Los grandes medios internacionales, que representan los intereses del capital, están de pláceme con la propuesta de reforma constitucional de Peña Nieto. Privatizar es la mejor opción, publicó The Washington Post. Chevron, antes Standard Oil de California, se dijo complacida y optimista. Las transnacionales esperaron por décadas para regresar. Ahora, quieren la producción compartida de petróleo crudo. Lozoya cabildea con la SEC norteamericana para “truquear” las reservas.
Los medios internacionales no ocultan su
beneplácito con la reforma energética constitucional propuesta por
Peña Nieto. Coinciden en que se trata de “un gran paso” y,
desde luego, quieren más precisiones, específicamente, que se
incluyan contratos de producción compartida. Algunos se dicen cautelosos,
saben que la medida hiere al nacionalismo mexicano. Otros le llaman literalmente
“privatización” a la iniciativa peñista y dicen que es
la mejor opción.
Las transnacionales se aprestan a regresar por la puerta grande luego de esperar por décadas. Peña Nieto les entregará la industria petrolera y la eléctrica, desnacionalizándolas. Para ello, Emilio Lozoya, espurio director de Pemex cabildea en Estados Unidos para “truquear” los contratos de utilidad compartida y que la SEC norteamericana autorice a las corporaciones registrar una contabilidad tramposa que les permita acreditar flujos como reservas y registrarlas a su nombre. Algunas reacciones han sido las siguientes: Fin a Pemex: El País En España, el diario El País publicó la euforia que
causó entre la derecha de ese país la presentación de la
iniciativa peñista.
México puso en marcha una de las iniciativas más ambiciosas de su historia reciente: la reforma del sector energético, que apoya la viabilidad económica del país, destacó el diario El País. (Notimex, en El Universal, 16 agosto 2013). En su editorial recordó que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentó el pasado lunes (12 de agosto) su propuesta para abrir al capital privado la producción de hidrocarburos y poner fin a 75 años de monopolio estatal. "El asunto toca la fibra más íntima del país, que conmemora cada año la expropiación petrolera de 1938 como símbolo del orgullo patrio", indicó el rotativo español. Anotó que este bagaje sentimental ha acabado convirtiéndose en un lastre para el desarrollo. Expuso que la estatal Pemex es un gigante obsoleto y afectado por la corrupción. "Baste señalar que la producción petrolera se ha reducido en una cuarta parte en los últimos diez años y que México, que cuenta con enormes reservas de hidrocarburos, debe importar ya gas y gasolina”, puntualizó. Resaltó que Peña Nieto sabe que camina en un campo minado y, hábilmente, reivindicó el espíritu de Lázaro Cárdenas. De hecho, el padre de la nacionalización petrolera nunca rechazó la inversión privada, que se prohibió dos décadas más tarde, dijo. Aseguró que así, Peña Nieto dice volver a los cánones del cardenismo con una reforma cauta: no se trata de privatizar, sino de abrir la puerta a la inversión para la exploración y explotación, sobre todo en yacimientos no convencionales (petróleo en aguas profundas y gas de esquisto). De acuerdo con la propuesta, no habrá concesiones, sino contratos de utilidad compartida, siguiendo el modelo de Ecuador, Irán o Irak, anotó. Además, también quiere impulsar la participación de particulares en la generación de electricidad, lo que abarataría el costo para empresas y ciudadanos, abundó. La fibra nacionalista En efecto, el diario español sabe muy bien lo
que representa Pemex para México. Su pasado invasor y colonialista no lo
han olvidado, saben que ahora se trata de una nueva invasión.
