Iniciativa Eléctrica del PRI /3
Preguntó un legislador ¿Porqué están contra la autonomía? La respuesta es sencilla: ¡La nacionalización no se hizo para la privatización!, ni para poner la industria en manos del charrismo sindical, legitimando la corrupción y desnaturalizando el patrimonio nacional. Por lo demás, el asunto no es administrativo sino de Política Energética Independiente.
Indignación es lo
menos que podemos afirmar, luego de la lectura a las iniciativas de reforma
eléctrica presentadas por diputados y senadores.
Si se atiende a las
declaraciones en los medios, se obnubila fácilmente el panorama y
pareciera que los legisladores son defensores de la Nación, sobretodo PRI
y PRD en un contexto dominado por las extravagancias de Fox y el PAN. Pero, un
somero análisis revela incapacidad, incoherencia e incongruencia de los
legisladores.
Diputados y senadores hacen bien en hacer valer la
Constitución del país, pero se equivocan en sus propuestas de
legislación eléctrica secundaria. Las iniciativas que formulan
corresponden a una visión administrativa y patronal, alejada de la propia
nacionalización.
A partir de la propuesta para establecer una nueva
Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE), el
PRI deriva otras leyes que tienen como referencia a la primera, la
LSPEE.
Ley Orgánica de la CFE
Naturaleza y Objeto
Se define a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en el
artículo 1, como un organismo público descentralizado,
“multiservicios y multienergético, integrado vertical y
horizontalmente, ..., dotado de autonomía técnica, de
autonomía financiera y de gestión y de autonomía de
comercialización...”
Respecto a los multiservicios, quienes
presentan la propuesta dicen que “esto significa que pueda desarrollar
actividades conexas que le permitan ampliar y mejorar los servicios de
energía eléctrica y capitalizarse por diversos conceptos...”
No explican los detalles, pero si se refieren a la producción de
manufacturas eléctricas y electrónicas, sería lo correcto.
Esto se ubicaría en la integración de la industria
eléctrica nacionalizada. Lamentablemente, no es lo que propone el PRI.
Todas las buenas intenciones se reducen al nivel de una empresa no de la
industria, como debiera de ser. De esta manera, la propuesta mencionada es
apenas declarativa. Lo que interesa al PRI es la llamada
“autonomía”, tanto que son reiterativos hasta en la
redacción. Dicen los priístas que “se entiende por
autonomía financiera y de gestión la facultad de administrar en
forma directa sus presupuestos anuales derivados de sus ingresos propios y de
las transferencias que se le hagan, ... así como la facultad de tomar
racionalmente las decisiones necesarias para el cumplimiento de su
objeto...”
Autonomía para la desnacionalización y la
corrupción
Todo este rollo es borroso y oculta lo esencial, se trata de adecuar la
empresa a un modelo empresarial privado para que CFE actúe al margen de
toda disposición del Estado. Esto es contradictorio y desnaturaliza a la
nacionalización. La propiedad de este sector no es para el beneficio de
la empresa sino de la Nación, no únicamente con relación a
la prestación de un servicio público sino del desarrollo social
democrático que implica socializar la renta del sector estatal de la
economía. Lo demás es productivismo, eficientismo, simple
gestión administrativa.
Con la facultad para administrar los recursos
financieros se está otorgando la legalización de la
corrupción en beneficio de funcionarios y charros sindicales.
Es
preciso recordar que, la nacionalización se empezó a
desnaturalizar desde el principio, precisamente por la corrupción. Hasta
1976, esa corrupción se había vuelto escandalosa en
múltiples vertientes. La lucha de los electricistas democráticos,
las persistentes denuncias y la conciencia nacionalista en las diversas
secciones de la provincia, había impedido el retroceso nacionalizador
costando vidas y pérdida del trabajo a miles de trabajadores en todo el
país. Después de 1976, la imposición violenta del charrismo
sindical no ha servido para corregir anomalías, al contrario, la
corrupción sigue creciendo. ¿O, pueden asegurar (y probar) los
legisladores y sus asesores, que ya no hay corrupción en CFE, ni en
LFC?
CFE es autofinanciable, opera con ganancia, pero no excluye a la
corrupción misma que no solamente no se ha extirpado sino que aumenta.
Una de las vías es el contratismo que adquirió carta de
naturalidad hace más de 25 años precisamente con el charrismo.
Hoy, la nueva modalidad son los “permisos privados” que se otorgan a
los inversionistas extranjeros. Entre funcionarios de la CFE y de la CRE se
llevan a cabo espectaculares negocios. ¿Eso no lo sabe el PRI, ni el PRD?
