La Royal Dutch Shell, transnacional petrolera, recomienda a Peña Neto una reforma energética amplia para que participe el capital privado en todas las funciones estratégicas de Pemex. Si es constitucional, mejor. La transnacional quisiera que las reservas petroleras fueran suyas pero no le disgusta la apoderarse furtivamente del patrimonio nacional.
Sobre Pemex se ciernen nubes negras llenas de
buitres, encabezadas por las transnacionales petroleras, bancos y gobiernos a su
servicio. Siguiendo al Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y
demás organismos financieros del imperialismo, todos esperan ansiosos la
imposición de su empleado Peña Nieto.
Ahora fue el turno de la petrolera anglo-holandesa Royal Deutch Shell, la misma que fue expropiada en México en 1938 cuando operaba a la Mexican Eagle Petroleum Company (Compañía petrolera El Aguila), la misma que se apropia de las reservas de hidrocarburos en los países donde opera, la que es socia de Pemex en la refinería Deer Park, en Texas y una de las grandes petroleras mundiales. “El gobierno mexicano quiere atraer a grandes jugadores internacionales a su rico sector petrolero, pero sólo podrá hacerlo si concreta una reforma energética que permita la entrada al capital privado a todas las áreas del sector y garantice reglas del juego claras, dijo el directivo de Shell en el país”, según la agencia Reuters (en La Jornada, p.27, 15 feb 2013). La Shell no se anda por las ramas, quiere todo, inversión privada en “todas las áreas” del sector energético (Pemex y CFE). Por supuesto, la transnacional petrolera apoya a Peña Nieto, de quien ha dicho que “ha vendido la reforma energética como necesaria para captar inversión privada y dar nuevos bríos al sector y a la estatal petrolera Pemex, que busca elevar su estancada producción petrolera de unos 2.5 millones de barriles por día. “Creo que como país, México para realmente aprovechar el potencial que tiene, en principio, entre más abierto sea el régimen que propongan, entre más amplia y profunda sea la reforma, sin duda atraerá mas inversión”, dijo Alberto de la Fuente, presidente de la filial de la anglo-holandesa Royal Dutch Shell en México. Obviamente, a las corporaciones no les satisfacen medidas parciales, sus propuestas implican la privatización total, cualquiera sea la modalidad de ésta. ¿Qué tipo de privatización? Según la agencia Reuters, la
iniciativa de reforma energética, aún en pasos iniciales,
podría ir desde una basada en una reforma constitucional, que para
analistas e inversionistas daría más certeza jurídica,
hasta otras figuras como inversión conjunta entre Pemex y otras
petroleras. Incluso se ha planteado la posibilidad de llevar un lote de acciones
de la petrolera estatal a la bolsa.
El vocero de la Shell dijo: “Entre más profunda sea la reforma evidentemente mayor inversión y, en ese sentido, efectivamente una reforma constitucional seguramente traería más inversión”, señaló De la Fuente. Sin embargo, opinó que una eventual modificación a la Carta Magna tendría que ir acompañada de leyes secundarias claras que apoyaran la apertura y dieran mayor certidumbre. “No es una condición suficiente que haya una reforma constitucional para que entonces al día siguiente llegue toda la inversión a México”, afirmó. Pero las corporaciones quieren una reforma constitucional acompañada de nueva legislación secundaria, la actual no les satisface. Por supuesto, lo primero que les interesa es que la privatización ocurra. Por supuesto, si es totalmente explícita la prefieren, saben que lo fundamental es apoderarse de la plusvalía energética y si es total, eso les daría “mayor certidumbre”. Les importan las reservas Reuters señala que Peña Nieto ha dicho
que la reforma no busca privatizar Pemex y que el Estado seguirá siendo
el dueño de los recursos estratégicos, pero sus detractores dicen
que el mandatario cederá las ganancias petroleras a corporaciones
privadas mexicanas y extranjeras.
Eso es evidente, primero porque el Estado NO es ningún dueño de los recursos energéticos. Los hidrocarburos (e industria petrolera) no son del Estado sino de la nación. Con la privatización Peña Nieto y Videgaray entregarán literalmente parte de la renta petrolera. No nadamás, lo esencial es la transferencia de funciones constitucionalmente estratégicas para desarrollarlas después con infraestructura totalmente privada. ¿Qué dicen las corporaciones? “Obviamente lo que más te gustaría es que las reservas fueran tuyas finalmente, pero al final de cuentas creo que hay que ver todo en su conjunto”, explicó De la Fuente sobre el hecho de que los hidrocarburos permanezcan en propiedad del Estado (sic). Las transnacionales no ocultan sus propósitos, van por las reservas. Lo ha hecho Shell pero no es la única, también está Repsol: contabilizan como suyas en la Bolsa de Nueva York a las reservas que descubren. Gas y aceite shale Aparte de la insistencia en incursionar en aguas profundas,
la contra-reforma de Peña y Videgaray pretende explorar y explotar las
supuestas grandes reservas de recursos no convencionales, como gas shale
(gas de esquisto) y oil shale (petróleo en rocas lutitas), que
dice Reuters cambiarían el escenario energético del país,
pero que requieren millonarias inversiones.
Sí el nuevo escenario sería muy parecido al de los cráteres lunares, socavones por doquier sin ton ni son para mantener una producción innecesaria, derrochando agua y produciendo los inevitables problemas del fracturamiento hidráulico. Reuters recuerda que en 2008 los partidos políticos aprobaron los llamados “contratos incentivados”, que crearon un esquema en el que empresas privadas pueden lograr asociaciones para exploración y producción de crudo. Ése ha sido el mayor paso para permitir la participación de capital privado en el sector energético. Sin embargo, señala, analistas consideran limitados estos esquemas para atraer capital privado en proyectos tan costosos y riesgosos como los de aguas profundas. “México aspira a producir 3 millones de barriles por día (b/d), 3.5 millones a 2026, pues ya vamos muy justos”, subrayó el vocero de la anglo-holandesa. Pemex y Shell son copropietarias desde hace años de una refinería en Deer Park, Texas, en la que se procesan hidrocarburos de ambas. El hecho es que en México no existen descubrimientos relevantes de petróleo y esa incertidumbre no se modifica por decreto. ¿Como extraer lo que no existe? y, lo más importante, ¿para qué? La demanda nacional no lo requiere. Ah, pero los Estados Unidos sí, entonces, se proyecta privatizar para exportar mayores volúmenes de crudo. Para el imperialismo y sus organismos financieros se trata de un super negocio redondo, sin importarles el despojo a la nación. Peña y Videgaray juegan el papel de totonacas. Fuente: 2013, elektron 13 (46) 1-2, 16 febrero 2013, FTE de México. Esta página es construida por trabajadores del sector energía.
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