Más de 50 mil personas provenientes de varias partes del país participaron en la “asamblea informativa” convocada por López Obrador. Hay disposición a la lucha en defensa de Pemex pero el contenido político del acto fue pobre, sin hacer referencia a ninguna política energética propia. El llamado plan de acción se limitó a convocar a una próxima marcha.

Ante miles de simpatizantes que saturaron la avenida Juárez y sus alrededores, Andrés Manuel López Obrador convocó a la movilización en defensa del petróleo y la economía popular, porque resulta indignante e inaceptable que ahora, de manera descarada y prepotente, pretendan despojar a la nación del sector energético para cancelar por completo el futuro del pueblo y de las nuevas generaciones, consideró (Muñoz A., Urrutia A., en La Jornada, p.2, 9 sep 13).

El presidente del Consejo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) definió las primeras medidas de un plan de acción para impedir reformas a los artículos 27 y 28 constitucionales, que permitirían la entrega de la renta petrolera a las empresas extranjeras: el día 15 de este mes, asambleas informativas en todos los municipios y explanadas delegacionales del país y, el domingo 22, una gran marcha nacional del Ángel de la Independencia al Zócalo, donde se anunciarán nuevas movilizaciones.

En su discurso calificó de sumamente grave lo que están queriendo imponer con la iniciativa de reforma energética del Ejecutivo, y lo equiparó a un acto de traición a la patria de mayor o igual magnitud que los consumados por (Antonio López de) Santa Anna, Porfirio Díaz o Carlos Salinas de Gortari.

Subrayó que sólo con la movilización popular se podrá detener este golpe, al manifestar que es prácticamente imposible que esta pretensión sea detenida en el Congreso.

Apeló a una participación similar a la que permitió revertir las consecuencias de su desafuero como jefe de Gobierno del Distrito Federal, en 2005.

El acto se realizó sobre la avenida Juárez, ya que, el Zócalo está ocupado por el campamento de la CNTE. En su discurso, AMLO dijo que “el pueblo es mucha pieza” y volvió a repetir que “el pueblo manda”. También llamó a la movilización pacífica y cuidar que no haya infiltrados. Asimismo, que nadie se cubra el rostro.

Lo más importante fue el significado político del evento, mismo que fue anunciado con un mes de anticipación y había creado expectativas, dentro y fuera del país. Se trata de la movilización más numerosa de las realizadas contra la reforma energética. En número fue importante, tal vez equivalente a un Zócalo lleno o un poco menos.

Pero, en cuanto a contenido, el acto fue muy pobre. La conducción de la “asamblea” estuvo bastante desarticulada, lo mismo que el discurso de AMLO. A este lo precedieron Claudia Sheimbaun y Martí Batres, éste correctamente se refirió a las consecuencias de las privatizaciones previas.

En general, la posición de MORENA fue de rechazo a la reforma energética de Peña Nieto. Eso es correcto y lo compartimos. Pero se esperaba más. Sin embargo, el discurso de AMLO resultó débil caracterizado por dos fuertes limitaciones.

Una, la carencia de política energética. No es cosa menor porque ese es, precisamente, el centro de la discusión. Peña propone una política abiertamente privatizadora y pro imperialista, su iniciativa conduce a desnacionalizar a las industrias eléctrica y petrolera para entregar las funciones “estratégicas” a las transnacionales. Para ello, propone reformas regresivas a los artículos 27 y 28 constitucionales. Esta propuesta es apoyada por el PAN, PRI y PVEM, y es inaceptable en todos sus términos.

Cuauhtémoc Cárdenas, a nombre del PRD propone una iniciativa contenida en la reforma a 12 leyes secundarias y una nueva. De entrada, se opone a cualquier reforma constitucional, especialmente, al artículo 28. Pero, en lo demás, apoya la privatización energética furtiva, es decir, los procesos iniciados en los 90´s en el marco del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCAN) que condujeron a reformar regresivamente las leyes petrolera y eléctrica que permitieron la privatización actualmente en marcha, tanto de Pemex como de la CFE.

Las reformas de 1992, 1995, 1996 y 2008 aprobaron la privatización generalizada de todas las fuentes, renovables y no renovables, de energía. Eso lo avaló el PRD en 2008 y Cárdenas lo sigue avalando. En consecuencia, su propuesta es contradictoria e inaceptable.

López Obrador es considerado por la prensa y organismos internacionales como un opositor de izquierda. Se esperaba, entonces, que daría a conocer su propuesta energética. No lo hizo. En su intervención, Sheimbaun dijo que sí tenían propuesta y que estaba contenida en el “Proyecto de nación” que sirvió a AMLO durante la anterior campaña presidencial.