El atraco es mayúsculo y El País refuerza la argumentación perversa de Peña Nieto. Para éste, Pemex no sirve, así concluyeron sus asesores del ITAM-WWC. Para El País, Pemex es un gigante obsoleto y corrupto. ¿Cuál es la “solución” que proponen los neoliberales? La privatización como fórmula mágica que resuelve “todo”. Peña y sus voceros en España insisten en el declive en la producción de petróleo. Jamás consideran que eso se debe a la irracional explotación de los grandes yacimientos como Cantarell y Ku-Maloob-Zaap. Tampoco explican para qué quieren que México produzca más petróleo ni dónde se encuentra. Dicen que México cuenta con “enormes” reservas de hidrocarburos y que se ha vuelto importador de gas y de gasolinas. Primero, esas “enormes reservas”, en el caso de las reservas probadas de petróleo crudo alcanzarían apenas para 10 años. Si se aumentara la plataforma de producción serían menos. ¿Dónde están las “enormes reservas”? No existen, los recursos “prospectivos” en las aguas del Golfo de México son recursos NO descubiertos. El diario español omite que las importaciones de gasolinas y gas natural son, precisamente, el resultado de una política petrolera antinacional, de ningún modo porque exista Pemex como industria nacionalizada. Hace 34 años que se construyó la refinería más “nueva” y el gas asociado al petróleo se ha dilapidado, sin procesarlo y quemándolo en la atmósfera para favorecer la extracción rápida y cuantiosa de crudo. El País habla de la apertura al capital privado en prácticamente todo el proceso de trabajo petrolero y eléctrico pero. Al igual que Peña, dice que no es privatización. Se nota de inmediato que repite el mismo discurso que corresponde a los mismos asesores de la derecha española. Un gran cambio: NYT De ser aprobada, la reforma energética en
México ayudaría a renovar este sector productivo y le daría
un necesario impulso a la economía nacional, apuntó The New
York Times (NYT) (Notimex, en La Jornada, 18 agosto 2013).
En un editorial publicado en su página electrónica, el diario habló de “las ambiciosas reformas constitucionales” propuestas por Enrique Peña Nieto. El rotativo explicó que México tiene una de las mayores reservas de petróleo y gas natural en el mundo, pero su producción ha declinado debido a que Pemex no cuenta con dinero o experiencia para explotar pozos de aguas profundas o yacimientos de gas de esquisto. La publicación asentó que debido a esta baja, y a que el gobierno depende en gran medida de los recursos petroleros, el país ha incurrido en déficit fiscales cada vez mayores. Por ello, revertir la tendencia beneficiaría a México y a Estados Unidos, que disminuiría su dependencia de hidrocarburos del Medio Oriente, estimó el diario. El editorial consideró que pese a que petroleras preferirían un esquema de reforma que les permitiera ser dueñas del combustible que extraen, el plan de Peña Nieto representa un gran cambio porque muchos mexicanos se oponen a la inversión extranjera en el sector de la energía. El diario externó que, luego de que Peña Nieto ha logrado impulsar importantes reformas en telecomunicaciones y radiodifusión, “cambiar políticas en alianzas extranjeras en gas y petróleo será mucho más difícil, aunque esto puede prometer grandes retornos”. Petróleo para Norteamérica ¿Una de las mayores reservas del
mundo? ¿Dónde están, quién las determinó,
cuándo y dónde fueron descubiertas? El diario neoyorkino no lo
indica solamente repite el estribillo. Eso le sirve para decir que, no obstante,
la producción de Pemex ha declinado por falta de dinero y experiencia.
El NYT habla de reservas inexistentes, las reservas probadas son más bien bajas o muy bajas que hacen impropio dilapidarlas más. Omite el diario que la pretensión norteamericana es que México produzca más para exportar el crudo hacia Estados Unidos, como ahora ocurre; se trata de extraer todo el petróleo disponible para garantizar los suministros a una economía devoradora de petróleo. Por eso dicen que el petróleo mexicano reduciría la dependencia de los suministros del Medio Oriente. También omite que los yacimientos de gas lutita no existen sino en los planes especulativos del imperialismo para favorecer el desastre ambiental en México. El NYT no omite que la imposición energética de Peña tendrá dificultades. Saben bien que el atraco es mayúsculo. Privatización “histórica” El periodista D. Brooks ha
publicado reacciones internacionales muy interesantes.
