Volumen 11, Número 182, marzo 18 de 2011 |
Hace 73 años, la lucha del pueblo y trabajadores
mexicanos hizo posible el rescate para la nación mexicana de su industria
petrolera. Hoy, la situación es a la inversa. Promovida por los sucesivos
gobiernos en turno, está en marcha la expropiación petrolera
extranjera.
A partir de 1994, la Constitución política del
país fue modificada regresivamente por el Tratado de Libre Comercio (TLC)
con Norteamérica. El proceso de trabajo petrolero, así como el
eléctrico, fueron artificialmente fragmentados para permitir la
participación privada en las actividades constitucionalmente
estratégicas.
En materia de hidrocarburos se redefinió a la
industria petrolera, sustrayéndole las actividades relacionadas con la
producción de petroquímicos, así como, la
distribución, transporte y almacenamiento de gas natural y gas LP. En el
caso eléctrico se abrió la participación privada en la
generación de energía eléctrica.
La contra-reforma
energética de 2008, aprobada por todos los partidos políticos,
ratificó lo anterior y extendió la privatización furtiva a
todas las fuentes renovables y no renovables de energía. En el caso de
los hidrocarburos, las reformas a la Ley Reglamentaria del artículo 27
constitucional en el Ramo del Petróleo y a la nueva Ley de Pemex,
autorizaron el otorgamiento de todo tipo de contratos a los particulares,
especialmente, en exploración y producción de
hidrocarburos.
Con esa base anticonstitucional, la administración
en turno de Pemex procedió a establecer un nuevo régimen para el
otorgamiento de contratos. Hace apenas unos días, se abrió la
licitación para la exploración y producción de
hidrocarburos en tres campos maduros del sureste mexicano, con la
pretensión de continuar con el paleocanal de Chicontepec y las aguas
profundas del Golfo de México.
También se prepara la
intervención privada en la distribución, transporte y
almacenamiento de productos petrolíferos, petroquímicos y
agrocombustibles. El mecanismo a seguir será el otorgamiento de permisos
privados a cargo de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), misma
que se encarga también de otorgar los permisos privados de
generación eléctrica, a partir de cualquier fuente
primaria.
Más de la mitad de la generación eléctrica
total a nivel nacional ya está en manos de las corporaciones
transnacionales, filiales y prestanombres. La nación mexicana viviente
enfrenta un severo proceso de desnacionalización. Todos los permisos
eléctricos privados y los contratos petroleros para la exploración
y producción de hidrocarburos son anticonstitucionales.
Los
recursos naturales energéticos: petróleo, gas, agua, viento,
geotermia, océanos, agrocombustibles y radiación solar, se
están entregando por el gobierno federal a las corporaciones
imperialistas.
Entre tanto, prosigue la política petrolera
oficial, basada en la cuantiosa extracción de petróleo crudo para
la exportación, al tiempo que, siguen creciendo las importaciones de
gasolinas y otros derivados.
Lo anterior ocurre en un contexto
geopolítico petrolizado inconveniente para las naciones y los pueblos.
Para continuar el análisis, el FTE de México ha organizado el XVI
Foro de Energía, a realizarse en la ciudad de México el 18 de
marzo de 2011, en el marco del 73 aniversario de la Expropiación
Petrolera. Invitamos al pueblo de México a participar activamente.
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