Solidaridad Petrolera
María Dolores y una lucha que apenas empieza.
"Primero se llevaron a los comunistas pero a mí no me importó, porque yo no era... En seguida se llevaron a unos obreros pero a mí no me importó, porque tampoco era... Después detuvieron a los sindicalistas pero a mí no me importó porque yo no soy sindicalista... Luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso, tampoco me importó... Ahora me llevaron a mí, pero ya es demasiado tarde".
Bertold Bretch
Así reza la única propaganda que reparte María
Dolores frente a las oficinas administrativas (Ex-ITAM). La compañera
decidió iniciar un plantón permanente desde el lunes 8 de abril en
protesta por la arbitraria decisión de Julio Pindter ex subdirector
administrativo de Pemex (hoy juzgado por el Pemexgate) y Carlos Romero
Deschamps de separarla de sus labores con argumentos falaces. Con dignidad,
Dolores nos dice: “Yo de aquí no me muevo hasta que me
reinstalen”. Y es que el “mal” de la compañera ha sido
luchar desde la oposición para democratizar el Sindicato, oponerse al
contubernio entre la dirigencia Nacional y la Administración de
Petróleos Mexicanos... Dolores asume los riesgos y con valor denuncia las
reiteradas “visitas” de las huestes de Carlos Romero y aclara que no
la van a intimidar. El valor de la compañera debe ser una muestra para
todos. Su decisión debe sacudir las conciencias y encausarlas hacia
una organización en defensa de nuestra fuente de trabajo y por la
reinstalación de Carmen Herrera, Julia Castán y otros
compañeros de diferentes secciones. Fortalecer y apoyar un comité
de esta naturaleza podrá detener toda iniciativa hostil a los
trabajadores sindicalizados. Lo sucedido a Dolores y los otros
compañeros es el colofón de la impotencia mostrada de una
dirigencia sindical vulnerada por la embestida que el gobierno neoliberal de
Vicente Fox ha seguido hasta ahora con un plan estratégico: acorralan al
Comité Ejecutivo Nacional exhibiendo, por un lado, desvíos
financieros a campañas políticas y señalando a los
principales dirigentes de esta agrupación de corruptos y delincuentes;
organizando, por otra parte, una oposición artificial, con dirigentes
salidos de la nada y financiados de manera sospechosa; orquestando, al mismo
tiempo, actos de provocación, como el realizado a las puertas de
“el Nacional” el 22 de febrero pasado, por los cuales
saldrían despedidos injustamente los compañeros mencionados.
Pero, atrás de esos actos deleznables está lo señalado
por nosotros en la Gaceta Roja: la compactación con su consecuente
reestructuración y una plantilla especial para la
privatización. Más elocuente no pudo haber sido Carlos
Abascal Carranza, Secretario del Trabajo. El funcionario de esta
institución Federal fue claro para explicar en sus oficinas a algunos
compañeros y compañeras que acudieron a esa instancia, que de los
65 mil trabajadores sindicalizados (sic) se iba a reducir la plantilla laboral a
20 mil trabajadores. No nos sorprende la cantidad, dado que en el número
2 de la Gaceta Roja hacíamos referencia a una cifra parecida, lo
que nos sorprende es la desfachatez con que se da a conocer la suerte que
correrían más de cuarenta mil trabajadores. Es necesario que
todos los compañeros sindicalizados se quiten la falsa idea de que
estando bien con “el sindicato” todo está arreglado. Nada
más erróneo que eso. Veámonos de frente cada uno de
nosotros, en cada departamento. Pensemos seriamente quien de nosotros se
quedaría en las actuales condiciones. Llegaríamos a la
conclusión de que apoyando o no a los dirigentes actuales, yendo o no a
sus actos de acarreo, de cualquier manera, muchos de nosotros estaremos en la
calle si la cantidad que anunció Carlos Abascal es correcta. Nos
oponemos a toda reestructura impuestas por la Administración y avalada
por la dirigencia traidora. Mucho tienen que decir estos últimos, pero si
no tienen propuestas concretas que beneficien a los trabajadores y a la
industria, propiedad aún de la nación, deben renunciar y abrir la
discusión a las bases. Entre todos sabremos defender nuestra materia
de trabajo; entre todos debemos designar a los compañeros que han de
defender con dignidad y orgullo a NUESTRA AGRUPACIÓN SINDICAL y cerrar el
paso a las transnacionales y sus lacayos nacionales para conservar Pemex en
manos del Estado. No vemos otra vía para ello que no sea la
Convención Nacional Democrática, todos los
trabajadores y organizaciones democráticas tenemos que llegar a acuerdos
mínimos para lograr concretar esta facultad que nos confiere la Carta de
Principios y Estatutos. Avancemos hacia ella. La lucha debe reorientarse y con
ella unir a todas las corrientes democráticas nacionales y locales. No
perdamos más el tiempo.
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