Empresarios petroleros, el sector financiero y analistas económicos y políticos en Estados Unidos dieron una entusiasta bienvenida a la propuesta de reforma energética en México a lo largo de esta semana, incluso algunos resaltaron el “histórico” paso de “abrir la puerta” del petróleo a intereses privados después de 75 años (Brooks D., en La Jornada, p.4, 18 agosto 2013). A la vez, analistas advierten que aún hay obstáculos políticos a la reforma, expresados tanto por una opinión pública mayoritariamente en contra de la inversión privada en el sector petrolero, como el potencial de movilizaciones de oposición en las calles encabezadas por Andrés Manuel López Obrador. Casi todas las principales empresas petroleras estadunidenses y algunas otras trasnacionales guardaron silencio en público esta semana sobre la reforma presentada en México. ExxonMobil y Shell rehusaron comentar sobre el asunto. Sin embargo, Chevron dio la bienvenida a “cualquier decisión del gobierno y el pueblo de México de ofrecer nuevas oportunidades para inversiones”. El vocero de la empresa, Kurt Glaubitz, comentó a medios que la reforma “es una buena señal para nosotros y las otras empresas petroleras internacionales de que la puerta se está abriendo”. Agregó que la empresa está “complacida y optimista” con el plan presentado por el presidente Peña Nieto. Esta empresa ha descubierto enormes yacimientos de petróleo en el Golfo de México en una región geológica que se extiende debajo de aguas mexicanas. Chevron antes se llamaba Standard Oil of California y era una de las principales empresas petroleras en México antes de la nacionalización del sector en 1938. Enorme potencial Royal Dutch Shell recordó que
hace poco sus ejecutivos (como Marvin Odum, director de Upstream Americas de la
empresa) habían resaltado el “enorme” potencial de
México y la “fuerte y creciente relación” de Shell con
Pemex. La Mexican Eagle Company, entonces una subsidiaria de Shell, controlaba
60 por ciento de la producción petrolera de México antes de
1938.
Exxon Mobil también ha indicado en tiempos recientes su interés por participar en México. Pero por ahora rehusaron, junto con otras, comentar sobre la propuesta. El año pasado, el ejecutivo en jefe de Exxon, la petrolera más grande de Estados Unidos, declaró que “estamos esperanzados en que México, al continuar su paso hacia reformas alrededor de Pemex abrirá oportunidades para nuevas asociaciones y colaboraciones, y llevará a que la tecnología aborde los enormes recursos que ese país tiene”. Aunque algunos expertos de la rama indicaron que la propuesta podría ser demasiado “cautelosa” para atraer suficiente interés de las empresas petroleras, otros eran más optimistas. Fred Lawrence, vicepresidente de asuntos internacionales de la Asociación Independiente de Petróleo de América, consideró que “está muy interesante; será mucho mejor de lo que había ahí antes para una empresa de exploración y producción”, en declaraciones a Reuters. Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, calificó la presentación de la reforma como un “cambio sísmico” para México, agregando que “es un giro fundamental en términos de la opinión política mexicana hacia el sector de hidrocarburos y permitirá por primera vez que empresas internacionales inviertan directamente en el sector de petróleo y gas de México, así como en generación de electricidad”. Farnsworth subrayó que México “va a tener que abrirse lo suficiente para que al fin del día las empresas digan ‘esta es una alternativa arriesgada, pero las posibilidades son tan suficientemente grandes que podemos tomar ese riesgo’”. Privatización diferente: The Economist The Economist aconseja que
frente a la oposición tanto en círculos políticos como en
“las calles”, Peña Nieto deberá explicar por
qué esta iniciativa será diferente a las privatizaciones de los
90, en las cuales la falta “de transparencia dejó mal sabor de boca
en la gente. Dado el declive en la producción petrolera de México,
las propuestas de Peña indudablemente son un paso en la dirección
correcta”. Pero entre más abierta sea la discusión sobre
ellas, mejor.
No hay manera de explicar el asalto The Economist es contradictorio.
¿Cómo podría explicar Peña Nieto que su propuesta es
diferente a las anteriores privatizaciones? Es privatización o no lo es.
