Holocausto en Palestina
Genocidio, crímenes contra la humanidad, fascismo, terrorismo de Estado. Eso y más, llevan a cabo los Estados Unidos e Israel contra el pueblo Palestino, cuyos hombres y mujeres han caído ante la metralla del ejército israelí. En los territorios árabes ocupados, la violencia sionista ha destruido ciudades y campamentos de refugiados, alejando la paz en el Medio Oriente.
Durante los últimos cinco meses, Yasser Arafat
presidente de la Autoridad Nacional Palestina (APN) permaneció sitiado en
su cuartel de Ramallah cercado por el ejército israelí.
Desde
diciembre de 2001, helicópteros israelíes habían destruido
el helipuerto de Arafat en Gaza y blindados atacaron oficinas destruyendo a la
televisión palestina.
El 2 de enero, Ariel Sharon primer ministro
israelí anunció el confinamiento domiciliario de Arafat mientras
éste no arrestara a los asesinos del ministro israelí de
turismo.
Se inició de inmediato la destrucción judía,
empezando con el aeropuerto de Gaza. El 29 de marzo, el ejército
invadió Ramallah, declarada zona militar, asesinando a palestinos y
ejecutando a refugiados. Arafat quedó aislado. Sharon se opuso a que una
delegación europea visitara a Arafat. Este condenó al terrorismo.
Un mes después, el 25 de abril, un tribunal militar palestino
condenó a varios palestinos, Sharon exigió su extradición.
El 2 de mayo, el ejército israelí levantó el asedio a
Arafat pero insiste en la agresión.
La liberación de Arafat se
logró luego de aceptar transferir a seis palestinos requeridos por
Israel, bajo supervisión de representantes de Estados Unidos y Gran
Bretaña. Uno de los prisioneros es un alto funcionario palestino y otro
es el líder del opositor Frente Popular para la Liberación de
Palestina (FPLP).
Anticipando el posible acuerdo al que Arafat
llegaría para poner fin a su asedio, representantes del FPLP y Jihad
Islámica dijeron desde Damasco, que Arafat estaba arriesgando la unidad
Palestina al negociar con quienes permanecían a su lado en Ramallah. El
grupo integrista Hamas aseguró que lanzará nuevos atentados y
fustigó a Arafat por haberse plegado a los deseos de Israel con tal de
salir de su encierro, señalando que "Arafat renunció a la
última parcela de soberanía. Puso fin a los acuerdos de Oslo, a
las negociaciones, a toda esperanza de un Estado independiente. Los palestinos
no tienen ahora otra elección más que la de combatir"
La cruel
ofensiva israelí ha contado en todo momento con el apoyo norteamericano
mismo que desde septiembre de 2001 se ha dedicado amenazar al mundo,
principalmente a Irán, Irak y Corea del Norte, calificando a todos sus
oponentes como “terroristas” El primer ministro israelí
anunció su objetivo: “destruir la infraestructura terrorista de los
palestinos y aislar totalmente a Arafat” Ebrio de sangre, dijo el sionista
que Israel “está en guerra por la patria” declarando a Arafat
enemigo del pueblo libre. En pocas palabras, justificó una sucia guerra
judía contra los palestinos, habla de la “paz” mediante el
genocidio, igual que los nazis.
En respuesta, grupos armados palestinos
llamaron a intensificar la Intifada. La ONU, mediante la
resolución 1402, demandó el retiro de las tropas israelíes.
Sharon desafió a la ONU acusando a Arafat de orquestar el terrorismo. Su
pretensión: destruir a la ANP y matar a Arafat.
Jenin, en
Cisjordania, fue destruida en medio del horror y la atrocidad. El 19 de abril
los soldados israelíes masacraron al campamento de refugiados palestinos.
En un kilómetro cuadrado, 25 mil personas fueron asesinadas. El
ejército israelí negó los hechos prohibiendo toda
asistencia humanitaria a los sobrevivientes. Con tácticas nazis, los
soldados israelíes usaron tanques y transportes blindados para atacar a
la población que resistió en combate casa por casa. Los tanques
dispararon contra los edificios con todos sus habitantes dentro, quedando
después entre los escombros. Desolación, ruinas, son los
resultados de esa masacre judía.
El Consejo de Seguridad de la ONU, a
propuesta de Estados Unidos, votó por unanimidad, en favor de una
misión que reúna datos sobre los palestinos que murieron durante
las operaciones israelíes en el campamento de refugiados de Jenin.
