En el discurso dicen lo contrario y repiten a Peña Nieto: Pemex no se privatiza, dicen. Pero, una vez más, sus propuestas implican la privatización explícita en materia petrolera y eléctrica. Reformar los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, propone el PAN para concesionar todas las fases del `proceso de trabajo petrolero. EL PAN propone la expropiación petrolera extranjera. Nuevo logo petrolero al gusto del PAN
En el discurso todos coinciden: PRI, PAN y
PRD, todos hablan el mismo léxico. Pero, ¿que entiende cada uno por
lo mismo? Eso, lo mismo. Y, ¿son sinceros? No, de ningún modo. Para
esos partidos políticos, una primera coincidencia es
“modernizar”, mediante la apertura privada en todas las actividades
del proceso de trabajo petrolero, SIN privatizar a Pemex.
Esa es una contradicción porque la participación privada en las actividades de Pemex es, ni más ni menos que privatización. Lo es porque tales actividades son “estratégicas” de acuerdo al párrafo 4º artículo 28 constitucional y, en términos del párrafo 4º del artículo 25, tales actividades solo pueden realizarse a cargo exclusivo del Estado. Es decir, la participación privada NO está permitida. Para lograrlo, es que el PRI y el PAN impulsan la reforma constitucional a los artículos 25 y 28, de manera que las actividades de Pemex dejen de ser “estratégicas” para volverlas “prioritarias”, en las cuales puede participar el sector privado. Para completar el cuadro, deben modificar el párrafo 6º del artículo 27, el cual indica que en materia de hidrocarburos no se otorgarán concesiones ni contratos. Como el PAN propone no solo que haya contratos, como ya existe desde 2008, sino concesiones, debe eliminarse el mencionado párrafo. Así de fácil lo creen, omitiendo toda consideración histórica, política y técnica. Privatizadores confesos Lo dicen sin escrúpulo alguno a los medios, p.e,
La Jornada (Herrera C., p.7), Milenio (Navarro I., 19 julio 2013).
El Partido Acción Nacional (PAN) propone modificar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución para concesionar a empresas privadas –nacionales o extranjeras– la exploración, explotación, producción, transportación y refinación de hidrocarburos, así como la industria de la petroquímica básica. Esto es, todo. Y, cuando el PAN habla de concesionar significa entregar al capital privado no solamente las funciones sino el territorio y los recursos naturales asociados. En el caso del petróleo, una concesión le otorgaría a las transnacionales el derecho para explorar, producir y contabilizar las reservas, registrándolas a su nombre en las Bolsas de Valores. Es decir, se trata de la legalización del robo. Pero como no les gusta que se les llame ladrones, dicen que todo sería sin privatizar a Pemex. Y, ¿qué entienden por privatización? Seguramente, el mecanismo convencional consistente en la compra-venta de activos. Obsoletos que son, desconocen lo que sus amos neoliberales manejan. Tratándose de sectores sensibles, conquistados por los pueblos y naciones en memorables luchas históricas, aparentan no hacer lo que las poblaciones repudian. Para no irritar el descontento, dicen que no privatizan cuando eso es, precisamente, lo que hacen. Para ello, se han refinado los mecanismos. En vez de insistir en la transferencia directa de la propiedad, mediante procesos de compra-venta, prefieren la transferencia de las funciones constitucionalmente estratégicas de los procesos de trabajo, los cuales, en el caso petrolero son: exploración, producción, refinación del petróleo, elaboración de productos petrolíferos y petroquímicos, y la comercialización de los mismos. Las transnacionales saben que, una vez recibidas las funciones, para llevar a cabo estas utilizaran una nueva infraestructura industrial de su total y absoluta propiedad privada. En poco tiempo, el régimen de propiedad será absolutamente privado, tanto en funciones como en infraestructura, sin haber siquiera mencionado la palabra privatización. Pero esta ocurrirá irremediablemente, al volverse privado el proceso de trabajo. Esto es inútil explicarlo al PAN cuyo objetivo es eminentemente político-ideológico. SU dios es el capital y le rinden culto, su política es la traición a la nación y tienen la oportunidad de hacerlo, su papel es el de siempre: socios menores subordinados al capital extranjero. Pemex no produce tornillos Para argumentar sus propuestas, mismas que no
están terminadas sino apenas esbozadas, el PAN se basa en
tonterías.