¿O, también va a haber autonomía para la corrupción?
El rollo sobre la transparencia y demás manejo leguleyo no es compatible
con la realidad, menos en una industria NO integrada y en manos de los charros
sindicales.
En estas condiciones, la autonomía de gestión
solamente podrá servir para que aumenten las tarifas eléctricas a
la población y que puedan así capitalizarse las empresas, mismas
que jamás podrán hacerlo mientras coexistan el contratismo, la
privatización simulada y el charrismo, inherentes fuentes de
corrupción. ¡En este contexto, no es posible ninguna
autonomía ni serviría de nada!
Como la plantean los
priístas, y peor los perredistas, esa autonomía de gestión
apunta a convertirse en autonomía para que las mafias hagan “lo que
quieran” con el patrimonio nacional, precisamente “en nombre de la
Nación y de la industria nacionalizada” Esto deriva de la
visión atrasada y empírica que tienen los legisladores sobre la
industria eléctrica y el país porque, en uno y otro caso, lo
primero es la política después la administración, no al
revés.
En el caso de la industria eléctrica se propone otorgar
esa “Autonomía” para que, después,
“autónomamente”, las camarillas decidan qué
política, con qué planes y con qué recursos financieros
habrán de operar. La impunidad de ahora se volverá natural y
excesiva, por lo menos.
Diferente sería, si primero se integra
cabalmente la industria eléctrica nacionalizada el marco de un Programa
Nacional de Energía y el correspondiente Plan Eléctrico Nacional.
Tal integración industrial supone la necesaria unidad sindical. Esta
es crucial, de otra manera, cualquier propuesta que no considere la
intervención organizada y democrática de los trabajadores en el
control de la investigación y la producción de electricidad
está orientada al fracaso considerando a la industria y al país en
su conjunto.
Es en estas condiciones que la susodicha
“Autonomía Charra” es inaceptable.
Incongruencias de la autonomía charra
La iniciativa señala en el artículo 2 el objeto de la CFE
de acuerdo a lo dispuesto por la Constitución e incluye las actividades
de planeación, construcción, operación y mantenimiento. Eso
está bien, pero es incompleto, falta la realización
de la investigación y desarrollo tecnológico.
En el
artículo 3 se indica que, entre las facultades y atribuciones de CFE,
tendrá la de “Promover la investigación científica y
tecnológica...” y “desarrollar y prestar servicios
científicos y tecnológicos...”.
Esto es evidentemente
contradictorio, cómo va a prestar servicios si no los realiza, de acuerdo
a la iniciativa únicamente los promueve. Ese es el error, no se trata de
“promover” sino de “realizar”
La razón es que
la investigación científica y el desarrollo tecnológico son
parte del proceso de trabajo, en este caso, eléctrico. Claro, los
priístas y perredistas no lo ven así, por desconocimiento de la
materia y porque no desean considerarlo ya que eso conduce, nuevamente, a la
integración eléctrica misma que eluden y niegan.
Los
promotores de la iniciativa aceptan a la integración sólo
declarativamente. En el mencionado artículo dicen que CFE tiene la
obligación de “Mantener la unidad del servicio
público...” que no es lo mismo que la integración de la
industria, “..asegurando el control sobre el conjunto, integrado vertical
y horizontalmente y considerado como un todo indivisible...en el territorio
nacional” ¿De veras? Entonces, porque dividen a la industria y al
país, considerando la parte central del mismo aparte? Qué no se
trata del mismo país, o el centro no es parte del “todo
indivisible” en el territorio nacional? Evidentemente, no hay coherencia.
Eluden la verdadera integración industrial y se enredan en un panorama
sin salida correcta para el país.
Organización
La incongruencia se profundiza de inmediato resultado de las
contradicciones iniciales.
Propone el PRI que, a la Junta de Gobierno de CFE
se integre el presidente de la Comisión Reguladora de Energía,
entidad privatizadora por excelencia y presidida por funcionarios corruptos e
ineptos por definición. No nada más, también se propone a
tres representantes de la sociedad civil y a tres charros sindicales, los
primeros en representación del pueblo de México y, los segundos,
en representación de los trabajadores electricistas.
¡Ridículo! Es una burla. Todo esto es simplemente bochornoso.
