Volumen 13, Número 241, enero 30 de 2013 |
“Sin hambre” y sin recursos
Se publicó el decreto presidencial
de la Cruzada Nacional contra el Hambre. El gobierno no destinará un solo
centavo adicional del presupuesto, habrá aportaciones internacionales y
del sector privado. El programa, que copia al salinismo, pareciera un
teletón de la televisión
privada.
Ahora, teletón gubernamental.
Sin hambre (y sin recursos)
De Solidaridad a la Cruzada
Artículo de C. Fernández-Vega publicado
en la Jornada, 23 de enero de 2013.
Por lo visto, la aun invertebrada
Cruzada Nacional contra el Hambre (qué querían: ¿rapidez o
calidad?) fue concebida y ordenada con base en dos criterios, uno público
y otro privado: el del Programa Nacional de Solidaridad, cuya paternidad
corresponde a Carlos Salinas de Gortari, y el del Teletón
autóctono, por medio del cual Televisa y otras empresas gigantescas
expían culpas y, de pasadita, uno que otro impuesto. Fundamentalmente
esas serían las pautas a seguir en la citada campaña,
recién presentada en sociedad por el inquilino de Los
Pinos.
Además, tras publicarse ayer el decreto por el que se
establece el sistema Nacional para la Cruzada contra el Hambre, Sinhambre
(así lo denominaron), queda rotundamente claro que el gobierno
peñanietista deberá hacer circo, maroma y teatro si su
pretensión real es cumplir con lo mucho que ha ofrecido en la materia,
pues, de acuerdo con los lineamientos de dicho decreto, para tal fin no
destinará un sólo peso adicional al presupuesto ya autorizado por
la Cámara de Diputados para 2013, es decir, el programa social estrella
del nuevo gobierno no tendrá recursos, de tal suerte que operará
como pueda.
Lo anterior queda más que nítido en el
artículo cuarto transitorio del texto que intenta dar cuerpo a Sinhambre:
las erogaciones que realicen las dependencias y entidades para dar cumplimiento
al presente decreto se cubrirán con cargo a los respectivos programas y
presupuestos aprobados para el ejercicio fiscal correspondiente, en los
términos de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.
Ni un peso adicional a los ya autorizados por la Cámara de Diputados
saldrá del erario para financiar el rosario de promesas lanzadas el
pasado lunes en Las Margaritas. Entonces, ¿cómo le harán para
financiar tan titánico esfuerzo?
Pues bien, aquí es donde
entra la técnica Teletón, pues en el artículo décimo
tercero del multicitado decreto se establece que la Secretaría de
Desarrollo Social, con la participación de las dependencias competentes,
promoverá mecanismos e instrumentos para fomentar aportaciones de
organismos e instituciones internacionales y de los sectores social y privado,
así como para la aplicación de éstas en la ejecución
de las acciones relacionadas con los objetivos de la Cruzada contra el
Hambre.
Así, alegremente el gobierno federal traslada sus
obligaciones sociales a dichas instancias internacionales y a los sectores que
se refieren, para que sean ellas y ellos los que financien el programa estrella
del inquilino de Los Pinos, olvidando (por mucho que en sus discursos
recurrentemente lo cite Enrique Peña) el texto y el contexto del
artículo 4 constitucional, que a la letra obliga: toda persona tiene
derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado
lo garantizará. Entonces, para financiar la cruzada, ni un peso adicional
de las arcas públicas, y los que se llegaran a conseguir
provendrían de cualquier parte, menos del gobierno federal.
Eso
por la parte de los dineros, para cuya captación en breve veremos a los
artistas, cómicos y locutores de Televisa y TV Azteca asistiendo a Los
Pinos –cadena nacional de por medio– con el fin de aportar sus
respectivos cheques para Sinhambre, que serían recibidos por Enrique
Peña Nieto y Angélica Rivera, acompañados por
Rosario Robles y Luis Videgaray. Y a determinada hora de la madrugada,
seríamos sensibles testigos de cómo Lucerito, Marco del Regil y
Fernando Landeros, más los que gusten acompañarlos en pantalla,
con emoción dan a conocer que se rebasó la meta, ante la paternal
sonrisa de Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego, quienes
recordarán que todo es posible en la fábrica de
sueños.
Por el lado conceptual, el ya aburrido decreto que se
cita establece que “la Cruzada Nacional contra el Hambre es una estrategia
de inclusión y bienestar social, que se implementará a partir de
un proceso participativo de amplio alcance, cuyo propósito es conjuntar
esfuerzos y recursos de la federación, las entidades federativas y los
municipios, así como de los sectores público, social y privado y
de organismos e instituciones internacionales, para el cumplimiento de los
objetivos...”
Compárese lo anterior con el andamiaje
retórico del Programa Nacional de Solidaridad, que es el instrumento que
el gobierno de la República ha creado para emprender una lucha frontal
contra la pobreza, mediante la suma de esfuerzos coordinados entre los tres
órdenes de gobierno, y a través de proyectos y acciones
concertadas con la sociedad. En el marco de un enfoque integral para combatir la
pobreza, el PNS es el instrumento por excelencia para renovar una cultura de
solidaridad y de participación social. El combate a la pobreza requiere
un elevado espíritu de solidaridad de todos los mexicanos.
Pero
bueno, ya hay decreto, aunque todavía no saben cómo estará
organizada ni cómo funcionará, toda vez que el artículo
décimo segundo del decreto de marras advierte que la Secretaría de
Desarrollo Social expedirá los lineamientos para la organización y
funcionamiento del Consejo Nacional de la Cruzada contra el Hambre y de los
comités comunitarios, de tal suerte que los 7.4 millones de mexicanos
pobres y hambrientos que inicialmente atendería Sinhambre deberán
esperar pacientemente (que se brinquen una comida, recomendaría Ernesto
Cordero) para que la rapidez con la que el gobierno federal presentó
Sinhambre en sociedad se empalme con la capacidad financiera y operativa para su
ejecución.
Paciencia, pues, que entre el Programa Nacional de
Solidaridad y la Cruzada Nacional contra el Hambre sólo transcurrieron 24
años, y el Teletón en México apenas está por cumplir
16. Además, los millones de hambrientos que sobreviven en esta
República de discursos obtienen un plus, pues podrán ver a
Lucerito en la pantalla cuando se transmita, en vivo y a todo color, el
Teletón gubernamental.
Fuente: 2013, elektron 13 (23) 1-2, 23
de enero de 2013, FTE de México.
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