¡Traición a México!
“No hay más moral política para este gobierno que la aplicación estricta de la ley”, declaró Santiago Creel secretario de gobernación foxista y, lo que ése gobierno hace a diario es violar la máxima ley del país, la Constitución política. Para traicionar a México el foxismo no tiene moral. Propone destruir la Constitución, para entregar al capital extranjero el patrimonio energético de la Nación.
Con la asesoría del consejero
jurídico de la presidencia de la República, el panista Juan de
Dios Castro, el mismo que perdió todos los "alegatos" presentados por Fox
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el gobierno foxista
insiste ahora con un proyecto de modificaciones y adiciones a los
artículos 27 y 28 constitucionales para privatizar a la industria
energética nacionalizada. La pretensión de Fox no solo
consiste en privatizar la industria eléctrica sino también a la
industria petrolera a través de un proyecto que denomina de
“reforma estructural del sector energético” según
versiones que circularon entre los legisladores del Partido Acción
Nacional (PAN). La propuesta se resume en dos cuestiones centrales que
atentan directamente contra la Nación. Ambas consisten en abrir
totalmente al sector privado: 1) la generación,
distribución y venta de electricidad y, 2) la explotación de los
hidrocarburos y sus derivados. Estas propuestas significarían
sencillamente DESNACIONALIZAR a las industrias petrolera y eléctrica,
conquistadas en memorables jornadas de lucha del pueblo mexicano. El 16 de
agosto pasado, Fox envió al Senado varias iniciativas de ley. En la
primera de estas Fox propone modificar a la Constitución para privatizar
a la industria eléctrica nacionalizada. Las otras leyes consisten en
adecuaciones para regular la privatización. Por el momento, no
envió iniciativas sobre el petróleo, tal vez lo haga
después. No obstante, las propuestas sobre energía
eléctrica significan la entrega del patrimonio nacional al
extranjero. Con estas propuestas Fox se coloca abiertamente contra la
Nación. El proyecto foxista será rechazado por el pueblo pero no
basta, es necesario proceder contra el foxismo pernicioso y revocarle el
mandato, justamente en los términos de la propia
Constitución. El artículo 39 indica que “La
soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo
poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de
éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno” La argumentación del foxismo
y asesores es simplista, se limita a repetir el discurso del Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial y demás organismos financieros
imperialistas, en ausencia de todo diagnóstico y con bases
técnicas sumamente endebles. Es el discurso de Enron, transnacional
defraudadora convertida en cerebro de Fox. No obstante que el Senado de la
República rechazó apenas en abril dos iniciativas (del PRI y del
PAN) que pretendían la modificación constitucional para privatizar
la industria eléctrica, y la Suprema Corte de Justicia de la
Nación dictaminó en contra del decreto de Fox que pretendía
otorgar facultades anticonstitucionales a favor de las empresas privadas
extranjeras para comercializar la energía eléctrica que
ilegalmente generan, el gobierno federal vuelve a insistir en lo
mismo. ¿A que obedece la necedad de Fox? Seguramente al pacto que
realizó con las transnacionales para que financiaran su campaña
presidencial a cambio de entregarles el patrimonio nacional. Lo dijimos
oportunamente y hoy queda ratificado: las elecciones presidenciales anteriores
fueron fraudulentas y representan un gran engaño para todos los
mexicanos. Más que un ejercicio de democracia se trató de una
simulación pactada entre los cárteles de inversionistas
extranjeros y mafias políticas incluyendo al propio Instituto Federal
Electoral, apoyadas por los medios privados de comunicación
electrónica y ciertos oportunistas autollamados
“intelectuales” que propusieron el “voto útil”
aún en contra de sus propias candidaturas. El foxista gobierna con
descaro y en la ilegalidad. Es preciso que redoblemos la movilización y
fortalezcamos la organización social independiente, en plan de abierta
rebelión del pueblo contra la usurpación y la
traición. Los legisladores de la oposición tienen una alta
responsabilidad política y debieran asumir su papel, legislando en forma
y a fondo. La propuesta política coherente implica rechazar en todos sus
términos la Ley foxista y culminar la nacionalización de la
industria eléctrica con su cabal integración industrial. No
hay medias tintas que valgan. La Patria está en peligro y reclama de sus
mejores hombres y mujeres para defender las conquistas logradas al precio de la
sangre de millones de mexicanos.
¡Abajo el gobierno foxista!
¡Viva México!
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