Según la nota de prensa, Gustavo Madero, dirigente nacional del partido blanquiazul, argumentó ayer que no venderán ‘‘un tornillo de Pemex, ni una refinería ni un pozo’’, los cuales seguirán siendo de los mexicanos, pero la paraestatal competirá con empresas privadas o asociaciones público-privadas en actividades cerradas hasta ahora para ellas. Sin tener lista la redacción de la iniciativa –será enviada al Congreso de la Unión el 31 de julio–, señaló que la renta petrolera será de los mexicanos y se privilegiará el capital nacional sobre el extranjero en un porcentaje superior a 50 por ciento, sin determinar aún cuánto. La argumentación de Madero es grosera, la misma de los priístas. Ni otro ni otro saben que Pemex no produce ni vende “tornillos” sino petróleo crudo, principalmente. Vender refinerías, ¿cuáles si la más “nueva” ya terminó su vida útil, Cadereyta lleva 34 años? Todo seguirá siendo de los mexicanos, es el slogan que repiten PRI y PAN para engañar a la nación, pretendiendo que todos somos menores de edad. No, los dementes son otros. El PRI, el PAN, el ITAM, las transnacionales y el imperialismo coinciden en señalar que el petróleo (del subsuelo) es de los mexicanos pero, una vez extraído, deja de serlo y pasa a la propiedad privada para comercializarlo libremente en el mercado. La situación es tan grave que, las concesiones implican que las transnacionales registren como propias las reservas de petróleo que están en el subsuelo. De manera que el slogan es falso y mentiroso. Madero aseguró que ni López Obrador se opondrá ala iniciativa del PAN porque los cambios propuestos implican “apertura no privatización”. Bueno, nadie podría creer semejante engaño. Agregó que, los cambios se traducirían en la disminución de los precios de la gasolina y de la electricidad, ya que en este punto se permitiría también la participación privada. Exactamente lo que han dicho Peña y Videgaray, es decir, las mismas mentiras y falsedades. Finalmente, agregó que, las concesiones petroleras estarían a cargo de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Por supuesto, no explican el significado de las concesiones, prohibidas desde 1938 a la fecha por lesivas a cualquier nación. Las concesiones significan, llanamente, el robo explícito del territorio y de las reservas de hidrocarburos. Gasolineras privadas Respecto
al abaratamiento de la gasolina, el PAN dijo que, ahora no habrá una sola
gasolinera que se llame Pemex. Un ciudadano común ya va a poder ir a una
gasolinera que se llame A, B, C o D, donde le den el precio más
barato’’.
¿Qué quieren decir? Que la refinación del petróleo crudo y su distribución y venta estará a cargo de las transnacionales. Y todavía se atreven a decir que eso no es privatización. También como Peña y Videgaray, Madero el bruto dice que las transnacionales venderán gasolinas “más baratas”. Ja, eso no ocurre, jamás ha ocurrido, en ninguna parte del mundo. ¿Reforma nacionalista? Luis Alberto Villarreal, coordinador de los
diputados panistas, declaró que su partido no es mezquino, al considerar
los costos políticos como ‘‘sinónimo de
vanidad’’. A diferencia del gobierno federal, el cual
–dijo– se quedó en el diagnóstico, el legislador
catalogó la reforma panista como nacionalista, ambiciosa y no
cosmética.
Mientras hay quienes viven políticamente de portar el ‘‘no’’ como bandera, de sembrar la duda y el miedo, señaló que los panistas dicen sí a quitar lastres a Pemex, a promover la transparencia, así como acotar la corrupción y los excesos. Al adelantar algunos detalles de su propuesta, el diputado Ricardo Anaya aseguró que se traducirá en inversiones adicionales de 20 a 30 mil millones de dólares cada año y en la generación de 100 mil empleos. Los panistas fingen ignorar que hay nacionalismo de izquierda y de derecha, el suyo es este último, sinónimo del fascismo. Pero su propuesta no tiene nada de ningún nacionalismo, se trata de la entrega explícita y total del patrimonio colectivo de la nación a las transnacionales. Anaya, un mozalbete que jamás ha trabajado en la industria energética ni la conoce, se atreve a declarar el monto de inversiones sin sustento de ningún tipo y hablar de la generación de 100 mil empleos inventados. Su empirismo es pedestre. Al igual que el ITAM, Madero repite que el actual modelo petrolero mexicano está agotado, es inservible e insostenible. En consecuencia, ese politiquillo corrupto que no sabe nada de petróleo propone eliminar a Pemex. Así de fácil. Anaya pontifica con las aguas profundas y el gas (y aceite) shale, repitiendo como el perico a los gringos. En la conferencia de prensa dijo, obviamente sin sustentar sus dichos, que se requiere una inversión de 50 mil millones de dólares. En el caso de la electricidad, los panistas hablaron de una reducción hasta del 40% en las tarifas, sin presentar prueba alguna. Se trata de vulgares mentiras, como si fueran promesas de campaña política. Victimarios al servicio del invasor extranjero El PAN es un partido político dividido,
corrupto, fascistoide y traidor a México. Sus propuestas no resisten los
análisis, son tosquedades repetitivas ni siquiera son propias. Su gallito
es Jody Herrera, individuo que de energía no sabe nada y que, siendo
secretario de energía en el sexenio de Calderón, se
caracterizó por su absoluta ignorancia en la materia.
¿Por que, entonces, la insistencia del PAN que se apresura a presentar su propuesta adelantándose al mismo PRI? Por simple pragmatismo oportunista y corrupto. Quieren reclamar la paternidad del atraco contra México para quedar bien con el capital transnacional. Están ofertando su voto y lo cobrarán caro, negociando lo que no es suyo sino de la nación. Se adelantan a los cabilderos de las transnacionales para quedar bien y ser tomados en cuenta. Son los sucesores de Miramón y Mejía, quieren un emperador para México, se llame Peña, Videgaray, Beltrones o quien sea, su síndrome es peor que el de Estocolmo, los panistas son víctimas, y a la vez, victimarios. El panismo es un caso patológico de postración ante el invasor extranjero, se sienten aburguesados siendo vulgares totonacas. Lo peor no es su ineptitud sino su corrupción. Los posmodernistas, apologistas del neoliberalismo, han dicho que la humanidad está dominada por la estupidez humana. En eso sí tienen razón, el PAN es un ejemplo, Peña es otro. Ref: 2013, elektron 13 (204) 1-4, 24 julio 2013, FTE de México.
El PAN no quiere a Pemex
ni en las marquesinas de las gasolineras, prefiere a Repsol o a Shell
¡Pemex
no, transnacionales sí!, la consigna “nacionalista” del
PAN
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