Privatización Disfrazada
La autonomía de gestión, una
privatización disfrazada. Las empresas eléctricas estatales
tendrán que comportarse como privadas en desventaja frente a los grandes
consorcios. Se trata de una forma de desregulación con negativas
consecuencias.
Dar Autonomía, especialmente
financiera, es decir "independencia del Presupuesto", a las empresas
eléctricas estatales - CFE Y LyF -, viene a ser, también, una
forma encubierta de privatización.
Estas empresas, al tener
que depender de sus ingresos por venta de energía deberán de
comportarse necesariamente igual que las empresas particulares. Es
decir:
- Buscar capitalizarse solicitando préstamos a particulares,
- Tratar de incrementar sus ingresos vía incremento de tarifas,
- Tratar de minimizar sus egresos buscando la reducción de salarios y prestaciones,
- Tratar de reducir al máximo su personal.
- Buscar la ganancia máximaposible,
- Sacrificar en lo posible la calidad del servicio por ser costosa,
- Buscar la ganancia inmediata sobre la posible a largo plazo,
- Disposición para la participación en un "mercado eléctrico",
- Considerar al "negocio eléctrico" como el objeto de su gestión y no como un servicio a la
sociedad,
- Relegar la planeación a mediano y largo plazo,
- Tratar de no invertir más que en lo estrictamente necesario e inmediato,
- Pugnar por la desaparición del Contrato Colectivo de Trabajo, de los sistemas escalafonarios, de los derechos de antigüedad, de las soluciones colectivas, del derecho a la salud y la seguridad en el trabajo, etc. Como sucedió con los Ferrocarriles Mexicanos.
- Subordinación para dar preferencia "a los inversionistas", etc.
Y esto sin considerar que tanto CFE como LyF se
encuentran en situación económica preocupante y en franca
desventaja frente a los gigantescos consorcios eléctricos - especialmente
norteamericanos - para entablar cualquier clase de competencia. Se trata de
verdaderos tiburones de los que nos han advertido incluso los propios
norteamericanos.
La primera, (CFE) por las inversiones en
construcción de plantas generadoras - que además no han sido
justificadas plenamente -, por medio de inversiones de "impacto diferido" (CAT,
PIDIREGAS), que generaron gastos "diferidos" que ya deben de ser enfrentados y
que no dejan más alternativa que pagar capital, intereses y renta o
dejarlos como "productores independientes" y que se queden como dueños
de las plantas; los que harían contratos directos con los principales
clientes del sistema estatal, al que dejarían de aportar, llevando tanto
a CFE como a LyF a la descapitalización
Y la segunda (LyF) porque
quedaría como empresa de distribución, quebrada de entrada
por el adeudo con CFE, adeudo que aunque se quitara se volvería a generar
inmediatamente por estar así diseñada su contabilidad,
completamente dependiente de los precios de compra de energía y de venta
(las tarifas). Ambos fijados externamente. La posición de LyF
sería muy similar a la de las empresas distribuidoras de California (USA)
a las que quebraron las empresas generadoras (ENRON y demás)
poniéndose de acuerdo y manipulando los precios "del mercado", con lo que
quedaría expuesta a la “regionalización” o
partición para ser luego vendida en pedazos y
desaparecida.
Resultando así que la pretendida Autonomía de
Gestión es una forma de "desregulación", que seguramente
llevará a situaciones similares a las de Argentina, Brasil, Chile, Nueva
Zelandia, Dominicana y muchos otros países donde se ha privatizado o
desregulado a los sistemas eléctricos, y tienen serios problemas con el
abasto eléctrico.
Ing. Romeo Maisner Seidel Jubilado del Sindicato
Mexicano de Electricistas
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