Interconexión Eléctrica con Guatemala
México y Guatemala firman un
acuerdo para cumplir la directiva estadounidense para la privatización de
la energía eléctrica, que representa una salida para los
inversionistas privados, principalmente en el área de generación,
al tiempo que consolidan un escenario propicio para ampliar la
participación privada en otras áreas del sector
eléctrico.
Efectivamente, en el marco del Plan Puebla Panamá (PPP),
México queda destinado a convertirse en un país maquilador
de electricidad para el consumo externo. La "Iniciativa Mesoamericana De
Interconexión Eléctrica" contenida el documento “Plan
Puebla-Panamá, Iniciativas Mesoamericanas Y Proyectos.”(1)
establece textualmente como primer objetivo:
"La interconexión
mesoamericana tiene por objeto atraer la participación del sector privado
para el desarrollo del mercado eléctrico de la Región. El proyecto
se apoya en el desarrollo del SIEPAC [Sistema Integral Eléctrico para
América Central], y en la conexión de este sistema con Belice y
con México. La integridad del proyecto se basa principalmente en la
creación y puesta en marcha del mercado eléctrico regional en
Centroamérica [MER], en la construcción de una línea
de transmisión eléctrica que une Panamá con Guatemala, una
línea que une Guatemala con México, y una que une Belice con
Guatemala."
Disfrazado como un proyecto de integración regional de
“corte social”, auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) (para “mejorar la confiabilidad, calidad, y competitividad del
suministro eléctrico y reducir las tarifas de energía en beneficio
de todos los habitantes de la región"), el proyecto esta orientado
mas bien a la creación de un Mercado Eléctrico Regional (MER) para
la venta de energía eléctrica.
Dicho plan no
tiene nada que ver con el apoyo técnico y la solidaridad que en el pasado
la Comisión Federal de Electricidad ha Brindado en la Zona
centroamericana. Tan no es así, que el plan requiere además un
marco legal "uniforme", es decir, la desregulación del sector en todos lo
países, porque se trata en realidad de asegurar el rendimiento a la
inversión privada.
El proceso de "integración
energética" de Centroamérica se ha desarrollado fundamentalmente
como resultado de los contratos de compra-venta de electricidad, incluso
internacionales (Guatemala y El Salvador).(2) Como en el caso de México ,
la mayoría de los productores privados de la zona han suscrito jugosos
contratos garantizados (Power Purchase Agreement, PPA), en los cuales los
generadores privados establecen contratos de venta no solo con las empresas
públicas, sino también directamente con empresas distribuidoras
privadas y grandes consumidores, esquema similar al que la Comisión
Reguladora de Energía (CRE) pretende implantar en México.
Estos
contratos representan un “mercado” del orden de 1,458.4 MW (783 MW
en Guatemala; 295.5 MW en Honduras; 249.9 MW en Nicaragua, y 130 MW en El
Salvador), y tienen vigencia promedio de 15 años (aunque existen hasta 20
años). Todos los contratos con plantas termoeléctricas (Gas
Natural) implican la obligación del estado de pagar íntegramente
el importe de la potencia contratada, se use o nó.
Un estudio
elaborado recientemente por la CEPAL(3) demuestra que el mercado
eléctrico centroamericano de energía enfrenta serias dificultades,
luego del proceso de apertura. Una forma de “prevenir” una posible
crisis energética (derivada del aumento de precios en una región
altamente deprimida económicamente) consiste en “aprovechar”
los excedentes de las plantas privadas del sureste de México, que como en
el caso de Mérida III, también disfrutan de contratos
garantizados. Indudablemente, las grandes transnacionales que dominan la
industria en la zona serán las principales beneficiarias del
proceso. El MER es un proyecto que se construye desde 1997 en El Salvador, y
que comenzó un año mas tarde en Guatemala y Panamá, cuando
se implantaron dos tipos de mercado para la compra-venta de electricidad: uno de
contratos fijos de largo plazo (venta en bloque) y otro de compraventa a corto
plazo, mediante subastas (spot). Guatemala implantó adicionalmente un
mercado “instantáneo”, destinado a mantener la calidad de la
energía (de emergencia).