Peña, obviamente, insiste en el discurso que la privatización de
Pemex (y de la CFE) no es privatización. Esto es, no explica nada
haciendo caso omiso a las recomendaciones de las metrópolis
neoliberales.
Si Peña explicara en qué consiste la privatización de Pemex (y de la CFE), simplemente, no podría. Ese señor y sus funcionarios, confunden a la petrolera mexicana con una fábrica de tornillos y solo aciertan a decir que “no se venderá ni un tornillo”. Su concepto de privatización es muy pedestre, considerando que la transferencia de propiedad se hace solamente vendiendo activos. Eso se sigue haciendo pero el capitalismo ha introducido otros mecanismos para “darle vuelta” al dominio de la nación sobre las actividades estratégicas y recursos naturales. Uno de los mecanismos más atractivos de la privatización consiste en ceder al capital las funciones constitucionales estratégicas, a través de lo que los gobiernos llaman “apertura al capital privado”. Una vez que las transnacionales participan de las fases más importantes del proceso de trabajo, la infraestructura para realizar las actividades es de su total y absoluta propiedad privada. Bajo este mecanismo, la transferencia de propiedad se hace simultáneamente con la de las funciones estratégicas. En poco tiempo, lo que ocurre es la desnacionalización de las industrias antes bajo control del Estado. Estos mecanismos han sido “exitosos” en México, especialmente en la industria eléctrica nacionalizada ya privatizada en 52%. Las funciones de la generación eléctrica la realizan transnacionales con infraestructura totalmente privada. Esto es así porque, la privatización que promueven las transnacionales es furtiva y porque no desean adquirir ninguna planta industrial envejecida, la quieren nueva y de su absoluta propiedad. Eso no lo explicará jamás Peña Nieto, no hay ladrón que reconozca serlo, aún sorprendidos in fraganti. Revertir la nacionalización: Forbes Forbes, en una
opinión editorial, recordó que “las empresas petroleras
estadunidenses han esperado décadas para la oportunidad de incrementar la
producción mexicana de petróleo” y que la propuesta de
Peña también es parte de los planteamientos de
“independencia energética de América del
Norte”.
Advierte que el orgullo nacionalista podría detener una vez más la reforma, como en intentos anteriores, aunque esta vez quizás con mayor consenso político y más preocupación por las “consecuencias económicas de inacción”. Concluye que “nacionalizar la industria petrolera creó la independencia económica de México. Ahora, su futuro económico podría depender de revertir 75 años de orgullo, políticas e inercia”. Cinismo colonialista Aquel 18 de marzo de 1938, en las grandes
movilizaciones de los trabajadores y pueblo de México, se desplegó
una manta que decía “¡No volverán!”, en
referencia a las petroleras extranjeras. Ahora, Forbes se burla cuando
dice que “han esperado décadas” para regresar. Lo peor es que
no oculta los propósitos del imperialismo: la iniciativa de Peña
Nieto “es parte de la independencia de América del
Norte”.
En efecto, tristemente, Peña termina con la Expropiación petrolera de 1938 y propone entregar gratuitamente el petróleo mexicano a las transnacionales. La geopolítica norteamericana consiste en apropiarse del petróleo dondequiera que esté. Ahora, Peña pone el petróleo mexicano a su disposición. Solo que los hidrocarburos no son de Peña sino de la nación. Pemex, en efecto, ha contribuido como industria nacionalizada a la independencia económica de México. Sin embargo, su desnacionalización servirá para empobrecer a la nación beneficiando solamente a las corporaciones imperialistas. Eso lo sabe bien Forbes, cuya política es la de los más ricos capitalistas del mundo quienes se apropian de la riqueza de las naciones, exactamente lo que propone Peña con los energéticos mexicanos. Reacciones de la oposición Aunque casi todos los
expertos consideran muy buenas las perspectivas para la eventual
aprobación de la reforma por la configuración política en
México, advierten que aún no se ha ganado la opinión
pública, citando un par de sondeos recientes, y que no se pueden
descartar las expresiones de oposición.
