¿Quién copia a quién o de quién es la autoría? Del imperialismo, la calificadora Standard & Poor´s y Peña Nieto son empleados del mismo capital transnacional. S&P repite las mismas mentiras y chantajea a la nación. México sería importador de crudo si no se aprueba la reforma privatizadora, dicen. Con datos incorrectos, se presentan escenarios catastrofistas que, supuestamente, solo pueden resolver las transnacionales. El discurso es falso y maniqueo.
El “argumento” central del gobierno de
Peña Nieto para liquidar a la expropiación petrolera de 1938,
quitándole a Pemex la exclusividad para realizar todas las fases del
proceso de trabajo petrolero, desintegrándolo para entregarlo a las
transnacionales, tiene eco o viceversa, se repite en dos direcciones mal
intencionadamente.
La siguiente nota publicada por la Jornada muestra similitudes del mismo discurso manipulero. Lo señalado se indica en el reporte Reforma energética de México: reviviendo a Lázaro Cárdenas. “México podría comenzar a importar petróleo para consumo interno en los próximos10 años, debido por un lado a la caída de la producción de crudo y gas y por el otro, al crecimiento económico y mayor demanda de energéticos, advirtió la firma financiera internacional Standard and Poor’s (S&P)” (Rodríguez I., en La Jornada, p.17, 1 sep 2013). Eso mismo dicen aquí Peña; Videragay, Lozoya y Coldwell. ¿De dónde salió esa especie, del peñismo o de los organismos del imperialismo? El hecho es que coinciden y ambos mienten. S&P es una agencia imperialista dedicada a la especulación y al embuste. A discreción otorga certificados de buena conducta, los quita y sanciona, a los gobiernos que no se ajustan a los deseos del capital. Esta vez, se dicen barbaridades para reforzar la reforma energética privatizadora de Pemex (y CFE). Los priístas, como Videgaray y empresarios totonacas, chantajean a la nación cuando dicen que, si no hay reforma energética, el país se convertiría en importador de petróleo. Ellos dicen que esto ocurriría en 3 años, S&P dice lo mismo pero en 10 años. El FTE ha refutado al peñismo al demostrar que, con la actual plataforma de producción y considerando solo las reservas probadas (1P) sin ninguna reposición, tendrían que producirse más de 9 millones de barriles diarios de petróleo para que las reservas propias se agotaran y, entonces, se procediera a importar crudo. Es evidente que tal plataforma NO ocurrirá en los próximos años y, suponiendo que ocurriera, sería un crimen. Un plazo de 10 años equivale a seguir con la misma plataforma de producción (y exportación), de hecho serían 10.76 baños, sin ninguna reposición de reservas, esto es, si las actuales reservas probadas se siguen explotando irracionalmente como hasta ahora. Eso es lo que quiere el gobierno pro imperialista de Peña Nieto, aumentar la producción de petróleo al menso a 3 millones diarios para seguir exportando al menos la mitad a los Estados Unidos. Eso es lo que quiere el gobierno norteamericano, suministros seguros de petróleo crudo, mientras mayores volúmenes, mejor. Pero, ¿dónde están los descubrimientos relevantes? En 2004 México llegó al pico de producción de petróleo crudo, después ha venido una sistemática declinación. Privatizar el petróleo y la energía eléctrica le parece a Peña como fórmula mágica “curalotodo” pero, ¿las transnacionales encontrarán grandes yacimientos petroleros por decreto, tan solo con invocar a la misma “pomada”? Y, si lograran encontrar crudo, para registrar las reservas a su nombre, ¿eso resolvería los problemas? Al contrario, los agravaría. Por supuesto, S&P no menciona nada al respecto, su función es justificar la apropiación privada del petróleo mexicano. Mentiras de S&P La calificadora norteamericana dice que, “de los 2
millones 500 mil barriles por día que México produce, el consumo
local suma poco más de 2 millones de barriles, y está creciendo de
2 a 4 por ciento anual por año. “En otras palabras,
parecería que hay un argumento sólido para abrir la
producción petrolera de México a la inversión del sector
privado, a través de inversiones directas, concesiones o contratos de
riesgo”.