El esquema para la interconexión eléctrica
centroamericana esta planteado en tres etapas:
- Concluir la interconexión de los seis países de América Central (SIEPAC);
- Construir la interconexión Guatemala-México;
- Construir la interconexión Belice-Guatemala.
El proyecto SIEPAC (también apoyado por el BID) consiste
básicamente en la construcción de una línea que
unirá Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y
Panamá. El proyecto inició hace ya varios años sin
resultados concretos a la fecha.
El escenario se completa con las
interconexiones México-Guatemala y Belice-Guatemala, lo cual implica
finalmente un ambicioso proyecto para unir varios sistemas eléctricos,
para el aprovechamiento privado del mercado eléctrico resultante.
Para el efecto, se han implementado ya la Comisión Reguladora Regional de
Interconexión Eléctrica (CRRIE) y el Ente Operador Regional (EOR),
responsables de normar y administrar el mercado y de operar el sistema
eléctrico, respectivamente.
México está ya
interconectado al sistema eléctrico de Belice, país al que se
suministra más del 40% de energía eléctrica que consume
(Boletín CFE, 4 dic 2001). Resta por construir la interconexión
entre Guatemala - Belice, que depende de la construcción una línea
de 230 Kv, y 195 Km de extensión (80 en territorio guatemalteco y 115 en
el beliceño), para unir las subestaciones Santa Elena en el Petén
y Belice City en Belice.
La construcción de la línea MX-GU
anunciada por la Comisión Federal de Electricidad de México (CFE)
desde 1997 consiste en la ampliación de dos subestaciones (Tapachula en
México y Los Brillantes en Guatemala) y la construcción de 88 Km
de línea de transmisión de 400 Kv, lo cuál no representa
mayor dificultad, dada la cercanía de las redes de ambos países.
Comparativamente, solo en el 2001, la CFE informó haber construido 1,810
Km de líneas de transmisión, que incrementaron en 5,850 MVA la
capacidad de la red eléctrica.
El proyecto ha sido justificado por la
dirección de CFE en el contexto de una estrategia para asegurar su
participación en los mercados eléctricos centroamericanos
(principalmente de Guatemala y Costa Rica, según el mismo
Boletín). Para ello, en una segunda fase se reforzaría la red de
transmisión existente en México para mejorar la capacidad de
intercambio y posibilitar la participación mexicana en el MER, una vez
que concluya el proyecto SIEPAC.(4)
Tal estrategia es cuestionable, dado que
para completar el proyecto, se requiere terminar la SIEPAC, una línea
troncal de transmisión entre Guatemala y Panamá que, dadas
sus características (1802 Km y 230 Kv), representa una inversión
importante a cuenta de los sectores públicos de los seis países de
la región. El financiamiento otorgado por el BID para el SIEPAC, se
utilizó ya básicamente en el diseño de las reglas del
MER y la construcción de una parte de la línea de
transmisión (con una inversión a la fecha de $170 millones USD de
Capital Ordinario vía el BID y 60 millones Euros, unos $70 millones USD,
provenientes del Fondo Español “V Centenario" aplicados a la
construcción de la Línea SIEPAC, más una "donación"
del BID por $5 millones USD y $9.9 millones USD en un préstamo de BID
para la elaboración de las reglas del MER). Cabe mencionar que la Empresa
Propietaria de la Red, una compañía de capital mixto, con
mayoría de participación del sector público, ha invertido
ya alrededor de 90 millones USD, con lo que el costo de la obra asciende a 330
millones USD, desde marzo de 1997.
Lo que no se divulga, es que el beneficio
de estas inversiones públicas será exclusivamente para las plantas
privadas instaladas principalmente en el sureste mexicano, como Mérida
III y otras aún por licitar, como Valladolid III, aunque con la reforma
foxista y los manejos de la CRE en México, no puede descartarse que
todos los Productores Externos de Energía, aún las grandes
plantas del Norte de México, terminen participando en el mercado
eléctrico centroamericano.
