La Sener deberá dar a conocer los indicadores y metodologías de la publicidad de la presidencia de la República, la cual asevera que con la reforma energética bajarán los precios del gas y las tarifas eléctricas. La determinación fue tomada por el IFAI. Ni la Sener ni la presidencia tienen respuestas convincentes, su publicidad está basada en flagrantes mentiras, es un discurso demagógico para imponer decisiones compulsivas.
La Secretaría de Energía (Sener)
deberá dar a conocer los indicadores, metodologías y
dictámenes que se tomaron en cuenta para aseverar que ‘‘con
la reforma energética, los mexicanos tendremos energía y gas a
menor costo, y habrá más inversión y empleos’’,
publicidad promovida por la Presidencia de la República, a partir de la
aprobación de la iniciativa de reforma energética (Pérez
C., en La Jornada, p.5, 14 abril 2014).
Esta determinación fue adoptada por el pleno del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Ifai) luego de que, en respuesta a la petición de un particular, la Sener –por conducto de la Subsecretaría de Hidrocarburos– informó que los beneficios de la aprobación de esa reforma quedaron plasmados en la ‘‘iniciativa de reforma energética’’, la cual es pública y está disponible en Internet. Para ello, la dependencia proporcionó un vínculo electrónico para consultar la ‘‘Estrategia Nacional de Energía 2013-2027’’, en la que, enfatizó, se presenta el diagnóstico y las necesidades del sector energético para dicho periodo, adjuntando varios documentos relacionados con la ‘‘propuesta de reforma energética’’, los cuales –según su dicho– sustentan los beneficios obtenidos tras su aprobación. Tanto el peticionario como el Ifai consideraron insuficiente la respuesta, ya que proporcionó información diversa a la solicitada, pero no así los indicadores, la metodología y los dictámenes empleados para aseverar lo que se difunde en el portal electrónico de la Presidencia de la República. No tienen indicadores ni metodología Durante el trámite, la
Secretaría de Energía declaró la inexistencia de los
indicadores, la metodología y los dictámenes por los que el
gobierno del presidente Enrique Peña Nieto asegura que tras la reforma
energética habrá en el país energía y gas a menor
costo, además de inversión y empleos.
Sin embargo, en la investigación y análisis del caso, la comisionada ponente, María Elena Pérez-Jaén, advirtió que la dependencia no sólo incumplió con el procedimiento de búsqueda establecido en la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, ya que no turnó la solicitud a la Dirección General de Sustentabilidad, sino que dicha unidad administrativa es competente para conocer la información solicitada, porque es la encargada de evaluar el impacto sobre el balance de los programas de bioenergéticos, de elaborar y mantener actualizada la metodología para valorar las externalidades asociadas a la generación de electricidad y de proponer políticas en esta materia. Mentiras deliberadas El gobierno no tiene indicadores, ni
metodología ni dictámenes. Su publicidad está basada en un
discurso de mentiras, son dichos expresados sin prueba alguna, que forman parte
de un discurso manipulador.
En el estilo priísta, se trata de falsas promesas para quebrar la resistencia de la sociedad. Se ofertan supuestos beneficios individuales a cambio de la pérdida del patrimonio colectivo. Pero aún esos “beneficios” son falsos. ¿Cómo es que bajarían los precios del gas? Según Peña y asesores porque, con la privatización, se producirá más gas. ¿De veras? ¿Quién o quiénes producirán ese gas? Las transnacionales. ¿Dónde está ese gas? Si se trata de gas húmedo estaría asociado al petróleo crudo. Peña pretende que se extraiga más petróleo y, consecuentemente, más gas natural. ¿De dónde se extraería ese petróleo y gas? No saben. Además, ¿se seguirá inyectando nitrógeno para la explotación irracional de los pozos con la consiguiente contaminación del gas? El gobierno ha repetido que dados los abundantes recursos de gas de lutitas se produciría muchísimo. ¿Dónde están esos recursos? El gobierno solamente repite al departamento de energía norteamericano y se basa en recursos prospectivos, es decir, no descubiertos. Extraer gas de lutitas no es el negocio que dicen sus patrocinadores, la tasa de retorno es incierta, lo único seguro son los daños ambientales. ¿Cuánto gas de lutitas sería producido? El gobierno no sabe. En consecuencia, cómo se atreve a asegurar que los precios del gas bajarán si está sujeto a las decisiones de las corporaciones. Por lo demás, el gas debe procesarse para ser utilizado en la industria, el comercio y los hogares. Esas funciones estarían a cargo del capital privado. Los empresarios cobrarán por proporcionar el servicio y lo harán adicionando siempre un margen de ganancia. En materia eléctrica, el gobierno repite que habiendo más gas se producirá más electricidad y con ello bajarán las tarifas eléctricas. De entrada, se afirma que la política eléctrica a seguir será la de centrales de ciclo combinado a base de gas natural. De hecho, en su Estrategia de Energía se plantea llegar al 72% en la contribución del gas, siendo actualmente del 47%. La producción de gas es incierta, en estos momentos ni siquiera se satisface la demanda nacional. Pero aunque hubiera gas en demasía, eso no conduce a la reducción de las tarifas. El gas como energético no es barato. Aunque lo fuera, a los costos reales siempre se adiciona un porcentaje de ganancia que se cobra a los usuarios finales. Las materias primas, en este caso el gas, no constituyen la parte principal de los costos, la fuerza de trabajo tampoco. Que hubiera más oferta de gas no implica bajas tarifas. Peña Nieto cree, con base en una supuesta competitividad, que habiendo más empresas privadas habrá competencia entre sí y eso llevará a reducir los precios. No es así. La industria del gas o la eléctrica no son tienditas de la esquina que pueden ser fácilmente quebradas por la tienda de enfrente. En ambos casos se trata de transnacionales y sus filiales que forman parte de redes mundiales. En todos los casos, el kernel del capital está en el lucro y la ganancia. Respecto a la generación de empleo, el gobierno habla a priori y en nombre de las transnacionales. Esto no tiene sustento. Con el contratismo se crearán algunos empleos, muy lejos de los cientos de miles de qué habla Peña, y serán precarios igual que ahora. Crecimiento económico no habrá y desarrollo social tampoco. La única manera de que los precios y tarifas bajen y haya empleo lo representa la industria nacionalizada, cuyo kernel es el desarrollo social y humano. Esa industria es la que Peña desnacionalizó, cancelando el servicio público de energía eléctrica y los derechos sociales, para favorecer la acumulación privada de capital, principalmente, extranjero. En suma, la publicidad comercial de Peña carece de sustento, su objetivo es la manipulación basada en la mentira. Ref: 2014, elektron 14 (148) 1-2, 23 abril 2014, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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