En Álvaro Obregón, Oaxaca, se realizó una reunión del Congreso Nacional Indígena, manifestándose contra los proyectos eólicos en la región del Istmo de Tehuantepec. Piden que se respete el convenio 169 de la OIT. Falta la organización y lucha independiente a escala nacional.
La organización de las comunidades
para luchar contra los proyectos eólicos en el istmo de Tehuantepec,
Oaxaca, fue el tema principal del Congreso Nacional Indigenista (CNI),
organizado por la asamblea comunitaria de Álvaro Obregón, especie
de agencia municipal no oficial (Manzo D., en La Jornada, p.29, 30 marzo
2014).
En el CNI participaron comunidades de Veracruz, Puebla y de la sierra de Oaxaca, cuyos representantes respaldaron las acciones de los pueblos indígenas huaves y zapotecas del istmo de Tehuantepec en su rechazo a los proyectos eólicos. Mariano López Gómez, uno de los organizadores y dirigentes de la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco, detalló que en las mesas de discusión se escucharon las experiencias de cada comunidad, sobre todo en las confrontaciones que han tenido con las empresas trasnacionales. Manifestó: “Los pueblos congregados en esta agencia municipal buscan unir fuerzas para obligar a las empresas extranjeras y nacionales, así como el propio gobierno, a respetar los acuerdos internacionales que México ha firmado en materia de respeto al territorio y la decisión comunitaria”. “Como pueblos indígenas queremos que se respete el artículo primero del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde se hacen valer los derechos indígenas y tribales; consideramos que aún no se respetan en nuestras comunidades indígenas”, añadió. El congreso concluyó hoy con la encomienda de que las organizaciones sociales deben organizarse para avanzar y fijar su postura como pueblos indígenas. Luchar contra la privatización eléctrica El FTE se congratula que
la comunidad de Álvaro Obregón y la Asamblea Popular del Pueblo
Juchiteco hayan organizado la reunión del CNI y que el tema central haya
sido el rechazo a los proyectos eoloeléctricos de las
transnacionales.
Siendo la energía del viento una fuente de energía renovable interesante, en manos de las transnacionales está convertida en una verdadera calamidad para los pueblos. Su aprovechamiento está basado en el despojo de la tierra y sus recursos naturales y es motivo de conflictos sociales que agravan la situación de empobrecimiento de las comunidades. Para las corporaciones este tipo de proyectos son simples negocios lucrativos que generan energía para el lucro y la ganancia. En la nación ha venido ocurriendo un proceso desnacionalizador de la tierra, el agua, el viento, el petróleo y la energía en general. El plan del capital es arrasador e inaceptable. La nación está perdiendo su territorio y patrimonio colectivo. Defender la tierra y sus recursos es hoy una tarea de primer orden. No es necesaria ninguna consulta, y menos amañada. La tierra es de todos y los recursos naturales también. Lo que necesitamos es articular las luchas locales en un gran movimiento nacional e independiente. No vender la tierra ni rentarla porque eso significa perderla, es el primer punto. Estas acciones forman parte de la lucha contra las privatizaciones que, en materia energética, atentan contra la nación. La reciente reforma constitucional del gobierno nos regresa a un pasado colonial superado y nos obliga a replantear los términos de la lucha. Energía para el desarrollo humano no para la acumulación de capital. Con la desnacionalización eléctrica de Peña Nieto volverán a proliferar las compañías extranjeras. Ya actualmente hay más de 700 empresas y empresitas que participan de la privatización furtiva, ahora legalizada por Peña. Con la reforma serán más empresas hasta privatizar el 100 por ciento de la generación eléctrica. Todo el territorio nacional está en peligro, y con ello las energías renovables, como el viento, el agua, la geotermia, la energía de los océanos (olas, mareas, corrientes marinas) y radiación solar. Por todas partes del país, los empresarios planean instalaciones eléctricas privadas. El gobierno, además, prepara leyes para autorizarles el cambio en el uso del suelo que les permita apropiarse impunemente de las tierras. Esto hace necesario que las luchas se articulen pues no existen soluciones locales. El arrasamiento transnacional es de alcance nacional. Se requiere, por tanto, pensar en una escala similar. La resistencia debe ser de fase activa y constructiva, no es suficiente esperar y aguantar porque cada día que pase será peor. El FTE saluda los esfuerzos de las comunidades del Istmo de Tehuantepec y los llama a la lucha programática y unificada. Ref: 2014, elektron 14 (132) 1-2, 8 abril 2014, FTE de México.
Las fuentes renovables de energía deben desarrollarse solo por la industria
eléctrica re-nacionalizada.
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