Las iniciativas de reforma eléctrica que
presentan el PRI y el PRD se caracterizan por la poca novedad. Ambas, insisten
en reafirmar las inconstitucionales modificaciones al concepto de servicio
público de energía eléctrica llevadas a cabo en 1992.
Consecuentemente, reiteran la posibilidad de participación privada en
actividades de generación eléctrica reservadas constitucionalmente
al Estado.
PRI y PRD han procedido correctamente al rechazar en el Senado
de la República las propuestas gubernamentales de modificación
constitucional para la privatización de la industria eléctrica
nacionalizada. Sin embargo, ese loable proceder palidece cuando ambos partidos
insisten en reformas no constitucionales que mantienen el mismo sentido
privatizador.
Uno de los aspectos más desafortunados es la
insistencia en mantener vigente a la Comisión Reguladora de
Energía, entidad creada para regular la inversión eléctrica
privada. Aunque, se reconoce en recientes declaraciones que esa Comisión
es promotora de la “privatización silenciosa”, en las
iniciativas del PRI y PRD se propone su fortalecimiento, lo cual es
contradictorio y erróneo.
Como fórmula alterna a la
privatización, PRI y PAN proponen la reforma eléctrica de
“modernización” a través del otorgamiento de
Autonomía de gestión para las actuales empresas eléctricas
(CFE y LFC). La propuesta la han llevado al nivel de panacea y reiteradamente
elaboran un discurso engañoso. La integración industrial,
verdadera solución de fondo interrumpida por razones políticas,
simplemente la eluden.
En la iniciativa del PRD en el Senado se presenta una
propuesta para la creación de una Comisión Nacional de
Energía (CNE). Esta es una de las pocas propuestas rescatables, si bien
habría que considerar otro contexto. En ocasiones anteriores, ha habido
experiencias que han concluido en la creación de comisiones a las que se
otorgan facultades extraordinarias, y se les coloca por encima de todo lo
demás, con la ilusión de resolver problemas difíciles. Han
sido motivo hasta de chistes. Se trata de organismos cúpulas que, la
mayoría de veces, devienen en entidades burocráticas que no
funcionan correctamente. Ahora se propone una comisión que podría
caer en los mismos vicios si no se formula adecuadamente.
De acuerdo a la propuesta del PRD, la CNE sería un organismo
dedicado fundamentalmente a la planeación energética. En la
exposición de motivos, el PRD ubica correctamente a esta importante
actividad y la considera “imprescindible para la asignación
eficiente de los recursos y el cumplimiento de las responsabilidades mandatadas
por la Constitución y las leyes respectivas”
De acuerdo al
artículo 1, esa Comisión sería “un órgano
desconcentrado de la Secretaría de Energía” desde luego con
“autonomía técnica y operativa, cuyo objeto será
fungir como órgano técnico del Gobierno federal, para desarrollar
la planeación y programación del sector
energético...”
La Comisión se integraría por el
Consejo de Planeación y el Consejo Consultivo.
En el primero
estarían los secretarios de Energía, de Hacienda, de Desarrollo
Social, de Medio Ambiente, de Agricultura; y los directores de Pemex, CFE, LFC,
Comisión Nacional del Agua y Comisión Nacional de Seguridad
Nuclear y Salvaguardias, “así como el Presidente de la
Comisión Reguladora de Energía” ¡Otra vez, metiendo de
contrabando a la CRE!
En el Consejo Consultivo estarían los
presidentes de las comisiones de energía de las Cámaras de
Diputados y de Senadores, el Procurador Federal del Consumidor, “cinco
especialistas, elegidos entre los integrantes de los órganos de
gobierno” de CFE y Pemex; “cuatro representantes de las
organizaciones sindicales del sector, titulares del contrato colectivo en cada
entidad paraestatal...” y “cuatro representantes del sector
empresarial...”