Pareciera que S&P no sabe lo que pasa en México. ¿Si es así, entonces, porqué da recomendaciones y recetas? Es obvio que la valificadora tuerce las cosas a conveniencia. En 2011, Pemex produjo 2 millones 584 mil barrile4s diarios de petróleo crudo, de los cuales, exportó 1 millón 256 mil barriles diarios. La diferencia, 1 millón 386 mil se destinaría a la demanda interna. ¿Dónde están los “poco más de 2 millones de barriles” diarios destinados al consumo local? No hay tal, S&P miente, ese es su “argumento sólido” para privatizar a Pemex. El caso del gas Para S&P la misma estrategia es más fuerte en el
caso del gas natural. “Debido a una insuficiencia de gasoductos para
importar gas desde Estados Unidos a 4 dólares el millón de
unidades térmicas británicas (BTU), significa que México
tiene que recurrir a la importación por barco a precios más
cercanos a los 20 dólares por millón de BTU, lo que afecta la
competitividad de su industria pesada. Pemex simplemente no tiene los recursos
para cambiar esta situación en un futuro previsible,
refirió”.
S&P tampoco sabe que, en el caso del gas natural para las centrales eléctricas de las transnacionales que generan para al CFE, el gas lo importa ésta a través de la española Repsol (petrolera sin petróleo y gasera sin gas). Omite que las transnacionales no respetan los acuerdos previos y que, en vez de pagarse el millón de BTU de acuerdo al índice Henry Hub norteamericano, Repsol lo cobra a precios de Asia. También omite que la carencia de la producción de gas deriva de la explotación irracional del crudo, pues, debido a la inyección de nitrógeno, el gas asociado se contamina mucho, no se trata y se desperdicia quemándolo en la atmósfera. Asimismo, omite que la política eléctrica oficial se basa en al utilización de plantas eléctricas de ciclo combinado a base de gas natural, combustible del que no se preocupan las corporaciones porque la CFE debe suministrárselo y barato. Análisis basura La calificadora “recordó que la propuesta
presentada el 12 de agosto por el presidente de México Enrique
Peña Nieto para permitir una mayor participación privada en la
industria de energía estatal del país desencadenó un
enérgico debate en el Congreso mexicano entre las partes que están
a favor y en contra”.
¿Cuál debate? No hay tal, ni siquiera una simulación. Seguramente, el Senado organizará entre cuatro paredes y con invitados a modo, un supuesto debate. El hecho es que el PRI, PAN y PVEM se han declarado a favor de la reforma privatizadora de Peña Nieto. Con ello sería suficiente para lograr una mayoría calificada en diputados y en senadores. Aparte habrá que contar al menos la mitad del PRD o más que no están dispuestos a resistir el “cañonazo” de a 50 mil dólares. Obviamente, para S&P todo debe ser resuelto en esos aparatos. Todo indica que el gobierno de Peña impondrá la tal reforma y dirá que fue el Pacto por (contra) México. “Se utilizará la fuerza del Estado”, ha dicho el secretario de gobernación. Además, los diputados y senadores votan sin siquiera leer los dictámenes. Así lo acaban de hacer con la reforma educativa. S&P parece que habla de otro país. Eso pone en entredicho sus criterios para calificar a los demás. ¿Quién califica a S&P? Solo falta que, en la discusión próxima amenace con bajarle la calificación a la deprimida economía nacional o que chantajee como lo hace Peña y adláteres de que solo la privatización energética permitirá salir de la crisis económica. En la forma en que lo hace S&P, sus expresiones tienen el valor de análisis basura. Su intención es apoyar a Peña Nieto y hacer todo al alcance para que las transnacionales petroleras regresen a México y se dediquen a depredar a la nación, “constitucionalmente”. Es indignante que, al igual que Peña, S&P haga un sucio manejo de la figura de Lázaro Cárdenas como “inspiración” de la reforma de Peña. S&P miente, lo sabe bien, la verdadera inspiración de Peñita es el ITAM-WWC, es decir, otros de los organismos al servicio del imperialismo, de los cuales forma parte la propia S&P. Ref: 2013, elektron 1-3, 4 septiembre 2013, FTE de México. El logo que le gusta a S&P, a Peña Nieto y a las transnacionales Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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