El exdirector de la CFE hizo apología de lo que NO ocurre en la industria eléctrica nacionalizada. Dijo que la inversión privada ha demostrado su efectividad. No dijo que esa efectividad se ha traducido en la descapitalización de la CFE. Propuso fortalecer a los órganos reguladores. NO dijo que la CRE ya privatizó el 52% de la capacidad eléctrica nacional. Consideró a la reforma energética de Peña como una necesidad para la seguridad nacional; omitió precisar que sería la de los Estados Unidos. Destruir el Sistema Eléctrico Nacional que jamás construyó y privatizarlo entregándolo a las transnacionales, propuesta de Elías Ayub
El ex director de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE), ex subsecretario de Energía y consultor Alfredo
Elías Ayub, aseguró en la Cámara de Senadores: “Hay
que decir con toda claridad que la necesidad de una reforma se ha convertido en
un asunto de seguridad nacional, entendida en la vertiente de seguridad
energética” (Ballinas V., Becerril A., en La Jornada, p.8, 16
octubre 2013).
Al participar en el foro Energía e inversión privada, organizado por la Comisión de Energía del Senado, Elías Ayub subrayó que “es urgente tomar las decisiones que permitirán asegurar el abasto de energía con certidumbre, suficiencia, oportunidad y a precios competitivos. La reforma energética es la reforma de las grandes oportunidades”. El que fue funcionario federal durante gobiernos priístas y panistas sostuvo ante senadores de PRI, PAN y PVEM que, “lejos de convertirse en un riesgo para la soberanía, como preocupa a algunas corrientes de opinión, la inversión privada en sectores estratégicos ha sido aliada de la seguridad energética del país, con resultados tangibles como los que se observan en la industria eléctrica”. Ha ocurrido así en el sector eléctrico, explicó Elías Ayub, “porque la participación privada ha sido inscrita en políticas públicas y en un marco jurídico que refuerza la rectoría del Estado y asegura la supremacía de los intereses nacionales por encima de los mercantiles”. El mundo a revés Tito Elías Ayub es un privatizador
cínico. Durante los últimos gobiernos del PRI y del PAN
fungió como director de la CFE y contribuyó como nadie a su
destrucción para DESNACIONALIZAR a la industria eléctrica
nacionalizada.
Y todavía se atreve a hablar de seguridad nacional con una reforma energética que propone, justamente, lo contrario. Por supuesto, dependen de quien se trate. En el caso de México, por razones de seguridad nacional NO debe aprobarse la reforma privatizadora de Peña Nieto. Con la privatización energética, el país entregaría a las transnacionales el patrimonio energético colectivo de la nación, expresado en la cesión de las funciones estratégicas, la nueva infraestructura industrial y los recursos naturales energéticos. Sería la pérdida total de la seguridad nacional. Ah, pero si se trata de los Estados Unidos de América, entonces, la privatización energética es una necesidad para su seguridad nacional. Ese es el fondo del problema y el principal objetivo de Peña Nieto. ¿Para qué quiere que se produzcan 3 millones o más de barriles diarios de petróleo crudo, cuando la demanda interna es menos de la mitad? Evidentemente, para aumentar la plataforma de exportación, principalmente, hacia los Estados Unidos. Esos abastecimientos seguros de crudo los norteamericanos mismo s los consideran como un asunto de seguridad nacional. Con la reforma energética Peña quiere garantizarle esa seguridad al imperio. Dice Tito que la reforma no es un riego para la soberanía. Otra vez, ¿de quién? Si se trata de México es la entrega gratuita de la misma al capital extranjero. Si se trata de los Estados Unidos, es un fortalecimiento para su soberanía. También dijo Elías Ayub que la participación privada refuerza la “rectoría” del Estado. De entrada, no es cierto. Pero, además, no se trata de eso, la Constitución todavía vigente no habla de ninguna “rectoría” del Estado, sino del dominio de la nación, que es muy diferente. La llamada “rectoría” se aplica al sector privado y, en el caso eléctrico, las funciones corresponden realizarlas al Estado de manera exclusiva, por tratarse de actividades estratégicas. Por eso es que Peña quiere eliminarlas a estas funciones del artículo 28 constitucional, precisamente, para privatizarlas. Lo que actualmente ocurre son actos anticonstitucionales, prohibidos expresamente por la Constitución, hay es privatización FURTIVA, no existe ninguna rectoría del Estado. Con la iniciativa de Peña estaría peor, el Estado perdería todo el control sobre el proceso de trabajo eléctrico, desintegrándolo y entregándolo a las corporaciones transnacionales y sus filiales. Resultados deplorables Lo dicho por Elías Ayub es demagogia barata
cuando mucho.