Vista así, esa comisión no
pasaría de ser un aparato burocrático más con
representación aparentemente “plural” Esos burócratas
decidirían respecto de actividades relevantes en el contexto de la
desintegración industrial y la defensa parcelada de los feudos. Respecto
a los sindicatos, se favorece también la desintegración incluso de
manera incompleta porque en el sector existen 5 (cinco) no 4 (cuatro)
organizaciones sindicales titulares de contratos colectivos, a saber, STPRM,
SUTERM, SME, SUTIN y SNTIMP. ¿A que sindicato se excluiría, al SUTIN
o al sindicato del IMP, o a los dos? ¿Habría otra
representación sindical espuria? Porque, en la exposición de
motivos el PRD explicita cuatro entidades del sector energético: CFE,
LFC, Pemex y CRE. La CRE es una entidad espuria, a los institutos de
investigación del sector (ININ, IEE e IMP) ni se les menciona. Por lo
demás, la representación sindical estaría dominada por los
charros sindicales.
Para la coordinación de acciones se propone que
los Consejos “podrán convocar” a otras dependencias y
entidades públicas, “podrán invitar” a sus reuniones a
autoridades estatales y municipales y miembros de los sectores social,
público y privado, y “podrán invitar” a participar en
el desarrollo de sus actividades a universidades e institutos de
investigación, así como a miembros de la comunidad
científica. Ese “podrán” suena a
“opcional” debiendo ser un “deber”, tratándose de
la planeación democrática.
Las facultades y obligaciones del
Consejo de Planeación se indican en el artículo 10 de la
iniciativa. Entre otras, están: “I- Formular las políticas
energéticas nacionales..., II- Elaborar, considerando las prospectivas
que emitan las entidades del ramo, la sección referente al sector
energético en el Plan Nacional de Desarrollo, III- Integrar el Programa
Sectorial, IV- Integrar y aprobar, ... los Programas Institucionales
respectivos, V- Analizar los resultados de la evaluación, VII-
Promoción de estrategias de financiamiento...”
Por su parte, el
Consejo Consultivo tendría entre otras facultades: “I- Remitir al
Consejo de Planeación la evaluación de la política nacional
energética”, así como diversas recomendaciones, “II-
Opinar sobre los proyectos de Plan Nacional de Desarrollo, el Programa Sectorial
y los Programas Institucionales...”
Con relación a la
planeación y programación, se indica en el artículo 16 que
“Las entidades del sector energético deberán emitir un
documento de prospectiva, que será actualizable anualmente, y
deberá plantear las necesidades de expansión, adición,
rehabilitación, modernización, sustitución o
interconexión de la capacidad de generación, transmisión,
transformación, control, distribución y comercialización
durante un período de 10 años; las metas que racionalmente se
plantea para la atención de dichas necesidades así como las
medidas que se estiman necesarias para dar cumplimiento a dichas
metas”
Se indica también que “Los anteproyectos de las
prospectivas serán elaborados por los directores generales de las
entidades del sector energético y revisadas por los órganos de
gobierno de las mismas, para ser remitidas a la Comisión de
Energía para su aprobación”
De manera similar se
elaboraría un anteproyecto de Programa Institucional que contemple el
desarrollo de proyectos específicos a mediano plazo. Con base en los
programas institucionales de cada entidad del sector, la CNE los
integrará para constituir el Programa Sectorial de Energía. En los
programas anuales se establecería el detalle de las acciones de
operación de cada entidad.
En las Disposiciones Generales se indica
que, “Los Consejos podrán crear grupos de trabajo, permanentes o
transitorios, para realizar las tareas relacionadas con el objeto de la
Comisión...”y “La Ley de Planeación será
aplicable supletoriamente...”
A diferencia de la mal hecha iniciativa
de los diputados del PRD, la de los senadores perredistas aborda de manera
especial la importante tarea de la planeación. Esta propuesta es
diferente a la expresada en la iniciativa del PRI que confiere esta facultad a
la CFE a través del llamado Consejo Superior de Planeación
Estratégica. En las iniciativas, las propuestas de documentos son
diferentes si bien podrían ser no excluyentes sino complementarios,
debidamente integrados.
Los promotores de la iniciativa perredista
señalan el caso de Nicaragua, Chile y España que han creado
organismos especializados “para diseñar, proyectar y concebir
políticas públicas” Esos órganos asumen funciones de
planeación energética, de política energética,
optimización de recursos naturales y “ante una tendencia
generalizada de la apertura de los mercados energéticos actúan
como agentes reguladores en las inversiones del sector” Esto último
constituye una expresión desafortunada, tal “tendencia”
está llegando a límites precisos y, además, ha fracasado
prácticamente en todas partes. Son previsibles mayores y más
graves conflictos.