Peor aún, “Los representantes de la sociedad civil ante la
Junta de Gobierno serán designados por el Ejecutivo Federal”
así dice textualmente la propuesta, por lo pronto sería Fox. Desde
luego, los representantes de los charros serán designados por ellos
mismos. ¿Todavía creen los señores Diputados y Senadores que
es posible que los trabajadores podríamos apoyar sus propuestas
eléctricas? ¡Estaríamos locos o seríamos igual de
corruptos que los charros!
Aclaran los priístas, en el
artículo 6, que “Los integrantes de la Junta de Gobierno
deberán actuar con plena responsabilidad en su cargo” ¡Esto es
ridículo y risible!
Según el artículo 7 de la
propuesta, “La vigilancia interna del Organismo estará encomendada
a un Comité integrado por tres miembros...que serán nombrados y
removidos por los titulares..” de las secretarías de la
Contraloría y de Energía. Los priístas piensan que los
mexicanos somos retrasados mentales. Eso deriva, por supuesto, de su
visión patronal de la industria eléctrica nacionalizada y de su
concepción deformada de la nacionalización.
Se advierte que
los priístas no han leído ni siquiera al propio López
Mateos, cuando éste leyó su discurso aquel 27 de septiembre de
1960.
Lo grave de lo anterior es que la Junta de Gobierno está
prevista como la máxima autoridad de las empresas
“autónomas” con facultades extraordinarias, y casi
plenipotenciarias, para hacer y deshacer (sobre todo esto último) el
patrimonio colectivo de la Nación.
Del Consejo Superior de Planeación Estratégica y del Comité de
Evaluación
La iniciativa priísta propone crear a este Consejo para formular
la planeación del sistema eléctrico. Dicho Consejo
elaboraría diversos documentos, tales como, “el Desarrollo del
Mercado Eléctrico, el Programa de Obras e Inversiones, el Documento de
Costos y parámetros de Referencia para la Construcción y una
proyección financiera a diez años” La propuesta pareciera
que suena bien, pero únicamente suena. La idea de la planeación es
correcta, simplemente retomarla es un acierto, a la fecha esa actividad se
tornó ya casi nula. Pero, una cosa es la apariencia y otra la esencia.
Esa planeación está prevista en el marco de una previa ley, como
si la planeación fuera solamente asunto técnico y neutro, lo cual
es falso.
Ese Consejo lo que hará es aplicar lo dispuesto por la nueva
LSPEE, misma que es inconveniente por las razones ya expuestas. Se procede al
revés, primero se proponen retrocesos y luego, su perfeccionamiento
técnico, en acatamiento a la ley. Esa es una trampa. Los resultados son
previsibles: si la ley, permitirá la participación privada, el
Consejo Superior diseñará los mecanismos para que esto ocurra
dentro de la Ley. En el artículo 17 de la propuesta se indica esa
posibilidad, como la del endeudamiento, el financiamiento público y
privado, en la medida que “lo permita la legislación
aplicable”
Por lo que hace a los documentos básicos, los
propuestos son solo una parte, lo que realmente falta es un Plan
Eléctrico Nacional aplicable a al industria eléctrica
nacionalizada integrada.
Entre los documentos está la
proyección financiera a diez años “que incluya flujos
anuales de efectivo para ingresos por ventas y subsidios, gastos de
operación...” Aprovechando el viaje incluyen “gastos de
operación de productores independientes...” Estos son los
inversionistas privados transnacionales.
La planeación es una
actividad muy atractiva e interesante, pero en el presente caso, está
prevista por los priístas para planear las actividades de
privatización autorizadas por la nueva ley que proponen. Conciben a la
planeación como asunto de técnicos subordinados a una
política previamente establecida. ¿Qué planeación
puede ser esa? Ahora bien, se prevé la existencia de un Comité de
Evaluación Estratégica, como órgano consultivo. Eso no
garantiza nada, menos en la forma en que se propone integrarlo.
De la Participación y Capacitación de los
Trabajadores
La iniciativa del PRI es, desde luego, patronal. El concepto que tienen
de los trabajadores es meramente laboral en términos simplistas,
productivistas y de subordinación total. Dicen en el artículo 23
que, “Los trabajadores electricistas participarán en la
organización y funcionamiento” de la CFE “a fin de elevar la
productividad, la conciencia social y profesional de los trabajadores y
técnicos, así como para lograr el mejor uso de los recursos
humanos, técnicos, materiales y financieros del organismo” Esto es,
se asigna a los electricistas el papel de menores de edad con la función
de dedicarse únicamente ¡a trabajar!, ignorando la lucha de
décadas, misma que nos ha costado vidas y miles de despedidos en todo el
país, así como importantes logros para la industria y la
Nación, que ahora quieren planear y evaluar al margen de los propios
trabajadores.