Algunos aconsejan al gobierno de Peña Nieto no proceder demasiado rápido antes de contar con mayor aprobación pública. “No puede ser percibido como que está entregando las joyas de la corona del país. Por ahora, uno tiene que dejar que el público digiera esto”, comentó Ford Tanner, analista sobre América Latina en PFC Energy, al Financial Times. “Una amenaza más grande [que la de los políticos en los pasillos del poder] podría provenir de las calles”, advirtió The Economist. Esto es, este diario teme reacciones populares. Las habrá. La manipulación no convence, impone Peña Nieto no entiende de razones y su
plan no consiste en convencer. No hay siquiera debate, lo que hay es
imposición. No se descarta que diputados y senadores simulen el debate,
como en otras ocasiones. Pero no convencen. De hecho, la propaganda oficial en
los medios impresos y electrónicos es muy vasta y, al mismo tiempo, muy
pobre. “El viento es nuestro”, dicen, y lo que proponen es
entregarlo totalmente a las transnacionales, legalizando de paso el despojo de
las tierras y las aguas. ¿Alguien de los afectados podrá creerle al
gobierno? “Estados Unidos perfora 20 pozos más que
México”, repiten. ¿Eso, qué? México no es
Estados Unidos, no somos su colonia ni queremos, vaya ni siquiera es pertinente
la comparación.
En cuanto al discurso, Peña y todos sus funcionarios se sostienen a base de mentiras. Podrán decir que el fascismo ya practicó esos mecanismos: repetir mentiras hasta volverlas verdades y más con la ayuda de los medios modernos de comunicación masiva. Eso lo pueden hacer e imponer dictatorialmente la reforma regresiva. Sin embargo, tal reforma está perforada por la incertidumbre. Ni existe el petróleo del que hablan, ni habrá creación de empleos, ni inversiones productivas, ni crecimiento económico, ni baja en los precios de gasolinas y tarifas eléctricas. En cambio, lo que es altamente probable, es la pérdida del patrimonio energético colectivo en breve plazo. “El bronco pateará, pero por mucho tiempo” Con referencia a
López Obrador y a las protestas que podría haber en defensa del
petróleo, la nota de Brooks refiere:
“López Obrador ha advertido que sacará a sus simpatizantes para protestar por cualquier apertura del sector energético a la inversión privada y las perspectivas de turbulencia provocan preocupación en México”, escribió Diana Villiers Negroponte, analista e investigadora en el Brookings Institution (y esposa de John Negroponte, ex embajador de Estados Unidos en México y ex director de Inteligencia Nacional). Se pregunta si esta reforma podría ser “el bronco” que “desestabiliza el delicado equilibrio entre partidos de la izquierda, el centro y centroderecha”. Agrega que el presidente desea hacer todo lo posible para evitar “disturbios amplios y una situación política convulsiva que podrían espantar a los mismos inversionistas que el PRI busca atraer”. Concluye que “debemos anticipar que el bronco (referencia a un caballo no domado) de los alineados con López Obrador pateará, pero no por mucho tiempo”, y pronostica que con el apoyo de otras fuerzas políticas Peña Nieto logrará enmendar la Constitución y “después, lentamente, los mexicanos se acostumbrarán a más de una empresa de energía entregando servicios”, incluyendo tal vez nuevas gasolineras frente a las de Pemex. “Peña Nieto debería mantenerse firme mientras los ciudadanos expresan sus opiniones y de manera gradual acepten la nueva realidad”. La burla es evidente. No es que López Obrador pueda revertir solo al gigantesco atraco o que el pueblo de México, orgánica y políticamente fragmentado, ceda sin más. El problema es de otra índole. En la lógica imperialista se piensa solo en los aparatos. Por eso toman a López Obrador como un “bronco” que no aguantará mucho. Lo conocen bien y son procaces. Sin embargo, lo que está en juego rebasa a López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas y otros políticos en particular. En ningún caso, sin embargo, se aceptará el asalto por falta de voluntad. Si no es posible detenerlo será porque la relación política de fuerzas no es favorable en este momento. Pero, el fin no estará en las Cámaras, empezará una nueva etapa de lucha que culminará con la re-nacionalización energética, como lo ha propuesto e FTE de México. “Compartir producción”: petroleras Aunque la reforma
energética presentada por el gobierno de Peña Nieto fue recibida
por el sector inversionista estadunidense como un “gran primer
paso”, muchos dejaron en claro que desean aún más para
aceptar la invitación a participar en el sector petrolero (Brooks D., en
La Jornada, p.10, 19 agosto 2013).