Pero, si se quisiera ser coherente con esa fuente de
inspiración, entonces, habría que incluir entre las funciones de
la CNE también lo concerniente al establecimiento de tarifas
eléctricas, precios de combustibles, aplicación de normas, etc. Se
justificaría mejor la propuesta del PRD, así no habría ya
necesidad del lastre que representa la Comisión Reguladora de
Energía dedicada casi exclusivamente a otorgar permisos privados
ilegales. De hecho la CRE es innecesaria, en la medida en que se suprima toda
propuesta de privatización en la legislación eléctrica
secundaria, en estricto acato a las disposiciones constitucionales.
En
México han existido diversas propuestas previas. En 1961, recién
decretada la nacionalización, los electricistas del STERM propusieron loa
creación de una entidad superior, el Instituto Nacional de la Industria
Eléctrica en el contexto de la integración industrial. En 1976, la
Tendencia Democrática del SUTERM y específicamente las Secciones
Nucleares propusimos una Administración Nacional de Energéticos.
Un año antes, en 1975, propusimos que la planeación
energética es parte del servicio público de energía
eléctrica. Así quedó plasmado en la primera Ley de Servicio
Público de Energía Eléctrica (LSPEE).
El proceso se
interrumpió violentamente en 1976 cuando enfrentamos la represión
político-militar del Estado y su gobierno. En 1992, las contrarreformas a
esta Ley deformaron el concepto de servicio público, deformación
que se mantiene y refuerza en las actuales iniciativas del PRI y, sobre todo,
del PRD. Ahora, desde el FTE insistimos en la necesaria culminación de la
nacionalización eléctrica mediante la cabal integración
industrial, para cuyo desarrollo la planeación energética es
esencial. Durante décadas hemos insistido en la necesidad de abordar
coherentemente las actividades de la planeación energética. Esta
función se ha venido perdiendo día a día en el sector,
actualmente no existe ningún Programa Nacional en materia de
Energía. Las entidades del sector funcionan, o malfuncionan, en la
improvisación, el empirismo y el arbitrio burocrático, casi
siempre en el inmediatismo. Con el proceso de privatización
inconstitucional llevado a cabo por los gobiernos de Zedillo y Fox, la
preocupación por la planeación se ha olvidado, les importan los
negocios con las transnacionales, así sean ilegales.
De manera que,
incluir en la reforma eléctrica a la planeación energética
es un indudable acierto. Desafortunadamente, tanto el PRI como el PRD, incurren
en otras propuestas esenciales que son totalmente inaceptables. De las pocas
novedades, la propuesta perredista para crear la CNE resulta interesante y
podría lograrse si se procede con coherencia.
Para el FTE, lo primero
a definir debe ser la Política Energética de México. Al
respecto proponemos una Política Energética Independiente
en los términos de nuestro programa. Esta política se expresa en
un necesario Programa Nacional de Energía, integrado al Plan Nacional de
Desarrollo. El Programa Nacional de Energía estaría constituido
por: el Plan Nacional de Hidrocarburos, el Plan Eléctrico Nacional y el
Plan Nacional de Investigación y Desarrollo en materia de Energía.
Habría también otros planes estratégicos de desarrollo y,
la elaboración correspondería a los trabajadores
petroleros, electricistas y nucleares debidamente organizados para la
operación, concreción y evaluación de los planes, programas
y proyectos. No hay planeación posible, ni puede haberla y menos
concretarse, sin la participación organizada y democrática de los
trabajadores, sujetos fundamentales de la lucha en el espacio del saber.
¡En este proyecto los charros NO caben!
Reiteramos que es vital que PRI
y PRD, aliados en el presente caso, revisen sus propuestas y las contrasten a la
luz del dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es
pertinente, también, que procedan con la firmeza necesaria porque el
debate se ha reducido al ámbito parlamentario, las fuerzas sociales han
sido ignoradas y, algunas, hasta convencidas de los absurdos privatizadores no
constitucionales.
Esto es más importante en la medida en que Fox
tiende a seguir gobernando al margen de la Constitución. Si se quiere
legislar que sea para bien de la Nación, con todas sus consecuencias no
“a medias tintas” con leyes tramposas que contradicen el discurso de
sus promotores.