Ahora va la (“profunda”) reforma del campo, según dijo Peña Nieto al conmemorar la ley agraria carrancista de 1915. Aquella ley legalizó la propiedad privada de la tierra. Pero a pesar de Carranza se constituyeron los bienes ejidales y comunales. Por la tierra, más de 1 millón de mexicanos murieron. Salinas de Gortari privatizó el ejido. ¿Qué pretende ahora Peña Nieto? Robarse la tierra y sus recursos para entregarlos a las transnacionales.
Este 6 de enero, en Boca del
Río, Veracruz, Peña Nieto hizo una anuncio muy a propósito
del acto que conmemoraba: la ley agraria de 1915 proclamada por Carranza. Esa
vez, arrinconado en Veracruz luego que apenas en diciembre de 1914 los
ejércitos campesinos de Villa y Zapata habían ocupado a la capital
mexicana, limpiándola de carrancistas, el
“constitucionalista” respondió habilidoso con la
intención de sustraerle base social a la verdadera Revolución
Mexicana.
Por supuesto que esa ley carrancista estaba muy lejos de las aspiraciones campesinas. Peor aún, en vez de repartir la tierra, se afirmaba el derecho privado sobre la misma. Eso llevaría a Zapata a promulgar su propia ley, precisamente, durante la Comuna de Morelos, el hecho más trascendente de la Revolución. Ahora, Peña Nieto anunció que impulsará una “profunda reforma” del campo, “que lo ponga al día y lo haga más competitivo. La iniciativa, que ya está en revisión, será presentada al Congreso en el próximo periodo legislativo” (Román J.A., en La Jornada, p.3, 7 enero 2014). Peña no dio detalles de su iniciativa. No se necesita, sin embargo, adivinar de qué se trata pues es políticamente previsible. Peña sirve al imperialismo en cuerpo y alma. Su propuesta significará la apropiación de la tierra por parte de las transnacionales. Según Peña, actualmente una de cada 10 hectáreas está dedicada a actividades agroalimentarias y en ellas laboran cerca de 7 millones de mexicanos. Además, señaló que México se ubica entre los 15 países que producen más alimentos y ocupa el número 13 en exportación de productos agrícolas, mismos que llegan a un mercado de más de mil millones de consumidores en 45 naciones distintas. No dijo quiénes son los productores pero no son los campesinos. Los 7 millones que laboran son obreros agrícolas. Tampoco explicó por qué se exportan tantos alimentos y en el país hay hambre. Sin embargo, advirtió que es “inadmisible” que los mexicanos que se dedican a esta actividad no puedan tener en el horizonte mejores condiciones para el desarrollo y una vida digna. Compulsión incontenible El anuncio lo hizo Peña ante más de 7
mil campesinos y pequeños productores que se reunieron en el World Trade
Center de Boca del Río, los secretarios de Agricultura, Educación
y Desarrollo Agrario, así como los gobernadores de Durango y Chihuahua.
Al acto también acudieron los líderes de la Confederación
Nacional Campesina (CNC), del PRI y funcionaros
estatales.
¿Qué significa el anuncio de Peña? Que está dedicado al exterminio de la nación. Por supuesto, en su visión pro capitalista no ve los daños que ocasiona, en su operación de “limpieza” solo ve “beneficios” y “bondades” para los poseedores de la tierra a quienes despojará. El robo de la tierra ocurrirá a en el próximo período ordinario de sesiones de las Cámaras de senadores y diputados que empieza en febrero. El aquelarre en la cloaca será intenso. Tierra para el capital El campo mexicano está muy empobrecido. Con las
reformas de Salinas, que privatizaron el campo desapareciendo al ejido, la
situación se volvió peor. Muchos ejidatarios y comuneros dejaron
de serlo, al rentar o vender sus tierras. Pero muchos otros se han negado a
hacerlo. Ese es el problema, el gobierno pro imperialista de Peña Nieto
no tolera esa situación, quiere la tierra para el capital.
Ya, actualmente, se ha configurado un nuevo latifundismo, debido a que las transnacionales de la industria alimentarias se han apoderado de grandes extensiones de terrenos. Lo mismo puede decirse de las transnacionales mineras que, con base en las concesiones otorgadas por el gobierno, han arrasado con territorio, medio ambiente y recursos naturales. La reforma que anuncia Peña tiene relación con la expropiación energética extranjera que recientemente fue aprobada. A la fecha, las transnacionales eólicas han sido fuente de conflicto en varias partes, principalmente, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Para “dar certeza” al capital, Peña legalizó el despojo energético, ahora legalizará el despojo de la tierra. El gobierno tiene urgencia para el robo de los bienes nacionales. Así, para favorecer la explotación del gas de lutitas y el devastador fracking hidráulico, surgido de una burbuja especulativa inmobiliaria, Peña pretende garantizar con territorio las inversiones fallidas de las transnacionales que podrán perforar sin ton i ni son y apropiarse de los terrenos. Provocación deliberada Los mismos priístas siempre decían en sus
discursos demagógicos que no había que despertar al
“México bronco”, más bien había que seguir
adormilándolo. Eso no importa a Peña y Videgaray. La inteligencia
imperialista ha determinado que es el momento del ataque. Los campesinos
están empobrecidos, muchos incluso fuera de la patria por haber sido
expulsados obligándolos a emigrar al norte, la juventud campesina no
tiene interés ni futuro en el campo, la organización campesina
está desarticulada. Esas condiciones son propicias al gobierno para la
agresión.
Los hechos allí están. Es la hora en que la resistencia fragmentada debe ser aglutinada, en este caso, en defensa de la tierra, el territorio y sus recursos naturales, y el medio ambiente. Es muy importante fortalecer a las luchas locales pero es crucial coordinarlas en un solo Frente nacional unificado e independiente. Esta es una necesidad, el gobierno procederá a nivel nacional, lo que incluirá a todas las localidades. Para ello, seguirá el mismo procedimiento que con las demás reformas: el apoyo del PRI, PAN, PVEM y Panal. Esos aparatos corrompidos y caducos, y otros como la CNC, deben ser tirados a la basura. Es la hora de la lucha campesina independiente, entendida como la lucha propia, abanderada programáticamente y generalizada en todo el país. El anuncio de Peña Nieto es una seria provocación a ejecutarse muy rápido. La respuesta no se puede improvisar pero mientras más pronto, mejor. Campesinos e indígenas están obligados a movilizarse y debemos apoyarlos. El FTE reitera su posición clasista en defensa de la tierra, sus recursos naturales, y el medio ambiente. Ref: 2014., elektron 14 (16) 1-2, 8 enero 2014, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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