Si eso es así, la propuesta energética de AMLO es muy limitada y contradictoria. En ese “Proyecto”, AMLO avala como hechos consumados a la privatización energética furtiva. Mancera ha afirmado que la política de AMLO es la misma que la de Cárdenas. Parece que así es, ambos coinciden en oponerse a la reforma constitucional pero no a la privatización furtiva a la que avalan.

Si no es así, SAMLO debió ser preciso en la “asamblea informativa” y no fue claro. Tampoco envió a la prensa ninguna información al respecto. Todo quedó en un rollo repetitivo sin referirse a ninguna alternativa o proyecto propio.

En este aspecto, AMLO estuvo limitadísimo ante un auditorio expectante. Muchos compañeros vinieron desde el interior del país, alguno haciendo grandes esfuerzos. Entre los asistentes había expectación, se esperaban directrices ante la seria preocupación que significa perder a Pemex y a la CFE. Pero todo quedó en el aire.

López Obrador habló de un plan de acción y se refirió solamente a dos acciones, una, promover la información en los actos del 15 de septiembre y, dos, realizar una marcha nacional el próximo 22 de septiembre.

El plan es muy pobre, la primera acción podrá realizarse solo parcialmente y con poco alcance. Si preparativos previos, la noche de El Grito no es propicia para volantear a nadie. En cuanto a la marcha del 22 se trata de una acción que será importante en cuanto a la asistencia pero muy atrás de lo que se requiere.

¿Quiere esto decir que AMLO tampoco tiene plan de acción? Cierto. Si habló de la importancia de la movilización, se esperaría que esta se precisara en términos amplios y no fue así. Claro, Cárdenas también habló de movilización en la marcha que encabezó el 31 de agosto. Pero, ¿cómo entienden a la movilización? Al parecer como discurso o acciones espontáneas e improvisadas.

López reiteró que el pueblo manda y que es “mucha pieza”. La frase sirve para el discurso pero no causa entusiasmo. Reunir a más de 50mil personas es muy importante, hasta ahora ha sido el acto más numeroso. Pero, ¿en qué quedó? En un discurso de limitado contenido y carente de un verdadero plan de acción. Todo se limitó a que los que vinieron se fueran a sus casas para volver el 22 de septiembre. Eso es muy poco.

En el Washington Post, la mujer de Negroponte declaró que Obrador patalearía pero nada más. Esta vez se vio a un político tibio, incluso cansado, sin enjundia y sin objetivos claros, salvo sus propósitos electoreros.

En la “asamblea” pudo observarse que la mayoría de los asistentes tiene una alta disposición a la lucha. Ciertamente, todos se refieren a la defensa de Pemex, lo cual es correcto, pero omiten toda referencia a la CFE, como si se diera por aceptada la privatización eléctrica furtiva.

El evento se caracterizó, también, por la asistencia individual en calidad de ciudadanos. Eso corresponde a la ausencia organizada de trabajadores, la propia CNTE acordó realizar su propia marcha.

La situación es seria y se parece mucho a la administración del descontento. Se está en espera de que las comisiones en el Senado dictaminen sobre la reforma energética para que los senadores la aprueben, en lo general y en lo particular, la iniciativa de Peña y, después, probablemente se hagan acciones coyunturales e inmediatistas.

Esto es preocupante porque así, con tal improvisación, no sería posible impedir “el robo de todos los tiempos”, como le han llamado los obradoristas a la pretensión del gobierno de Peña. Por ello es que calificamos al discurso de AMLO como tibio y limitadísimo.

No basta decir que el pueblo “es mucha pieza” si solo se le quiere en calidad de apoyador, ni que el “pueblo manda”. Eso es my general, hace falta dirección política correcta. AMLO mostró que no hay tal. Hay disgusto, oposición formal y declarativa pero la carencia de política y propuestas es muy grande.

La situación de ahora no es la misma que la del “desafuero”, hoy es mucho más grave. La agresión del gobierno a la nación no es posible impedirla con una marcha o dos. ¡Qué bueno fuera! pero se necesitan acciones múltiples concertadas a nivel nacional.


Ref: 2013, elektron 13 (295) 1-4, 10 septiembre 2013.

“Asamblea informativa” de Morena en al ciudad de México, 8 septiembre 2013
FOTO: Cazaimagen

Mitin de Morena el 8 de septiembre de 2013 FOTO: Cazaimagen

El FTE de México presente en la movilización en defensa de Pemex y CFE FOTO: FTE