En cuanto a los aspectos sociales, cabe
destacar que de los más de 30 millones de personas que viven en el Istmo
centroamericano, cerca del 50% carecen de electricidad y que el consumo promedio
anual per cápita es 1.5 veces menor al resto de la población de
América Latina.(5, 6 y 7), con marcadas diferencias entre un país
y otro de la misma región.
De esta forma, la situación real del
"mercado centroamericano" puede resumirse en las grandes diferencias que lo
caracterizan, entre las que sobresalen:
- La desintegración, de la empresa pública (por la venta total o
parcial, de activos públicos);
- La fuerte influencia de empresas transnacionales que ejercen
monopolios;
- La inexistencia de un despacho de energía técnicamente
confiable;
- La desintegración de las actividades de distribución y
comercialización;
Esto además de los mismo problemas
que la CFE enfrenta ya en México: la reducción en las ventas de
energía por el desplazamiento de los grandes consumidores al campo de los
generadores privados (con permisos tipo Autoabasto o Cogeneración, solos
o asociados con proveedores privados) y la absorción de los subsidios
otorgados a los usuarios de bajos ingresos, además de la competencia
desleal de las grandes transnacionales y sus contratos de largo plazo.
El
mercado centroamericano está además altamente monopolizado, en El
Salvador por ejemplo, tres empresas generan el 92% de la
producción nacional que se complementa con importaciones desde Guatemala
(6%) y con la producción de minicentrales hidroeléctricas
(cautivas de los mercados de las distribuidoras, otro 1%). A pesar de que la
Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL),
empresa estatal, participó con el 68% de la producción, dado que
en este país predomina ya el Mercado de Contratos (que cubrió el
69% de las ventas en 1999), se registró un aumento en el precio de la
energía que llego hasta $173.7 USD/MWh en marzo del 2000, coincidente con
la entrada al mercado de la transnacional Duke. Las ventas de energía en
el mercado llegaron al 89.6% en octubre del 2000. El precio de la energía
es el más alto en la historia del país, y el mercado
eléctrico salvadoreño es un mercado de ¡Dos productores de
energía! ¿Duopolio?
En Guatemala, el Instituto Nacional de
Electrificación (INDE) y un grupo de catorce productores privados que
tienen contratos de compra garantizados (PPA) con las empresas estatales
representan el 86% de la oferta. La estatal INDE participa con el 51% de la
producción. Durante 1999 el Mercado de Contratos representó el 85%
de las transacciones de energía, (con variaciones entre el 73%, durante
los meses lluviosos, y el 95%, para los meses de estiaje). Guatemala
también registró un incremento promedio del 32% en los precios del
spot durante el 2000, derivado "posiblemente" de las ventas de
energía a El Salvador.
En Panamá, cuatro agentes productores
representaron el 88% de la oferta. La mayor participación
correspondió Fortuna (hidroeléctrica), con el 40% de la
producción, en un mercado dominado por los contratos que durante 1999
representó el 93% de las transacciones de energía, mientras el
mercado spot representa una pequeña fracción (4.1% al 9.9%)
en el mismo período. Aunque la variación estacional es menor,
también se registró un aumento promedio de precios del 18.8% entre
los años 1999 y 2000.
Finalmente, vale la pena hacer algunas consideraciones sobre el sistema
eléctrico de Guatemala, que está compuesto por varias empresas
productoras:
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San José (Tampa-Coastal);
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Solamente en Guatemala existe cogeneración industrial,
proveniente de los ingenios azucareros. Los recursos naturales disponibles, son
básicamente hidráulicos y geotérmicos. El mercado
centroamericano es pues apetecible para las grandes plantas de ciclo
combinado.
