Volumen 11, Número 205, diciembre 13 de 2011 |
DECLARACION DEL FTE DE MEXICO
Paisaje zapatista, de Diego Rivera
La lucha por la tierra es parte del sentimiento de los mexicanos y
así ha sido por siglos. El zapatismo representa la expresión
concentrada de la Revolución Mexicana y Zapata fue el depositario de esos
anhelos, defendidos por los zapatistas con las armas en la mano, con radicalidad
y sin componendas políticas.
Las acciones militares de Pancho
Villa literalmente destruyeron al ejército de la dictadura porfirista,
sostén del Estado en la época. El pueblo en armas de Zapata,
enarbolando el Plan de Ayala, le dio independencia política a la
Revolución.
La ocupación de la ciudad de México por
los ejércitos campesinos de Villa y Zapata, el 6 de diciembre de 1914,
fue el punto culminante del movimiento revolucionario. A ese momento, villistas
y zapatistas tenían el control del territorio, la bandera expresada en su
programa y el consenso del pueblo pobre. La burguesía terrateniente
estaba destruida en el campo, no así en la ciudad. Hizo falta la
acción organizada y conciente de la clase obrera, cuyas expresiones de la
época optaron por la conciliación con Carranza y Obregón,
aceptando combatir armados contra Villa y Zapata, para luego ser traicionados
por los “constitucionalistas”.
“¡Tierra! grita la
Revolución”, había escrito Ricardo Flores Magón,
explicando la importancia de la lucha por la tierra y sus recursos, y llamando a
la lucha armada al grito de ¡Tierra y Libertad! Villa y Zapata enarbolaron
las banderas más importantes del pueblo, en la más grande
irrupción de las masas mexicanas después de la guerra insurgente
de Independencia.
El ala burguesa de la Revolución se
apoderó del gobierno, reconstituyendo al Estado y a su ejército.
No obstante, algunas demandas populares quedaron en la Constitución de
1917, especialmente, en los artículos 27 y 123, referidos a la propiedad
de las tierras y las aguas que corresponde originalmente a la nación,
cuyo dominio sobre los minerales del subsuelo (petróleo, carbón,
metales, etc.) es inalienable e imprescriptible; y, la jornada de 8 horas
diurnas de trabajo, el derecho de asociación sindical y de
huelga.
Con el asesinato, primero de Zapata y, después, de Villa,
carrancistas y obregonistas interrumpieron violentamente a la Revolución.
El movimiento revolucionario perdió su centro político y, salvo
efímeros momentos durante el cardenismo, terminó por imponerse la
contra-revolución burguesa.
Hoy en día, la nación
hemos perdido territorio, recursos naturales, patrimonio nacional,
soberanía e independencia. Con las privatizaciones, las tierras ejidales
y comunales están en vías de desaparecer, las fuentes renovables y
no renovables están sujetas a procesos de privatización furtiva,
lo mismo las aguas, minerales (metálicos y no metálicos), la
biodiversidad, la salud, la educación y la cultura.
La ofensiva
del neoliberalismo está cambiando a México sobre la base de
imponer las características salvajes del capitalismo, con toda la
voracidad, violencia y corrupción posibles para la acumulación de
capital. Esto ha llevado a acrecentar los niveles de pobreza en el país,
con mayor desempleo y subempleo, descalificación del trabajo y deterioro
en las condiciones de vida de la mayoría de los mexicanos.
La
sumisión de los trabajadores a su contrario histórico se ha
institucionalizado, mediante el afianzamiento del corporativismo sindical que, a
través de mecanismos políticos y económicos, mantiene
sometido al movimiento obrero, carente de dinámica social y siendo omiso
de sus deberes de clase.
En tales condiciones, el FTE de México
valora a la Revolución Mexicana y los aportes de Flores Magón,
Villa y Zapata en su momento histórico. Al tiempo que apreciamos tan
importantes hechos, ponemos de relieve su pertinencia programática en el
momento presente.
Consideramos que el Plan de Ayala sigue vigente pues,
nuevamente, la nación ha perdido el derecho a su propia tierra y sus
recursos naturales y es pertinente volver a recuperarlos. El desarrollo
capitalista, en la codicia de obtener cada vez mayor tasa y masa de ganancia, no
solo se apropia de los recursos naturales sino que hace mal uso de los mismos,
mercantilizándolos y derrochándolos, dejando tras de sí un
desastre.
Miles de millones de seres humanos en el mundo vivimos en la
pobreza, en algunas partes con hambre y sed. La superficie terrestre del planeta
tiende a ser cubierta artificialmente siendo cada vez más contaminada. No
es el clima sino la crisis del capitalismo la que está produciendo
afectaciones dañinas en la economía, salud, naturaleza y
vida.
En México, la apropiación privada de la tierra, la
energía, el viento y el agua pone a la nación en estado de alerta,
especialmente, a la clase obrera y demás sectores explotados. Hoy, como
ayer, necesitamos de la unidad, expresada en una organización
estructurada a nivel nacional, un programa propio y una dirección
política basada en el saber, que le imprima dinámica social a las
aspiraciones contemporáneas de los mexicanos, en el presente contexto
internacional.
El FTE de México propone como banderas de lucha: la
defensa de los recursos naturales y la reorganización democrática
del movimiento obrero, sobre la base de la praxis basada en la independencia de
clase, la misma que fue perdida hace cien años.
La lucha que
proponemos es de fase activa y constructiva, fieles al Jefe Zapata, a Villa y al
más del millón de hombres y mujeres que cayeron en la
Revolución Mexicana. ¡Vivan Flores Magón, Villa y Zapata!
¡La Revolución no ha terminado!
¡Viva Tierra,
Mar y Libertad!
Frente de
Trabajadores de la
Energía, de
México
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