Jamás se cumplió el acuerdo, parte del manipuleo político e
informativo de los yankis a través de la inútil ONU. La
Comisión de Derechos Humanos, dijo que investigaría la
situación en medio de la impotencia y la hipocresía. Sharon se
burló abiertamente negándoles cualquier permiso.
La Liga
Árabe se reunió en Beirut, Líbano, entre las discrepancias
de palestinos y libaneses. Arafat, sin embargo, aceptó la propuesta de
paz de los árabes. En la televisión dijo "Nosotros somos
víctimas de la ocupación y de la colonización. El
terrorismo es una política de Estado en Israel. Nosotros nos oponemos a
los ataques contra civiles y nuestro objetivo es la realización de una
paz justa y durable, una paz de valientes"
Dijeron los árabes que los
territorios ocupados por Israel no son negociables, pero sí los acuerdos
sobre seguridad y eliminación de las armas de destrucción masiva.
Se propuso dar apoyo a la Intifada y la ruptura con Israel hasta que se
llegue a una paz justa y un total retiro del ejército israelí de
los territorios ocupados desde 1967 de acuerdo a las resoluciones 242 y 338 de
la ONU. Esos acuerdos implican la aprobación de un Estado palestino con
capital en Jerusalén.
Nada importó al terrorista Sharon, el
artífice de la invasión a Líbano en 1982, el mismo
carnicero de Sabra y Shatilla en 1983, el autor de la matanza de Tell Al Zatar
en 1976, todo al más puro estilo nazi. Claro, para los norteamericanos
ese confeso terrorista no es tal, sino su principal aliado elogiado
cínicamente por Colin Powell quien justificó al asesino. Desde
luego, Sharon hace lo que el gobierno norteamericano quiere, sin preocuparle
escalar la espiral de la violencia en Medio Oriente.
Entre tanto, miles de
personas marcharon en Europa, Egipto y Washington en protesta contra la
política exterior norteamericana. El 20 de abril, en EU, estudiantes,
artistas, sindicalistas, ambientalistas y palestinos de todas partes del
país se manifestaron contra la guerra auspiciada por el Bush, en el mundo
y en los propios Estados Unidos.
También se manifestaron los
apoyadores de la guerra. Miles marcharon en Washington jurando respaldo
incondicional a Sharon y su campaña genocida, recaudando millones de
dólares para financiar la maquinaria de guerra israelí.
El 11
de mayo, una de las mayores manifestaciones pacifistas se realizó en Tel
Aviv. Más de 100 mil personas se concentraron en favor de la paz y en
contra de la ocupación de los territorios palestinos, en momentos en que
el gobierno israelí mantiene un plan para atacar la franja de Gaza y
Cisjordania.
Los trabajadores también expresamos nuestro rechazo a
la masacre norteamericana e israelí contra el pueblo palestino indignados
ante la atrocidad fascista de Sharon y Bush.
Holocausto le llamó
José Saramago al ataque israelí contra los palestinos. James
Petras comparó la resistencia de Jenin y otras ciudades de refugiados con
el levantamiento del guetto de Varsovia contra los nazis. Sí,
recordó que esto es similar, nada menos que al levantamiento de los
judíos de Varsovia contra los nazis. Pero, ahora, son los judíos
israelíes quienes destruyeron a Jenin, precisamente el mismo día
que los hebreos conmemoran el levantamiento de Varsovia.
Varsovia y Jenin, judíos como víctimas, judíos como
opresores, ha escrito Petras. En ambos casos, los países occidentales no
hicieron sino contemplar la matanza. Hoy, los países árabes son
unos inconsecuentes y los gobiernos europeos una vergüenza para el mundo,
lo mismo que otros supuestos defensores de los derechos humanos. Ni una sola
palabra han dicho Fox y demás lamebotas del imperialismo. Se miran
los crímenes contra la humanidad en medio del silencio cómplice.
Con el amargor en la garganta, los trabajadores mexicanos levantamos nuestra
voz y llamamos al mundo obrero a no callar ante tanta atrocidad redoblando
esfuerzos para combatir al imperialismo donde quiera que esté hasta
lograr la libertad en todos los rincones del planeta.
Los judíos no
son el único pueblo que ha sufrido un holocausto. Jenin es nuestro
holocausto.
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