En cuanto al mercado eléctrico, en Guatemala el organismo
encargado de la administración, es la Administración del Mercado
Mayorista (AMM), regulada por la Comisión Nacional de Energía
Eléctrica (CNEE). Todavía no cuenta con un centro de control para
dirigir directamente el despacho, por lo cual da las normativas y supervisa el
despacho que se lleva a cabo en el centro de control de la empresa de
transmisión, la Empresa de transporte y Control de Energía
Eléctrica (ETCEE), cuya red presenta problemas de capacidad de
transferencia, a pesar de que se han convertido algunas líneas de 69 kV a
138 kV, para incrementar la capacidad y reducir las pérdidas en el
sistema. La Interconexión El Salvador - Guatemala está utilizando
voltajes de 230 kV, lo que posibilita flujos hasta de 130 MW, aunque por
criterios técnicos se restringió la capacidad máxima de
transferencia en cada uno de los tres enlaces existentes a 50 MW. La
distribución la llevan a cabo tres empresas: EEGSA (Iberdrola), DEOCSA
(U. Fenosa), DEORSA (U. Fenosa) y 12 empresas municipales más, así
como una pequeña distribuidora privada. Las funciones de
comercialización la realizan cuatro empresas: Comercializadora
Eléctrica de Guatemala S. A. (COMEEGSA), Comercializadora de Electricidad
Centroamericana S. A. (CECSA), Empresa Eléctrica de Nororiente S. A.
(ELECNO) y Mayoristas de Electricidad (MEL), con otras más
pequeñas (JACSA, Poliwatt Limitada, Conexión Energética
Centroamericana, S. A. y Comercializadora de Electricidad Internacional, S.
A.).
Los grandes consumidores en Guatemala son pocos:
- Productos de la Tierra S. A. (PROTISA);
- Compañía Agrícola Diversificada (COAGRO);
- Cementos Progreso S.A.,
- Consultora Int. Atlanta y
- Otros 12 grandes usuarios más.
Un aspecto final, aún más
importante, es que aunque México cuenta con el petróleo, carece
Gas Natural, combustible en el que ha basado su propio desarrollo
eléctrico. Sin una política energética nacional con
visión de largo plazo, esta estrategia de exportaciones de energía
lo estará condenado a convertirse en simple "maquilador" de electricidad
para Estados Unidos y Centroamérica.
CONCLUSIONES
Como
puede verse, Guatemala no solo no requiere la energía eléctrica de
México ya que incluso exporta parte de ella a El Salvador, sin embargo
representa una oportunidad atractiva para impulsar el negocio de las
transnacionales, formando un mercado único centroamericano, enmarcado
justamente en el PPP. Plantas como Mérida III representan una enorme
inversión que generará mayores dividendos si se aumenta su mercado
cautivo. Hoy más que nunca, urge la integración social de los
pueblos de América.
_______________________
NOTAS:
(1) Plan Puebla-Panamá, Iniciativas Mesoamericanas y
Proyectos. Disponible en
http://cepal.un.org.mx/PDFs/mayo2001/iniciativas-PPP.pdf
(2) El mercado eléctrico regional: Contratos PPA en
El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Disponible en
http://cepal.un.org.mx/resumenes/septiembre2001/l493.html
(3) Evolución reciente y desafíos de los
mercados mayoristas de electricidad en el Salvador, Guatemala, y
Panamá. Disponible en
http://cepal.un.org.mx/resumenes/agosto2001/l483.html
(4) Retos y posibles soluciones para el sector
energético mexicano.
http://cepal.un.org.mx/PDFs/diciembre2001/l505.pdf
(5) Centroamérica: Desarrollo, política
macroeconómica y sustentabilidad
social. Disponible en
http://www.cepal.un.org.mx/resumenes/septiembre2001/l490.html
(6) Centroamérica: Reforma económica y
gestión pública.Disponible en
http://cepal.un.org.mx/PDFs/julio2001/L469.pdf(7)
Estudios económicos de 2000: Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala,
Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá,
República Dominicana. Disponible en
http://cepal.un.org.mx/resumenes/mayo2001/tabla.html
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