En México los precios de las gasolinas son mayores que en los Estados Unidos. Más aún, un litro de gasolina cuesta más que uno de petróleo crudo de la mezcla mexicana de exportación (74.09 dls por barril el 4 de noviembre, cotización del dólar 13.56 pesos, $6.32 el litro). La gasolina Magna cuesta $14.00 por litro y la Premium $13.22, esto es, 2.21 y 2.09 veces más. Además, del petróleo de exportación, los gringos extraen las gasolinas que venden a México y mil productos adicionales más. Con la desnacionalización petrolera, la privatización de la refinación del petróleo y su comercialización, la situación será peor (FTE). México SA Listo, gasolinazo en 2015. Mayor precio que en EU. Senado aprueba aumento. Por C. Fernández-Vega. Artículo tomado de La Jornada, 31 octubre 2014. Desde los quiméricos tiempos en los que México estaba a un tris de ingresar al primer mundo (Salinas dixit) el pretexto oficial ha sido que es necesario equiparar el precio interno con el externo (léase el de Estados Unidos), porque de otra suerte se aplicaría un injustificable subsidio a las gasolinas. Cinco gerentes de Los Pinos al hilo (de Salinas a Peña Nieto) han utilizado tal justificación para elevar permanentemente el precio final de las gasolinas (la producida aquí y la de importación), tanto que a estas alturas dicho precio resulta 16.6 por ciento mayor al registrado en Estados Unidos, o lo que es lo mismo el mercado a equiparar. En su campaña electoral tras el hueso mayor, Enrique Peña Nieto prometió bajar los precios de los combustibles y las tarifas eléctricas para beneficiar los bolsillos de los mexicanos. Y para alcanzar tal objetivo y concretar su oferta, dijo que era necesario aprobar una reforma energética moderna. El interés ciudadano antes que nada, según cacarearon los promotores de la modernidad. El susodicho descaradamente incumplió la primera parte de esa promesa, pero la segunda ya es ley (y ante cualquier eventualidad la Suprema Corte de Justicia de la Nación le limpió la alfombra), por mucho que entre una y otra no exista congruencia alguna, porque los precios de los combustibles y las tarifas eléctricas se mantienen al alza. Durante el debate en torno a la reforma energética, el coro legislativo del Ejecutivo prometió una sustancial reducción en los precios y tarifas referidos, y a los mexicanos prometieron el paraíso si se llevaba a efecto la modernización sectorial, pero una vez aprobada por ambas cámaras el recule tricolor fue la norma, porque sus personeros de repente se dieron cuenta, por ejemplo, de que los precios de las gasolinas, “con todo y reforma no bajarán, porque se regirán por el mercado internacional y la oferta y la demanda. Sin embargo, a estas alturas en Estados Unidos (el marco de referencia para la política de precios del gobierno mexicano) la oferta y la demanda internacional ha llevado los precios de las gasolinas a un promedio de 11.91 pesos por litro, mientras en México la Premium se vende a 13.89 pesos, sin olvidar que aún faltan por aplicar dos gasolinazos (los de noviembre y diciembre) en el presente año. Actualmente el precio de la gasolina Premium en el mercado mexicano es equiparable al vigente en países como Jamaica y Sierra Leona, naciones que no extraen petróleo y, obviamente, menos lo refinan. Por si fuera poco, la segunda de ellas acumula décadas de una aterradora guerra civil que no tiene para cuando. A pesar de todo, el precio del litro es igual al del mercado mexicano, donde impera la paz social y una economía sólida y moderna. El gobierno peñanietista enumeró los objetivos de la reforma energética: mejorar la economía de las familias; bajarán los recibos de la luz y el gas; al tener gas más barato, se podrá producir fertilizantes de mejor precio, lo que resultará en alimentos más baratos; aumentar la inversión y los empleos: se crearán nuevos trabajos en los próximos años; con las nuevas empresas habrá cerca de medio millón de empleos más en este sexenio y 2 y medio millones más para 2025, en todo el país; reforzar a Pemex y a CFE, las cuales seguirán siendo empresas 100 por ciento de los mexicanos y 100 por ciento públicas; reforzar la rectoría del Estado como propietario del petróleo y gas y como regulador de la industria petrolera. Eso, y mucho más. Sin embargo, en un sondeo de opinión realizado por la Cámara de Diputados (la cual, a pesar de todo, aprobó la reforma) advierte que sobre la unánime percepción de que en nuestro país el precio de la gasolina es caro, de tal suerte que contrario a lo que podría esperarse como resultado de la campaña mediática referente a un eventual abaratamiento de las gasolinas ocasionado por la aprobación de la reforma constitucional en materia energética, una mayoría de los ciudadanos encuestados afirma que el precio de la gasolina no disminuirá, sino que por el contrario aumentará como resultado de la reforma energética. Y, ¡sorpresa!, el precio de la gasolina no ha dejado de subir. De hecho, más allá de los dos gasolinazos pendientes del presente año, en el primer segundo de 2015 el gobierno federal aplicará, de golpe, un aumento de 3 por ciento al precio del combustible, con todo y su reforma aprobada. Por si alguien tuviera la esperanza de que ello no sucederá, ayer el Senado de la República aprobó tal acción, mediante el voto del dúo dinámico PRI-PVEM, el cual abiertamente rechazó cancelar el mega gasolinazo de arranque de año. De hecho, el único cambio aprobado por esa instancia fue el tijeretazo (de 81 a 79 dólares) al precio del barril mexicano de exportación. Tricolores y verdes simplemente levantaron el dedo e hicieron caso omiso de las advertencias de la oposición (la cual, por cierto, también aprobó la reforma energética”). Algunos de los señalamientos (se respeta sintaxis) de los que votaron en contra del citado 3 por ciento fueron los siguientes: Hay alza de impuestos, desde luego; vean nada más el cambio que se da en el IVA, se va para arriba, ya se decía que hace un momento sin ninguna explicación, y otra alza de impuestos son los del impuesto especial sobre producción y servicios; en el IEPS aparece un crecimiento enorme que no está justificado más que por lo que están preparando, que son los nuevos gasolinazos, es decir, aquí toda la mentira de que teníamos que hacer la reforma energética para evitar el crecimiento este del déficit en materia de precio de gasolina, bueno, pues ahora ya van abiertamente y es al IEPS y el crecimiento del IEPS, que es un impuesto disfrazado, van a ser los precios de la gasolina, que son cada vez más apartados de los precios en Estados Unidos, que era el otro de los pretextos para hacer la reforma energética. Uno más: esta ley (de Ingresos) plantea recaudar 24 mil millones de pesos de gasolinas, cuando la narrativa del gobierno ha insistido en que las gasolinas bajarán de precio en el corto plazo. Eso, es una mentira. Medraron en 2012 con los gasolinazos, hicieron sus campañas prometiendo que acabarían los gasolinazos, continuaron los deslizamientos; pero como viene el año de elecciones de 2015, entonces en un solo golpe nos van a recetar 40 centavos, porque están proponiendo que en enero la gasolina se aumente 3 por ciento. Twitter: @cafevega D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com
Ref: 2014, elektron 14 (264) 1-2, 4 noviembre 2014, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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