En las primeras reacciones ante la presentación de la propuesta, inversionistas, sus asesores y empresas manifestaron que tienen una demanda explícita al establecer, casi como condición, algo más que sólo contratos para “compartir utilidades” y riesgo, como se formula en el proyecto de reforma. La preferencia de las empresas petroleras son contratos para “compartir producción” o reservas y no utilidades, ya que eso es lo que se registra como bienes para las compañías. “Endulzando” el truco de contabilidad: Business week Sin embargo, al
parecer hay un truco de contabilidad con el que México está
“endulzando”, como lo calificó Business Week, su
invitación a empresas trasnacionales. Para superar este problema, el
gobierno mexicano negocia con la Comisión de Valores (Securities and
Exchange Commission, o SEC, por sus siglas en inglés) para que permita
que las empresas registren sus contratos para “compartir utilidades”
como algo que cuenta como reservas.
“El plan es que se permita a empresas registrar el interés económico de los contratos de riesgo compartido bajo reglas de la SEC que permiten convertir ese valor en volumen, mientras el Estado se mantiene como pleno propietario”, explicó el subsecretario de energía Enrique Ochoa en entrevista con Business Week. ¡Privatizadores y corruptos! Quieren sobornar a la SEC para que acepte registrar “reservas equivalentes”, o bien, decretar que utilidades es sinónimo de reservas. Lozoya cabildea el robo Emilio Lozoya declaró, en entrevista con Financial
Times (FT), que espera que la reforma incremente la inversión
petrolera por 10 mil millones anuales de aquí al año 2025,
con inversión proveniente de empresas extranjeras y una parte por Pemex.
“Es muy excitante. En términos de estructura, la paraestatal
será como cualquier empresa petrolera internacional con operaciones
modernizadas y alta eficiencia”.
Pero FT subraya que el tema de la participación en los beneficios versus participación en producción es más difícil de manejar, ya que el gobierno mexicano ha declarado a sus ciudadanos que los contratos de utilidades implican que no se entregará a intereses privados ningún barril de petróleo en México. Sin embargo, el gobierno ha intentado asegurar a empresas como ExxonMobil y Royal Dutch Shell que se podrá resolver en parte este problema. Lozoya afirmó al FT que “las empresas no podrán contabilizar reservas. Sin embargo, los acuerdos para compartir utilidades globalmente permiten a las compañías reportarlos en sus declaraciones financieras como bienes con expectativas de flujos de efectivo”. Aunque todo esto parece un asunto semántico, para las empresas es prioritario, ya que si pueden registrar sus contratos con México en sus declaraciones financieras como algo igual que tener esas reservas como bienes propios; eso es algo que incrementa el valor de sus compañías en los mercados bursátiles. Pero para eso, al parecer, la SEC tiene que autorizar esta maniobra de magia de contabilidad. FT informa que Lozoya declinó comentar cuando fue cuestionado si México ha abordado este punto con la SEC. Registro tramposo de reservas Otras fuentes citadas por FT y
Business Week indican que el gobierno mexicano ha estado en
pláticas con la SEC durante los últimos meses para asegurar que
los inversionistas extranjeros puedan registrar su parte de las utilidades en
estos contratos con México como si fueran reservas en su
poder.
