No, a reforma laboral
Detengamos las reformas neoliberales al
Artículo 123 Constitucional y a la Ley Federal del Trabajo.
Para el gobierno, las cúpulas patronales y de las
burocracias sindicales y partidistas, la reforma laboral es “inminente e
inevitable”. Para unos, lo es por ser mandato del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial; para otros, porque lo único
“posible” es negociar posiciones que les permitan sobrevivir aunque
se sacrifiquen los derechos fundamentales de los trabajadores. El objetivo
que persiguen estas reformas, al igual que todas las realizadas en Europa y
Latinoamérica en años recientes, es intensificar la
explotación de la fuerza de trabajo introduciendo criterios
productivistas a costa de los derechos y conquistas de los
trabajadores. Muchos de los aspectos que se pretenden incorporar en una nueva
legislación laboral son ya una realidad en las relaciones
obrero-patronales. Durante veinte años se han destruido contratos
colectivos sustituyéndolos por relaciones contractuales por debajo de lo
que establece el Artículo 123 Constitucional y la Ley Federal del
Trabajo. Es el caso de los nuevos modelos de contratación colectiva en
empresas como Teléfonos de México, la Volkswagen, en sector
educativo, las maquilas y amplios sectores de trabajadores subcontratados. El
empleo precario se ha generalizado en los grandes comercios, industrias y
servicios extendiéndose al sector agropecuario, así como en
pequeñas y medianas empresas. Sistemáticamente se ha violado la
legislación laboral vigente al anular la estabilidad en el empleo, no
respetarse el salario mínimo constitucional y sustituir parte sustancial
de los salarios por bonos o primas de productividad. Ilegalmente,
también, se han introducido criterios de polivalencia y flexibilidad
destruyendo el concepto de puesto de trabajo y eliminando las categorías
y ascensos escalafonarios conquistados por los trabajadores a lo largo de
años de lucha. En un nuevo intento de legalizar las violaciones a las
leyes laborales y establecer un marco legal que permita profundizar el modelo
neoliberal, el secretario del trabajo Carlos Abascal constituyó hace
varios meses, la Mesa Central de Decisión sobre la Reforma Laboral en la
cual el gobierno, las cúpulas patronales y los dirigentes corporativos
del Congreso del Trabajo elaboraron su proyecto de reforma laboral. La
Unión nacional de Trabajadores (UNT) por su parte, una vez marginada de
la mesa de decisión, presentó su proyecto de reforma laboral
mientras que el Partido de la Revolución Democrática (PRD)
desempolvó su proyecto que hace cuatro años fue rechazado por los
sindicalistas de ese partido. Estas propuestas de reforma a la
legislación laboral han sido elaboradas al margen de los trabajadores, en
las oficinas del gobierno, en las oficinas patronales, en los espacios cerrados
de las burocracias sindicales y partidistas. Y ahí, donde se ha puesto a
discusión entre los trabajadores, éstos se han manifestado por
rechazar el nuevo intento de reforma laboral. Lo mismo ha ocurrido en congresos
y asambleas, como es el caso del XXI Congreso del STUNAM, el SITUAM, el SME, la
Asociación Sindical de Trabajadores del Instituto de Vivienda.
Así también, en los foros organizados por el Consejo Laboral
Sindical, por la Universidad Obrera de México, por el centro de estudios
SEMPO y otras organizaciones sindicales. Frente a esta situación un
conjunto de organizaciones sindicales, abogados, intelectuales y activistas
sindicales, convocamos a la realización de la Segunda Asamblea Nacional
de Trabajadores (ANT), para el próximo 28 de septiembre en la Ciudad de
México, que tendrá como objetivo impulsar la lucha por el
cumplimiento de la legislación laboral vigente y por rechazar cualquier
intento de modificación. Hace cuatro años, cuando Ernesto
Zedillo intentó modificar la Ley Federal del Trabajo, también se
escucharon voces diciendo que era imposible detener las reformas neoliberales a
la legislación laboral. Pero nos organizamos en la primera ANT;
sindicatos, sindicalistas y trabajadores en general realizamos movilizaciones
que jugaron un papel importante para echar abajo aquellos intentos de reforma.
Como parte de las actividades tendientes a detener la reforma laboral y de
convocatoria a la Segunda ANT, tenemos programadas una serie de acciones que van
desde mítines en centros de trabajo, concentraciones en las oficinas de
los partidos políticos y centrales sindicales exigiendo que retiren sus
proyectos de reforma, una marcha el 1º. de septiembre al Congreso de la
Unión y recorridos por todos los estados del país, impulsando la
resistencia organizada de todos los trabajadores del país.
12 de agosto de 2002,
Comisión Organizadora de la Segunda Asamblea Nacional de
Trabajadores.
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