Luego de treinta insistentes años, Peña Nieto termina por entregar el petróleo y la electricidad al capital extranjero. Se trata de persistente proceso de destrucción basado en mentiras. No hay dinero, han repetido y no lo habrá. Primero, el dinero NO genera riqueza, esto lo hace el trabajo humano. Segundo, las transnacionales traerán su dinero y lo utilizarán para saquear a la nación y apropiarse de parte de la renta petrolera. (FTE). México SA Petróleo: ¿do está la renta? Fox-Calderón: 630 mil md. Margen creció mil 400%. Carlos Fernández-Vega Artículo tomado de La Jornada, 19 junio 2014. Desde la primera intentona allá por los tiempos salinistas, el pretexto privatizador siempre fue la falta de dinero” para mantener actualizada a la industria petrolera nacional e incrementar la producción de crudo. Finalmente lo lograron y la joya de la corona pretende ser entregada en bandeja de oro al capital trasnacional. Que las arcas públicas no tenían con qué responder y, por lo mismo, era “urgente y necesario hacerse acompañar de inversionistas privados” (según brillante frase de uno de los directores calderonistas de Petróleos Mexicanos, Jesús Reyes Heroles González Garza, hoy en funciones de cabildero para que el capital trasnacional le clave los colmillos al oro negro otrora nacional), amén de que “ser una paraestatal es un lastre para Pemex” (de acuerdo con lo dicho por otro brillante ex director de la propia paraestatal, Juan José Suárez Coppel, actualmente en la misma condición que el citado júnior). Pues bien, como nunca hubo dinero sólo como ejemplo vale mencionar que en la docena trágica blanquiazul (los sexenios panistas de Fox y Calderón) la renta petrolera acumuló alrededor de 630 mil millones de dólares, lo que a precios actuales equivale a 50 por ciento del producto interno bruto mexicano. ¿Dónde quedó esa catarata de dinero del Estado? ¿Qué se hizo con él? Por lo visto nada, cuando menos no en beneficio de la paraestatal ni con el fin de alimentar y apapachar a la gallina de los huevos de oro negro. Que no había dinero, pero entre el primer año de Vicente Fox y el último, felizmente, de Felipe Calderón, la renta petrolera se incrementó 470 por ciento, al pasar de 15 mil 518 millones de dólares en 2001, a 88 mil 324 millones en 2012. Así, ¿qué gobierno en su sano juicio privatizaría un negocio que al erario deja pingües cuan constantes ganancias, en una combinación de reducidos costos de producción y amplísimos márgenes de utilidad? ¿Quién, a cambio de espejitos, entrega un negocio con márgenes de ganancia superiores a mil 300 por ciento? Adivinaron. Un gobierno en su sano juicio, claro está, quiere decir un régimen abocado a cuidar el interés nacional, el progreso y el bienestar de sus ciudadanos. Pero como en el caso mexicano no se trata de gobierno, sino de gerencia y cabildero del gran capital, entonces a lo largo de cinco sexenios estuvieron duro que te dale para privatizar a la citada gallina, hasta que el sexto en turno lo logró y el grueso de esa renta petrolera, por no decir toda, terminará en alforjas ajenas, de tal forma que, ahora sí en serio, el erario no tendrá dinero para atender las urgencias internas. Entre 2001 y 2012 el “peor” resultado en materia de renta petrolera fue el primer año de Fox en Los Pinos, cuando el ingreso por tal concepto sumó 15 mil 518 millones de dólares, con un costo promedio de producción por barril de 5 dólares y un precio internacional de 18.6 billetes verdes por cada uno de ellos. Así, el margen de ganancia “sólo” fue de 272 por ciento. En el último año de estadía calderonista en Los Pinos, la renta petrolera sumó 88 mil 324 millones de dólares, con un costo promedio de producción por barril de 6.84 dólares y un precio internacional de 101.81 billetes verdes. El margen de ganancia fue cercano a mil 400 por ciento, pero “no hay dinero”. Y las cifras citadas en ambos ejemplos no provienen de malévolos cuan manipuladores ultra nacionalistas que a toda costa impiden la “modernización” de la industria petrolera otrora nacional, sino de uno de los promotores de la “apertura” sectorial al gran capital, es decir, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, dependiente del Consejo Coordinador Empresarial, retomadas por la Cámara de Diputados. ¿Qué se hizo con esa voluminosa renta petrolera, con esos 630 mil millones de dólares obtenidos durante la docena trágica? Todo se lo llevó la Secretaría de Hacienda, y con él se hicieron muchos discursos, muchas promesas y más negocios privados, es decir, un río de dinero que no fue utilizado para los fines legalmente previstos, pero que sí útil para que muy pocos registraran un “cambio” en su ritmo de vida y “vivieran mejor”, de acuerdo con las muy humanistas tesis foxista y calderonista. A lo largo de los años, ninguna autoridad movió un dedo para limpiar a Pemex, para mejorarlo de verdad; nadie sacó la escoba para barrer con la corrupción, las prebendas, los negocios turbios y el desvío de recursos. Nadie, por la sencilla razón de que toda la nomenklatura público-privada es parte del negocio. El costo promedio de producción del barril mexicano se incrementó de 5 dólares en 2001 a 6.84 por ciento en 2012, o lo que es lo mismo, un aumento de 37 por ciento en el periodo, de tal suerte que se mantiene como uno de los más reducidos en la industria petrolera internacional. En 2013, el primer año de Enrique Peña Nieto, se ubicó en cerca de 7 dólares, pero con un precio promedio por barril de 98.46 dólares, de tal suerte que el modesto margen de ganancia fue de mil 306 por ciento. Producto de los más recientes conflictos en Irak, los precios internacionales del crudo de nueva cuenta van para arriba, y el oro negro mexicano no fue la excepción. El barril superó la barrera de los cien dólares, mientras el costo de producción se mantiene sobre los 7 dólares. Así, con la misma producción el ingreso se mantiene en niveles elevados, y la Secretaría de Hacienda, junto con los amigos que la acompañan, se frota las manos. Las rebanadas del pastel De la lectoría magisterial: “un grupo de cien maestras de la sección XV del SNTE en Hidalgo denunciamos al secretario general, Sinuhé Ramírez Oviedo, porque desde hace cuatro meses nos ha retenido el pago de nuestras quincenas, nos remueve de área de trabajo y nos amenaza con quitarnos la plaza y dársela a sus allegados. Ya nos quejamos en el Comité Ejecutivo Nacional del sindicato y ante la SEP, pero no hemos tenido ninguna respuesta. ¿Que se acabaron los cacicazgos después de la detención de la maestra Elba Esther? Sí, como no”. Ref: 2014, elektron 14 (222) 1-2, 29 junio 2014, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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