Esa visión patronal y espuria la concretan en la
integración de “comisiones consultivas mixtas de operación
industrial”, por supuesto con base en la política establecida por
la nueva LSPEE y las decisiones tomadas previamente por las burocracias, ahora
“autónomas” Esas comisiones “Estudiarán,
preferentemente, los problemas de adiestramiento y capacitación, de
productividad y de responsabilidad y seguridad en el trabajo”
Abascal,
secretario de trabajo del foxismo, y charros sindicales estarían muy
contentos pues los legisladores son buenos maquillistas de la patronal y sus
barbaridades. ¡No señores senadores y diputados! Su propuesta es
inaceptable en sus términos. Los trabajadores electricistas tenemos
tareas más importantes que cumplir, no únicamente en el papel de
subordinados al patrón, sino precisamente en nuestro papel de
productores.
La industria eléctrica nacionalizada fue, ha sido, es y
será una propuesta de los trabajadores. Ni fue, ni es, de los
legisladores ni gobiernos y menos de los patrones, así sean parte de la
burocracia estatal y de la misma industria eléctrica. En este apartado,
la propuesta priísta es, por decir menos, pobre y torpe.
De la Participación Social
En la propuesta del PRI, este capítulo está dedicado a
reflejar en CFE lo dispuesto por su nueva LSPEE. Según la iniciativa,
habría con “carácter consultivo”, Comisiones Sociales
de Vigilancia y Participación en las diversas divisiones de la empresa en
el país.
Otra vez se sigue la política borrosa. De que
servirían esas Comisiones si las disposiciones fundamentales se
habrían tomado previamente, precisamente en una Ley lesiva. A las
autoridades se les asigna la obligación de escuchar. ¡Esa es
demagogia! Jamás es posible, ni siquiera mirar, a los integrantes de la
Junta de Gobierno ni al Director General, ni a los charros sindicales, menos
hablarles, tratar de convencerlos y que aceptaran alguna propuesta. En el
supuesto y remoto caso, que se pudiera tener alguna entrevista, la respuesta es
previsible. Dirán que ellos únicamente están acatando lo
que dice la Ley, la nueva que propone el PRI o la que sea, y que de no hacerlo
violarían a esa ley de la cual son muy respetuosos.
¡No!, la
vigilancia de la industria eléctrica nacionalizada corresponde a la
Nación, organizada socialmente y con independencia de las empresas y el
gobierno, en primer lugar de los propios trabajadores
electricistas.
¿Porqué la ley no reconoce el derecho de los
trabajadores a intervenir organizados en Consejos Obreros, y a la
población mexicana organizada en Consejos Populares, en todos los centros
de trabajo, poblaciones y regiones correspondientes de la industria?
Evidentemente, porque eso tiene que ver con la ¡Democracia! de a de veras
y, eso, no lo quieren ni los priístas ni los burócratas. De manera
que su propuesta es suficientemente engañosa, pero no representa ninguna
alternativa verdadera.
Del Presupuesto
Este capítulo está dedicado a darle manga ancha a los
burócratas posesionados de la industria nacionalizada. Como la LSPEE que
se propone autoriza la llamada “autonomía”, la Ley
Orgánica de CFE solamente precisa lo antes dispuesto.
Así, la
Comisión podrá administrar las tarifas y demás ingresos que
obtenga. Eso no es malo, en lo que estamos en desacuerdo es en la
política, no en la técnica así sea administrativa, contable
o financiera.
Que la CFE elabore su presupuesto, lo presente ante las
instancias respectivas, “a más tardar 45 días naturales
antes” de lo establecido en la Constitución, es de obviedad no de
novedad. Ahora mismo se hace y si no se cumple es por razones políticas
no técnicas ni administrativas.
Por otra parte, la CFE no
estará obligada “a concentrar en la Tesorería de la
Federación sus ingresos, con excepción de los remanentes de
subsidios y transferencias de programas de solidaridad social y otros”
¡Muy bien! ¿qué se hará con la renta
eléctrica?
Los legisladores priístas no lo indican en sus
proyectos de decreto, se refieren a la renta eléctrica en la
exposición de motivos, ese rollo que jamás queda en ninguna ley.
Allí dicen, que se destinará a los siguientes programas: “I.