Pero eso no será suficiente, ya que las empresas extranjeras estarán muy enfocadas en los detalles finos de los contratos, fijando no sólo las fórmulas para compartir utilidades, sino también los términos y garantías. “Las petroleras, después de (experiencias negativas) en países como Venezuela, estarán cautelosas de cualquier cosa que se perciba como algo borroso legal o políticamente, y no ofrecerán inversión hasta estar confiadas en que los contratos estén muy bien armados”, reporta The Economist. Jorge Piñón, ex presidente de Amoco Oil América Latina, expresó que “estoy extremadamente cauteloso sobre esto”, en referencia a los términos específicos de los contratos. Las empresas extranjeras, comentó en entrevista con New York Times, desean estar seguras de que los contratos para compartir utilidades serán lucrativos antes de invertir en México. A la vez muchos indicaron que no podrían evaluar a fondo las implicaciones de esta propuesta hasta que se elaboren las llamadas “leyes secundarias”, donde estarán los detalles claves sobre la implementación de la reforma. “Para saber si esto será exitoso (la reforma), tenemos que esperar la legislación secundaria, la cual ofrecerá claridad sobre qué tipos de contratos se ofrecerán. Hasta entonces, básicamente se trata de esperar y ver”, dijo Daniel Kerner, jefe para América Latina de la casa de inversiones Eurasia Group, al Financial Times. “Privatizar a Pemex, la mejor opción": The Washington Post La compañía estatal Petróleos de México (sic)
está en graves problemas y la mejor opción para el país es
la privatización del monopolio, afirmó hoy un editorial del
diario The Washington Post (EFE, en Milenio; El Universal, 22 agosto
2013; La Jornada, p.29, 13 agosto 2013).
Pemex "es uno de los mayores productores de petróleo del mundo", añadió el artículo. "Es también una empresa sustentada sobre justificaciones insensatas (sic) acerca del orgullo y la soberanía nacional". "Mientras tanto el Estado toma enormes cantidades de dinero para financiar un tercio del presupuesto nacional y la compañía no se las ha arreglado para usar el resto para abrirse paso en la extracción de petróleo bajo aguas profundas o para incrementar la extracción de petróleo y gas natural de los esquistos en tierra firme", sostuvo periódico. "La mejor opción para los gobernantes mexicanos es abrir el negocio petrolero (a la competencia), reducir la dependencia estatal de los ingresos petroleros y privatizar PEMEX, forzando a la compañía a competir con empresas extranjeras más ágiles, sujetas a reglas coherentes e impuestos razonables", añadió. En marcha la agresión Es inocultable que transnacionales,
políticos, grupos financieros y medios están muy activos, no solo
felices de que Peña Nieto les entregue a Pemex (y a la CFE) sino para
obtener más aún. El imperialismo, literalmente, prepara sus
garras. ¿Qué necesidad hay? Ninguna, la privatización
energética NO es necesaria.
Las inversiones de 10 mil dólares anuales, de las que habla Lozoya, son magras, menos de la décima parte de lo que hoy obtiene Pemex como ingresos. En 2012, obtuvo 126 mil 600 millones de dólares. Tan solo de impuestos y derechos pagó 69 mil 400 millones de dólares, casi 7 veces más de lo que Lozoya espera. Peña, Videgaray y demás ofertan una privatización, como le llaman los medios extranjeros, muy barata, casi regalada al capital. Peor se ven intentando “trucos” para encubrir el crimen. La nación mexicana viviente enfrentamos una explícita traición, encabezada por Peña Nieto y su gobierno, así como empresarios locales, partidos políticos y charros sindicales. Pero no se ha dicho la última palabra. La marcha del 1º de septiembre, convocada por la juventud del movimiento #YoSoy132 y la concentración del 8 de septiembre, convocada por López Obrador, podrían ser el inicio de importantes jornadas de lucha en México. Ref: 2013, elektron 13 (268) 1-8, 23 agosto 2013, FTE de México. Complejo
petroquímico Pajaritos. La privatización energética de
Peña ni siquiera vende, regala el patrimonio colectivo al capital
Plataforma marina de Pemex en las aguas profundas del Golfo de México Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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