mexicano mantiene su caída (ayer se cotizó en 59.73 dólares), el tipo de cambio en riguroso sentido contrario (14.44 pesos por cada billete verde) y el pronóstico sobre el avance” del producto interno bruto se recorta un día sí y el siguiente también, pero ya lo dijo el “ministro del año”: no hay de qué preocuparse, porque nuestro país “tiene mejores expectativas de crecimiento que otras economías emergentes para el año próximo”. Palabras más o menos, el secretario Videgaray ha repetido aquello de “mejores expectativas” desde que se instaló en Los Pinos... perdón en la oficina principal de Hacienda. Lo dijo en diciembre de 2012, lo reiteró en igual mes de 2013 y ahora hace lo propio con miras a 2015. Será que le encanta el ambiente navideño para divulgar sus buenas intenciones, pero el hecho es que a lo largo del gobierno peñanietista si algo ha brillado por su ausencia es, precisamente, el crecimiento económico, tanto que en el primer bienio de EPN la tasa anual promedio de “avance” a duras penas es de 1.6 por ciento. Pero bueno, si se atiende el comentario del “pensador global” –también con ánimo navideño– se supondría que en 2015 la economía mexicana se ubicaría, cuando menos, entre las tres primeras de América Latina por aquello de las “mejores expectativas de crecimiento”. Así, en la imaginaria gubernamental, la nuestra retomaría el liderazgo regional, sería el “ejemplo a seguir” y la envidia de propios y extraños. Sin embargo, como diría Mafalda, todo indica que la credibilidad del “ministro” no tiene fondos en la chequera de organismos como la Cepal. Lo anterior, porque con todo y “los mecanismos de protección puestos en acción, como las coberturas petroleras, y la línea de crédito flexible refrendada por el FMI” (que, a juicio de Videgaray, son los “factores –que– permiten que México tenga mejores perspectivas que otras economías emergentes” y, de paso, “afrontar de mejor manera los riesgos de volatilidad que afectan los mercados financieros internacionales), para 2015 el organismo especializado de la ONU ubica a México extremadamente lejos de la fábula del secretario de Hacienda. De acuerdo con la más reciente estimación temática divulgada por la Cepal, en 2015 las economías latinoamericanas con mayor crecimiento serán Panamá (7 por ciento), Bolivia (5.5), y Nicaragua, Perú y República Dominicana (5 por ciento cada una de ellas). La mexicana, si bien va, avanzaría 3.2 por ciento (al igual que la costarricense, aunque por debajo de la haitiana), con lo que en la escalera regional se ubicaría en el peldaño número 13 de 20 posibles, algo que no parece refrendar las siempre optimistas proyecciones del “ministro”. Con base en lo anterior, Luis Videgaray sí podría presumir que en 2015 la economía mexicana reportaría “mejores” resultados que en el presente año, toda vez que en 2014 la Cepal la ubicó en el escalón número 15 de 20 posibles en el contexto latinoamericano, es decir que entre un año y otro habría “ganado” dos peldaños, con todo y “reformas”, algo que dista mucho de la lectura oficial (léase: “México tiene mejores expectativas de crecimiento que otras economías emergentes para el año próximo”). Efectivamente, el organismo especializado de la ONU detalló que la economía mexicana cerrará 2014 en la citada posición regional, de tal forma que potencias económicas como Haití, Honduras y El Salvador crecen a un ritmo mayor que la nuestra. Este año los ganadores son Panamá y República Dominicana (6 por ciento de crecimiento en cada caso, y Bolivia, con 5.2 por ciento). Ahora bien, con esa información, y comparándola con el balance 2013 de la Cepal, el gobierno mexicano también podrá presumir el “sustancial avance” registrado entre ese año y el actual, pues al cierre de los primeros 12 meses de EPN en Los Pinos la economía autóctona se colocó en el escalón número 19 de 20 posibles en América Latina. Y, sí, el “avance” es más que notorio; de 1.1 por ciento de “crecimiento”, se pasó a otro de 2.1 por ciento (si bien va) y de allí a 3.2 por ciento, que es el pronóstico del citado organismo para 2015. Si todo lo anterior se mete en una licuadora y de ella se excluyen los “factores de volatilidad” que han reventado el precio petrolero y el tipo de cambio, el producto que arroja es una tasa anual promedio de “crecimiento” de 2.2 por ciento en la primera mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando lo mínimo requerido para comenzar a salir del letargo es 6 por ciento. Entonces sólo quedan dos posibilidades concretas: que el ciego optimismo del gobierno federal le impide ver de qué tamaño es el problema real, o que a más de dos en la administración peñanietista les urge diván, por aquello de la negación. En este contexto, cómo olvidar las sabias palabras y el mejor análisis de otro secretario de Hacienda, pero en tiempos calderonistas, cuando en febrero de 2008 Agustín Carstens destacó que era tal la “solidez” económica de México que el ciclo recesivo que desde meses atrás se profundizaba en el vecino país del norte provocaría, si mucho, “un catarrito, ya no una pulmonía como se decía cuando (Estados Unidos) estornudaba”. Ese fue el banderazo de inicio de la mega crisis mexicana de 2008-2009, de la que bien a bien el país no ha salido. Pero en lugar de ir a terapia, el declarante se fue a gobernar el Banco de México. Lo mejor de todo es que este personaje es doctor, pero no médico. Sirva lo anterior para dar contexto a recientes declaraciones del “ministro del año” y “pensador global”: el deterioro del tipo de cambio peso-dólar y del precio petrolero “no afectarán a la economía mexicana... El mercado cambiario está funcionando con una amplia liquidez, con orden y ese seguirá siendo nuestra política... El tipo de cambio flexible le ha funcionado bien a México en los últimos 20 años, y continuaremos en esa ruta”. Y en esas dos décadas, el tipo de cambio se ha devaluado más de 300 por ciento. Las rebanadas del pastel Si de oficio político se trata, allí está el del propio inquilino de Los Pinos, en pleno Coyuca de Benítez, Guerrero, en referencia a los 43 de Ayotzinapa y con la exigencia del borrón y cuenta nueva: “superemos esta etapa de dolor, demos un paso hacia adelante y estemos dispuestos a construir un mejor entorno que posibilite que ustedes, como sociedad y futuras generaciones, tengan mejores condiciones. Sin duda, lo ocurrido va a generar un hito, va a marcar un momento y va a permitir la construcción de mejores instituciones”. Así o más brillante. Twitter: @cafevega D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com
Ref: 2014, elektron 14 (297) 1-2, 7 diciembre 2014, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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