En su apología de la privatización habló de “resultados” tangibles que se observan en la industria eléctrica. ¿Cuáles? No mencionó ninguno. Pero los resultados de la privatización eléctrica furtiva, además de tangibles son desastrosos. 1. Antes de la nacionalización, el sector público
representado por la CFE generaba el 54% de la energía eléctrica a
nivel nacional y, el sector privado, el 46%. Con la nacionalización se
logró el 98%. Hoy, a partir de las reformas regresivas de Salinas, la CFE
genera solo el 47.54% y los privados el 52.46%. Estamos peor que antes de
1960.
2. Debido a la privatización eléctrica furtiva, en 2012, los
ingresos por ventas de la CFE ascendieron a 311 mil 21 millones de pesos. Pero,
los Costos de explotación fueron de 321 mil 517 millones de pesos. Eso
representó una pérdida de operación de 10 mil 496 millones
de pesos. Al final, la Pérdida neta de la CFE fue de 19 mil 216 millones
de pesos y la Pérdida integral de 23 mil 696 millones de pesos. ¿Por
qué? Pues, porque la CFE paga anualmente a las transnacionales que
generan el equivalente a las inversiones que han realizado desde 1992, lo que
implica una sangría de cuantioso recursos comprometidos. Eso lo ha
publicado la propia Auditoría Superior de la Federación. Esto es,
la privatización furtiva ha descapitalizado a la CFE, haciéndola
operar con pérdidas contables. Además, la CFE importa gas natural
caro y lo entrega barato a las corporaciones.
3. Con la iniciativa de Peña Nieto, la privatización en la
generación eléctrica llegaría al 100% en breve lapso, tal
como lo propuso el Banco Mundial en 1995 en un memorándum confidencial
entregado a Zedillo. Esa generación privada se comercializaría por
los propios privados. La CFE no solo sería drásticamente achicada,
en funciones y actividades operativas, sino verdaderamente descuartizada.
Peña pretende separar la transmisión y encargarla a un
“operador independiente”, lo mismo con el actual Centro Nacional de
Control de Energía (Cenace) y la distribución
eléctrica.
Con la reforma de Peña, la industria eléctrica mexicana sería totalmente DESNACIONALIZADA para privatizarla; la CFE entraría en un proceso acelerado de extinción. Esos son los resultados “tangibles” de la privatización eléctrica. Propone “ir a fondo” Las propuestas de Elías Ayub son
antinacionales pero dijo que, esas consideraciones, “nos lleva a la
necesidad de una reforma energética que incluya de manera importante el
fortalecimiento de los organismos reguladores, que garanticen condiciones de
competencia, mejores prácticas y señales de precios que fomenten
la productividad y el respeto de los derechos de los consumidores, sobre bases
económicas objetivas, equitativas y
transparentes”.
México “tiene que tomar la iniciativa hoy”, apuntó el ex titular de la CFE. “Las opciones son tomar las nuevas corrientes de la historia o ser rebasados por los cambios; hay que sentar las bases para que el país despliegue todo su potencial como productor de energía capaz de sostener su propio crecimiento y tener un aparato industrial competitivo y generador de empleos”. Insistió en que la participación más a fondo de la iniciativa privada en el sector energético “es una vía que ha demostrado su efectividad”. Privatizador compulsivo En el caso eléctrico, Ayub propone
“fortalecer” a la Comisión Reguladora de Energía
(CRE); la misma que discrecionalmente ya privatizó el 52.45% de la
capacidad de generación eléctrica total a nivel nacional.
Además, Tito repite mentiras. Haber, que conteste. Las 30 transnacionales que en estos momentos generan para la CFE, en la modalidad privatizadora de “Productor Independiente de Energía” (PIE), ¿cuántos empleos han creado y de qué tipo? Durante la construcción ofrecen empleo, temporal y precario, ¿y luego? Las plantillas del personal de operación son ínfimas, no más de 15 trabajadores por turno en cada central de alta potencia. Los trabajadores son multiusos incrementando los riesgos al someterlos a jornadas de trabajo extenuantes y mal pagadas. Finalmente, Elías dijo que los privatizadores han demostrado su “efectividad” y deben ir a fondo. ¿Cuál efectividad? Si se trata de “efectividad” para destruir a la industria eléctrica nacionalizada, como lo han hecho las transnacionales y el propio Elías Ayub, la ha habido. Pero no se trata de que vayan a fondo para que terminen la destrucción sino de evitarlo. Elías Ayub es un individuo al servicio de las transnacionales, desde dentro de la institución, en la propia dirección de la CFE, participó de la DESNACIONALIZACIÓN eléctrica. Ahora, quiere que esta sea total y definitiva. Por supuesto, no construyó nada de lo que propone destruir. Además, propone entregar lo que no es suyo sino de la nación. Ref: 2013, elektron 13 (367) 1-3, 18 octubre 2013, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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