El PAN siempre estuvo contra la expropiación petrolera y nacionalización eléctrica. Hoy, está envuelto en la corrupción interna. Pero ya se adelantan ofertando su voto que cobrarán caro. Cordero pidió a Peña Nieto que siga adelante y reforme a la Constitución para privatizar a Pemex.
El PAN apoya la propiedad privada de todos los sectores de
la producción. En materia energética siempre ha estado en contra
de Pemex y de la CFE. Por supuesto, siendo gobierno contribuyó a
dilapidar el petróleo mexicano, saqueando a la paraestatal e
incrementando su destrucción.
Los gobiernos de Fox y de Calderón dispararon la privatización eléctrica hasta desnacionalizar a la industria nacionalizada. En 2008, con el apoyo del PRI y los demás partidos políticos, el PAN impuso una contra-reforma energética que generalizó la privatización a todas las fuentes, renovables y no renovables, de energía. Ahora el PRI en el gobierno pretende acabar definitivamente con Pemex y CFE. Por supuesto, el PAN quiere distinguirse por ser el primero en apoyar a Peña Nieto. En efecto, con los votos del PRI y el PAN se lograría casi una mayoría calificada para aprobar, incluso, una reforma constitucional regresiva. Para completarse, el PRI contaría con el apoyo del PVEM, su negocio satélite. De hecho, para eso Peña Nieto propuso el llamado Pacto por México: para “amarrar” los votos y decir luego que no fue su decisión sino la de los partidos. Desde luego, cínicamente dirán que no es privatización, solo apertura al capital privado (extranjero) en Pemex y CFE. No extraña, por tanto, la zalamería con que se conducen los panistas. El presidente del Senado, el panista Ernesto Cordero, puso a disposición del gobierno de Enrique Peña Nieto los votos de los legisladores de su bancada para aprobar la reforma energética, que busca la apertura total de Petróleos Mexicanos (Pemex) al capital privado (Becerril A., Ballinas V., en La Jornada, p.12; Navarro I, Brito O, en Milenio, 21 junio 2013). Un día después de que retomó el control económico y político del grupo parlamentario del PAN, en conferencia de prensa Cordero Arroyo señaló: “Le quiero mandar desde aquí un mensaje al presidente Enrique Peña Nieto: que no se desanime, que puede modificar la Constitución y hacer una reforma energética de a de veras”. Privatización SÍ Cordero insistió en que Peña Nieto
contará con el respaldo de los legisladores del blanquiazul para
aprobar la reforma constitucional en materia energética. Para ello,
repite las mismas palabras que dice Peña Nieto.
Se trata, agregó, “de la reforma que necesita el país, basada en las mejores experiencias internacionales de la participación privada en el sector energético, en hacer a Pemex mucho más eficiente de lo que es en este momento”. –¿Respaldo absoluto a Peña? –Es un respaldo absoluto a una reforma energética de fondo, de a de veras, no cosmética. Queremos una reforma que verdaderamente genere empleos, inversión; que nos dé a los mexicanos insumos energéticos a precios competitivos. –¿Aunque implique la privatización de Pemex? –Los legisladores del PAN, repito, le mandamos al presidente Peña Nieto el mensaje de que no se desanime –contestó. A fondo contra Pemex Las declaraciones de Cordero tuvieron el
propósito de mostrarse grato con Peña en momentos en que las
pugnas internas arreciaban para destituirlo como coordinador en el Senado. Quiso
entregarse a priori y lo hizo.
Sea quien sea el coordinador lo que importa al PRI son los votos, mismos que las transnacionales cotizarán muy caros y los pagarán. Cordero fue explícito: quiere la privatización de Pemex “deveras”, “a fondo”, como los demás panistas. En gira por Irlanda del Norte, donde acudió como invitado a la reunión del G-8, Peña Nieto dijo en entrevista con el periódico Financial Times que la reforma energética incluirá los cambios constitucionales necesarios para dar certeza a los inversionistas privados, aseguró. Luego, en conferencia de prensa posterior, aclaró que en el Pacto por México está incluida la apertura de Pemex, a fin de ampliar su capacidad productiva. Tan entreguista es Peña Nieto como Cordero. Ambos trafican con lo ajeno. Reiteramos que Pemex es de la nación, no es del Estado, menos del gobierno y menos aun de los legisladores. Obviamente, Peña y Cordero piensan lo contrario. Pueden hacerlo. Se trata de una flagrante traición a la nación. Mayoría traidora Si todo se restringe a las Cámaras, es previsible
que la “mayoría” traidora, conformada por el PRI, el PAN y el
PVEM consumen el atraco. El PRI cuenta en el Senado con 56 votos, el PAN con 38
y el Verde con 7, haciendo un total de 101. Las dos terceras partes se
constituyen con 86 votos. En la Cámara de diputados el PRI tiene 213
votos, el PAN 114 y el Verde 28 para hacer un total de 355. La mayoría
calificada se constituye con 333.
De manera que tan solo con los votos de los mencionados partidos, de los cuales el Verde es satélite del PRI, lograría Peña la mayoría calificada para una reforma constitucional regresiva que privatice a Pemex. Eso pensando “optimistamente” que “todos los legisladores del PRD y demás partidos menores votaran en contra lo cual sería demasiado optimismo. En la política mexicana sigue vigente el dicho atribuido a Obregón destinado a corromper generales/políticos: “No hay quien resista un cañonazo de a cincuenta mil pesos (ahora dólares)”. Los cooperativistas del PRD firmantes del Pacto no son confiables, el PANAL de Elba Esther (actualmente encarcelada) menos. La oportunidad es única. ¿Vender el voto caro o barato? Desde luego, será lo segundo; para esos políticos corruptos, desperdiciarlo sería un “error”. ¿Y, la nación? Bahh, quien piensa en eso. Cordero no, Peña tampoco. ¡Hay que impedir el atraco! Ref: FTE 2013, elektron 13 (185) 1-2, 5 julio 2013. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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