Sociales, II. Desarrollo Científico, III. Desarrollo tecnológico,
IV. Inversión en operaciones internacionales (de
expansión)”
Hay preguntas y respuestas obvias.
¿Cuál desarrollo científico y tecnológico?, si esos
rubros no los consideran como parte del proceso de trabajo y, ni siquiera, como
facultades de la CFE. ¿Apoco van a apoyar a otras instituciones,
investigadores o proyectos? ¿En calidad de qué? de una
Fundación, otro CONACYT o qué?
Primero, los priístas ni
siquiera lo mencionan, segundo es un engaño. ¿Para que andar de
filantrópicos? El deber de la industria eléctrica nacionalizada es
REALIZAR la investigación y desarrollo que la propia industria y el
país requieren. ¿Para qué buscar en otro lado? Evidentemente,
para incumplir su responsabilidad social. Todo esto, además, en el caso
en que se hiciera buen uso de los recursos. Al final, los impulsores de la
nueva Ley le hacen un llamado a los funcionarios a que se porten bien. Eso es
como una llamada a misa.
De las inversiones
Se establece que la CFE “deberá contar con una unidad que
se encargue de la inversión de los recursos económicos bajo
criterios de prudencia, transparencia, diversificación del riesgo, etc.
Lo dice la propia iniciativa: “se denominan recursos económicos a
la renta eléctrica” a que se refiere el artículo 23 de la
nueva LSPEE. Ese artículo, se refiere a otra cosa, los priístas ni
siquiera revisaron la redacción de su propuesta.
Voluntarismo y
más llamadas a misa es lo menos que se puede decir.
Conclusión
A la CFE hay que apoyarla, eso a los electricistas no necesitan
recordárnoslo nadie, lo hemos hecho por generaciones y a diario. Pero,
más importante es apoyar a la industria eléctrica nacionalizada,
cabalmente integrada.
No se trata de que CFE funcione bien, sino de que la
industria integrada funcione bien y el propio país en su conjunto
funcione bien.
La iniciativa priísta, con un tratamiento de
política borrosa, aparenta fortalecer a CFE, en realidad lo que hace es
adecuarla a lo que establecería su nueva LSPEE. En ese sentido, no
estamos de acuerdo. La CFE no es algo aparte de la industria eléctrica
nacionalizada, LFC menos; tampoco son entidades al margen de la
Nación.
La ley orgánica que proponen los priístas forma
parte de un paquete, que incluye no solo cuestiones inaceptables sino hasta
barbaridades. Es el caso de la legitimación de la privatización
furtiva y las contrarreformas de 1992 a la LSPEE, así como el
fortalecimiento desmedido de la CRE, entidad gubernamental privatizadora y
proyanki.
Con la mejor voluntad, se podría aceptar la ley
orgánica para CFE, porque la queremos mucho. De nada serviría,
porque a cambio habría que aceptar las otras leyes propuestas por el PRI
y el PRD, mismas que son inaceptables.
Reiteramos, que reconocemos en la
propuesta del PRI el hecho de no intentar más una pretendida reforma a la
Constitución para privatizar a la industria eléctrica de los
mexicanos. Pero, rechazamos categóricamente, que se propongan
modificaciones a la legislación secundaria que están en los mismos
términos de la privatización furtiva.
Solamente deseamos
agregar una consideración final: ¿Señores
legisladores? ¿Acaso no están informados de cómo está
operando la privatización eléctrica furtiva, quienes la
están llevando a cabo, cómo y dónde? Creemos que sí
están informados, entonces, ¿porqué insisten en lo mismo
tratando de sorprender a la Nación? Si no están debidamente
informados, sugerimos que primero se informen y después actúen, de
no hacerlo serían cómplices de la corrupción y la
traición, así sea por omisión.
Asimismo, preguntamos
¿qué no han leído el dictamen de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación? Entonces, procedan a suprimir de sus iniciativas todo lo
anticonstitucional que tienen. La privatización furtiva es
anticonstitucional.
Nota Final
El dictamen de la SCJN cambia los términos de la
discusión. Con toda claridad se concluyó que los permisos
privados, todos, son inconstitucionales y constituyen un verdadero
fraude. Esa privatización furtiva debe terminar.
Trabajadores
y pueblo de México exigimos congruencia al gobierno federal y acato a la
legalidad, empezando por la Constitución.
Los legisladores
deberían proceder a revisar sus iniciativas, re-abriendo el
debate nacional y evitando un “fast track” legislativo que sorprendiera a
la Nación. Muchas de sus propuestas son claramente
inconstitucionales.
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